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Capítulo 4: El comienzo de una pesadilla

JungKook se encontraba en la habitación que compartía con su pareja, pero estaba solo, pues el de cabello ondulado al parecer decidió salir a beber un rato.

Sentado frente a su escritorio repasaba la situación en la que se vería envuelto mañana, donde no pasaría por un café como normalmente lo había estado haciendo este tiempo atrás. En su lugar iría a terminar un trabajo más del montón que le asignaban.

La puerta de la habitación fue abierta y entre pasos torpes y desbalances vio como Kim se adentraba a la habitación, pero, no sólo eso. Puesto que este último traía una imagen de haber tenido un gran revolcón ese día.

— ¿Dónde estabas? — se giró en su silla, haciendo que el contrario se asustará y soltara una risa nerviosa.

— Fui por unos tragos — respondió arrastrando cada sílaba que salía de sus labios.

— Y al parecer también por una buena cogida — soltó con sorna en su voz. Le molestaba, claro que le molestaba, por mucho que su relación fuera casual por lo menos exigía que el chico frente a él lo respetara y no entrara con un semblante tan deplorable. Porque, Jeon quería que lo que es suyo, fuera solo suyo — Detesto cuando vas en busca de alguien más para que te dé sexo, cuando me tienes a mí. ¿Es que acaso no soy suficiente para ti? 

— Uff, no sabes cuán suficiente eres, conejito, por dios si eres un dios en la cama, y me haces sentir como si fuera un precoz cada vez que me coges — se acerco y trato de acariciar el rostro del castaño, quien retiró su rostro y se hizo a un lado.

— Bañate, apestas a sexo — no lo miro, simplemente salió de la habitación dando un portazo.

Necesitaba beber algo, su humor había recaído luego de ver a quien dice ser su "pareja".

En la entrada, justo en la sala, estaban Hoseok y Yoongi, ambos muy juntos viendo una película. No muchos de sus amigos tenían la suerte de ver escenas tan melosa de ambos.

— ¿A dónde vas tan noche? No tienes que ir a seguir a el chico hoy — Y lo que buscaba evitar no lo pudo lograr, Yoongi lo descubrió cuando quedó pensando en diferentes cosas ante la imagen de los dos frente a él.

— Necesito tomar aire y también una bebida — le respondió y no espero a que le dijera algo más, solo agarró las llaves de su motocicleta junto con su casco y salió.

Las palabras sobraron para la pareja, quien solo observaron que justo luego de que el castaño saliera, el de cabello ondulado iba hablando entre dientes hacia la cocina. Ambos supieron entonces que había sido un ande las tantas discusiones de ese par y justamente ya sabían la razón.

Jeon amaba sentir el aire gélido de la noche golpear con fuerza su cuerpo cuando corría su moto a gran velocidad, eso realmente lo calmaba y lograba apaciguar su enojo. 

El no ama a TaeHyung, claro que no, él nunca ha sentido ese "amor" del que todos hablan, porque, a él nunca le enseñaron realmente qué es ese sentimiento, en su vida solo ha existido un sentimiento y ese es el desprecio y el rencor.

Estacionó su moto en una de las esquinas cerca de un bar que ya había visitado, una de las ventajas de vivir en Busan era que todos lo conocían y nunca sospecharon de quien es realmente.

Fue entonces que escucho como alguien gritaba, no le concierne, joder, claro que no le debería importar, pero aquel grito ocasionó que su mente reaccionara, puesto que reconoció muy bien la voz. Dejó su casco y corrió hasta el callejón que estaba cerca de allí y vio justo lo que le alimentaba para poder cumplir con su deber. 

Empujó al contrario con su sangre hirviendo y le propinó un golpe junto con un insulto. No sabía lo que hacía, su impulso estaba actuando solo. Se detuvo luego de haber acabado con lo que estaba haciendo, y si no logró matar a quien estaba detrás de ese pasamontañas, es porque tenía algo mejor para hacerle luego, porque el sí reconoció de quien se trataba.

— ¿Estás bien, JiMin? — Su voz salió por sí sola, y aunque en esta no se mostraba lo cabreado o preocupado que se encuentra, justo se dio cuenta que por primera vez se preocupa por alguien más que no es él — Vamos, te acompañaré a tu casa.

Y luego de dejarlo en su edificio, se olvidó completamente del porque había salido desde un principio.



Al día siguiente ya había comenzado, JiMin se preparó como todos los días, pero no pudo tomar su desayuno ya que no tenía nada en su alacena. Su cuerpo estaba sufriendo las consecuencias de lo ocurrido la noche anterior, en su espalda tenía uno que otro cardenal y su cabeza había estado doliendo hasta muy llegada la madrugada. 

Salió de su edificio y recorrió el mismo camino de siempre. Ahora se pregunta... ¿quién habrá sido? Por mucho que su cabeza dé vueltas, no puede reconocer la voz de aquel hombre.

Llegó a su trabajo y comenzó a ordenar todo, esperando la llegada de su compañera, quien llegó unos minutos más tardes.

— Lo siento, lo siento, tuve que ir a ver unas cosas del jardín de BeomGyu — JiMin suspiro y se encaminó a su lugar. 

Los clientes comenzaban a llegar, por lo visto este día estaban llegando más que de costumbre. JiMin y Taeyeon estaban muy acelerados ya que muchos de los clientes generaban por la tardanza.

La campanilla se escuchó y justo entró alguien que no pensaba volver a ver, no después de haberlo rechazado otra vez, pero, lo que más llamó su atención fueron los cardenales y heridas que portaba el rostro de DakHo.

— JiMin, yo... — El de ojos avellana no lo dejo continuar.

— Fuiste tú — las lágrimas se estaban acumulando en sus ojos, no pensó que quien tenía enfrente trató de abusar de él.

— Puedo explicarlo, siempre he tenido todo lo que quería y, creí que...

— ¿Que yo también tenía que serlo? — una lágrima corrió por su mejilla — no soy un objeto, mucho menos quiero ser un trofeo para un niño mimado de papito, así que aléjate de mí y no me dirijas la palabra, ni siquiera te acerques.

DakHo asintió y se alejó, tomó asiento en uno de las mesas con butacas, dejando al castaño con las lágrimas en los ojos.

Retiro estas y siguió con su trabajo, hasta que nuevamente la campanilla sonó y con ella varios gritos alarmados. JiMin se dio la vuelta y se encontró con dos hombres parados en la entrada, uno con una máscara de tigre manchada de sangre y el otro portaba la máscara más horrible que había visto, era un conejo con una de sus orejas cortadas y varias manchas de sangre salpicada.

Su respiración se aceleró y trató de encontrar a la rubia, quien estaba más cerca de ambos, con su expresión de horror y varias lágrimas en sus ojos.

Salió despacio de su lugar de trabajo y se acercó a ella, poniéndola detrás de él, justo el de la máscara de conejo lo miró e hizo contacto visual con él y pudo jurar que esos ojos fríos y profundos ya los había visto antes. Killer JK se encontraba en su lugar de trabajo, y el miedo que sintió su cuerpo lo estaba haciendo entrar en pánico.

Varias personas disimuladamente trataron de contactarse con las autoridades, pero antes de que pudieran hacerlo, el de la máscara de Tigre les disparaba directo al corazón o les cortaba la yugular.

— Nadie se mueva y podrán salir de aquí — la voz del chico de la máscara de tigre era oscura y profunda, pero quien no había formulado palabra era el contrario, quien caminaba por entre las mesas hasta que encontró a su objetivo.

DakHo se encontró nuevamente con esos ojos que había visto la noche anterior, y sintió como si tuviera la mismísima parca frente a él.

— Últimas palabras, cabrón — el chico levantó su cuchillo y lo sostuvo con su mano izquierda mientras con la derecha sacaba una katana. 

— Jeon Jung... — Y antes de que pudiera terminar de hablar el hombre le cortó la garganta con la fina hoja de su arma, con el cuchillo trazó sus iniciales en el torso luego de haberle cortado la camisa. Se dio la vuelta y vio como ahora las personas comenzaban a gritar más fuerte.

Nunca cruzo por la mente del asesino que su compañero comenzaría una masacre que no estaba planeada.

Se alarmó, pues, esto solo tendría un final y era él estando detrás de una reja. Justo vio como su compañero se acercaba a aquel castaño que cubría con su cuerpo a la rubia, rápidamente se acercó y con un movimiento corto el brazo de la chica y del chico, evitando que el hacha del contrario se clavara en el cuerpo de ambos.

JiMin sujeto de la mano a Taeyeon y corrieron hacia la cocina, muchas veces el castaño había visto como su jefe se escondía con sus amantes en una de las puertas que estaban ahí, así que la abrió  y empujó a la rubia.

— Quédate aquí y no hagas ningún ruido — le susurro, sosteniendo su mano contra su brazo al igual que la chica. 

— JiMin, ¿y tú? — Detuvo que cerrara la puerta.

— Tengo que distraerlos, tú tienes que estar bien por Beom, así que por favor, hazme caso.

Cerró la puerta y caminó hacia el baño de los clientes, donde se encerró en uno de los cubículos. Pasaron unos minutos antes de que escuchara dos voces, una lograba reconocerla como el chico de la máscara de tigre, mientras que la otra solo lo dejó helado en su lugar.

— Eres un maldito enfermó, este no era el plan, por tu culpa la policía viene en camino — Se escuchó el estruendo de la máscara tocar el piso seguido de un golpe en seco — Por muy sádico que seas tienes que apegarte a las reglas de nuestro jefe y de mí, joder yo soy quien lidera nuestras misiones.

— Solo hice lo que me pidieron, matar a todos los de la cafetería para que no hubiera ningún testigo, el que está mal eres tú. — Se había quedado sin palabras por lo que escuchaba.

Se tapó la boca para no soltar ningún sonido que lo delatara, pero justo uno de sus pies se deslizó por la taza, haciendo que se escuchara el golpe de su pie en el piso.

— Cállate — Aquella voz se volvió a hacer presente, JiMin se volvió a poner como estaba, pidiendo que no lo encontraran.

Las puertas de los baños comenzaron a sonar, y él sabía que su cubículo era el siguiente, pues solo habían tres cubículos y así como lo predijo así sucedió. 

La puerta se abrió y frente a él tenia los mismos ojos cafés profundos y fríos que ha visto por semanas llegar a la cafetería. Aquellos ojos que ahora lo miraban con sorpresa.

— JiMin.

— JungKook.

— Joder, JiMin, no — el castaño se acercó y sujeto el brazo del chico, justo el que estaba cortado, aquel corte que lo hizo el hombre frente a él.

El otro chico estaba igual sin su máscara y miró con miedo a Jeon quien lo observaba con enojo.

— ¿Qué hacemos? Nos vio, no podemos dejarlo vivo — ante las palabras de ese chico, JiMin se contrajo en su lugar tembló ante el temor.

— No lo podemos matar — la negación ante la proposición del contrario lo asombró, pero no esperaba lo que escucharía luego — Vendrá con nosotros.

El chico de la máscara de tigre salió primero, seguido por Jeon, quien llevaba a JiMin en su hombro, el chico trataba de gritar, pero antes de salir del baño el castaño le dijo que si gritaba le haría daño, por lo que prefirió hacerle caso.

Escuchó la puerta de un carro ser abierta y luego sintió como lo dejaban en el asiento, justo a un lado se sentó Jungkook mientras que el contrario retiraba su máscara y arrancaba la camioneta.

Lo peor que le pasó fue estar en los cubículos en el momento en que ambos asesinos también lo estaban.


Aquí esta el capítulo 4 de esta historia, espero que les guste. Nos leemos en otro capítulo la próxima semana.

I Purple U 💜

💙🖤🦋

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