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Capítulo 3

Skylar

Caminé hasta el centro de rehabilitación Woxprey, necesitaba hablar con el rubio que se encontraba en este lugar.

—Vengo a visitar a Malcom Blake —anuncié a una de las enfermeras del lugar.

La chica asintió y me dio mi pase, ya sabían quién era yo, casi siempre venía a ver a mi mejor amigo.

—Ya sabes cuál es el camino —dijo, asentí y me dirigí a su "celda"

El nombre celda le quedaba bien, ya que literalmente tenía una gran puerta de rejas y el resto de la habitación era blanca.

—Skylar —exclamó el de rizos con una sonrisa al verme —, ya te extrañaba. ¿Por qué te demoraste tanto, amor?

—¿Qué hiciste ahora? —pregunté al ver la camisa de fuerza.

Pasé mi pase por el detector y esta se abrió dejándome pasar.

—Quítamelo —pidió casi tirándose sobre mí, apenas entré.

—Quítate tú —renegué empujándolo.

El chico ríe y me mira suplicante.

—Me lo pusieron porque les dije que me cortaría las venas si no me daban más cola.

Negué y me acerqué a quitársela, revelando así una camiseta blanca de tirantes. Malcom estaba en este lugar por consumo de drogas, tuvo una sobredosis por equivocación, pero para no quedar como tonto dijo que ese era un intento de suicidio. Su madre lo mandó a este lugar, su puerta es de rejas para poder observarlo mejor. Malcom también tuvo una orden de alejamiento luego de pelearse con un tipo hasta casi dejarlo en coma.

—Ahora cuéntame cómo es que ese novio tuyo está en el más allá —expresó una vez que nos sentamos en su camilla.

Lo miré confundida, no sabía cómo él conocía sobre eso.

—Las noticias vuelan, abejita —contestó al ver mi rostro —. Escuché a alguien decírselo a uno de estos inadaptados.

Asentí y me acerqué más a él.

—Estoy buscando quién lo asesinó —solté sin rodeos.

—Demonios, claro que sí, eres la maldita Skylar Jones —dijo mirándome —. Tu curiosidad te matará algún día.

—Recibí una nota del asesino —comenté y comencé a explicarle todo — Tengo anotaciones y ahora mi primera sospechosa es Kira.

—¿La morena que estaba loca por mí? —cuestionó. Asentí en respuesta —. Siempre pensé que era una loca, tenía esa obsesión enfermiza por mí que daba miedo. Pensándolo bien, ella es la que debería estar en este lugar —comentó —. Para que consigas los resultados de las huellas de Liam puedes utilizar un somnífero en la bebida de tu padre, estoy seguro de que él las tiene ya en su oficina. Puedo conseguirte una de esas en este momento, yo hago mi show mientras tú robas el sedante extra del enfermero.

Lo miré dudosa, pero acepté. Sabía que Malcom me ayudaría con esto.

—Antes de que me vaya a dormir tengo que decirte que apuesto a que la morena loca es la asesina —expresó antes de comenzar a colocarse la camisa de fuerza y hacer que se la ajuste — Ahora sí comienza el show. Buena suerte, abejita.

El rubio comenzó a gritar mientras corría hacia la puerta, golpeándose no tan fuerte como para causarse gran daño.

—¡Ayuda! —grité al ver como el chico me miró en busca de apoyo.

En cuestión de segundos un enfermero llegó con una jeringa en mano y tal como mi amigo dijo, contaba con otra extra en la parte trasera de su ropa. El hombre me indicó que saliera, pero mi amigo lo tacleó haciendo que cayera sobre él. En el ajetreo conseguí robar la jeringa sobrante y con una mirada cómplice con mi amigo, salí del lugar antes de que el enfermero sedara al rubio.

Con la jeringa escondida en mi pantalón di rumbo a la casa de Kira, la morena tenía muchas cosas que responder. Mi amiga puede ser la asesina de mi novio... Y yo estaba dispuesta a descubrir la verdad. Si ella era quien me mandó la nota lo sabría, mínimo una máquina de escribir debería de tener en casa.

—Skylar —me recibió una Kira en bata con una taza en mano —¿Qué haces aquí? —preguntó. No tenía una excusa, debería hacer que mi cerebro trabajara de manera rápida si quería conseguir sacarle información.

—Vine a desahogarme con mi amiga —contesté con un falso tono triste —, pero veo que estás ocupada. Puedo irme si quieres.

—No, no, no —dijo apresuradamente —, quédate. No esperaba tu visita, pero pasa. Siempre eres recibida en mi casa y más con lo que ocurrió, soy tu amiga, voy a estar para ti si lo necesitas.

Entré y nos sentamos en su mueble, su casa estaba completamente ordenada.

—Vamos a mi habitación —indicó mirando la puerta principal —. No sé si mi hermano vendrá con sus amigos y nos interrumpa.

Asentí y dejé que me guiara.

—Puedes hablar de lo que quieras.

—Me siento mal —dije honesta, verdaderamente me sentía mal por perder a mi novio —, lo perdí, Kira. No lo volveré a ver, él solo estaba ahí en esa silla y yo... —rompí en llanto haciendo que la morena me estrechara entre sus brazos. Aproveché la oportunidad y comencé a inspeccionar el lugar con la mirada.

Algo bajo su mesa de escritorio llamó mi atención.

Una máquina de escribir repleta de telarañas.

—Gracias —exclamé cuando nos separamos —, eres la mejor. En serio te agradezco por escucharme. Tengo que irme, la señora Alice quiere hablar conmigo. —Totalmente mentira.

La morena pareció entender y me acompañó a la salida. Me despedí y me fui, no encontré manera de preguntarle por qué mintió en una declaración policiaca, pero ahora tenía otra pista.

Kira tenía una máquina de escribir.

Fui a mi casa, ya era de tarde, de seguro mi madre estaría esperándome para comer junto a mi padre. Tendría que ir y esconder la jeringa, luego pensaría en como la utilizaría.

(...)

—¿Podrías ir a retirar unos pasteles que dejé haciendo en la pastelería, por favor? —preguntó mi madre mirándome mientras comíamos —. Son para mi equipo de producción.

—Está bien —acepté, debía despejarme un poco y luego podría ir a la casa de los Jonhson.

—El pedido ya está hecho desde hace días, solo tienes que irlos a retirar hoy, traerlos a casa para que en la noche yo los lleve a la reunión con mi equipo.

—¿Cómo vas con el caso de Wyatt, papá? —pregunté haciendo que este dejara de comer. Pasó una mano por su castaño cabello y me miró.

—Tenemos muy pocas pistas, el asesino fue muy inteligente en no dejar ningún cabo suelto —confesó —. Tardaré más de lo que me imaginaba.

—Podrías traer lo que tengas de información a la casa para que puedas resolverlo con más comodidad y a la hora que quieras —propuse —. Así no te quedarías hasta tarde en la comisaria, recuerda que hay un asesino suelto.

—Estoy de acuerdo con Sky —me apoyó mi madre. Gracias por ayudar en esto madre.

—Lo pensaré —contestó papá.

Una vez que todos terminamos de comer, cada quien tomó su rumbo. Yo me preparé para ir por los pasteles, papá para volver a la comisaria y mamá para ir a su trabajo con su equipo. La pastelería quedaba un poco lejos de casa, pero no era nada que no pudiera caminar; Tomé una chaqueta y me fui a retirar el pedido de mi madre.

—¿Está abierto? —pregunté al ver todo apagado.

Tomé el pomo de la puerta y esta se abrió rápidamente. Entré dejando la puerta ligeramente abierta para poder ver con más claridad.

—Tyron —dije al ver un cuerpo tirado en el piso.

Examiné el lugar en busca de alguien más, pero estaba desierto. Solo había algo que me asustó completamente. Una palabra en una de las paredes.

Killer.

La palabra estaba escrita con tripas y mucha sangre, rápidamente corrí al lugar que estaba cerca del lejano cuerpo de Tyron, el pastelero. Cuando llegué al lugar vi como el estómago del hombre había sido abierto, su cabeza no estaba y sus manos estaban repletas de sangre.

Me llevé mis manos a la boca tratando de retener mi grito de horror.

Con toda la valentía del mundo retuve mis ganas de llorar y entrar en pánico para comenzar a buscar pistas. Si Killer estuvo aquí de seguro, debió dejar algo. Caminé hasta la caja registradora y esta estaba abierta, sin tocar nada, vi como el dinero estaba regado por el piso y en la caja registradora solo había una nota. Killer me había dejado una nota. ¿Cómo lo sabía? Pues esta comenzaba con mi nombre. Rápidamente, tomé con cuidado la nota sin tocar nada y fui hacia el cadáver. Busqué por todos lados, pero su cabeza no estaba, ¿Dónde estaba la cabeza de Tyron?

Fui a la puerta y ahora me permití mostrarme débil, saqué mi teléfono y entre pequeños sollozos llamé a mi padre.

—¿Skylar? —preguntó mi padre desde la otra línea.

—Él está muerto, papá —dije entre sollozos —. Llegué y todo era sangre, no sé qué pasó. Tengo miedo.

—¿Estás en la pastelería? —cuestionó. Di un sonido de afirmación —. Iré enseguida, cariño. ¿Tú estás bien?

—Sí, solo estoy asustada —exclamé —. No tardes, papá.

Salí y me senté en la vereda a esperar a que la policía llegara. En mi corta vida ya había visto dos cadáveres, nunca antes había presenciado uno y ahora eran dos. Guardé mejor la nota de Killer, de quien supongo que es el nombre del asesino.

—Cubran el perímetro —ordenó mi padre, apenas llegó —. ¿Estás bien?

Asentí aún sentada en el piso. Mi padre se arrodilló frente a mí y dejó un beso en mi frente.

—¿Qué ocurrió? —preguntó —. ¿Sabes qué? Mejor esperamos a ir a la comisaria. Tendrás que volver a testificar, cariño.

—Está bien —acepté.

Killer

Sabía que Skylar aceptaría, la conocía, ella era tan curiosa que aceptaría jugar conmigo. Su curiosidad podría matarla o, mejor dicho, yo podría matarla. Caminé silenciosamente hacia el interior de la pastelería. Sabía que Skylar vendría, sé que su madre hizo un pedido para hoy, pero mandaría a su hija. Siempre lo hace. Llevaba estudiando cada uno de los movimientos y ahora era momento de atacar.

—Hola, Tyron —saludé al hombre frente al mostrador mientras lo apuntaba con un cuchillo.

—¿Quién eres? —preguntó asustado.

—Tú puedes llamarme Killer —dije quitándome la capucha de mi abrigo azul.

—Ten todo el dinero —exclamó cuando vio que me acerqué, el hombre sacó todo el dinero de la caja registradora y me lo extendió.

—Lástima que no es eso lo que quiero —expresé antes de clavar el cuchillo en su mano haciéndolo gritar.

Podía gritar todo lo que quisiera, el lugar estaba desierto, me había encargado de mandarle un correo a los demás establecimientos de que no podrían laborar por reparaciones en las calles y me había encargado de poner un cartel cuadras antes de que no podían pasar por construcciones y como en esta ciudad son tan educados obedecerían.

—Vamos a divertirnos —dije mirándolo.

El hombre corrió tratando de escapar, pero lo atrapé. Clavé mi cuchillo en su espalda dos veces, traté de no acercarme mucho para que no pudiera tocarme y dejar algún rastro de mi identidad. Tyron gritaba mientras yo perforaba sus pulmones, el hombre cayó al piso mientras botaba sangre de su boca. Me coloqué unos guantes y me acerqué al hombre tirado en el piso.

—¿Te rindes ya? —me burlé mientras el me miraba con la cara cubierta de sangre —. Decepcionante, por lo menos Wyatt dio batalla. —Enterré el cuchillo en el estómago del hombre haciendo que su sangré rociara mi cara, con el mismo cuchillo me encargué de abrir su estómago, el hombre aún seguía agonizante así que fui y corté su cuello haciendo que su vida escapara de su cuerpo.

Volví a enterrar el cuchillo en su estómago y saqué sus tripas, me acerqué a una de las paredes y con la ayuda de un martillo y clavos comencé a dejar mi nombre grabado: Killer. Una vez que mi trabajo estuvo terminado, volví hacia el cuerpo y comencé mi nuevo trabajo. Tenía que separar la cabeza del cuerpo.

—Creo que esto te gustará —dije sonriente.

Fui a la caja registradora y dejé la nota para Skylar, con la cabeza del hombre en mano, salí hasta el basurero cercano para encontrar una caja donde ponerla. Era hora de irme y esperar a que Skylar llegara, encontrara todo, buscara pistas y luego llamara a su padre.

Todo estaba saliendo tal y como yo lo quería.

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