XVII
Los primeros meses de convivencia fueron buenos, a pesar de que muchas veces Honey tuviera que abofetearle cuando hacía o decía algo que no correspondía. Jackson había aprendido, a base de miedo y terror, que desafiar a su alfa no era algo bueno, no si quería terminar con su rostro sin golpe alguno y siendo violado sobre la cama matrimonial para remarcar l a supremacía del alfa sobre su omega.
Pero para su propia fortuna, cuando quedó preñado, las cosas parecieron cambiar un poco: Honey podía ser agresivo con él, pero no era tan estúpido como para pegarle o abusar de él estando con un bebé en camino. Después de todo, a los alfas les encantaba tener a sus omega preñados, demostrando que cargaba con su cría y le pertenecía por completo.
A Jackson realmente no le importaba, no cuando sintió las primeras pataditas de Minho, y su instinto maternal conectó con el bebé, haciéndolo sentir feliz, cálido, contento, de tener algo a lo que aferrarse.
Incluso Honey suavizó la forma de tratarlo, soportando sus antojos, berrinches y llantos como si nada, aceptando que todos esos cambios venían del hecho de llevar a Minho en su vientre, aunque si Jackson lo pensaba en retrospectiva, su alfa le cobró después su comportamiento por puro placer.
- Jackson, deja de trabajar en el jardín - había dicho Honey una tarde que llegó del trabajo, encontrándolo inclinado sobre el rosal, su abultado estómago de cinco meses notándose por debajo de las enormes ropas que llevaba - No le hará bien al bebé.
Jackson asintió, distraído, entrando al comedor luego de limpiar sus zapatos para no ensuciar, y se sentó el lado de Honey, su instinto omega buscando protección del alfa a pesar de que no le quisiera.
Pero todo el mundo siempre le haba dicho que un omega necesitaba de una alfa, así que estaba acostumbrado a comportarse de esa forma por mucho que despreciara a Honey en el fondo.
El alfa pasó un brazo por sus hombros, atrayéndolo, y Jackson ronroneó por el gusto, sintiendo la sonrisa de orgullo que esbozaba el alfa.
Bien. Tenía que mantenerlo feliz y contesto.
- ¿Cómo le vamos a poner al bebé? - preguntó entonces, llamando su atención.
- No me importa, busca tú un nombre - respondió Honey como si nada.
Arrugó los labios, disgustado, pero trató de no mostrarlo porque sabía que eso no le haría mucha gracia al alfa.
- Minho. Rima bien con Lee - hizo una pausa - Lee Minho. ¿Te gusta, Honey?
Honey suspiró, pensativo.
- Suena bien.
- Además, es un nombre unisex - prosiguió como si nada - Puede usarlo una niño o un niño. ¿Qué te gustaría que fuera?
Honey le observó.
- Alfa. Quiero un bebé alfa.
Por supuesto, claro que sí, ¿no era obvio?
Todo el mundo quería bebés alfas porque así tenían su vida asegurada.
Asintió con una sonrisa correcta.
- Será alfa, estoy seguro de ello - acarició su viente, sintiendo una patadita y se rió - ¿Lo ves? A Minho le gustaría ser alfa.
Honey hizo una mueca.
- ¿Qué te he dicho sobre reírte, Jackson?
Borró su sonrisa y bajó la cabeza sintiendo su garganta apretada.
- Que no debo hacerlo - murmuró sumiso - Que... no puedo reírme con la boca abierta.
- ¿Y eso por qué? - siguió insistiendo Honey con tono demandante.
Se ponía más feo, solía decir.
- Porque muestro mis dientes, y si los muestro, no soy bonito - contestó complaciente - A ningún alfa le gusta tener a una tortuga como omega.
Escuchó el ruido de satisfacción de Honey, sin embargo, no le miró, siendo consciente de que sus ojos seguían llorosos por la situación.
- Así me gusta - Honey, por supuesto, no hizo caso de la pena de su omega - Sabes, cuando tengas a Minho, he pensado que podemos mudarnos.
Jackson le observó de reojo, mordiendo su labio inferior.
- Si tú así quieres, está bien - contestó con tono monótono.
- Me están ofreciendo un traslado a China - prosiguió Honey satisfecho, sin percatarse de que a Jackson se le iluminaron los ojos al mencionar su país natal -, ya estoy haciendo los trámites para comprar un departamento. Había pensado en ir yo solo, pero luego me dije que no te quiero lejos de mí - Honey le miró, brillo cruel en sus ojos - De seguro, si te dejo solo, te abrirás de piernas a otro alfa.
Se estremeció, pero no reclamó.
Putas. Los omegas eran putas.
Eso decía todo el mundo.
Pensando sólo en follar, en ser dominados, en tener un alfa que le dejara lleno de semen y preñado.
Sin sueños, sin metas, sin otro objetivo en la vida.
Pero Jackson soñaba algún día con poder ser feliz.
- Iré donde tú quieras que vaya - respondió como si las palabras de Honey no le hubieran afectado.
Jackson soñaba con tener libertad algún día.
*****
Despertó agitado, el sudor recorriendo su frente mientras cubría su boca para contener las ganas de vomitar, y apoyó sus pies en el suelo, respirando aceleradamente para tratar de recomponerse.
Agua. Necesitaba agua, su garganta seca se lo pedía a gritos.
Tragó la bilis, el repugnante sabor dejándolo enfermo, para luego salir del cuarto que Yugyeom le había prestado una semana atrás, dirigiéndose al baño para poder tener un vaso con agua y poder relajarse un poco.
Llevaba mucho tiempo sin soñar con Honey.
Sabía que era su omega el que estaba reaccionando de esa forma debido a la lejanía con JaeBum, debido a que ya no tenía un alfa que lo protegiera, y frunció el ceño a su reflejo en el espejo, observando su rostro ojeroso y pálido, sus labios rotos por haberlos mordido tanto tiempo, su pelo sucio y como paja.
Jackson siempre se había cuidado mucho para tratar de lucir bonito y decente, aunque a él no le gustara demasiado su propia imagen, pero Honey le metió todas esas ideas a la fuerza para poder cumplir los estándares de lo que consideraban el omega ideal.
Se esforzó también por ser ese omega ideal para JaeBum, pero las cosas habían acabado igual de mal que la primera vez, sólo que ahora ya no tenía a nadie ni nada a lo que aferrarse.
Perdió a su alfa. Perdió a Minho. Perdió sus cosas, su vida, su felicidad, su...
No.
Era una sola cosa la que no perdió.
Jackson no perdió nunca ese sueño que tuvo desde que era pequeño y pudo comprender por fin la dura vida que le tocaba vivir por ser un simple omega.
Una pequeña parte suya seguía anhelando esa libertad que todos le negaron sin darle una segunda mirada.
Jackson se sentía como un inútil, como un perdedor en ese instante, pero sabía, muy en el fondo de su corazón, que todo eso se debía al hecho de que estaba acostumbrado a depender de un alfa porque así se lo habían enseñado, porque todo el mundo lo convenció de que eso era lo correcto, y ahora que perdió todo lo que amó, ¿qué otra cosa le quedaba?
No podía seguir dependiendo de JaeBum, de un alfa, para poder seguir caminando.
Su omega no necesitaba un alfa, aunque toda la gente quisiera decirle que tenía que haber un alfa a su lado.
Humedeció su rostro, frotando sus ojos, para luego salir del baño, pensando entonces en el sueño que tuvo, en esa conversación que había mantenido con Honey, y una idea vaya llego a su mente mientras caminaba hacia la cocina, las luces del comedor encendidas.
Se echó para atrás, volviendo al pasillo oscuro, cuando escuchó la voz de Yugyeom.
- No voy a abusar de él.
Jackson cubrió su boca con sus manos para que su respiración no sonara con tanta fuerza, y presionó su espalda contra la pared, tratando de calmarse para no soltar hormonas omegas de miedo.
Trató de agudizar su oído, pero Yugyeom estaba hablando por celular así que no podía oír a la persona al otro lado de la línea.
- Puedes irte a la mierda - espetó Yugyeom entonces, con tono furioso -, cuando me dijiste que podía recuperar el contacto con Jackson, no pensé que ibas a ser tan hija de puta, KyulKyung.
Oh.
Jackson observó la oscura pared frente a él, sus manos todavía presionando sus labios, sintiendo como una rabia insana se apoderaba de su interior al comprender todo en cinco rápidos segundos.
Por supuesto, ¿cómo había sido tan idiota?
Toda esa última mierda no podía ser una jodida casualidad. Yugyeom, la cafetería, su padre...
KyulKyung había tomado el pasado que creía muerto y lo obligó a volver a él para destruirlo.
Tan inteligente, esa pequeña perra era tan inteligente, y él fue incapaz de verlo.
- ¡Lo quiero! - espetó Yugyeom - ¡Pero no de esta forma! ¡Si él va a quererme, que sea por decisión propia, no porque lo forcé!
- Nunca voy a quererte.
Yugyeom se quedó quieto mientras Jackson entraba al comedor, tranquilo, calmado, su voz helada y fría.
Miró a la persona que había sido su mejor amigo girarse, su rostro lleno de pavor, y sólo pudo sentir desprecio por Yugyeom, por haber sido parte de todo ese juego del gato y el ratón que su hermana había iniciado.
- Jack-Jacksonie... - balbuceó Yugyeom cortando la llamada.
Jackson ladeó la cabeza, decepcionado.
- ¿Te acercaste a mí desde el principio gracias a KyulKyung? - dijo un paso, su boca haciendo una mueca - Ese día en el que estaba con Minho, JeongIn y HyunJin, ¿ibas dispuesto a hacer de mi vida una miseria por un simple capricho de niños?
Yugyeom, es ese instante, no lucía imponente o poderoso como todos los alfas; por el contrario, lucía avergonzado, bajando la vista ante cada palabra que soltaba, como queriendo desaparecer de allí.
- No pensé que... Creí que... Quería mostrarte que JaeBum no era correcto para ti, que...
- No te he preguntado eso, Yugyeom.
El alfa tragó saliva.
- KyulKyung me buscó.
Jackson soltó una risa entrecortada, sacudiendo con la cabeza, sintiéndose aturdido y herido porque todo era una mierda, todo era una completa mierda.
- Me voy ahora mismo - espetó girándose.
- Jackson, por favor, puedo...
- No quiero verte nunca más en mi vida - le gruñó - Si te acercas, Yugyeom, prometo matarte con mis propias manos.
El alfa no lo siguió porque sabía que Jackson no estaba bromeando.
*****
JaeBum estaba en el patio de la casa, observando las flores que con tanto esfuerzo Jackson había estado regando los últimos meses, cuando se giró para ver a Minho jugando con dos autitos pequeños, haciendo que chocaran entre sí mientras arrugaba los labios y fruncía el ceño.
Normalmente, no habría tomado en cuenta esa acción, pero algo no parecía bien.
- Minho, Minho, deja de hacer eso - pidió con suavidad.
Minho lo ignoró, golpeándolos con más fuerza, haciendo ahora una mueca con su boca.
Los sonidos realmente lo estaban poniendo más nervioso que nunca.
No había hablado con Jackson desde hace unos tres días atrás, cuando el omega lo llamó para conversar unos minutos con Minho, sin querer intercambiar muchas palabras con él, además de que ambos sabían que si KyulKyung se llegaba a enterar de eso iban a estar en problemas, pero desde entonces, su móvil había permanecido en total silencio y Minho parecía más y más frustrado con el pasar de las horas.
Por otro lado, hace cuatro días también, se dio cuenta de que JeongIn y HyunJin ya no aparecían, y notó que Mark y YoungJae habían decidido mudarse.
Deseaba conversar con ellos, pero su madre le había advertido que si pensaba retomar su antigua vida, iba a decir toda la verdad sobre el padre de Minho y haría que lo mataran para luego asesinar a Jackson.
Y JaeBum no podía permitir eso, así que había aceptado cada condición que su madre y KyulKyung le había impuesto con la boca cerrada y una mirada rabiosa, todo fuera para proteger, para mantener a salvo, a Jackson y Minho.
- ¡Basta, Minho! - ordenó poniéndose de pie.
Se suponía que debía estar trabajando, tomando su puesto como jefe de la empresa de sus padres, pero no se atrevía a dejar a Minho solo, no se arriesgaría a que le hicieran algo porque no estaba a su lado.
Minho golpeó una vez más los juguetes para luego tirarlos, rabiando también.
El bebé lo miró con ojos llenos de furia.
JaeBum recogió los autitos.
- Estos juguetes te los compró mamá con mucho esfuerzo, no los rompas de esta manera - regañó con tono duro.
Minho soltó un gruñido bajo.
- No ipola. Odio a mamá.
JaeBum le observó en un silencio helado.
- No digas esas cosas - espetó incrédulo.
Minho volvió a gruñir, enojado, enfurecido.
- Odio a mamá - repitió.
El alfa trató de tomarlo en brazos, pero Minho se sacudió, enojado, manoteando sus brazos para impedir que lo levantara.
- Si Jackson te escuchara, lo harías llorar - dijo perdiendo la paciencia.
- No ipola - contestó Minho - Lo odio. Odia a mamá, odio a Innie, odio a Jinnie - el niño lo miró - Te odio.
JaeBum apretó sus labios en una mueca de rabia, tratando de contenerse para no zarandear a Minho y hacerle entender que reaccionar así no estaba bien, que no ayudaría en nada a superar el dolor que sentía, que debía comprender que, si Jackson no estaba a su lado, no era por decisión propia sino porque lo obligaron.
Aunque, por supuesto, eso no terminaba de explicar la ausencia de sus llamadas.
Abrió la boca para decirle algo, pero entonces, tocaron al timbre de la casa. Sabía que no era KyulKyung porque se había apropiado de ese lugar como si fuera suyo desde siempre, y su instinto sabía también que no era Jackson porque no reconoció la presencia omega que tanto amó, así que con una última mirada de advertencia hacia Minho, diciéndole con la mirada que no hiciera un desastre, caminó para abrir la puerta.
Tuvo que contenerse para no soltar un gruñido de odio al ver a Yugyeom frente a él.
Sin embargo, antes de poder hablar para mandarlo a la mierda, Yugyeom hizo un gesto con los labios, pidiéndole que se mantuviera en silencio.
En cualquier otra situación, JaeBum habría cerrado la puerta sin dudarlo, pero considerando que Jackson se estaba quedando con Yugyeom, y el alfa realmente lucía desesperado por hablar con él, lo hizo pasar.
Yugyeom observó el interior de la casa para luego caminar en dirección al patio, JaeBum siguiéndole, y cuando ambos estuvieron fuera, cerró la puerta de vidrio que daba al interior del hogar.
Minho se puso de pie, sus manos sosteniendo los dos carritos que antes había golpeado.
Yugyeom lo miró.
El niño soltó un gruñido.
- MinMin, tranquilo, no pasa nada - pidió JaeBum en tono calmo.
Los últimos días, Minho había pasado a convertirse de un niño cálido, hablador y juguetón en un niño callado, agresivo y frío con todo el mundo. JaeBum sabía que era un mecanismo de defensa ante la falta de su figura materna, ante la falta de Jackson a su lado, pero no sabía qué hacer para evitarlo.
- Te están vigilando - murmuró Yugyeom entonces, llamando su atención - KyulKyung y tus padres, te han estado vigilando todo este tiempo.
JaeBum hizo un gesto despectivo.
- ¿Crees que no lo sé? - escupió - Conozco a mis padres y a esa perra.
Yugyeom sacudió la cabeza, frotando su nuca.
- Jackson se marchó - confesó -, hace tres días, Jackson se fue de mi departamento y no ha regresado. Guardó sus cosas y no dijo nada más.
JaeBum le miró, parpadeando, y antes de darse cuenta, tenía agarrado a Yugyeom de la camisa, importándole poco si era más bajo o delgado: su alfa interno estaba furioso por la incapacidad de Yugyeom para cuidar a Jackson, así que debía desquitarse con algo.
Aunque, por supuesto, él no lo había cuidado mejor.
Lo empujó contra la cerca, gruñéndole.
- ¿Qué mierda hiciste? - espetó JaeBum.
Yugyeom lucía realmente mortificado y apenado por la situación.
- KyulKyung me contactó meses atrás y me prometió a Jackson si lograba separarlo de ti - confesó entonces - Dijo que... que él querría ser mi omega si tú lo decepcionabas.
JaeBum le observó, atónito, sorprendido, sin poder creer todo lo que había estado pasando los últimos meses, reprochándose a sí mismo por su incapacidad para ver lo que estaba ocurriendo a su alrededor.
Había estado tan cegado por cuidar y mimar a Jackson que no vio más allá de sus propias manos, que fue incapaz de notar esa terrible realidad.
Antes de darse cuenta, había golpeado la mejilla de Yugyeom, un crack seco resonando en el patio, y volvió a levantar su puño, dispuesto a descargarlo sobre la nariz del alfa frente a él.
Una mierda que fuera más pequeño: Im JaeBum era un alfa puro y estaba por sobre Yugyeom, por sobre todos esos otros alfas patéticos.
- Voy a destrozarte - gruñó JaeBum -, y me encargare de que seas tan miserable que desearás no haber nacido.
Sin embargo, antes de golpearlo, Yugyeom se apresuró a hablar.
- ¡JaeBum, espera, por favor! - pero al ver que el más bajo no iba a detenerse, tuvo que continuar - ¡Ese hijo de KyulKyung no es tuyo!
Entonces, algo hizo click en su interior.
Confusas imágenes volvieron a su mente de lo ocurrido esa noche. KyulKyung a su lado, susurrándole cosas odiosas al oído, sosteniéndolo mientras lo llevaba a su departamento, y lo desnudaba para luego echarlo a la cama boca arriba.
KyulKyung también había estado desnuda, sobre él, montándolo, gimiendo y susurrando su nombre con deseo.
- Qué. Mierda. Estás. Diciendo.
Su voz salió pausada, dura, helada, un bloque de hielo capaz de estremecer a cualquiera, y Yugyeom no fue la excepción.
El alfa bajó la vista, avergonzado.
- Ella y yo... O tu madre...
- Mierda.
JaeBum lo soltó, asqueado, pensando en la sonrisa creída de KyulKyung, en sus ojos llenos de victoria, en su expresión triunfadora por haber sabido manejar sus cartas tan bien.
Se recordó a los dieciocho años, jugando póker con una joven KyulKyung, y la forma en la que la chica siempre le derrotaba porque era una pequeña víbora inteligente que podía engañar a todo el mundo con sólo unas pocas palabras.
- KyulKyung apareció al día siguiente en mi departamento, gritando que no pudo follar contigo porque tú... Tú no dejabas de sollozar el nombre de Jackson y te quedaste dormido apenas tocaste su cama - Yugyeom humedeció sus labios, avergonzado - Dijo que lo intentó, que quiso ponerte duro, pero tú... Tú ya tenías un omega y no quería otro.
Por supuesto que no iba a querer a otro. ¿Cómo buscar a otro omega si ya tenía a Jackson?
Y su alfa amaba a Jackson con tanta fuerza que imaginarse follando a otro omega le resultaba imposible.
La bilis subió a su garganta.
- Pero KyulKyung necesitaba a ese bebé para atarte, así que me exigió tener sexo con ella, y así lo hice, y también lo intentó con tu madre, ella quería asegurarse...
- Tienes cinco segundos para desaparecer de mi vista o te descuartizaré.
Yugyeom se marchó inmediatamente.
JaeBum apoyó sus manos en sus rodillas, bajando su cabeza, tratando de controlarse para no comenzar a destrozar lo primero que tuviera a mano, respirando profundamente, sus ojos llenos de lágrimas.
- ¿Dóne mamá?
Levantó la vista, encontrándose entonces con el confuso rostro de Minho, sin dejar de sostener esos autitos de juguete que Jackson le había comprado tiempo atrás, cuando los tres salieron a pasear, y su garganta se apretó.
Jackson estaba desaparecido. Jackson no sabía la verdad.
Jackson creía que el hijo de KyulKyung era suyo.
Necesitaba encontrarlo y contarle todo, hacerle saber que ellos todavía podían...
Minho chilló cuando JaeBum lo tomó en brazos bruscamente.
- ¡No! ¡Suela! ¡No!
Ignorando sus gritos, sus golpes en su pecho, JaeBum salió de la casa, yendo donde YoungJae y Mark. Tocó la puerta con fuerza, siendo abierta segundos después, y YoungJae le observó con incredulidad.
- ¿JaeBum? ¿Qué ocu-?
- Necesito que lo cuides - le dijo con tono helado, y YoungJae tuvo que hacer malabares para atrapar a Minho cuando JaeBum se lo tendió.
- ¡JaeBum, no puedo hacer-!
- Voy a recuperar a Jackson - espetó retrocediendo.
- ¡No! ¡Mami! ¡No! - gritó Minho furioso por estar siendo dejado.
- ¡JaeBum! - gritó YoungJae sosteniendo al bebé.
Pero JaeBum no se giró, no podía girarse en ese instante, porque si lo hacía, decidiría no seguir adelante y aceptaría que Jackson se había marchado para siempre.
Y no sabía que sería de su vida una vez Jackson no estuviera más en ella.
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