Capítulo IV
Advertencias: Omegaverse, BinWoo, otras parejas secundarias, historia cliché y drama.
Moonbin miró el mensaje que Dongmin le había enviado en la mañana, sonriendo de lado al ver la imagen adjunta de un rechoncho Taeyong lleno de tierra después de ayudar a su mami en el jardín. Le contestó con un emoticón antes de volver a concentrarse en la operación que haría en media hora. Sin embargo, el hecho de que Dongmin le dejara de vez en cuando mensajes tímidos, le hacía ver que el omega estaba poniendo de su parte para que las cosas funcionaran, y eso le aliviaba un montón.
Luego de lo que había hecho su mamá temía que Dongmin lo rechazara sin pensarlo un poco. Pero el omega seguía a su lado, nervioso, asustadizo, aunque seguía allí junto a él, y se estaba encariñando demasiado rápido. Sin embargo, no le importaba mucho.
Tocaron a la puerta de la habitación y soltó un gruñido en señal de que la persona entrara.
Minhyuk se asomó con una ceja enarcada. Su amigo era pediatra y solían juntarse para fumar o comer algo de vez en cuando.
—Noto el amor en el aire —dijo Minhyuk con sarcasmo.
Moonbin frunció el ceño, mirándolo con ojos entrecerrados.
—¿Qué quieres?— le dijo bruscamente.
Minhyuk arrugó los labios, observándolo mientras resoplaba
—Hace mucho no tenemos una noche de hombres...— comenzó a decir vacilante.
—Mierda —Moonbin lo miró con burla—, ¿te peleaste con Sanha?
Su amigo negó con la cabeza, sin embargo, sus ojos tristes demostraban que estaba mintiendo con claridad, y Moonbin se inclinó un poco. Cada vez que Minhyuk y Sanha tenían una pelea, el mayor solía ir a buscarlo para pedirle que fueran a tomar algo, tratando de despejarse.
-¿Qué fue lo que hiciste? -le preguntó, calmado.
-¿Por qué todo el mundo cree que fui yo el que hice algo? -se quejó Minhyuk, sentándose en la silla frente al escritorio- ¡Sanha igual puede cagarla!
-Eh...
-Le dije que había engordado -soltó Minhyuk, atormentado- Ni siquiera lo pensé, lo dije porque mientras lo abrazaba...
-Oye, no quiero saber eso -protestó Moonbin.
-... le apreté su rollito y se lo dije - Minhyuk continuó como si nada. -Me echó de la cama y hoy en la mañana no me dijo nada -siguió lamentándose como un niño pequeño-. Por favor, Moonbin, tengamos una noche de machos.
-Estoy seguro de que eres cualquier cosa menos un macho en este momento, Minhyuk -se burló Moonbin, recostándose en la silla.
Minhyuk lo miró de forma incrédula.
-No puedes decirme eso cuando estás como un perrito enamorado detrás de Dongmin- replicó Minhyuk.
-¡No estoy como un perrito ena-!
-"Oh, ¿por qué Dongminie no me acepta? ¿Por qué Dongminie le presta más atención a su bebé? Odio a Taeyongie, lo odio tanto, quiero ser un bebé para que así Dongminie me mime" - imitó Minhyuk con una voz patética.
Moonbin lo fulminó con la mirada, convenciéndose a sí mismo de que no había forma alguna de que él actuara de esa forma alrededor del omega. Minhyuk estaba exagerando, que dijera esas cosas era imposible.
-Saldré a tomar contigo sólo porque hace mucho no lo hago -contestó de mal humor.
Minhyuk sonrió ampliamente, poniéndose de pie.
-Pasaré por ti a las seis -dijo antes de salir.
Moonbin respondió con un gruñido, conteniendo las ganas de lanzarle su lápiz a su amigo, y se limitó a sacar el móvil viendo la nueva notificación que llegó minutos atrás. Dongmin le envió una foto de él, poniendo una expresión de asco mientras señalaba la tierra llena de lombrices, y su rostro le sacó una sonrisa pequeña en tanto le contestaba.
Bueno, quizás Minhyuk tenía razón y si estaba actuando como un perrito enamorado alrededor de Dongmin, pero no lo iba a admitir nunca en la vida.
Había recibido minutos atrás un mensaje de Moonbin, diciéndole que no iba a alcanzar a llegar y que se fuera a su casa sin dudarlo, que se verían al día siguiente, y luego de terminar de arreglar el patio, tomó en brazos a Taeyongie, saliendo del hogar del alfa para dirigirse a su casa.
Taeyong estaba lleno de tierra porque quiso ayudarlo en el jardín, así que lo primero que hizo al llegar, fue darle un baño. Eso resultó siendo un desastre, porque a su bebé no le gustaba bañarse y, aprovechando cualquier distracción de Dongmin, salía de la bañera sin importarle si estaba desnudo para escapar corriendo entre risas y gritos.
Así que Dongmin terminó con la ropa mojada, con un dolor en el estómago debido a las risas y agotado por el largo día. Taeyong parecía igual de agotado que él, porque cuando lo recostó en su cuna, no protestó un poco pidiéndole dormir con él, y se quedó dormido en unos minutos.
Dongmin soltó un bostezó, entrando a su cuarto y cayendo dormido apenas su cabeza tocó la almohada.
Sin embargo, su sueño placentero se vio interrumpido por unos fuertes golpes en la puerta, seguidos de timbrazos y gritos.
Maldiciendo por lo bajo -y rogando que Taeyong siguiera durmiendo-, observó la hora antes de ponerse las pantuflas con una bata. Eran las tres de la mañana, ¿quién podía venir a esa hora?
Esperen.
¿Era la voz de Moonbin?
-Dongminieeeee, ábreme, bebé, por favoooooor -gemía Moonbin, golpeando la puerta.
Bajó las escaleras, atónito.
-¡Te quieeeeeeeeeero, mi amooooooooor, mi lindo solciiiiiiiito!- insistía Moonbin de forma risueña.
Tomó aire, frunciendo los labios, y abrió la puerta. Alcanzó a agarrar a Moonbin antes de que cayera al suelo, y pudo sentir olor a cigarro y alcohol en su chaqueta.
Iba a decirle algo, pero entonces Moonbin levantó la vista.
-¿Por qué me miras con tu puchero malvado? -gimoteó como un niño pequeño- Quiero besarte, Minnieeeee -y extendió los labios en una trompita.
Dongmin quería seguir luciendo enfadado por haber visto su sueño interrumpido, pero la actitud de Moonbin le estaba enterneciendo contra su voluntad.
Así que negó con la cabeza, sonriendo de lado.
-Voy a llevarte a tu casa, Bin -le dijo, dando unos pasos.
-Noooooooooo -Moonbin se aferró con más fuerza a él- No te he visto en todo el día, bebito.
-Me estás viendo ahora -regañó Dongmin.
-Pero nunca es suficiente -protestó Moonbin con pena-. Podría verte todo el día y nunca sería suficiente, Dongminie.
El omega sintió sus mejillas ruborizadas, y mordió su labio inferior de forma indecisa. Observó el sofá en el comedor, antes de voltearse a ver el rostro un poco rojo de Moonbin. Bueno, podía dejarlo durmiendo en el sofá, estaba seguro de que, en el estado de Moonbin, daba lo mismo.
-¿Dónde estabas, Moonbin?- le preguntó, acariciándole el cabello.
Moonbin le sonrió, feliz por su atención, y Dongmin sintió su corazón latir con más fuerza al ver la bonita sonrisa del alfa.
-Minhyuk me invitó a beber porque estaba peleado con Sanha -se quejó Moonbin - es horrible escuchar sus quejas, pero dijo que debía hacerlo, porque él siempre me escucha cuando me quejo de ti.
La sonrisa de Dongmin se tambaleó y sus inseguridades volvieron.
-¿Tienes alguna queja? -murmuró con la voz temblando.
-Sí -Moonbin sonrió de forma perezosa - Me quejo siempre de lo lindo, adorable y tierno que eres, Dongminie. Eres como... ah... como mi cama.
-¿Eh? -Dongmin frunció las cejas.
-Sí, porque cuando te veo... -Moonbin se arrebujó a su lado-, me siento feliz.
Dongmin estaba seguro que iba a morir pronto por las dulces palabras que Moonbin le decía debido a su borrachera. Era demasiado para él, nunca nadie antes le había dicho cosas tan dulces en tan poco tiempo.
-Entonces fuimos a beber con Minhyuk y me contaba toda su vida sexual con Sanha -siguió Moonbin -¿Sabes lo que hacen en la cama? -el rostro del alfa se iluminó-. Mi amor, ¿eres elástico?
Oh, santa virgen. ¿Realmente le estaba preguntando eso?
-¿Dónde está Minhyuk? -preguntó para desviar su atención.
-Fue a seducir a Sanha -Moonbin lo abrazó por la cintura-, aunque estoy seguro de que Sanha le dará un golpe - el alfa hizo un pequeño puchero- Quiero dormir contigo, Dongminie, abrazadito a ti y decirte lo lindo que eres.- Su omega soltó un suspiro-. Mi bonito omega.
-Bin, vas a dormir en el sofá -regañó Dongmin.
-¡Noooooooooo! -lloriqueó Moonbin como un niño pequeño- No quiero, no quieeeeero- Moonbin sacudió a Dongmin - ¿Por qué a tu bebé gordo lo dejas dormir contigo?
-¿Le acabas de decir gordo a mi bebé? - preguntó Dongmin, incrédulo.
-Quise decir rechoncho.
-¿Se supone que eso es mejor?
-Si no duermo contigo, voy a morirme.
-No vas a morirte.
-¿Si te canto una canción, me dejarás dormir contigo?
Dongmin iba a negarse, pero ver la mirada insistente de Moonbin le hizo ver que no podría librarse de ella.
-Sólo si tu canción me conmueve - respondió soltándolo, cruzándose de brazos.
Moonbin asintió con entusiasmo, comenzando a aclararse la voz.
Entonces, empezó a cantar:
-Perra, perra, eres una perra, tengo novio pero igual te caliento la sopa porque soy una perra ¡Perra, perra, perra!
Dongmin lo miró de forma inexpresiva cuando terminó de cantar. Moonbin lo miró con una amplia sonrisa.
Unos segundos después, Dongmin comenzó a reírse sin control alguno, sosteniéndose de su estómago para no caerse, en tanto Moonbin se reía también, encantado al ver al omega riéndose con tanta libertad y bajando su guardia totalmente.
A Moonbin le encantaba la risa de Dongmin, era un sonido demasiado encantador y dulce.
Lo atrajo otra vez.
-¿Podré dormir contigo, Dongminie? -le preguntó, ansioso.
Dongmin asintió, sonriendo, permitiendo que los brazos de Moonbin lo sostuvieran esa noche.
Moonbin se sentía en el paraíso a pesar del dolor en su cabeza que parecía romperlo en dos.
Pero qué le importaba, porque cuando abrió los ojos y vio a Dongmin acurrucado a su lado, durmiendo con tranquilidad, todo lo demás desaparecía. Todo lo demás podía irse al diablo, si despertaba cada día del resto de su vida con su omega abrazándolo, durmiendo entre sus brazos como si fuera el lugar más seguro del mundo.
Su omega.
Apretó sus ojos brevemente, haciendo una mueca ante el nuevo dolor de cabeza, pero no se movió, sólo atrajo más a Dongmin en sus brazos. Podía recordar toda la conversación que mantuvo con Minhyuk durante las noches, sus quejas, el verlo cantar karaoke, cuando salieron del bar a tropezones, caminando por la calle mientras gritaban, cantaban y se reían de estupideces. Su amigo había caminado a su casa con la intención de seducir a Sanha para arreglarlo todo, pero Moonbin estaba seguro de que fracasó, porque una de las cosas que más amaba Sanha era dormir.
Y luego él había caminado hacia la casa de Dongmin con la desesperada necesidad de verlo, de sentirlo, de acariciarlo, y cuando lo vio a los pies de la puerta, con su pijama junto con el rostro amodorrado por el suelo, supo que quería a Dongmin como no había querido a ningún omega en su vida.
Supo que Dongmin era suyo, y él era de Dongmin, y nadie en el mundo iba a cambiar eso.
Se había comportado como un idiota, lo sabía muy bien, por lo que se estaría atormentado hasta la muerte por ser como un niño pequeño cuando se emborrachaba. Aunque, siendo sincero, no le importaba en ese instante, porque había hecho reír a Dongmin, e incluso logró meterse a su estrecha cama.
Cuando comenzaran a vivir juntos, Moonbin le regalaría una cama enorme, donde ambos pudieran dormir cómodamente y, por qué no, hacer otras cosas.
Haría todo lo posible para que Dongmin tuviera siempre esa sonrisa preciosa que pocas veces esbozaba, aquella sonrisa que parecía iluminar su día.
Entre sus brazos, Dongmin se removió, abriendo sus ojos con lentitud.
Santa madre de Jesús, ¿acaso su Dongminie se podía ver más lindo?
-¿Moonbin? -le murmuró, levantando la vista- ¿Qué haces en mi cama?
Enarcó una ceja, viendo el momento exacto en el que el chico parecía recordar lo que ocurrió horas atrás. Sin embargo, contra todo pronóstico, no comenzó a gritar escandalizado como se lo esperaba, sólo ladeó la cabeza.
Antes de que pudiera decirle algo, Moonbin hizo un movimiento rápido, dejándolo bajo su cuerpo, impidiendo que se moviera.
-¿Puedo besarte? -le preguntó en voz baja.
Dongmin lo observó con ojos enormes, su boca entreabierta, y se inclinó para darle un beso. Al menos, eso pretendía.
-¡Maaaaaaaaaaaaami!
Dongmin lo echó a un lado cuando la puerta se abrió de un portazo y un rechoncho bebé entró tambaleándose, sonriendo enormemente.
-¿Papi?
Taeyong se detuvo, mirando desde Dongmin hacia Moonbin sin comprender un poco lo que estaba pasando. Dongmin quiso darse un golpe contra la pared, porque la cuna de Taeyong tenía un sistema fácil de abrirla, que el pequeño descubrió sólo unas semanas atrás. Como no era muy alta, además, se bajaba con facilidad e iba a buscarlo cuando no lo veía cerca. Era una fortuna que todavía no descubriera como abrir la reja que tenía en la cima de la escalera, y a veces el bebé la agarraba y la sacudía, gritándole para que lo fuera a buscar.
La sonrisa en el rostro de Taeyong desapareció e infló sus mejillas.
-Mami ¡Mami! -chilló Taeyong, yendo a la cama y comenzando a subirla con esfuerzo. Una vez logró hacerlo, gateó hacia ellos — ¡Mía, mía, mía! ¡Papi feo!
-¡Taeyongie! -exclamó Dongmin cuando el bebé lo abrazó por el cuello, abrazándolo como si fuera un mono- ¡Esa no es forma de saludar a Moonbin!
Pero Taeyong sólo le sacó la lengua a Moonbin, que fruncía el ceño debido al dolor de cabeza por los gritos del niño.
-¿Crees que los cerditos vuelen, Dongminnie? -preguntó Moonbin de pronto.
-¿Eh? -Dongmin lo miró atónito, pero antes de poder preguntar a qué se refería con ello, Moonbin se puso de pie y tomó a Taeyong por la tela del pijama en la espalda, levantándolo en el aire.
El niño chilló por la sorpresa, en tanto Dongmin se sobresaltaba por completo. Moonbin arrugó los labios, sin soltar a Taeyong, para caminar hacia la ventana.
-¡MOON BIN! - gritó Dongmin, horrorizado, cuando Moonbin sacó a Taeyong por la ventana.
-¡AAAAAAH! ¡MAAAAAAAMI! -chilló Taeyong, suspendido en el aire.
-Escúchame, mocoso- dijo Moonbin sin soltarlo un poco -tu mami es mía.
-¡NUCA! -gritó Taeyong.
-MOONBIN, ¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?! ¡DAME A TAEYONG! -gritó Dongmin, poniéndose de pie.
-No hasta que éste mocoso aprenda - gruñó Moonbin, fulminando con la mirada a Taeyong- ¡Tu madre es mía!
-¡NO! ¡NO, NO Y NO!- exclamó Taeyong, pataleando y moviendo sus brazos en el aire.
-¡Te haré volar! -amenazó Moonbin.
-¡MOONBIN!
Taeyong, sin estar un poco asustado, le sacó la lengua groseramente.
Hubo un momento de silencio, donde nadie respiró.
Moonbin entró otra vez a Taeyong y el niño lo abrazó por el cuello mientras el adulto suspiraba, recostándose en la pared.
-¡Mami, i-ba a voal!- chilló con entusiasmo Taeyong.
Moonbin levantó la vista, chocando con la alterada e histérica mirada de Dongmin frente a él. Su expresión se quedó congelada, comprendiendo con rapidez el motivo de lo que hizo y el porqué el omega le observaba con ojos llenos de lágrimas.
-Dongmin, era... -se sobresaltó cuando el chico le quitó a Taeyong de los brazos, respirando aceleradamente.
-¡Eres un idiota! -sollozó Dongmin, ante la sorprendida mirada del alfa por su arrebato-. Creí que... yo pensé que.... -Dongmin no pudo seguir hablando por el llanto, pero no era necesario que lo hiciera para saber lo que quería decir.
Dongmin se sentó en la cama, apretando a Taeyong en sus brazos, que los contemplaba con expresión asustada. Moonbin tomó aire.
-No lo iba a hacer, ¿cómo crees.?
-¡Eres un jodido alfa! -gritó Dongmin - ¡Un maldito alfa!
A pesar de que Moonbin podía comprender parte del arrebato de Dongmin, le dolió ver la repulsión con la que habló. Con la que lo llamó.
-¿Tan poco confías en mí como para creer que pensaba matar a Taeyong? -le preguntó Moonbin, su expresión cansada.
El llanto de Dongmin se detuvo.
Se miraron en silencio, los ojos de Moonbin eran agotados, mientras los de Dongmin se hallaban colorados por el llanto.
-Está bien que desconfíes, Dongmin- continuó el alfa-, pero tuve muchas oportunidades para deshacerme de Taeyong antes, y no lo hice. Pensé que ya habíamos pasado esta etapa — lo vio tragar saliva—. Si cada vez que me acerque a Taeyong vas a reaccionar así, entonces no sé por qué estoy aquí —Moonbin se giró hacia la puerta— Es suficiente por hoy, Dongmin.
-¿Papi?- gimoteó Taeyong.
Pero Moonbin no se giró cuando salió de la habitación, decepcionado y un poco enojado. Estaba tratando de contener toda la molestia y el dolor que lo ahogaba, en ese momento, debido a lo que significó para él que Dongmin todavía no le tuviera la confianza suficiente como para estar a solas con Taeyong. Que todavía dudara de sus intenciones, a pesar de que ya le había demostrado varias veces que no pensaba hacerle algo malo a su bebé.
Si Dongmin no confiaba en él, entonces ellos dos no tenían futuro alguno.
-¡Moonbin!
Se giró mientras bajaba las escaleras, viendo a un deplorable Dongmin lanzarse a sus brazos, sin dudarlo un poco. El alfa tuvo que agarrarse al pasamano para no caerse provocando así un accidente, en tanto Dongmin enterraba el rostro en su cuello, temblando.
-Lo siento -murmuró Dongmin a su oído- lo siento, yo no... Sí confío en ti, lo prometo, es sólo que.. cedí al pánico y.. y Taeyong es todo lo que me queda...
-No -Moonbin lo abrazó-. Me tienes a mí también.
Dongmin asintió sin mirarlo, aspirando el aroma que el alfa exhalaba, tranquilizándose con su toque dulce y amable.
-Dongminie... -susurró Moonbin-, sigo molesto.
El omega parecía querer hacerse pequeño en sus brazos.
-Te lo recompensaré -le respondió-, ¿cómo puedo hacerlo?
Moonbin le levantó el rostro, mirándolo a los ojos.
-Vamos a tener una cita mañana en la tarde - le dio un beso en la frente - y comenzarás a utilizar el anillo de compromiso que pienso comprarte, mi amor.
Mi amor. Sonaba perfecto.
Asintió, dándole un beso a Moonbin en la mejilla y volviendo a aferrarse a él, sin soltarlo un poco.
Dongmin temía que Moonbin desapareciera un día y tuviera que volver a la triste oscuridad a la que ya estaba acostumbrado.
Moonbin sabía que estaba en problemas cuando abrió la puerta y vio a su padre bajo el umbral de esta con una expresión helada.
Al parecer, no bastaba con la terrible resaca que tenía en ese momento, sino también tendría que lidiar con sus inacabables problemas familiares.
-Si es por lo de Hyewon y mamá, ya puedes irte -le gruñó, haciéndose a un lado para darle la pasada.
Por supuesto que tendría que darle la pasada, después de todo, su padre era también un alfa, lo que significaba que Moonbin era un alfa puro al ser hijo de dos alfas, algo poco común en ese mundo. Le otorgaba un puesto de más categoría, se le consideraba superior por ese simple hecho, y ponía más responsabilidades sobre su espalda.
Además, sus padres solían ser más duros con él por eso, esperando siempre lo mejor de Moonbin. Olvidaban, a veces, que su hijo era un alfa y, por lo tanto, no podían obligarlo a algo que no quería.
-Tu madre está histérica porque comentó que su hijo quiere... casarse con un omega que luce más como un prostituto que como una persona decente -dijo su padre a modo de saludo.
Moonbin apretó sus manos mientras fruncía los labios, disgustado totalmente.
-¿Quieres que me haga cargo de ella?- gruñó-. Vienes a perder el tiempo, no pienso casarme con Hyewon ni hacer lo que mamá diga.
Su papá miró el comedor en silencio, examinándolo con cuidado.
-Hyewon es una chica linda -dijo con tranquilidad.
-Hyewon lo único que quiere es una buena posición -replicó Moonbin, apoyándose en la pared.
-Es una chica linda, Moon Bin - la voz de su papá se endureció— ... y es una omega. ¿Qué más quieres? Es inteligente, agradable y tiene buen cuerpo. Follar con ella no te costará nada, y si lo deseas... — hizo una pequeña pausa, antes de sonreír burlonamente — puedes llevarte a ese omega que quieres y tenerlo como un amante. Estoy seguro de que a los dos no les molestará follar contigo al mismo tiempo.
Moonbin sintió su piel ponerse de gallina, mientras una insana y horrible rabia lo llenaba ante lo que su padre había dicho con tanta calma.
-Retira lo dicho ahora mismo -ordenó, sin un ápice de amabilidad.
Su padre frunció las cejas.
-No dije nada malo -contestó el hombre, bufando.
—Dongmin será mi único omega y lo respetaré como tal —dio un paso, sonriendo burlonamente —. Que tú y mamá tengan miles de amantes no significa que yo seré como ustedes, ¿lo tienen claro?
El alfa frente a él se quedó un momento en silencio, sus fríos ojos examinando el rostro de su hijo de forma analítica.
-No voy a permitir que te cases con un omega hombre, Moon Bin, y menos con un omega que ya tiene un hijo - advirtió su padre.
Moonbin mantenía esa sonrisa burlona, pero el resto de su rostro seguía siendo helado y despectivo.
-Ese bebé es mi hijo también, ¿o acaso mamá no te lo dijo? -dio otro paso.
-Somos tu familia, Bin- espetó su padre.
-No -el menor humedeció sus labios - Mi familia desde ahora es Dongmin y Taeyong, nadie más, así que, o me dejan en paz, o nunca más me verán en sus vidas.
Su padre lo miró con desprecio, sin agregar algo más, y terminó por salir de la casa despotricando en voz baja. Apenas se quedó solo, la sonrisa desapareció de los labios de Moonbin, convertidos ahora en una fina línea apretada en señal de molestia.
Si bien no era la primera vez que desafiaba a sus padres, sí era la primera vez que los había visto a ambos de acuerdo con el hecho de que tuviera a una pareja que ellos no aprobaran. Lo que significaba una cosa peligrosa: los dos se pondrían de acuerdo para impedir que estuvieran juntos.
Tendría que apurar sus planes, a conciencia de que las cosas con Dongmin todavía no eran serias, y cualquier paso en falso podría arruinarlo todo. Podía ocurrir que si Dongmin se enteraba de que el estar comprometido con Moonbin, haría que la integridad de su hijo corriera peligro, acabara con todo lo antes posible.
Moonbin no quería pensar en esa alta probabilidad, porque quería desesperadamente a Dongmin como su omega, como su esposo, como su pareja por toda la vida.
Se dejó caer en el sillón, frotando su frente con irritación, y se dedicó a mirar la pared en blanco, pensando en alguna solución a todo lo que estaba pasando.
—¿Hoooola? ¿Sanhaaaaaaa?
—Ah... Ho-hola.
—¿Estás bien, Sanha? —Dongmin arrugó los labios, sosteniendo el móvil contra su oreja—. Suenas agitado.
Hubo un pequeño momento de silencio entre ellos dos, y luego se escuchó un gemido de dolor al otro lado de la línea.
—S... Estoy bi-bien... —Sanha tomó aire — ¿Qué... pasa...?
Dongmin miró a Taeyong, que estaba jugando con las piezas de un juego, concentrado en ello.
—Te quería pedir un pequeño favor, si podías cuidar a Taeyong por el resto de la tarde —preguntó con súplica.
—Ah...— Sanha soltó una risa nerviosa —No... no creo poder, Dongmin...
Soltando un suspiro, Dongmin revolvió su cabello.
—¿Seguro? —insistió con suavidad.
Sanha tosió.
—Verás, Minhyuk y yo...
—Vale, no quiero saber, adiós, pasen una linda noche —y antes de que Sanha pudiera decirle algo más, Dongmin cortó la llamada suspirando, pensando en lo que podía hacer.
Dentro de unos minutos Moonbin vendría para ir a buscarlo y tener su cita, ¿y con quién iba a dejar a Taeyong? Sanha era la única persona en la que confiaba lo suficiente para hacerlo, la única persona que no lo juzgaría, y estaba ocupado con su esposo. Podría contratar una niñera, sin embargo, conocía muy bien a Taeyong para saber que su pequeño bebé podía lucir tierno y amoroso, pero era un pequeño demonio cuando no estaba cómodo.
¿Y si lo llevaba a la cita? No quería pensar en eso, no quería que Moonbin cambiara sus planes o las exigencias de Taeyong estuvieran de por medio. No quería que Moonbin se sintiera presionado a aceptar más a su hijo.
Tocaron al timbre de la casa y soltó un quejido en voz baja. Fue hacia la puerta y la abrió, encontrándose con un ramo de flores y a Moonbin relajado frente a él.
Parpadeó, sonrojándose.
—Moonbin, podías entrar por la puerta.
—Vamos, Dongminie, no me arruines nuestra primera cita —se quejó Moonbin, entregándole el ramo— ¿Estás listo o deberé esperarte para que te arregles?
Dongmin soltó una risa baja, haciéndole pasar mientras negaba con la cabeza.
—No, es sólo que... —bufó—, llamaré a una niñera para que cuide a Taeyong, ¿podrías esperarla?
—Claro —Moonbin se encogió de hombros, entrando al comedor—, pero, ¿no quieres llevarlo con nosotros?
Dongmin volvió a parpadear, observando a Moonbin tomando en brazos a Taeyongie como si nada, haciéndolo reír.
—Qué dices —rascó su nuca—, no quiero que Taeyong te moleste.
—Por favor, Taeyong no me molesta — Moonbin lo observó, sonriendo de lado — Dongminie, somos una familia, ¿no es así?
Familia. Que bien sonaba la palabra en su mente, en los labios de Moonbin. Significaba algo totalmente importante para él, algo que le calentaba el corazón de formas inimaginables y le hacían pensar que, quizás, las cosas podían mejorar a pesar de todo.
—Si no te incomoda, está bien —le respondió Dongmin, sonriendo tímidamente.
—No digas eso —Moonbin se acercó, cargando a Taeyong —. No pienses en mí, Dongmin, piensa en ti. ¿Quieres que Taeyong nos acompañe?
Dongmin lo miró a los ojos, mordiendo su labio inferior, antes de sonreír ampliamente. Tomó la mano de Moonbin.
—Eso me encantaría, Moonbin— dijo al fin, dándole un apretón suave.
—Vamos, entonces.
Dongmin se había esperado la típica cena en un restaurante caro, por lo que no pudo esconder su expresión de sorpresa y entusiasmo cuando Moonbin se estacionó fuera del parque de diversiones.
Taeyong se quedó mirando los juegos con expresión embobada, en tanto Dongmin comenzaba a caminar al lado de Moonbin.
—¡Ese! —chilló, apuntando a una montaña rusa.
Moonbin, mientras pagaba, miró a Taeyong enarcando una ceja.
—Te caerás de allí y quedarás hecho masita en el suelo —le dijo como si nada, tratando de asustarlo.
Pero Taeyong extendió sus bracitos en el aire.
—¡Masia de cedito! —dijo, antes de reírse.
Dongmin también se rió, llenando de besos las mejillas de Taeyong, y Moonbin le tomó la mano sin dejar de sonreír, sintiéndose satisfecho por haber pensado en que ir a ese lugar sería una buena idea.
—¡Ese me-ol!— Taeyong apuntó a un barco pirata, moviendo sus piernas.
—¿A cuál quieres subirte, Dongminie? —le preguntó Moonbin, ignorando a Taeyong deliberadamente, que berreó en señal de protesta.
-¿Oh? -Dongmin puso una expresión de horror-. Oh no, ni loco pienso subirme a una montaña rusa.
-¿Qué? ¿Les tienes miedo acaso? -la voz de Moonbin sonó incrédula.
-¡Podría salirse un tornillo como en esa película y moriríamos!
-Es una película, Dongmin.
-¡MORIRÍAMOS!
-Vale, vale, lo entendí -Moonbin rodó los ojos-¿Y al barco pirata?
-¿Y si se suelta el barco y salimos volando?
-Dongmin...
-¡Volveríamos a morir!
-¡Está bien! - Moonbin apuntó al carrusel, rodando los ojos-, ¿Y ese?
-Es muy aburrido.
-....
-La estoy jodiendo, ¿cierto?- Dongmin pareció retraerse con su propio comentario-, Bueno, si quieres subirte a algo...
-No -Moonbin hizo una mueca de diversión - Es sólo que... me gusta verte así, tan relajado. Tan tú. Me gusta que seas así, Dongminie.
Dongmin sintió sus mejillas ruborizadas y quiso decir algo, pero los nervios se lo impedían en ese momento.
Moonbin lo ayudó a relajarse más, apuntando entonces al edificio donde estaba la pista de hielo, y le dijo que Taeyong podía jugar allí sin terminar hecho papilla. El omega asintió, tomando aire para relajarse, y siguió a Moonbin por entremedio de la multitud de personas.
Una vez en el interior del lugar, Dongmin le puso un casco a Taeyong, que estaba entusiasmado por entrar a la pista. Moonbin, en tanto, iba a buscar algo que le ayudara a sostenerse y no caer al suelo, regresando con un caballito que se impulsaba si se rebotaba en su lomo.
Taeyong dijo que el caballito lucía como su mami, haciendo que Dongmin se enfurruñara, y Moonbin llevara al niño al borde de la pista hasta que el berrinche se le pasara a Dongmin. El muchacho se acercó segundos después para sentar a Taeyong sobre el pequeño caballito con cuidado, mirándolo con una expresión de temor a que algo le pasara.
El niño, en cambio, lo único que quería era que lo dejaran para poder avanzar solo por la pista de hielo.
-No le pasará nada, Dongminie- le dijo Moonbin, apoyándose en la barrera que separaba la pista de hielo del resto.
-Mhn...
El omega suspiró, negando con la cabeza, y empujó a Taeyong suavemente por la pista, que chilló de la emoción mientras rebotaba en el asiento, haciendo que el caballito avanzara sin ninguna dificultad. Taeyong se rió sin control alguno, demasiado feliz de estar allí metido, y Dongmin sonrió, ubicándose al lado de Moonbin.
-No era necesario que viniéramos aquí, Moonbin -le dijo de pronto Dongmin, sin dejar de mirar a Taeyong, que seguía patinando con el caballito en la pista, ajeno al resto.- Sé que querías una cita sólo los dos, tuvimos que-
-No te preocupes, Dongminie -Moonbin le tomó la mano, dándole un apretón- Me gusta pasar tiempo contigo y Taeyongie. Podemos tener una cita los dos solos en otro momento, no importa.
Dongmin mordió su labio inferior, observándolo ahora a la cara mientras Moonbin le devolvía la mirada con calma.
-¿No te sientes celoso? -preguntó en voz baja.
-¿De qué? - Moonbin enarcó una ceja.- ¿De qué estés más pendiente de Taeyongie? ¿Debería estarlo?- el alfa se acercó unos centímetros- Eres su mamá, Dongmin, es normal que le prestes más atención a tu bebé que a tu pretendiente.
-Novio -Dongmin hizo un gesto nervioso- Si me voy a casar contigo, eres mi novio.
Los ojos de Moonbin brillaron.
-¿Lo somos? -humedeció sus labios, llevando una mano a su bolsillo y sacó una cajita pequeña-. Pensaba proponértelo esta noche, Dongmin -la abrió, revelando un anillo de oro puro - Quiero que seas mi prometido. No pretendiente ni novio. Prometido - ladeó la cabeza- Quiero que fijemos una fecha a la boda, cuando quieras, me da lo mismo.
Dongmin enrojeció por completo, sin saber qué decir ante las repentinas palabras de Moonbin, dichas sin vergüenza alguna. Miró del anillo al rostro del alfa, sintiendo sus piernas como gelatina, sin saber cómo sentirse con respecto a ello.
Sabía que era muy rápido, considerando que sólo lo conocía desde hace semanas. Sin embargo, en esa realidad omega-alfa, los instintos se reconocían y se enlazaban con facilidad. Además, el hecho de que le preguntara, cuando simplemente podía tomarlo...
-Yo..
-Si crees que es muy apresurado, está bien -Moonbin hablaba con seriedad - podemos hablarlo más adelante, no quiero que te sientas presio-
-Está bien.
Moonbin se quedó en silencio antes las palabras dichas por el omega con rapidez, que sentía sus mejillas rojas todavía, sin levantar su vista del suelo.
A Dongmin le gustaba mucho Moonbin, le gustaba la forma en la que lo trataba, como si fuera un diamante, aunque no llegara ni a los pies de uno. Le gustaba la forma en la que lo miraba, la forma en la que le hablaba, la forma en la que se comportaba alrededor de Taeyong. Todavía tenía sus pequeños temores, pero estaba aprendiendo a confiar de a poco en el alfa y a sentir que las cosas podían ir bien por primera vez en su vida.
Que Moonbin podía enseñarle a confiar en una persona sin problema alguno.
-¿Estás seguro, Dongmin?- la voz de Moonbin se suavizó y puso un dedo en su barbilla, levantándole el rostro.
-Moon Dongmin suena bien, ¿no crees? - se atrevió a decir el omega sonriendo débilmente.
Moonbin pareció pensarlo un momento, antes de asentir con aprobación.
-Moon Dongmin suena perfecto - respondió, deslizando una mano por la nuca de Dongmin y empujándolo para darle un beso en los labios.
Dongmin cerró sus ojos, sintiendo la respiración de Moonbin contra sus labios, y cuando abrió la boca, se escuchó un grito:
-¡MAMI!
Se alejó al ver a Taeyong echado en el suelo, acostado boca arriba, moviendo sus brazos y pies como una tortuga, el caballito tirado a su lado.
El niño gritaba porque no podía ponerse de pie y rompió a llorar, fastidiado.
Moonbin quería reírse al ver a Taeyong luchando por ponerse de pie, pero sabía que no era lo correcto cuando Dongmin chilló con horror, entrando a la pista de hielo a pesar de que no llevaba patines.
¿Y para rematar la situación? Por supuesto, Dongmin resbaló y golpeó el suelo estrepitosamente con su trasero.
Moonbin no lo aguanto más: comenzó a reírse sin control.
-¡Moonbin! -chilló Dongmin.
Pero Moonbin no podía dejar de reírse, mostrando una amplia sonrisa, arrugando sus ojos y sosteniéndose de la pared para tratar de calmarse un poco. Dongmin, desesperado, se arrastraba hacia Taeyong que había dejado de lloriquear, para quedarse echado con una expresión enfurruñada.
Todavía se podían oír las risas del castaño cuando Dongmin salió con esfuerzo de la pista, arrastrando a un malhumorado Taeyong entre sus brazos.
Por supuesto, la risa se le acabó cuando Taeyong le hizo un gesto grosero, que decía claramente "me caí a propósito para quitarte la atención de mamá, estúpido".
Ese engendro.
Soltó un gruñido de celos, ayudando a Dongmin a ponerse de pie, que tenía otra vez esa expresión enfurruñada en su rostro, ese gesto raro que hacía con sus labios que indicaba que estaba disgustado.
Trató de controlar la pequeña risa que quería salir de su boca, pero resultó imposible.
Dongmin lo miró, fastidiado, y luego sonrió minúsculamente.
-Me has mentido todo este tiempo -dijo de pronto, haciéndolo callar. Moonbin lo miró con una ceja enarcada- Tú tienes la sonrisa más hermosa del mundo, Bin.
No pudo evitarlo: ahora fue el turno del alfa de ruborizarse. Sus mejillas se sentían repentinamente calientes y desvió la vista, avergonzado por las palabras de Dongmin dichas con cariño, con ternura.
Quería comérselo a besos de pronto, pero sabía que si se acercaba, Taeyong comenzaría a protestar. Ese bebé era del diablo.
Se limitó a tomarle la mano y pasar un brazo por su cintura, dándole un pequeño beso en la mejilla.
-Vamos, aún nos quedan muchos juegos a los que ir.
Aunque, por supuesto, apenas se subieron a algunos: primero, porque Taeyong era demasiado pequeño, y segundo, debido al miedo de Dongmin por los juegos de alta velocidad. Moonbin lo aprendió de la peor forma luego de dejar al bebé con un guardia, en tanto la pareja se subía a una montaña rusa y el alfa terminó sordo de un oído al escuchar los gritos del pobre de Dongmin.
-Creo que salimos muy bien en esta fotografía -dijo el omega cuando iban de regreso a casa.
Moonbin se detuvo en un semáforo, observando la fotografía que Dongmin mostraba, y sonrió de lado. Por supuesto que salían bien, con la rueda de la fortuna de fondo, Dongmin riéndose mientras sostenía entre sus dedos un algodón de azúcar, en tanto Taeyong aplaudía, sentado en los hombros de Moonbin. El alfa miraba a Dongmin con una minúscula sonrisa, agarrando su mano fuertemente. El omega llevaba unas orejas de panda y Moonbin portaba unas de gato.
-La pondré en mi oficina -dijo Moonbin cariñosamente.
-La familia Moon- comentó Dongmin, abrazando el oso de peluche que Moonbin le había conseguido en uno de los juegos.
-Moon... Tae... Taeyongie. -balbuceó Taeyong en el asiento trasero, medio dormido.
La pareja se miró sin dejar de sonreír, y minutos después, Moonbin se estacionó fuera de la casa de Dongmin.
-Gracias por la cita, Moonbin -murmuró Dongmin con timidez.
El mayor le tomó la mano, dándole un pequeño beso.
-Te llevaré a más citas - dijo calmado.
Dongmin abrazó al oso con más fuerza, mirándolo a los ojos.
-No es necesario, estoy acostumbrado... -hizo una pequeña pausa- a que todo vaya rápido, Moonbin.
El alfa no desvió la vista, observando la triste expresión de Dongmin.
-¿Cómo fue él?
-Se llamaba Lee Sangyeon- dijo el omega, apoyándose en el respaldo de la silla con una mueca en los labios- Yo vivía en las calles desde los trece años, por lo tanto, cuando tenía mis celos, solía esconderme bajo algún puente de Seúl para... para que nadie me oliera... a los dieciséis no alcancé a llegar y.. y Sanggie me encontró escondido en un callejón.- Moonbin le dio un suave apretón.- Pero-
-Abusó de ti.
-Si -Dongmin mordió su labio inferior.- Me marcó ahí mismo y dos semanas después nos casamos. Así que ya ves... nunca tuve una cita con mi alfa -el mayor comenzó a hacer círculos con su dedo pulgar en la palma de la mano de Dongmin, haciéndole saber con eso que estaba allí-, Sanggie trabajaba como asistente del director de una compañía de autos, así que ganaba mucho, lo suficiente como para... para mantenerme contento, como él solía decir. Era guapo, muy guapo, no tanto como tú, claro. Era de... de estos alfas conservadores, por lo que no me dejó trabajar, y tampoco quiso que terminara mis estudios ya que no los iba a necesitar, según él.
Con las últimas palabras, Moonbin sentía que se crispaba levemente. La gran mayoría de los alfas eran conservadores en muchos sentidos, en especial en cuanto al lugar que le correspondía al omega dentro de la sociedad: creían que debían quedarse en casa todo el día, limpiando y teniendo la cena lista, cuidando a los niños y siempre sonriendo.
Pura mierda, pensaba Moonbin.
-Por lo que... me quedaba en casa la gran mayoría del tiempo y tuve que aprender a cocinar. Las primeras veces todo me quedaba horrible -soltó una risa amarga - y cuando eso sucedía, Sanggie se encargaba de hacerme saber con un buen golpe a no cometer el mismo error. Le tenía un miedo horrible, a pesar de que sabía que era mi alfa, pero no podía evitarlo. En especial cuando la noche llegaba y él quería follarme, porque sólo buscaba su propio placer.
Moonbin lo atrajo, sintiendo ganas de vomitar, de matar a ese alfa que había osado hacer sufrir a Dongminnie.
-Pero de todas formas. fue un matrimonio normal. Siempre que yo asintiera en todo, las cosas iban a estar bien porque Sanggie así lo quería... ¿Te confieso algo? -Dongmin lo miró- Me... me alegro de que hubiera muerto.
-Yo igual -concedió Moonbin -, Era un hijo de puta.
-No -le interrumpió Dongmin- Estoy alegre de que muriera porque... porque si siguiera vivo, yo no podría estar contigo, Moonbin. No habría podido ser tu omega- el menor ocultó su rostro en su pecho.- Quiero ser tu omega.
Las palabras de Dongmin hicieron que su estómago diera vueltas, su corazón se acelerara en unos segundos, y una increíble sensación de felicidad y calidez se extendiera por todo su cuerpo. Estrechó a Dongmin en sus brazos, levantando su cabeza, chocando con sus ojos, y le acarició la mejilla.
Luego, se inclinó y le dio un pequeño y suave beso en sus labios.
Los labios de Dongmin eran suaves, tiernos y dulces. Se acoplaban perfectamente a los suyos sin ningún problema, y deseo poder quedarse allí todo el tiempo del mundo.
Pero, por supuesto, necesitaban respirar, así que se alejó luego de unos segundos.
-Y yo quiero ser tu alfa, Dongminnie -le susurró, antes de volver a darle otro beso.
Gracias por leer<33
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