Skylar

Tomé una foto de la nota y cuando ya estaba a punto de irme vi a Liam parado en la puerta de su habitación. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar y me miraba confundido.

—¿Sky? —dijo sorbiendo sus mocos —. ¿Qué haces aquí?

—Liam, yo... lo siento —exclamé para luego ir y lanzarme a sus brazos a abrazarlo fuertemente — Lamento lo que Killer te escribió, no deberías estar metido en esto.

Los brazos del rubio se aferraron a mí mientras sollozaba.

—Yo no sé qué es lo que él quiere —respondió entre sollozos y se aferraba más a mí —. Esa persona asesinó a mi hermano, Sky.

Acaricié su cabello y solo podía pensar en lo despreciable que era Killer para escribirle algo como lo que le escribió a Liam, ahora él estaba sufriendo, capaz y estaba un poco confundido, pero ahora Liam no era fuerte, se mostraba vulnerable. El rubio ya no era esa gran muralla llena de espinas y picos imposibles de cruzar, ahora era un simple adolescente triste y dañado por la muerte de su gemelo.

—Yo descubriré quién es Killer, te lo prometo... —le susurré mientras acariciaba su cabello —. Una vez que lo encuentre pagará por todo.

Liam dejó de sollozar y se sentó en su cama con su cabeza entre sus manos.

—Ya vuelvo, te iré a preparar algo para que te calmes —dije al chico, para luego ir a la cocina.

Pasé por el cuarto de Wyatt y nuevamente me tenté a entrar, así que con rapidez ingresé, no quería que Liam me escuchara. Como supuse, el lugar estaba revuelto un poco y unas cintas policiacas rodeaban el lugar, sabía que en poco serían retiradas. Los oficiales debieron buscar pistas que indiquen de que algo iba mal con Wyatt y otra persona, pero al parecer no habían encontrado nada. Caminé entre la habitación a paso sigiloso, cuando recordé el lugar donde mi novio guardaba una caja con recuerdos nuestros, la busqué. Fui bajo su escritorio y moví el montón de ropa que se acumulaba en ese lugar, tanteé el lugar para poder encontrar ese pequeño escondite secreto casi imperceptible donde mi novio guardaba la caja. Estaba segura de que la policía no sabía de esto, de hecho, yo había descubierto el escondite una vez que lo vi de imprevisto, ni Wyatt sabía que yo tenía conocimiento de su lugar secreto.

Cuando por fin encontré la pequeña hendidura que me ayudaría a abrir el escondite, la alcé haciendo que un pequeño pedazo del piso se levantara dejándome ver una caja de cartón, no la saqué, solo levanté la tapa dejando ver el contenido. Un montón de fotos de nosotros se encontraban en el lugar, cartas con el olor de mi perfume que tanto le gustaba y a mí me encantaba dárselas. Cuando seguí con mi inspección vi algo que llamó mi atención, un frasco de color naranja con transparencias con unas pastillas. El frasco había sido utilizado porque estaba hasta la mitad, se veía rastros de que habían arrancado la etiqueta, pero algunos pequeños pedazos del blanco papel se habían quedado en las esquinas.

—¿Qué es esto? —me pregunté a mí misma, tomé una de las pastillas y las metí en mi bolsillo. Dejé todo como estaba y rápidamente fui a la cocina.

Al llegar tomé el agua del termo para hacer un té, no encontraba las bolsas de té por ningún lado, así que comencé a buscar hasta que sin querer abrí el cajón donde Alice guardaba sus cosas. Miles de veces había escuchado como regañaba a sus hijos por husmear en sus cosas.

Cuando iba a cerrar el cajón algo me dejó sin aliento. Una carta con el nombre de Marcel Jonhson. Era el padre de los chicos. No me importó y tomé la carta, necesitaba saber que era lo que decía. El hombre no se había puesto en contacto con sus hijos nunca, los había abandonado a su suerte junto con la pobre Alice.

Me quedé sin aliento, el padre de los chicos estuvo rondando el lugar, sabía un poco de ellos. No sabía qué pensar al ver que mi novio nunca me contó que estaba poniéndose en contacto con su padre, y ahora veía que el hombre era tan despreciable como para amenazar a su ex mujer de que, si su propio hijo no dejaba de ponerse en contacto con él, habría consecuencias.

Dejé la carta, pero mis temblorosas manos hicieron caer una receta médica. No decía de quién era, pero lo único que podía ver era el nombre de un antipsicótico. Tomé foto de ambas cosas y las dejé como estaban para luego terminar con el té para Liam.

—Ten —le dije una vez que llegué con el rubio.

El chico tomó el té y se relajó. Cuando terminó nos fuimos de vuelta a la recepción de Wyatt con lo que Alice le había encargado a Liam.

—Gracias —habló cuando Alice nos dio unos aperitivos.

Ahora mi mano se encontraba entrelazada con la de Liam intentando darle apoyo. El rubio tomó el aperitivo y lo llevó a su boca. Una deliciosa bruschetta italiana fue lo que comimos, después de unos minutos el rostro de Liam se tornó rojo y sus ojos se pusieron vidriosos.

—Me voy —exclamó con lágrimas en sus ojos.

Decidí no seguirlo más, no sabría qué hacer sinceramente.

(...)

Una vez que la noche cayó cada quien fue a su casa, apenas llegué corrí a mi habitación para poder pasar mis notas mentales a mi libreta.

Marcel Johnson se convertía en sospechoso, uno principal.

Alice Johnson tenía secretos.

Wyatt no me comentó sobre su comunicación con su padre.

Los antipsicóticos en casa de los Johnson.

Fui a mi pequeña pizarra de investigación y dejé un papel con el nombre de Marcel Johnson, ahora una foto de Alice se encontraba en mi tablero e incluso las fotos de la carta junto a la receta médica con la pastilla pegada con cinta a su lado.

El tablero crecía cada vez más.

Tomé mi celular y le marqué a Kira, quería saber si ella vendría a la ciudad esta noche.

—¿Ki? —pregunté cuando me contestó.

—Skylar —contestó la morena.

—¿Ya estás en casa?

—Acabo de llegar, puedes venir si quieres.

Bingo.

—Claro, espérame.

Me cambié de ropa rápidamente y con la pistola cargada escondida entre mis ropas, me despedí de mis padres para ir en busca de Kira. El camino se fue rápido al yo ir lo más rápido posible. Al llegar una nota me sorprendió a la punta de la casa de Kira.

Era de Killer.

Tomé la nota rápidamente y me dispuse a guardarla para ya mismo, ahora mi prioridad era Kira, si Killer dejó esta nota fuera de su casa significa que estuvo aquí. Abrí la puerta a punta de golpes, sabía que la cerradura era un poco vieja y podría abrirse así.

Al entrar me encontré a Kira apuntándome con una pistola, al igual que yo apuntaba con la mía al objetivo.

—Skylar —dijo ella viéndome.

—Dios, Kira, me asustaste —le respondí bajando el arma —. Pensé que algo te había pasado.

La morena bajó el arma y se acercó a abrazarme.

—¿Qué hacías con un arma? —le pregunté.

—Yo creí que eras el asesino, tengo miedo de lo que pasa en este lugar, Sky —comentó la chica aún abrazada a mí —. No le digas a mis padres sobre el arma, son muy conservadores sobre esto, las armas no son del agrado de mi familia. Si se enteran será mi ruina. Ahora no están, llegarán en unas horas.

Ahora la morena lloraba aferrada a mí mientras me murmuraba un sin fin de por favor.

Estaba consciente de que Kira podría tener miedo, ella siempre fue alguien que se intimidaba fácilmente, incluso con películas y ahora solo podía pensar que yo la puse como una posible sospechosa cuando ella solo era una chica asustada.

—No se los diré, vete a lavar la cara —le ordené y la chica acató la orden.

Cuando se fue me acerqué a cerrar la puerta y sentarme en uno de sus blancos sillones. Saqué la nota de Killer de mi brasier lista para leerla rápidamente.

Ahora qué carajos era eso, sé que Kira estaba libre y tendría hasta mañana para poder resolver todo, así que decidí pasar un rato con la chica, más tarde me encargaría de resolver que es lo que decían esas pistas, pero puede que ya tuviera una ligera idea de cómo resolverla.