Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🍟 d o s 🍟

 ¡Mina! — Chae-Young atrae su atención al nombrarla y empieza a agitar su manito para saludarla.

«Chae-ah... tan tierna» Piensa la japonesa mientras se acercaba hacia la menor.

Se sienta junto a su mejor amiga y le dedica una gran sonrisa. —: ChaeChae, ¿Cómo has estado?

— Bien. — Abre su paquete de snack, haciendo que ahora la sala se inundara en un olor a frituras. —... Con hambre... — A veces le costaba decir eso, si un gordo tenía hambre era como algo ¿Irónico? Pero como sea, con su mejor amiga no tenía que mentir. Chae tenía hambre, ¡Demasiada! Y se habría comprado unos snacks para alegrar a su estómago.

Asintió, y rápido cambió de tema. — ¿Pensaste en lo que te dije?

Oh no, ahí va de nuevo.

Chaeyoungie le echa una mirada de pocos amigos. —: No iré a esa fiesta.

Sí. Una ridícula fiesta. Chae-Young nunca asistía a ese tipo de cosas; temía pasar vergüenza, cómo pasa en las películas de comedia, donde el Don gordo siempre es humillado en público. Definitivamente no disfruta de estar rodeada de otras personas, prefería mil veces quedarse en su casa viendo una película de Netflix.

Y claro, su mejor amiga sabía que las fiestas no era algo de Chae-Young. Aún así, le insistía con esa fiestecilla de LIA. Presentía que la iban a pasar bien, así que le quedaba por seguir rogando con un puchero en sus labios, que le provocaba a la menor ganas de devorarla a besos al ver ese tonto 'pucherito'.

— ¡Ya! ¿Si acepto dejarás de hacer esa cara ridícula?

— Por supuesto.

— ¡Bien! — Mina río al escuchar eso, cantando una gloriosa victoria. Se le quedó viendo con una sonrisa esplendida mientras contemplaba esos mofletes que deseaba apretarlos y hundirse en esos hoyuelos que se le formaban al sonreír. Admiraba cada trazo dibujado por los mismísimos dioses en el rostro de la coreana.

Myoui Mina se encontraba en completo 'in love' de Chae-Young. No podía creer como esa coreana le quitaba suspiros a cada segundo.

— ¿Qué? — Soltó con la boca llena la menor. — ¿Tengo comida en la cara?

Mina negó con la cabeza, aun manteniendo esa sonrisa característica de ella.

🌭

Miró una y otra vez su vestimenta puesta en su cuerpo.

Asco.

Se sacó ese vestido tan bonito que le habrían regalado para su cumpleaños y lo tiró en el suelo.

Se había dado una larga ducha bastante caliente y era hora de elegir que ponerse para esa estúpida fiesta, pero nada de lo que había escogido antes de ducharse le gustaría. Chae-Young se puso una bata y apagó la luz del baño para dirigirse a su cuarto a buscar más ropa.

Cuando abre la puerta del baño de su habitación, se horroriza al ver a su amiga muy tranquila sentada entre las cobijas de su cama.

— ¡Mina! — Grita enojada, con el corazón en la garganta, tratando muy nerviosa de cerrar más su bata. — ¡Te dije que me avises cuando vas a entrar! — No era la primera vez que encontraría con sorpresa a su mejor amiga invadiendo su cuarto. Pues, la rutina de Mina era saludar a la madre de Son y de ahí se iba directamente hacia la pieza de ésta. Varias veces Chae-Young ha salido de hacer sus necesidades y de repente asustarse ante ver una presencia nueva.

— ¿Por qué estás así? ¡Ya falta poco para la fiesta y ni te has cambiado!

— Po-porqué no encuentro nada que me guste. — Dio un suspiro. — No creo que vaya Mina, no tengo nada para ponerme.

— ¡Claro que tienes! — Exclamó. Se levantó de la cama y fue hacia el enorme ropero que había en la habitación. Lo abrió, y le señaló a su mejor amiga todo ese montón de vestimenta que habría dentro. —: ¿Ves?

— Me refiero, ninguna que me guste para lucir en una fiesta... To-todos mis vestidos son floreados, como de abuelas. — Soltó algo avergonzada. — Los talles especiales son un poco feos y anticuados... — Susurró con pena.

— Talle especial mis polainas, ¡Te dije que dejes de decir esa estúpida etiqueta! — Le dijo mientras revisaba el closet. — ¡Este vestido está muy lindo! ¡Y no tiene flores!

— B-bien... — Lo agarró echando un suspiro lleno de agobio. — Pero date vuelta.

— ¿Por qué?

— ¡¿C-cómo qué por qué?!, ¡Me voy a vestir!

— Ah... ¿Acaso tienes algo que yo no? — Bromeó.

«Gordura, unnie» Pensó Chae-Young. Se cruzó de brazos y fulminó con la mirada a su mejor amiga. No se iba a mover hasta que ésta se diera vuelta. A decir verdad, le daba demasiada vergüenza mostrar su cuerpo desnudo ante su amor "platónico".

— Bien, ya, ya. — Giró hasta que su vista dio a la pared. — ¿Contenta?

— Sí. — Se quitó la prenda sin sacarle la vista a su mejor amiga. — N-no te des vuelta.

Tardó unos minutos, pero pudo ponérselo. Se miró en el pequeño espejo de su habitación y podía notar como le quedaba notoriamente ajustado. La joven tragó en seco y sus ojos, por alguna razón, empezaron a cristalizarse.

¿Por qué tenía que ser gorda?, se odiaba. Se odiaba mucho.

— ¿Y? ¿Puedo ver el resultado? — Preguntó Mina, quién estaba aburrida de mirar la pared.

— Me qu-queda del asco. — Dijo con la voz quebrada.

— ChaeChae, me daré vuelta. — La japonesa hizo la acción lentamente, encontrándose con una hermosa Chae-Young en un bello vestido. — Wow... — Pensó en voz alta.

— Sí. Me queda horrible, lo sé. — Se tapó el rostro con sus manos. Unas lágrimas recorrían sus mejillas regordetas. — Soy un asco, Mina.

Fue ahí cuando Myoui decidió acercarse a Chae. Le quitó las manos del rostro e hizo que su frente chocara con la de ella. —: Todo te queda malditamente perfecto. — Le tocó la punta de la nariz e hizo que a Chae le surgieran más de 200 mariposas en su estómago.

Sus palabras. Gestos... o, mejor dicho, todo lo que hacía Mina le levantaba los ánimos a la menor. Sorbió su naricita y limpió esas "tontas" lágrimas.

— Gracias...

— ¿Por qué? — Toma un poco de distancia mientras decidió sonreír en plena acción. — ¿Por decirte la verdad?

— Por no espantarte nunca de mí. — Confesó melancólica.

— Deja de decir tonterías. — Soltó ya algo seria.

— L-lo siento. Sabes que soy insegura por mi cuerpo y me encantaría camb-

— ¡Ya! ¡Basta! — Se puso firme. Estaba cansada de escuchar siempre lo mismo por parte de la coreana. Parecía un maldito robot. —: ¡Eres perfecta así, joder! ¡No necesitas cambiar absolutamente nada!

Chae-Young odiaba ver a su mejor amiga de mal humor. Asintió con la cabeza para tratar de darle a entender que le daba toda la razón, no quería ponerse a pelear con ella. — L-lo siento.

Un silencio incomodo abarcó la sala y las dos se quedaron viéndose el rostro. Frente a frente, sin decir ni una palabra. Luego de unos segundos, Myoui inhaló y rompió el silencio de manera brusca:

— ¡¿Qué no te das cuenta?!

— ¿D-de qué? — Dijo con suma confusión. A veces Mina le saltaba con cualquier tema y le costaba entender a qué se refería exactamente.

— ¡Eres tan hermosa ChaeChae! Tú sonrisa; tus rasgos; tu personalidad; tu bello cuerpo; ¡Todo!

Chae-Young quería que la tierra la tragara en ese preciso momento por culpa de su vergüenza que le dio en el momento, causándole unos mofletes sonrojados. Echó una risa nerviosa y trató de bromear al respecto. —: Estás muy gay hoy...

— ¡¿Por qué?! — Chae bajó la mirada al oír la respuesta un tanto agresiva de la contraria. — ¡¿Por decir lo que siento?! Pues, disculpa. Me gustas así.

— ¿Q-qué?

Viró los ojos. Odiaba cuando tenía que repetir las cosas. — ¿Eres sorda?, ¡Qué me gustas! — Se confesó. Al hacerlo, sintió un enorme peso que estaba acumulado en su espalda desvanecer. Cruzó sus brazos y le fulminó con la mirada. No tenía nada más que decir, solo esperar la respuesta de ChaeChae.

Entre tanto, Chae-Young quedó en trance por unos segundos. ¡¿Acaso era todo un jodido sueño?! La chica "inalcanzable" que la volvía loca se le estaba confesando. No se le haría raro si tuviera la figura de hace tras años atrás, pero ¿Le gustaba con su gordura encima? Río nuevamente nerviosa, pensando en que es una especie de broma. —: Pero soy gorda ¿Cóm...-

— ¡Pero me gustas igual! — Le interrumpió sumamente enojada. —: ¿Acaso no me puede gustar alguien con kilitos de sobra?

Chae-Young decidió creerle ante la seriedad que manejaba la contraria. Largó nuevamente unas lágrimas y la abrazó con fuerzas, escondiendo su rostro en el cuello de la mayor.

— Te quiero Minarin. — Esas pocas palabras hicieron calmar a la japonesa.

— Y yo a ti, Chae-ah... aunque me hagas enojar. Ahora ponte zapatos y vayamos a la fiesta.

Sin dudas Mina la hacía sentir especial de todas las maneras posibles.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro