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twenty five. a fragmented plan

O25 | A FRAGMENTED PLAN

A primera hora de la mañana, la brisa marina acariciaba suavemente el puerto, llevando consigo el aroma salado del océano. El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. Hyejin y Junho avanzaban entre los soldados que Wooseok había conseguido para la operación. El grupo, cargado con armas y equipo, se movía con eficiencia, pero la tensión en el aire era palpable. Hyejin caminaba en silencio, sintiendo el peso de los nervios en su pecho, mientras observaba cómo Junho cargaba su equipaje y el de ella sin quejarse.

—¿Estás bien? —preguntó Junho, mirándola de reojo mientras ajustaba las correas de las mochilas que llevaba en los hombros. Su tono era tranquilo, pero atento, como si pudiera sentir la inquietud en ella.

—Estoy nerviosa —Hyejin admitió, con una pequeña sonrisa que intentaba disimular su preocupación. Sus dedos jugaban con el borde de su chaqueta, un tic nervioso que no había podido evitar.

—Es normal sentirse así —él murmuró, deteniendose por un momento—. Pero piensa en esto: hemos planeado todo, tenemos un buen equipo y, lo más importante, confío en ti. Vamos a lograrlo.

Las palabras de Junho, aunque simples, parecían tener un efecto calmante en Hyejin. Ella asintió, permitiendo que una pequeña chispa de confianza se encendiera dentro de ella. Antes de que pudiera responder, una voz conocida resonó detrás de ellos.

—¡Ahí están! 

Wooseok apareció con su paso decidido y una sonrisa en los labios, sosteniendo un pequeño dispositivo en su mano. Ambos giraron la cabeza hacia él, y Hyejin no pudo evitar soltar una leve risa al verlo gesticular con entusiasmo.

—¿El señor Seong va a estar bien? —preguntó el hombre, cambiando su tono a uno más serio, aunque sus gestos todavía mantenían cierto dramatismo. Sus ojos se movían con preocupación entre Junho y Hyejin—. ¿Y si ya le hicieron algo?

—Si quisieran matarlo, no habrían tenido que llevarlo a una isla.

—¿A la isla en la que juegan esos juegos? ¿De esa isla hablas?

—Es lo más probable —Hyejin intervino, su tono más firme ahora, apoyando las palabras de Junho.

—Por lo que recuerdo, la isla está en alguna parte de este océano —añadió Junho con seriedad, mirando hacia el agua como si intentara calcular la distancia hasta su destino.

Wooseok parecía estar atando cabos en su mente, moviendo las manos mientras hablaba.

—Si no podemos capturar vivo al líder, podemos infiltrarnos en la isla —exclamó con entusiasmo repentino—. Así haríamos que funcione el plan B del señor Seong, ¿no?

Mientras ellos discutían, Hyejin se adelantó hacia el borde del puente, su mirada fija en el barco que se mecía suavemente en el agua. Cuando estuvo a punto de subir al barco, sintió una presencia detrás de ella. Giró ligeramente la cabeza y vio a Junho acercándose.

—Espera, te ayudo —dijo, extendiendo una mano hacia ella. Hyejin la tomó, sintiendo el calor y la firmeza en su agarre.

—Gracias —musitó con una pequeña sonrisa, que Junho le devolvió antes de subir detrás de ella.

El crujir de las tablas bajo sus pies marcaba el inicio de su travesía. Pero la tensión pronto regresó cuando el mayor habló, su tono más grave que antes.

—Si el juego comienza, el señor Seong podría estar en peligro. Hay que encontrarlo lo antes posible.

—En cuánto atrape a esos imbéciles, les voy a electrocutar las pocas neuronas que les quedan —Wooseok aseguró, mientras hacía un gesto con las manos simulando electricidad.

Hyejin no pudo evitar reírse. La intensidad del momento pareció disiparse un poco gracias a la ocurrencia de Wooseok. Aprovechando el momento, decidió devolverle el comentario.

—¿Y si tienen más neuronas de las que crees? —cuestionó con una sonrisa divertida.

—¿Más neuronas? ¡Por favor! Esos tipos apenas saben sumar dos más dos.

—Y tú sí, claro —bromeó Hyejin, arqueando una ceja.

—Por supuesto —Wooseok respondio, alzando la barbilla con fingida superioridad—. Soy un genio incomprendido, ¿no lo sabías?

—Eso explica muchas cosas.

La risa de ambos parecía contagiar al resto del equipo, aligerando el ambiente tenso que había predominado hasta ese momento. Pero la conversación se interrumpió abruptamente cuando la voz del capitán del barco resonó desde la distancia.

—¡Oigan! —gritó, llamando su atención. Todos giraron hacia él, deteniendo sus pasos—. ¿Ya están todos?

—Si, señor.

—¡Entonces, vamonos!
































🦑♥️🚨
























El balanceo del barco sobre las olas era constante, acompañado por el crujir de la madera y el murmullo del océano. Hyejin estaba apoyada en el barandal, mirando el horizonte donde el agua y el cielo se unían en una línea indistinta. Su respiración era lenta y profunda, tratando de calmar el mareo que comenzaba a revolverle el estómago. Los síntomas eran inconfundibles, pero no podía permitirse mostrar debilidad frente a los soldados que la rodeaban. No frente a un grupo de hombres acostumbrados a la dureza y la disciplina.

Junho se había ido hacía unos minutos, excusándose para hablar con el capitán. Su ausencia, aunque breve, le dejaba una sensación de vulnerabilidad. Estar sola en un barco repleto de soldados no era lo que le preocupaba; era lo que pasaba dentro de ella, tanto física como emocionalmente.

Hyejin cerró los ojos por un momento, tratando de concentrarse en el aire salado que llenaba sus pulmones, cuando sintió una presencia a su lado. Abrió los ojos y giró ligeramente la cabeza, encontrándose con Kim, quien la observaba con una expresión seria, las manos apoyadas en la cintura.

—¿Estás bien? —preguntó con voz grave, pero neutral.

—Sí, estoy bien —respondió Hyejin rápidamente, enderezándose un poco y esforzándose por mantener una expresión tranquila. Sin embargo, la rigidez de la postura de Kim y la intensidad de su mirada la hacían sentirse incómoda, incluso intimidada.

Kim no pareció convencido, pero no insistió. En cambio, miró hacia el horizonte, sus ojos estrechándose ligeramente como si analizara algo en la distancia.

—¿Sabías que nos habían descubierto antes de que nos lo confirmaran? —cuestionó de repente, rompiendo el silencio.

La pregunta la tomó por sorpresa, y un pequeño nudo de ansiedad se formó en su estómago. Hyejin apartó la mirada, fingiendo observar las olas. No podía revelar información sobre Taesoo; sería demasiado arriesgado, tanto para ella como para él.

—¿Qué te hace pensar eso? —respondió con otra pregunta, intentando ganar tiempo para pensar en una respuesta adecuada.

—No juegues conmigo, Hyejin —Kim se volvió hacia ella, su voz baja pero firme, como si intentara arrancarle la verdad con su sola presencia—. Lo sabías. ¿Cómo?

Ella tragó saliva, sintiendo cómo el peso de su mirada se clavaba en ella. Estaba acorralada, y lo sabía. Intentó mantener la calma, aunque su mente estaba trabajando a toda velocidad.

—Simple intuición —habló finalmente, esbozando una pequeña sonrisa que esperaba pareciera casual.

Kim no parecía satisfecho con la respuesta, y sus ojos oscuros buscaron los de Hyejin como si intentara leerle los pensamientos.

—No me hagas repetir la pregunta —espetó, con un tono tan frío que hizo que Hyejin sintiera un escalofrío recorrerle la espalda.

Ella suspiró, dándose cuenta de que no tenía muchas opciones. No podía mentir de forma convincente, y Kim no era alguien fácil de engañar. Miró hacia el horizonte por un momento antes de hablar.

—Hice un amigo dentro de los juegos —confesó, su voz apenas por encima de un murmullo.

Kim arqueó una ceja, claramente sorprendido por su respuesta, aunque rápidamente volvió a su expresión neutral.

—¿Jugaste en eso? —preguntó, con una mezcla de incredulidad y curiosidad.

—No. Yo no participé en los juegos. Era soldado —respondió Hyejin con firmeza, encontrando un poco de su propia confianza al decirlo.

Kim parpadeó, asimilando la información. Por un momento, su fachada inmutable pareció romperse con una chispa de sorpresa en sus ojos.

—Eso tiene sentido —musitó, asintiendo lentamente—. Eres buena con las armas. Más de lo que imaginaba.

La chica no respondió de inmediato, sintiendo que su comentario era más una observación que un cumplido.

—Ese amigo que hice —continuó, eligiendo sus palabras con cuidado—. Él me advirtió que el líder sabía que estábamos cerca. Fue así como lo supe.

Kim entrecerró los ojos, evaluándola. Por un momento, pareció que iba a hacer más preguntas, pero antes de que pudiera decir algo, la voz de alguien más la sacó de sus pensamientos. Miró hacia la cabina del capitán y vio a Junho, quien la observaba a través de la ventana. Su rostro estaba tenso, con una mueca apenas perceptible y los ojos oscuros por algo que Hyejin reconoció de inmediato: celos.

Por un instante, su corazón se aceleró. No era común ver a Junho así, pero el mensaje en su expresión era claro. Hyejin apartó rápidamente la mirada, sintiéndose un poco culpable aunque no había hecho nada malo. La voz de Kim la devolvió a la conversación.

—¿Dónde está ese amigo ahora? —preguntó, su tono más neutral ahora, pero aún con ese aire de seriedad que la hacía sentir pequeña bajo su mirada.

—No lo sé —respondió sinceramente, volviéndose para mirarlo a los ojos—. Perdimos contacto hace tiempo.

Kim la observó detenidamente, buscando cualquier rastro de duda en sus palabras. Pero Hyejin no apartó la mirada; quería que entendiera que no había nada más que pudiera decirle. Finalmente, Kim asintió, convencido de la honestidad en su tono.

—Está bien —murmuró, relajando apenas su postura—. Será mejor que no escondas nada más. Lo que está en juego es demasiado importante.

Al ver como el hombre se alejaba, Hyejin soltó un suspiro de alivio, sintiendo cómo la tensión abandonaba su cuerpo. Miró nuevamente hacia la cabina del capitán, donde Junho todavía la observaba, pero esta vez con una expresión diferente, como si intentara descifrar lo que acababa de ocurrir. Ella le ofreció una pequeña sonrisa, esperando calmar sus sospechas. Sin embargo, sabía que tendría que hablar con él pronto.

Antes de que pudiera acercarse, se vio interrumpida por un llamado repentino.

—¡Detective! —la voz de Wooseok resonó en la cubierta, clara y fuerte, atrayendo la atención de todos.

Hyejin giró la cabeza hacia la cabina del capitán, donde Junho estaba de pie junto a Wooseok. La expresión de su prometido era seria, con los ojos fijos en la dirección que señalaba el contrario.

—Según mi celular, parece que es esa isla de allá —continuó, su tono lleno de convicción mientras apuntaba hacia el horizonte.

Hyejin frunció el ceño, siguiendo la dirección de su mano. La isla parecía desolada desde la distancia, envuelta en una niebla tenue que dificultaba distinguir sus características. No estaba completamente segura de que fuera el lugar que buscaban, pero si el localizador de Gihun apuntaba hacía allí, significaba que estaban cerca.

—Cumple con todos los requisitos, ¿no cree? —Wooseok cuestionó mientras caminaba hacia la cabina, acercándose a Junho.

Hyejin decidió unirse a ellos, siguiendo los pasos de su amigo. Su mirada se cruzó brevemente con la de Junho, quien asintió ligeramente, reconociendo su presencia.

—Sí, eso parece —respondió Junho con seguridad mientras analizaba la isla a través de la computadora—. No veo carreteras ni estructuras visibles como helipuertos.

Hyejin asintió, reflexionando en silencio. Su mente trabajaba rápidamente, considerando las posibilidades. Finalmente, habló:

—Podemos usar el dron para explorar y confirmar si hay movimiento o estructuras ocultas.

Junho la miró, evaluando su idea por un momento antes de asentir en acuerdo.

—Buena idea. Baja y busca la señal con la localización exacta —ordenó con firmeza, dirigiéndose a Wooseok.

—Está bien —el hombre se giró de inmediato para cumplir con la tarea, pero no sin antes gritar hacía el resto de los hombres en cubierta—: ¡Muchachos, prepárense para desembarcar!

La cubierta estalló en actividad mientras los soldados se movilizaban, preparándose para la llegada. Hyejin permaneció al lado de Junho, observando cómo el barco se acercaba lentamente a la isla. Su corazón latía con fuerza, no solo por la misión en curso, sino también por la mirada rápida y cargada de preocupación que Junho le lanzó, como si intentara asegurarse de que estaba bien. Ella respondió con una sonrisa leve, pero sabía que pronto habría más preguntas y decisiones que enfrentar.

El silencio entre ellos era cómodo pero lleno de expectativas. Sabían que se acercaban a algo importante, algo que podría cambiar el curso de todo.

































🦑♥️🚨

























El ambiente en el barco estaba tenso. La brisa marina agitaba el cabello de Hyejin mientras observaba cómo el pequeño bote que transportaba a algunos de los hombres reclutados por Wooseok se alejaba hacia la isla. Desde su posición, la silueta de la isla parecía más ominosa con cada minuto que pasaba. El plan estaba en marcha, pero la incertidumbre se cernía sobre todos.

En el barco, Junho, el capitán, Hyejin y el operador del dron trabajaban en silencio, cada uno enfocado en su tarea. El hombre encargado del dron estaba ajustando los últimos detalles del dispositivo, comprobando los sistemas para asegurarse de que todo funcionara a la perfección.

Finalmente, el dron se elevó con un zumbido, alejándose del barco mientras todos los ojos seguían su ascenso.

—Empieza por los alrededores y escanea hacia abajo —ordenó Junho, cruzándose de brazos mientras observaba la pantalla portátil conectada al dron.

—Entendido —respondió el operador sin apartar la vista del control remoto, manejando el dispositivo con precisión.

Hyejin se dirigió hacia la computadora principal, que mostraba en tiempo real lo que captaba la cámara del dron. La pantalla proyectaba imágenes claras: una vista aérea de la isla, bordeada por un espeso follaje y acantilados que caían directamente al océano.

Junho, que había estado supervisando desde la distancia, se acercó a Hyejin y se colocó a su lado. Aunque sus ojos estaban fijos en la pantalla, su presencia era inconfundible.

—¿Notas algo? —preguntó, su voz baja y cargada de seriedad.

Hyejin negó con la cabeza, manteniendo su atención en la pantalla.

—No todavía. Todo parece demasiado… Tranquilo. Eso me pone nerviosa.

—Es lo mismo que pensé —el mayor asintió—. No hay señales de actividad, pero estoy seguro de que están ahí.

Hyejin lo miró de reojo. Siempre admiraba la manera en que Junho lograba mantener la calma en situaciones así, aunque sabía que por dentro él también estaba preocupado.

—¿Crees que puedan estar esperándonos? —murmuró ella, intentando contener un escalofrío que recorrió su espalda.

—Siempre existe esa posibilidad. Pero si jugamos nuestras cartas correctamente, tendremos la ventaja —Junho le dedicó una mirada fugaz, intentando tranquilizarla.

La conversación entre ellos fue interrumpida por la llegada del capitán, que se acercó con pasos pesados y se situó junto a ellos, observando la pantalla con el ceño fruncido.

—¿Alguna novedad?

Antes de que Hyejin o Junho pudieran responder, un pitido agudo rompió el silencio. Era la radio. El operador del dron la tomó rápidamente y ajustó el canal, de donde surgió la voz apremiante de Wooseok.

¡Estamos acabados! —exclamó, su tono cargado de desesperación—. ¡Ya saben de nosotros! Es una trampa.

Hyejin sintió que el aire se le atascaba en los pulmones. Junho se tensó a su lado, pero su rostro permaneció estoico.

—¿Qué pasó? —preguntó Junho con firmeza, acercándose al micrófono.

El localizador no estaba en Gihun. ¡Lo encontramos en una caja de gusanos que estaba usando un pescador! Nos engañaron desde el principio.

Hyejin sintió que un frío recorrió su espalda. Cerró los ojos por un instante, tratando de procesar la información.

—¿Están todos bien? —intervino Hyejin, tomando el micrófono de la radio. Su tono era firme, pero su preocupación era evidente.

Si, parece ser que no hay nadie por aquí. Aunque si saben que llegamos, podrían atacarnos en cualquier momento —respondió Wooseok.

Junho tomó de nuevo la radio.

—Regrésense al bote y aléjense de la costa lo más rápido posible. No tomen riesgos innecesarios.

—Mientras lo hacen vamos a usar el dron para rastrear cualquier movimiento alrededor de la isla. Reporten cualquier cambio en la situación —Hyejin dijo, tratando de mantener la calma.

—Entendido. Mantendremos la comunicación abierta.

La transmisión se cortó momentáneamente, dejando al grupo en un silencio tenso. El operador del dron aceleró su trabajo, enfocándose en dirigir el dispositivo hacia el área donde estaba el grupo de Wooseok.

—Esto cambia las cosas —murmuró Junho, frotándose el puente de la nariz—. Si ya saben que estamos aquí, no tardarán en moverse.

Hyejin miró a su prometido, su mirada llena de determinación.

—Tenemos que encontrar cualquier pista sobre ellos antes de que lo hagan. Si dejamos que se nos adelanten, estaremos en una gran desventaja.

—Tienes razón. No podemos permitirnos fallar ahora —murmuró. Luego se giró hacia el operador del dron—. ¿Qué tenemos?

—Estoy ampliando el rango de la búsqueda. Hasta ahora no hay señales claras, pero si están monitoreándonos, podrían estar ocultos en los puntos más densos de la isla —respondió el operador.

Los demás asintieron en silencio. Luego de un par de minutos, la voz de la chica resonó, rompiendo la quietud.

—Wooseok —Hyejin lo llamó.

¿Qué sucede?

—Apenas ustedes lleguen al bote y estén a salvo, vamos a detenernos y pensar en qué hacer juntos. No vamos a tomar ninguna decisión precipitada hasta que estemos todos reunidos.

Hubo una breve pausa al otro lado de la radio antes de que Wooseok respondiera.

Entendido, Hyejin. Haremos lo que dices.

La transmisión se cortó, dejando un silencio tenso en el aire. Hyejin bajó el micrófono con cuidado, aunque sus manos temblaban ligeramente.

Junho se giró hacia ella, inclinándose un poco para que sus ojos se encontraran. Sin embargo, antes de poder decir algo, el operador del dron habló desde su posición, interrumpiendo brevemente su conversación.

—El dron está llegando al interior de la isla. No veo movimiento todavía.

Hyejin frunció el ceño al escucharlo, enfocándose en los detalles.

—Sí el pescador estaba usando los gusanos con el localizador, entonces o fue engañado o está involucrado.

—Primero asegurémonos de que Wooseok y su equipo regresen al bote. Luego decidiremos cómo proceder.






































🦑♥️🚨






























El barco se mecía ligeramente sobre las olas mientras todos se reunían en la cubierta principal. La atmósfera estaba cargada de tensión, como si la presión de la situación se reflejara en el aire húmedo y pesado que los rodeaba. Hyejin cruzó los brazos, sintiendo el frío creciente que venía con el anochecer. La preocupación seguía instalada en su pecho, pero intentó mantener una expresión serena mientras escuchaba la discusión que estaba tomando forma.

Wooseok fue el primero en romper el silencio, su voz cargada de frustración.

—No podemos quedarnos sin hacer nada —dijo, mirando a todos con una mueca. Sus ojos se movían de un rostro a otro, buscando apoyo—. Deberíamos buscar en las otras islas cercanas.

Junho negó lentamente con la cabeza, atrayendo las miradas hacia él. Su postura era firme, y había un destello de determinación en sus ojos.

—No sabemos exactamente dónde estamos —respondió, su tono calmado pero firme—. La isla que buscamos podría estar mucho más lejos de lo que imaginamos. Vagando al azar no vamos a conseguir nada más que agotar nuestros recursos.

—Hoy se pronostica una tormenta durante la noche —intervino el capitán—. Deberíamos regresar al puerto antes de que las cosas se compliquen.

Kim, que había estado callado hasta ahora, asintió con la cabeza, su expresión neutral pero con un matiz de lógica incuestionable.

—Va a ser una búsqueda larga. Es mejor volver y planificar con más información —opinó, su tono implacable.

—Estoy de acuerdo —Hyejin añadió—. Necesitamos un nuevo plan. Esto no puede convertirse en una carrera desesperada.

Wooseok suspiró con evidente irritación, pasando una mano por su cabello antes de volver a hablar.

—Pero, ¿quién habrá filtrado la información? —murmuró con un tono más bajo, casi como si estuviera reflexionando en voz alta. Sus ojos se desviaron hacia los soldados que estaban con ellos—. ¿Alguno de ustedes se emborrachó y se puso a hablar de más?

El comentario hizo que los soldados lo miraran con seriedad, sus expresiones claramente ofendidas. Wooseok levantó las manos en señal de rendición, aunque había un destello de diversión en su expresión.

—Está bien, está bien, no se lo tomen tan en serio. Solo preguntaba.

Sin embargo, su mirada vagó hacia el cielo, notando cómo las nubes comenzaban a oscurecerse.

—De cualquier manera, ya está oscureciendo, y hace frío. No creo que sea el mejor momento para seguir discutiendo —dijo el capitán, carraspeando para llamar la atención—. Tenemos que movernos rápido si queremos evitar la tormenta. ¡Vamos!

Los hombres comenzaron a moverse hacia la cabina, hablando entre ellos en susurros mientras recogían sus cosas. Hyejin, que se había quedado atrás por un momento, pasó junto a Wooseok y le dio una palmada en el hombro con una leve sonrisa.

—Te ganaste nuevos enemigos hoy, Wooseok —la chica habló en tono de broma, aunque había un matiz de verdad en sus palabras.

Él se encogió de hombros, mirando cómo los soldados desaparecían hacia el interior del barco.

—Ah, ¿qué sería de la vida sin un poco de drama?

Ella negó con la cabeza, sin poder evitar una pequeña risa antes de seguir a los demás. Junho la alcanzó mientras caminaba, inclinándose ligeramente hacia ella.

—¿Siempre es así de... Sutil? —preguntó en voz baja, con una pequeña sonrisa divertida.

Hyejin suspiró, rodando los ojos.

—Es Wooseok.

Junho dejó escapar una risa suave mientras ambos se dirigían al interior del barco. La tormenta se acercaba, pero sabían que lo importante era mantenerse unidos y encontrar un camino para superar los retos que estaban por venir.






































🦑♥️🚨






























Hyejin estaba sentada en una mesa de madera ligeramente desgastada en el pequeño local de comida, que olía a sopa recién hecha y pan tostado. La tormenta rugía fuera, con la lluvia golpeando rítmicamente las ventanas y el viento ululando en la distancia. Mientras esperaba que Junho regresara de la estación de policía, se obligaba a permanecer serena, aunque en el fondo cuestionaba si lo que él intentaba lograr realmente tenía sentido.

En la misma mesa, Kim y dos hombres más estaban sentados con ella. Los tres parecían completamente ajenos a su lucha interna. Kim, como siempre, mantenía una expresión seria y tranquila, con los brazos cruzados sobre su pecho. Los otros dos hombres, sin embargo, eran todo lo contrario. Bromeaban entre ellos y parecían decididos a aligerar el ambiente.

—Entonces, Hyejin —habló uno de ellos, un hombre corpulento con barba que se llamaba Minho—. ¿Es cierto lo que dicen de que puedes disparar con los ojos cerrados y aún acertar en el blanco?

La chica dejó escapar una pequeña risa, más por la exageración que por el comentario en sí.

—No con los ojos cerrados, pero digamos que tengo buena puntería.

—Oh, no seas humilde, seguro que eres una especie de leyenda en tu unidad —replicó el otro hombre, Jisoo, delgado y de mirada pícara—. ¿No es así, Kim?

—Es eficiente —se limitó a responder.

—¡Eficiente! Esa es una forma seria de decir que es increíble.

—Tal vez Kim tenga miedo de que ella sea mejor que él —Jisoo bromeó, inclinándose hacia adelante como si compartiera un secreto.

—No creo que Kim sea fácil de superar. Su reputación le precede.

El aludido levantó una ceja, pero no respondió de inmediato. Minho aprovechó el silencio para continuar.

—¿Sabes? Esto no es justo. Hyejin, aquí estamos nosotros preguntándote todo y tú no has dicho ni una palabra sobre nosotros.

—¿Qué quieren que les pregunte? —replicó ella, apoyando un codo en la mesa mientras fingía estar interesada.

—¡Cualquier cosa! —exclamó Jisoo con entusiasmo—. Por ejemplo, Minho aquí tiene una colección de figuritas de acción.

—¡No empieces con eso! —el aludido protestó, fingiendo indignación mientras el contrario se reía a carcajadas.

—¿Es cierto?

—No escuches a este idiota —gruñó Minho, rodando los ojos—. Es solo un hobby. Nada más.

—Sí, claro —murmuró Jisoo entre risas—. “Hobby”. Dile eso a la estantería llena en tu sala.

Hyejin no pudo evitar reírse más fuerte, sintiendo cómo el ambiente ligero la ayudaba a despejar su mente por un momento. Era extraño encontrar camaradería en medio de una situación tan tensa, pero lo agradecía.

Kim, por otro lado, seguía serio, aunque sus ojos se desviaron hacia Hyejin por un breve instante.

—Es mejor que te mantengas enfocada —habló de repente, rompiendo el momento de diversión.

Hyejin giró la cabeza hacia él, sorprendida por su comentario.

—Estoy enfocada.

—No lo parece —replicó, su tono tan neutral que era imposible saber si estaba siendo crítico o simplemente observador.

El comentario la descolocó por un segundo, pero no quiso demostrarlo. En lugar de eso, se enderezó en su asiento.

—No te preocupes, Kim. Sé cuál es mi prioridad.

El silencio que siguió fue incómodo, pero Jisoo rápidamente intervino para romperlo con otra de sus bromas.

—Kim, algún día aprenderás a relajarte. Tal vez Hyejin pueda darte algunas lecciones de cómo no ser tan rígido.

El hombre no respondió, limitándose a tomar un sorbo de té, pero Hyejin pudo notar cómo sus labios se apretaban, como si estuviera luchando por no decir algo.

La chica estaba a punto de hablar cuando sintió la vibración de su celular sobre la mesa. El tono familiar que había configurado para Junho resonó con insistencia. Al ver su nombre en la pantalla, una sonrisa se formó en su rostro.

—Disculpen un momento —murmuró con voz firme, levantándose de la mesa.

Kim apenas alzó la mirada de su taza, mientras los otros dos hombres le dedicaron una sonrisa divertida, pensando que se trataba de algo trivial. Hyejin salió del local apresuradamente, cruzando la puerta hacia el exterior donde la lluvia seguía cayendo con fuerza. El frío viento la golpeó, pero apenas lo notó mientras deslizaba el dedo para contestar la llamada.

—¿Qué dijeron? —preguntó con rapidez.

Que lo olvidara —suspiró—. No me van a ayudar a menos que les lleve pruebas claras.

—Lo sabía... Desde el principio supe que no iban a mover un dedo por esto.

Era un intento desesperado —Junho admitió con resignación al otro lado de la línea—. Pero tendremos que hacerlo solos. Dos equipos duplican nuestras posibilidades de éxito.

Hyejin asintió, aunque él no pudiera verla.

—Sí, estoy de acuerdo. Por cierto, Wooseok alquiló un segundo bote. El capitán Park conoce al dueño, y también consiguió a más hombres para ayudar.

Eso es un alivio —Junho exhaló, como si el peso de la conversación anterior hubiera disminuido ligeramente—. Al menos tenemos recursos.

Hyejin percibió el cansancio en su tono, algo que resonó con el propio agotamiento que ella sentía. Dudó un segundo antes de preguntar, con voz más suave:

—¿Estás bien?

Junho tardó un momento en responder, como si sopesara sus palabras.

Sí, estoy bien. Me esperaba esa respuesta, para ser honesto. No puedo decir que me sorprenda.

—Eso no significa que no sea frustrante —murmuró ella, apretando el celular contra su oído mientras las gotas de lluvia seguían cayendo alrededor.

Lo es —admitió Junho—. Pero no podemos perder tiempo lamentándonos. Si el juego ya comenzó, nos quedan cinco días como máximo.

—Cinco días —la chica repitió en voz baja. Sabía perfectamente lo que significaba: cinco días de caos, tensión y peligro. Su experiencia como soldado había grabado esa sensación en su memoria, y ahora volvía a sentirla, como una sombra que se cernía sobre ella.

Tenemos que darnos prisa.

—Haré todo lo posible para que estemos listos en cuanto el clima mejore.

Bien —respondió Junho con firmeza—. Coordina con Wooseok y los demás. Necesitamos que todo esté en orden para movernos rápido.

—Lo haré —la chica prometió, su voz volviendo a adoptar ese tono de determinación que tanto necesitaba en momentos como este. Luego, agregó con un matiz de preocupación—: Junho, ten cuidado al venir. Está lloviendo muy fuerte, y el camino debe estar resbaladizo.

Lo sé. Tendré cuidado. Tú también, linda.

—Lo haré —respondió en un murmuró, dejando escapar un pequeño suspiro.

La llamada terminó con un intercambio breve, casi mecánico de despedidas, pero las palabras quedaron resonando en su mente mientras se guardaba el celular en el bolsillo. Permaneció bajo el toldo del local durante unos segundos, dejando que el sonido de la lluvia llenara el espacio vacío que Junho había dejado con su ausencia. Su pecho se sentía pesado, pero sabía que no podía quedarse allí mucho tiempo.

Con un último suspiro, giró sobre sus talones y volvió a entrar en el local. El calor del interior la envolvió, pero no logró disipar del todo la inquietud que sentía. Los hombres seguían en la mesa, bromeando entre ellos, y al verla, Minho levantó la cabeza con una sonrisa.

—¿Todo bien? —cuestionó con un tono ligero.

—Todo bien.

Kim, que había estado observándola en silencio, la miró un momento más antes de desviar la vista hacia su taza, como si hubiera percibido algo más en su expresión. Sin embargo, no dijo nada, y Hyejin lo agradeció. Se sentó de nuevo, intentando concentrarse en la conversación que se desarrollaba a su alrededor, aunque su mente seguía en otro lugar.

Hyejin continuó conversando con los hombres de la mesa mientras daba pequeños bocados a su comida. Las risas llenaban el aire, alimentadas por los comentarios ligeros de Minho, que parecía empeñado en mantener el buen ánimo a pesar de la tormenta que rugía afuera.

La chica se sentía cómoda, algo que no había experimentado en lo que parecía una eternidad. Los días recientes habían sido una constante mezcla de tensión y ansiedad, y esta breve pausa, rodeada de bromas y camaradería, era como un respiro inesperado en medio del caos.

De repente, el sonido de la puerta del local abriéndose con un chirrido atrajo su atención. Giró la cabeza y vio a Junho entrando, su figura ligeramente empapada por la lluvia. Wooseok fue el primero en notar su llegada y levantó una mano en un saludo casual.

—¡Ey, Junho! —exclamó con una sonrisa, aunque no obtuvo respuesta.

Junho apenas le dirigió una mirada fugaz antes de centrar su atención en Hyejin. Sus ojos recorrieron la escena: ella, sentada con Kim y los otros dos hombres, riendo con una expresión que parecía despreocupada. Una chispa de algo indescifrable cruzó por su mirada al ver cómo Kim, con su habitual seriedad, le dedicaba a Hyejin un comentario que la hacía reír.

Junho apretó ligeramente la mandíbula mientras avanzaba hacia la mesa. Hyejin, al notar su presencia, dejó su cubierto sobre el plato y lo saludó con una sonrisa cálida.

—Junho, ya llegaste. Ven, siéntate con nosotros.

Él asintió, pero antes de tomar asiento, se inclinó hacia ella y le plantó un beso breve, aunque firme, en los labios. Fue un gesto que pareció más significativo de lo habitual, casi como una declaración silenciosa. Hyejin parpadeó sorprendida por un segundo antes de devolverle una pequeña sonrisa, sin captar del todo el trasfondo del gesto.

Kim, por su parte, permaneció estoico, aunque un destello de incomodidad cruzó por su rostro antes de retomar su expresión neutra. Minho, siempre oportuno, dejó escapar una pequeña carcajada.

—Bueno, parece que alguien quería asegurarse de marcar territorio.

—No digas tonterías, Minho —Hyejin murmuró, sintiendo como el calor subia a su rostro.

Junho se sentó a su lado, colocando una mano sobre el respaldo de su silla en un gesto posesivo que pasó desapercibido para casi todos menos para Kim, que mantuvo su atención fija en él.

—Por cierto, ¿los hombres que consiguieron son confiables?

Hyejin inclinó la cabeza, pensando.

—Wooseok parece confiar en ellos, y el capitán Park los conoce. Creo que no tenemos muchas opciones ahora.

—Esperemos que no terminen siendo más problemas.

—Tienes que confiar un poco más, Junho. No todo el mundo está en nuestra contra —Hyejin habló, tratando de inyectar algo de optimismo.

—Es difícil confiar cuando sabes lo que está en juego —se limitó a responder en un susurró.

Hyejin abrió la boca para responder, pero se interrumpió cuando notó que la mano de Junho había encontrado la suya bajo la mesa. Él le dio un apretón suave, como si quisiera transmitirle algo que no podía expresar con palabras.

La conversación en la mesa continuó con Minho y los otros intentando aliviar la tensión, pero Hyejin apenas los escuchaba. Su mente estaba dividida entre el peso de las responsabilidades y el gesto silencioso de Junho, que parecía recordarle que, a pesar de todo, no estaba sola en esto.




































































































JES'S NOTE !

junho marcando territorio es todo lo que esta bien 🙈 me encantan los hombres celosos, son mi gusto culposo.

me da risa que kim ni siquiera coquetea con hyejin, pero por alguna razón junho se siente celoso 🤨

POR CIERTO, me da mucha curiosidad saber como es que va a reaccionar la estación de policía cuando se enteren de que junho siempre dijo la verdad... PORQUE LITERALMENTE LE DIERON LA ESPALDA 🧍🏻‍♀️ no se lo merecen.

subiré el penúltimo capítulo dentro de un rato, gracias por leer <3

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