CHAPTER TEN ━ the kiss of the death
( 死のキス )
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐄𝐍
El ambiente quedó en un tenso silencio, Perséfone tenía los ojos clavados en su objetivo principal mientras subía con lentitud las escaleras para llegar al descanso dónde se encontraba Cordelia, quien a pesar de estar aterrada no quitaba aquella sonrisa provocadora de su rostro.
──Perséfone querida, ¿gustas una copa de vino?── Ofreció, apartándose de su amante para acercarse a la antes nombrada, quien no tenía expresión alguna en el rostro pero se podía sentir el odio que le transmitía. ──Are, ¿sigues enojada por qué asesine a tu madre? paso hace más de mil años, ya es momento de superarlo.── Incluso así, tenía las agallas de burlarse. Claro que la provocaría porque planeaba algo, no lo haría si no tuviera el arma para asesinarla.
Raito observaba todo el escenario con varias emociones encontradas, por un momento sentía ira por el idiota de su tío pero a la vez se encontraba excitado por la pelea de su madre con su amante. La mujer extendió una mano hacia el rostro de la contraria, acariciando su mejilla con suavidad.
──Piensa en todo lo bueno que su muerte trajó, te convertirás en la reina del Inframundo, ¿no es así? Estaba en tu destino, nuestro destino. Siempre lo has deseado, eres idéntica a mí. ── Continúo hablando. Aquella frase solo desató la furia en la griega, quien empuñó con más fuerza la espada de plata pero se percató de un detalle: no sabía quién era realmente.──Quieras aceptarlo o no, ambas somos idénticas: ambiciosas, mujeres peligrosas que reclamamos lo que es nuestro: el trono. Pero, a diferencia de mi, querida, tú no estás dispuesta a correr riesgos para conseguirlo. Eso es cobardía, Perséfone.
Perséfone comenzó a reír a carcajadas, dejando confundidos a todos los presentes de la sala, más de lo que ya estaban. Realmente Cordelia pensaba que estaba ganando la batalla. Cuando acabó de reír, alzó su arma clavando la punta en el cuello de la contraria, al instante Ritcher actuó y la apuntó a ella con una espada, la espada de Cronos, pero ni siquiera se inmutó.
──Perséfone, deja de bromear ahora mismo. ── Habló Shu seriamente, no entendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo frente a sus ojos.
──Puedes que tengas razón, Cordelia, somos muy similares ambas pero... yo soy mucho más inteligente que tú.── Murmuró la azabache y pasó su mirada de la mujer al hombre que estaba dispuesto a asesinarla. ──Ritcher, baja el arma ahora y arrodíllate.── Ordenó, y el vampiro en contra de su voluntad, obedeció a la diosa, sintiendo como su cuerpo se movía automáticamente.
──¡Ritcher! ¿Qué es lo que estás haciendo?── Exclamó la rubia, aterrorizada.
La hija de Hades bajó su arma y comenzó a caminar alrededor de la contraria, mirándola con arrogancia y diversión.
──Cuando te enteraste sobre aquella profecía el día del baile de la luna roja... Sobre qué Lilith gobernaría sobre todos y el Karma la ayudaría y es por eso que decidiste matar a mi madre...── Empezó su relato. ──Te confundiste de mujer, Cordelia.── Susurró contra su oído y se separó, acercándose ahora al barandal que daba hacía la sala principal donde los hermanos Sakamaki miraban detalladamente que es lo que ocurriría. Cordelia tembló. ──¡Es hora que todos sepan la verdad! Mi nombre no es Perséfone, ese es el nombre de mi madre el cual tomé para ponerme a salvo...── Explicó, volteandose hacía la asesina de su madre. ──Yo soy Lilith, diosa del infierno y... madre de lo demonios. Soy la reina legítima al trono de su reino. La profecía aún continúa, Cordelia, yo soy quien gobernará sobre todos.
Y allí estaba el misterio sobre por qué los Sakamaki estaban obsesionados con ella, ella era su verdadera reina.
──Y pobre de ti que realmente pensabas que estabas llevando un plan infalible, estabas tan concentrada en mí que ni siquiera te diste cuenta de como el vampiro, al que llamas amante, simplemente se estaba aprovechando de ti para concretar su verdadera venganza. ── Se burló la azabache, soltando una carcajada.
Pero su distracción fue suficiente como para que el hermano del rey vampiro se librará del hechizo y atentará contra ella con el arma de Cronos. El filo de la arma rozó contra el abdomen de la griega, quien soltó una exclamación, sin embargo logró esquivar la estocada con facilidad. Ritcher iba a continuar atacando pero se estaba distrayendo de su verdadero objetivo: asesinar a sus sobrinos y adueñarse del poder de la novia de sacrificio.
El peliverde tomó al cuerpo de Yui entre sus brazos, amenazandola con el arma. Y por supuesto, el primero en actuar fue Ayato, quien se teletransportó directo a la escena cuando vio que la rubia se encontraba en peligro.
──Todos ustedes...
Todavía no podía asesinar a Cordelia, no si todavía tenía el control del cuerpo y alma de la nueva Eva.
──Debes apresurarte Ayato-kun, el alma de Yui está perdiendo la vitalidad. ── Le susurro la diosa, quien estaba dispuesta a ayudarlo hasta que unos vidrios se rompieron: demonios y sombras del Tártaro volvieron a atacar. ──Oh vamos, esto debe ser una jodida broma, ¿¡por qué mi padre no se encarga de mantener las sombras en su lugar!? No me dejan vengarme en paz.
( . . . )
──Entonces... ¿tú la besarás?.
Para la sorpresa de todos, incluida la diosa, Yui había logrado tomar el control de su cuerpo y no tuvo mejor idea que clavarse la daga de plata de Subaru para acabar con la vida de Cordelia. Como si fuera tan sencillo hacerlo.
Luego una hora que pareció durar una eternidad, Reiji había logrado conseguir un antídoto pero se necesitaba de la ayuda de Lilith para finalmente asesinar a aquella mujer. Todos se preguntaban demasiadas cosas respecto a la identidad de la griega, pero no era el mejor momento.
──¿Acaso te molesta que sea yo y no tú, Ayato?── Se burló la diosa con una sonrisa cínica. ──Aunque la bese, seguirá enamorada de ti, no te preocupes por eso.── Se colocó arriba de la humana, dejando caer sus cabellos a los costados. Tomó el líquido que había preparado Reiji y la beso, vertiendo el líquido que la rubia bebió por inercia.
Se separó y la observó dudando, ni siquiera estaba segura de lo que estaba haciendo, era un viejo hechizo que jamás en su vida había intentado pero no podía dejar vivir a Cordelia y le había tomado algo de cariño a la humana.
──Por Gaia, espero que esto funcione... Osculum mortis. ── Murmuró, cortando su dedo para dejar gotear el icor sobre los labios de la contraria. Si continuaba cortándose iba a terminar desmayandose por tanta sangre que perdió. ──Vamos Yui, no te hagas desear...
Hecho eso, se separó de Yui, acercándose a Raito mientras Ayato ocupaba el lugar donde estaba ella hace instantes.
──Has besado a bitch-chan más que él, creo que Ayato-kun te tiene envidia. ── Dijo burlón el vampiro con el bombín, rodeando la cintura de la contraria con su brazo, pegándola a él. ──Me debes muchas respuestas, princesa-chan.
──Shh, guarda silencio, quiero saber si al fin murió la zorra de tu madre. ── Calló la azabache, ladeando la cabeza hacía él. ──Sin ofender, por supuesto, cariño.
──La verdad nunca ofende, linda. ── Aclaró riendo.
──¿A-Ayato-kun?
Todos se giraron hacía la humana, mirándola fijamente. Una sensación de alivio invadió el pecho de la diosa, su venganza estaba completada.
──Hola ── Saluda él pero ella lo ignora.
──¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy viva?.
──¿Qué pasa, Caramelito? ¿Acaso querías ir a mi reino? ── Se burló la inmortal, suspirando y ganándose una mirada de furia por parte del pelirrojo──Por el Olimpo, ¡al fin!── Exclamó, levantando sus brazos en modo de victoria.
──Chicos, Perséfone-chan...── Se mira las manos mientras se sienta sobre el sillón azul. Que esto funcione, por favor. ──Tengo... sed.
───Por todos los dioses, esto se va a poner tan interesante. ── Murmuro Lilith. ───Bueno muchachos, Yui es mucho más inmortal que todos nosotros juntos incluyendo a su padre Bienvenida de nuevo, Eva.
Los Sakamaki sintieron el mismo alivio que la azabache aunque ahora estaba la duda, ¿ya había llegado el momento de elegir al Adán? ¿Los planes de su padre con la rubia simplemente eran esos?
──Are, cariño, ¿por qué mejor no te vas a duchar? No es por nada pero el olor a la sangre de esas cosas realmente es un asco. ── Rió Raito.
──¿Por qué no me ayudas, Raito?
──Con mucho gusto, bonita.
Cerré mis ojos mientras los dedos de Raito acariciaban mi cabello mojado, esparciendo toda la crema de mascarilla desde la raíz hasta las puntas. Llevábamos tres horas en el baño, y solo usamos treinta minutos para bañarme.
Finalmente luego de unos días agotadores podría tener paz, al menos por un tiempo. El alma de Cordelia ya no estaba para atormentarme aunque si permanecía en mi mente aquella profecía sobre mi reinado. Según quería suponer, Yui sería la que se casará con un Sakamaki convirtiéndose ella y él en reyes del mundo bajo, mientras que yo simplemente me casaría para hacer más fuerte la relación entre ambos reinos, entonces ¿qué demonios tenía que ver yo en aquella predicción?
──¿Qué ocurre, Lilith-chan? Aún no has respondido ninguna de mis dudas. ── Lilith. Era mi nombre pero parecía tan ajeno a mi. ──Vamos~ Cuéntame sobre tí. ── Sus labios comenzaron a pegarse a mi cuello, provocándome cosquillas.
──No comiences que ya el agua se está poniendo fría y tengo que terminar de bañarme. ── Advertí, girando a verlo. Su boca se despegó de mi cuello y besó la comisura de mis labios. ──Es una larga historia pero en teoría todos ustedes tienen mi sangre, en una minúscula cantidad, pero la tienen. Por eso tu tío me obedeció cuando se lo ordené, lo mismo puede suceder con ustedes... aunque no lo puedo hacer siempre lamentablemente. ── Expliqué. ──Mi padre decidió que tomara el nombre de mi madre para mantenerme a salvó de todos los que buscaban matarme, pero con la muerte de tu madre ya puedo volver con mi identidad.
──Entonces tu eres la reina de todos, ahora creó que deberé cambiarte el apodo. ── Canturreo, agarrando un poco de agua y mojandome la cabeza para enjuagar el producto. ──Aunque ahora entiendo todo...
Alcé una ceja, no entendía a qué se refería.
──¿Entiendes que cosa, cariño?
──El porqué estoy tan loco por ti, Lilith-chan.
¡ end of a new alliance, an old revenge !
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