𝙸𝚗𝚝𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚌𝚒𝚘́𝚗
Se supone que era un trabajo común y corriente. Ser secretario no requería una larga lista de requisitos que involucraran propósitos personales, costumbres, inclusive, horario de comida, si sabía cocinar... llegando al punto de cuestionar si tenía alguna relación amorosa.
¿En qué tipo de trabajo se estaba metiendo?
Porque de todas las entrevistas a las que asistió, ninguna fue tan íntima como la que había pasado y ahora se encontraba mirando el contrato en el piso más alto del edificio Jeon.
Detrás del escritorio estaba el asistente personal, como también, el propio Jeon JungKook; el cual, no preguntó por su formación académica, o al menos no fue quisquilloso con que tuviera una licenciatura culminada que fuera de ayuda.
Los nervios le estaban consumiendo. La desconcentración en lo que leía era tangible, no contando que su lobo omega se regocijaba por las feromonas del alfa sentado frente a sí.
Le miró de reojo, estaba analizando cada aspecto mínimo en su persona. De repente, el hombre se elevó del asiento, haciéndole sentir inquieto por el acto tan inesperado.
—Le daré espacio para que lea el contrato sin distracciones. Tiene quince minutos, joven TaeHyung —avisó, dándole una mirada al asistente para que se quedara con él.
El pelinegro no tuvo tiempo de responderle, únicamente se limitó a verlo salir mientras aflojaba su corbata.
Su lobo chilló por aquella distancia, mas se conformó con estar en un espacio donde solo sus feromonas estaban esparcidas a sus anchas.
Mirando al empleado concentrarse en la tableta, Kim se dispuso a leer en calma los papeles en sus manos, pasando hoja por hoja, sus labios entreabriéndose cada tanto, su rostro volviéndose confuso, hasta que cayó en cuenta.
Ahora le entrevista tenía sentido.
Cada pregunta basada principalmente en aspectos no laborales, cada palabra elegida para cuestionarle; su aroma se inquietó. Dulce y agrio, una combinación que no era para nada agradable al olfato por la frambuesa como azucenas marchitas, añadiendo a eso, la amargura de la menta.
¿Era esto una especie de broma sarcástica la que intentaban hacerle?
Sí, era un omega. Según la sociedad debía permanecer en casa a la espera de un esposo que le proveyera estabilidad económica, como amorosa. No conocía personalmente al presidente Jeon, pero si esto era una clase de broma por causa de su casta, juraría que ese estúpido alfa lo pagaría, incluido el secretario.
No sabía cómo, pero si intentaban burlarse nuevamente de su persona, no lo toleraría fácilmente. Suspiro con fuerza, sintiendo su cuerpo alivianarse.
Sus manos temblaron tan pronto siguió al apartado de las condiciones del alfa, queriendo saber si él tenía alguna clase de derecho para dicho contrato.
Lo cual de cierta manera beneficiaba un poco con cosas materialistas, mas igualmente la desventaja estaba explícita.
Miró al secretario, pensando bien sus palabras para solicitar tiempo de espera a firmar el contrato. Muy a pesar de que era tan descabellado unirse a un hombre por contrato, la vida de su madre estaba en riesgo y sabía que ninguna empresa, o institución laboral de prestigio, le daría el empleo.
Era un omega, no tenía muchas opciones.
—¿Puedo hablar con el señor Jeon? —Preguntó nervioso.
Sintió a su lobo agitarse en el interior, puesto que el omega lo reconocía como su alfa y sabiendo que le ofrecía un contrato tan... comprometedor. Estaba en duda su respuesta.
El secretario asintió, caminando en dirección a la puerta; luego de unos segundos, ambos ingresaron, aunque JungKook le pidió a su empleado que esperara afuera.
TaeHyung observó cada movimiento del alfa castaño. No entendía el motivo de recurrir a los días ajetreados en entrevistas solo para que uno de ellos fuera escogido como su futura pareja, en un contrato lleno de cláusulas que debían ser cumplidas o sería sancionado económicamente.
—¿Has decidido aceptar? —Cuestionó, su voz grave llenando el sepulcral silencio de la oficina.
A Tae le recorrió un escalofrío por la espalda baja al escucharlo, además de su aroma estar dulce y un poco más fuerte de lo normal, no sabía por qué, pero era demasiado seductor. Su actitud indiferente, pero el lobo en su interior pidiendo algo más, igual que el propio.
El pelinegro se inclinó a un costado del escritorio, casi sentándose en este, prestándole atención a lo que el omega fuera a decir.
Esperaba que él aceptara el contrato, de lo contrario, su asistente le reprendería por aceptar a alguien sin conocer a profundidad; el historial del joven era demasiado general, por ende, mientras salía fuera de la oficina, se encargó que su asistente investigara detalles, desde el segundo en que dio su primer respiro, hasta su encuentro en la entrevista.
TaeHyung bajó la mirada, pero la regresó instantáneamente, buscando respuesta para el empresario. Sus dudas incrementaron al finalizar la lectura del contrato, se sintió frustrado por un momento; así que, luego de llegar a una conclusión decidió que al menos deberían darle un plazo para pensar en la respuesta.
—Tengo muchas dudas con respecto a los motivos detrás de este contrato, también sobre el plazo para firmar, dado que un lazo es una situación crucial en mi vida —comentó, sorprendiendo un poco al alfa, aunque no demostrara reacción facial al respecto.
JungKook pensó por un instante. No había establecido un límite de tiempo para el beneficiario del salario, pues no veía necesario colocarlo, porque ¿Quién se negaría a un romance con él?
Un alfa de linaje, prestigio, inteligente, millonario, varonil y sexi. Era lo que cualquier omega o alfa desearía, aceptarían de primera instancia con solo saber que le tenían en bandeja de oro, solo era decisión de ellos aceptar o negarse.
No creía que un lazo fuera para tanto, aunque sabía que los omegas podían sufrir, hasta morir de tristeza por un lazo roto; sin importar que careciera de afecto, mas Jeon Medical poseía tratamientos para eso, no había razones para preocuparse.
—Entiendo que sea crítico el aceptar o no, pero como puedes rescatar del documento, no hay fecha para aceptar debido a que es una contemplación del momento en el que se ofrece —aclaró con firmeza, mojando sus belfos por un instante—. El motivo detrás solo se hablara una vez firmes que aceptas cada término y condición —concluyó.
El omega asintió comprendiendo un poco, mas optando por tratar de que, aunque sea, el hombre soltara breve información para validar el requisito inquietante.
—Comprendo, pero también atenta con mis derechos el no darme la información que corresponde —suspiró, colocándose de pie y reordenando su cabello con gracia—. Realmente ocupo el dinero, pero no puedo aceptar un lazo con un desconocido como si nada, y menos si no pretende darme a conocer detalles para aceptar el contrato —explicó.
Reverenció por respeto, y se encaminó a la salida, resignado a negarse aceptar la propuesta, incluso si se trataba del hombre al que le había predestinado la luna. Simplemente tenía asuntos más relevantes por los cuales preocuparse.
Jeon JungKook vio la determinación en su porte, era un joven astuto e ingenioso, digno de convertirse en su pareja; es probable que fuera un buen candidato para asumir un papel principal en su vida y, llevar aquella mentira a la realidad.
Quizás él no tenía en cuenta lo que una marca significaba, y la responsabilidad que conlleva portarla. Era inexperto, pero necesitaba una excusa para zafarse de su destino antes de que la anciana falleciera.
—La única forma de anular un contrato prenupcial, es que tenga una pareja enlazada a mí porque mi lobo le ha escogido —declaró, haciendo al omega detener su caminar.
TaeHyung suspiró, sintiéndose plenamente confundido, intrigado y, un poco, feliz por parte del animal interno.
JungKook analizó al omega con detenimiento. Esperando una reacción, pero sabía que debía agregar más, y quizás una diminuta mentira piadosa podría empujar al hombrecito en aceptar su petición.
—Mi abuela se niega a anular el contrato, a menos que presente a un omega que mi lobo haya elegido —agregó—. Ella está demasiado enferma, así que no habrá necesidad de mantener nuestra unión luego de un año, solo tengo que demostrarle que soy plenamente feliz a lado de alguien —puntualizó.
TaeHyung cerró la puerta y giró a verlo. El rostro del hombre se había transformado a uno apacible, gentil. Sensible.
No esperaba que aceptara informarle solo porque sí, después de todo, le llovían posibles aspirantes a llevar su marca con orgullo sin justificaciones.
Aunque centrándose en el objetivo de ese contrato, se sentía un poco triste por la mentira que sufriría la mujer de mediana edad.
¿Por qué fingir un romance cuando bien podía intentar amar a su prometido, o prometida?
Los contratos prenupciales eran comunes en los estratos altos, no entendía la razón para negarse a aceptar un matrimonio arreglado si era lo que hacían los de la clase del hombre frente a él.
—Aun así, ¿no cree que debería intentar ser feliz al lado de la persona a la que le han prometido su mano? —Preguntó, avanzando unos pasos.
El alfa reflexionó brevemente, intuyendo a qué se refería el otro casi frente a él.
—Si quisiera intentarlo, no habría hecho una exhaustiva búsqueda de candidatos para este contrato —respondió, mostrando los papeles al elevarlos, para al final aventarlo al escritorio—. Claramente no es lo que deseo. El compromiso no está en mis planes ahora, pero al menos puedo cumplir la petición de mi abuela por un determinado tiempo. ¿No crees?
Su voz trataba de convencerlo, como una sirena con el solitario marinero de una embarcación, en medio del amplio y ancho mar.
Profesando apoyar su salvación. En este caso, la de ambos.
El hombre de traje se acercó a él, lo suficiente como para compartir un diálogo parsimonioso y apenas audible a cualquier tercero inexistente en la habitación. Dejó escapar un suspiro.
—Mencionaste que necesitabas el dinero, ¿no es así? —El omega asintió, sintiendo un escalofrío pasar por su espalda baja al sentir la fragancia varonil con sus feromonas suaves—. Podemos negociar el sueldo en este instante, acomodaré el dinero a tus necesidades. Solo pide y yo pagaré hasta el doble del triple solo por tu ayuda en esto —suplicó con disimulo.
El pelinegro contuvo el aire, su lobo se agitó, reaccionando a la tensión del ambiente que aquel desconocido alfa impuso.
¿Dónde más iba a encontrar una oferta tentadora y capaz de solventar los gastos médicos de su madre?
«Lo siento, madre.»
—Firmaré, pero que quede claro, debe mostrarme un nuevo contrato donde también estén mis condiciones de esta propuesta —aceptó.
El alfa de rasgos impetuosos giró su rostro, suspirando aliviado y con una pequeña mueca, muy parecida a una sonrisa; lo cual hizo suspirar al menor.
—Oiga, escúcheme —llamó el omega, y el pelinegro regresó su vista—. Si haremos esta mentira, también deseo mis condiciones sobre mi cuerpo —espetó amablemente, pues estaba desesperado por el dinero, mas no cegado para quedar a su merced.
—La marca es un hecho, no es negociable —se adelantó a pronunciar—. Puedes negociar el lugar del acto sexual, pero no la marca en tu cuello —aclaró con neutralidad, haciendo un gesto que quizás TaeHyung debió ignorar.
No lo hizo. Por supuesto que no. Era un hombre, un omega... un ser humano con vibrantes sentires.
«Es demasiado sensual.» Pensó.
El sonrojo en su rostro se instaló fugazmente, y el castaño al visualizarlo podría asegurar que las estrellas en decadencia adorarían formar parte de sus mejillas, como un atributo natural de su cuerpo; consiguiendo así, la velocidad anhelada al descender.
¿En qué lío se estaban involucrando, especialmente el omega Kim?
Porque cuando pensó que ser asistente de Jeon JungKook se trataba, únicamente, de hacer lo que le ordenará de manera administrativa, no se visualizó teniendo sexo con su jefe.
Hola, ya sé que me tarde un siglo en actualizar la introducción, pero honestamente ya no sé qué actitud y personalidad debería colocar en mis protagonistas y fue todo un reto saber cómo deberían actuar o reaccionar ante todo.
Así que, como ya he decidido qué clase de actitud definirá a estos dos guapos hombres, poco a poco me iré poniendo al corriente con actualizaciones. ♡
Nos vemos pronto. :3
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