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I

Im JaeBum sabía que Jackson lo estaba evitando.

No era tonto. No era ciego. Desde esa tarde en que le había propuesto matrimonio, Jackson apenas salía de su casa, ni siquiera a su patio, y era claro el por qué.

El pobre omega había negado con la cabeza, demasiado aturdido, y sin dirigirle otra mirada tomó en sus brazos al rechoncho Minho, entrando a su casa, cerrando con un portazo.

JaeBum se apoyó en la barra del balcón, mirando hacia el patio del omega mientras exhalaba el humo del cigarrillo. Sabía que debía verse como un depredador, como un psicópata esperando a su víctima, pero si era sincero, no le interesaba mucho.

Quería a Jackson. Lo quería a su lado, compartiendo su casa con él, acostándose a su lado todas las noche, mirándolo con esa preciosa sonrisa con la que observaba a su hijo.

Y ningún bebé iba a impedir aquello.

Sabía que eras soltero porque no había visto a nadie más en esa enorme y vacía casa. Además, le había preguntado a Mark y YoungJae, amigos de él y pareja que vivía a su lado, quién era el omega que vivía allí.

Nunca antes se había sentido tan atraído por un omega: normalmente, detestaba lo empalagosos y pegajosos que eran , pero Jackson era distinto.

Lo podía ver en su triste mirada, en su comportamiento tímido.

Le llamaba la atención, y verlo cuidando el jardín, cantándole a su bebé, le hacía desear más cercanía, más contacto.

Sabía el motivo del rechazo de Jackson.

Minho era todo lo que le quedaba al omega, su mundo entero, y aceptar un compromiso con otro alfa era renegar de eso.

Las reglas para los omegas en ese mundo eran claras:

La primera, y más importante, era la obediencia total hacia los alfas.

La segunda, era la fidelidad eterna hacia tu alfa.

La tercera, y no menos importante, era deshacerse de tu hijo si quedabas solo y otro alfa te quería para sí.

Porque un hijo de otro matrimonio era la clara prueba para el nuevo alfa de que el omega le perteneció a otro, y los celos podían provocar un desastre.

YoungJae le había dicho eso cuando hablaron sobre Jackson, que luego de la muerte de su alfa, el omega no parecía interesado en buscarse otra pareja. No cuando tenía a Minho.

Sin embargo, JaeBum no era tonto, y sabía que tarde o temprano Jackson lo iba a necesitar. Sabía que el omega no trabajaba, por lo tanto, el dinero iba a escasear en algún momento. Y Jackson no era idiota, no podía permitirse quedar en la calle con un bebé, siendo una presa fácil para el resto de alfas que ni siquiera le preguntarían si quería ser su omega.

Por supuesto, JaeBum pensaba jugar todas sus cartas allí y lograr seducir a ese pequeño y tierno omega que parecía haberse metido en su piel como nadie.

*****













Jackson quería fingir que todo estaba bien, así que ese día se dijo que nadie lo iba a arruinar.

Se puso de pie, frotando sus ojos, viendo a su pequeño Minho todavía dormido al lado de su cama, y le revolvió el fino cabello oscuro, dándole un besito en la frente sin querer despertarlo.

Desde lo que pasó con JaeBum, días atrás, que podía a notar a Minho nervioso, y sabía que era porque percibía que algo con su mami no estaba bien. Jackson no quería asustarlo, así que se estaba enfocando sólo en él para no dar rienda suelta a la histeria.

¿Qué podía hacer? Mudarse no estaba en sus planes, aún tenía un crédito hipotecario que cubrir y terminaba ese mismo año. Si lograba pagarlo, la casa sería para él y no tenía que marcharse si se quedaba sin dinero.

Sin embargo... para fin de año quedaban todavía cinco meses, y el dinero se le estaba acabando. Con suerte podría sobrevivir dos meses bien, ¿y luego qué vendría?

Mientras se duchaba, trató de pensar en alguna solución.

Podría salir a trabajar. Pero era arriesgarse demasiado, porque Jackson no era alguien habilidoso. Era más bien torpe, un inútil - como su padre lo había llamado muchas veces - y ni siquiera tuvo buenas calificaciones en el colegio. Las matemáticas se le confundían, la historia la encontraba aburrida, literatura era odiosa y en artes fallaba miserablemente.

Lo único bueno que sabía hacer era hablar idiomas, cuidar flores y mendigar.

- Eres patético, Jackson - se dijo mirándose al espeja, avergonzado.

Y, sumado a eso, si salía y un alfa se enteraba que no tenía pareja, que era soltero...

JaeBum ya lo sabía, por lo que no había dudado en fijarlo como su objetivo.

Si JaeBum decidía declararlo como suyo, poco podía hacer. Las autoridades lo obligarían a matar a Minho, o el mismo JaeBum lo podía hacer en cualquier momento.

Jackson sabía que perdería la cabeza si le quitaban a su bebé.

Bajó a la cocina a buscar algo para comer, apretando los puños al ver el refrigerador medio vacío. Él podía pasar hambre, después de todo, la mayor parte de su vida apenas tuvo algo que comer, pero no podía permitir que Minho no comiera. Le gustaba así, con sus mejillas regordetas y siempre sonriente.

No sabía de dónde había sacado su bebe esa enorme sonrisa. Jackson no sonreía muy a menudo, y su alfa tampoco solía hacerlo.

Miró la televisión, pensando críticamente si debía o no venderla junto con el conjunto de sillones para así sobrevivir otros meses, cuando tocaron el timbre de la casa.

Se crispó ante el sonido, pero trató de calmarse, respirando profundamente, y abrió con su mejor sonrisa falsa.

Casi suspiró de alivio al ver que era YoungJae, su vecino.

- ¡Jacky! - saludó con entusiasmo YoungJae, un beta que vivía en la casa contigua a la suya con su esposo, Mark, y sus dos hijos adoptados, JeongIn y HyunJin.

- ¡Tío Jacky! - gritó entonces detrás JeongIn, de cinco años, saludando totalmente entusiasmado.

Jackson soltó una risa al ver al pequeño niño lanzarse a sus brazos, tomándolo en brazos, y le revolvió el cabello.

- ¡Mira que estás grande! - le elogió agarrándole de las mejillas - Pasa, YoungJae, todavía no he tomado el desayuno y si quieres-

- Oh, no te preocupes - YoungJae hizo un gesto despreocupado - Ocurre que Mark salió de compras con HyunJin, y quise venir a compartir un pedazo de torta que sobró de un cumpleaños al que fuimos.

- ¿Quieres tomar un té, entonces? - Jackson hizo un gesto para que entrara, dejando al niño en el suelo.

- Tío Jacky, ¿donde esta Minho?

- Está durmiendo, Innie, pero si quieres, puedes despertarlo con cuidado - Jackson señaló al segundo piso - Estoy seguro que a Minho le gustará verte.

El niño se rió, contento, y desapareció segundos después, sin perder un poco la emoción.

- Te ves más estresado - señaló de pronto YoungJae dejando el pedazo de torta sobre la mesa - ¿Ha pasado algo?

Jackson tembló, sabiendo que era fácil de leer, más para alguien como YoungJae que, aunque era menor, sentía un innato deseo de proteger a los amigos que quería.

- Supongo que conoces a JaeBum - dijo en voz baja.

Su amigo frunció el ceño, viendo al omega poner el hervidor.

- Es amigo de Mark, ha ido algunas veces a la casa - respondió cuidadosamente el beta.

Jackson mordió su labio inferior.

- Te propuso matrimonio.

Por supuesto que YoungJae lo adivinaría con facilidad al notar su ansiedad, su creciente nerviosismo. Jackson nunca había sido bueno en ocultarlo, sus sentimientos eran demasiado transparentes. Eso mismo le trajo muchos problemas en el pasado, pues solían aprovecharse de él por ello.

- ¿Cuál es el problema? - preguntó YoungJae mirándolo fijamente.

Jackson se quebró.

- ¡No puedo sacrificar a Minho por mi felicidad! - sollozó con los ojos llenos de lágrimas - ¡No permitiré que lo toque! ¡No a Minho, no a él! - de pronto, los brazos de YoungJae lo rodearon, abrazándolo con fuerza - Voy a... voy a cri-criarlo, seré la... la madre que yo quería tener, no... nadie le hará daño a mi bebé...

- Sí - YoungJae le acarició el cabello - Tranquilo, Jacky, tranquilízate. JaeBum no va a tocarte, él no es así, no es como los otros alfas. No hará algo sin tu consentimiento.

Pero Jackson sólo negó con la cabeza.

Los años le habían enseñado que confiar en los alfas era lo más estúpido que uno podía hacer, porque ellos se ponían a sí mismos siempre primero, y nadie les podía negar algo que quisieran con tanto anhelo.

Y Jackson lo notó en el susurro de JaeBum: el alfa lo deseaba, lo quería para él.

No sabía qué veían en él: era torpe, débil, pequeño, sus ojos eran demasiado grandes para su gusto, y cuando abría la boca parecía un maldito perro. Su papá siempre se lo decía, los niños en el colegio igual, todo el mundo se burlaba de él.

Sólo quería que lo dejaran en paz con su Minho, nada más.

Escucharon pasos bajando las escaleras y rápidamente se separaron, el omega limpiando su rostro con rapidez.

- ¡Minho quería verlo, tío Jacky! - chilló JeongIn cargando torpemente al bebé de casi un año y medio.

Jackson, al verlo, se rió y tendió sus brazos hacia él.

- ¡Upa, mami! - balbuceo sin perder un poco su sonrisa.

Por supuesto que Jackson no le negaría nada a su lindo bebito.

Lo agarró entre risas, comenzando a llenarle el rostro de besos mientras le sonreía con amor, y lo atrajo a su pecho, cerrando sus ojos.

Ningún alfa le quitaría a su Minho. Primero moriría antes de que se lo arrebataran.

*****













JaeBum dejó el auto en el estacionamiento cuando vio a Mark y YoungJae fuera de su casa, como si lo estuvieran esperando, y supo que nada bueno podía salir de eso.

No cuando andaban de la mano con sus pequeños demonios, mejor conocidos como mocoso uno y mocoso dos.

Murmuró por lo bajo, apagando el vehículo, para luego salir con una expresión indiferente.

- ¡Tío gatooooo! - saludó el mocoso uno con una sonrisa enorme.

Lo fulminó con la mirada, pero no lo intimidó para nada.

- ¿Qué ocurre? - preguntó mirando a Mark - ¿Quieren que cuide a estos mocosos? No pienso-

- No, señor amargado - le interrumpió YoungJae - Jackson es lo bastante amable para cuidar a nuestros bebés si se lo pedimos, no necesitamos de ti para eso.

Ouch. Eso dolió.

- ¡El tío Jacky es tan divertido! - apoyó el mocoso dos sonriendo - ¡Y Minho es muy lindo, quiero darle besos todo el día!

- ¡Yo igual quiero darle besos, JeongIn!

- Basta, basta niños - regañó Mark - Vamos, queremos hablar contigo un momento - no le dio tiempo a responder porque se giró hacia los menores - ¿Por qué no van con el tío Jacky? Pasen por el patio de JaeBum y entran por la cocina, estoy seguro de que estará feliz de verlos.

Los niños aplaudieron con emoción, pero JaeBum quiso decirles algo sobre que no hicieran un desastre con su comportamiento. Sin embargo, antes de poder hacerlo, desaparecieron como un rayo gritando.

Malditos mocosos hiperactivos.

- Pasen - invitó JaeBum desganado, abriendo la puerta de su casa.

La pareja entró con calma, contemplando el interior de la fría casa que sólo el alfa habitaba. Definitivamente le hacía falta algo de compañía, alguien que le diera un poco de color a su monótona vida.

JaeBum podía lucir como el típico alfa desalmado que se limitaba a pensar en sus sentimientos, pasando por sobre los demás, pero por dentro era algo así como una dulce bola de algodón que necesitaba de cariño y amor. Además, era completamente fiel a sus amigos, preocupándose de ellos aunque no lo demostrara mucho.

- ¿Qué es lo que ocurre? - preguntó suspirando.

YoungJae miró a su esposo con una ceja enarcada, preguntándole quién sería el primero en hablar.

- YoungJae habló con Jackson en la mañana - comenzó a decir Mark.

Su marido rodó los ojos, bufando, en tanto JaeBum levantó la cabeza con repentino interés.

- Te tiene miedo - declaró YoungJae con seriedad -, pero no porque quieras ser su alfa, sino porque teme que mates a su bebé.

JaeBum ladeó la cabeza, curioso.

- Es mi deber - dijo sin placer alguno - Jackson lo sabe muy bien.

- Es tu deber si lo tomas como omega - recalcó Mark poniendo una expresión cansada - Lo único que tienes que hacer es...

- Lo quiero como omega - gruño JaeBum entrecerrando sus ojos felinos - No voy a dejar que se me escape.

La pareja lo observó en silencio unos segundos, esperando que se calmara lo suficiente para seguir con la conversación.

- Jackson no va a ceder fácilmente. Puede que nunca lo haga. Si no lo hace, vas a seguir insistiendo, cometerás un error y créeme que Jackson jamás podrá perdonarte, aceptarte por completo si le quitas a su bebé - dijo YoungJae tranquilamente.

- Le daré más bebés - replicó JaeBum con impaciencia - Todos los que él quiera.

Los dos betas lo miraron en shock un momento, demasiado sorprendidos por las palabras de JaeBum, que seguía luciendo calmado y serio.

Mark abrió la boca para decir algo, pero YoungJae habló primero:

- No lo entiendes - regañó como una madre haría con su hijo - Jacky no permitirá que toque a su Minho, porque su bebé representa todo lo que nunca tuvo - YoungJae le dio un suave golpe en la nuca - No conoces a Jackson, nosotros apenas lo conocemos, pero está claro que tuvo una infancia difícil y que todavía hay cosas que no ha superado. Su Minho es su única fortaleza, así que no permitirá que se lo lleven.

JaeBum arrugó los labios, haciendo un puchero de forma inconsciente, y frotó la zona donde YoungJae le dio el manotazo.

- Pero lo quiero como omega - dijo de forma lastimosa, como un niño pequeño haciendo un berrinche.

- ¿Desde cuándo estás tan necesitado? - se burló Mark.

- Desde que lo vi en su jardín - refunfuñó JaeBum.

La pareja volvió a quedarse en silencio unos segundos, pensando, y luego Mark sonrió de forma minúscula mientras YoungJae le decía con la mirada que no era una buena idea.

- Tengo un plan - dijo Mark.

YoungJae gimió sonoramente en tanto JaeBum lo escuchó de forma atenta.

*****













Jackson podía escuchar todo el griterío que venía del comedor mientras preparaba algo para cenar, sintiéndose más relajado al escuchar la risa estruendosa de Minho. Innie y HyunJin eran unos pequeños demonios, lo tenía claro, pero siempre que se ponían a jugar con si Minho eran cuidadosos, así que no se preocupaba mucho de ellos.

Tocaron la puerta de la cocina y frunció el ceño.

Limpió sus manos con el mantel, bajando el fuego del horno, para luego caminar hacia la puerta y abrirla esperando ver a YoungJae o Mark buscando a sus hijos.

Por supuesto que se tensó al ver a JaeBum de pie frente a él, inexpresivo, tranquilo.

- Hola - dijo tratando de lucir relajado.

JaeBum hizo un gesto hacia el interior.

- ¿Puedo pasar? - dijo de forma suave - Me gustaría hablar algo contigo, Jackson.

Mordió su labio inferior, pero se limitó a asentir, haciéndose a un lado para dejarlo entrar. JaeBum no dijo nada más, se quedó observando la cocina con una expresión curiosa, para luego voltearse hacia el omega que seguía un poco cohibido.

- ¿Cuántos años tienes? - le preguntó mirando sus rechonchas mejillas, conteniendo el deseo de acariciarlas.

- Estoy por cumplir los diecinueve - respondió Jackson un poco incómodo bajo la escrutadora mirada del alfa - ¿Por qué, señor Im?

Claro, pretendía mantener distancias para no confundir las cosas.

- Llámame JaeBum - dijo sin perder el tono suave - Quiero que trabajes para mí.

Jackson se atoró con su saliva.

Tosió, incrédulo, para luego mirarlo a los ojos abiertos y la boca en forma de O, en clara señal de sorpresa.

- ¿Es una broma? - tartamudeó Jackson incrédulo.

- No - JaeBum se encogió de hombros - No pasó mucho tiempo en casa y necesito que alguien se haga cargo de ella y del jardín - le señaló con un dedo - Necesito que vayas tres días a la semana, los que más te acomoden, y te pagaré mil dólares por día.

El pobre omega parecía a punto de sufrir un desmayo ante sus palabras.

Pero lo que estaba diciendo el alfa era realmente increíble para Jackson. Con todo ese dinero podría, realmente podría, sobrevivir sin problemas durante mucho tiempo, hacerse cargo de las cuentas sin tener que privarse de algo, regalarle muchas cosas a su Minho.

- ¿Hay... hay alguna trampa en esto...? - miró al alfa desconfiado, esperando que le dijera lo que tanto temía.

- No - JaeBum humedeció sus labios - Aún quiero casarme contigo, Jackson, pero no quiero presionarte y deseo conocerte mejor. Así que por ahora te ofrezco esto.

Jackson tembló cuando JaeBum se acercó, estrechando un poco sus ojos.

Pensó que lo iba a besar a la fuerza, que lo tomaría en sus brazos, y Jackson estaba listo para agarrar la sartén y darle un golpe, pero JaeBum se limitó a acariciarle la mejilla.

- Deberías sonreír más, Jacky - le dijo en un susurro - Tienes una sonrisa hermosa.

Y tan rápido como llegó, se marchó como si nada, dejando a Jackson con su corazón latiendo a mil y las mejillas ruborizadas.

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