Capítulo 12 (editado)
Entramos en la segunda cabaña y nos encontramos con distintos tipo de cosas en el lugar.
Había una mesa con cartas, cinco cestos metálicos y cinco pelotas, grilletes sobre una mesa, chicas vestidas iguales con shorts negros y musculosas blancas al cuerpo.
¿Eh?
Algo de aquí no me gusta.
—Bien, chiquillos, llegamos al final de los juegos y la cosa se pone buena —dijo Chad emocionado y elevando la voz para todos los presentes.
—¿Qué es todo esto? —cuestionó Rossy.
—Y aquí las reglas del juego, princesa. —Todos lo miramos expectantes— Primero a los participantes se les pondran esposas y tendrán que jugar una partida de póker, el que pierda se retira. Luego van rápido hasta donde están las pelotas y deben encestar de solo un tiro (ya que no esta tan lejos), si fallan: pierden.
—¿Y las esposas? —habló Frank, entre divertido y curioso.
—Aquí viene la mejor parte: nuestras bellas chicas aquí —las señalo y ellas saludaron a todos con la mano levantada—, tienen la llave escondida en algún lugar de su cuerpo, deben encontrarla sin utilizar las manos y el que se quita los grilletes primero, gana.
—¿Sin manos? ¿Y que hago? ¿La pateo hasta que las llaves se le caigan? —comentó Rossy.
Chad soltó una gran carcajada.
—Usar su boca seria una buena opción.
Increíble el alboroto que hicieron todos por ello.
Por mi parte absolutamente no.
Demonios.
—Como sea, pero sin utilizar sus manos. Y hablando de eso, para ti Rossy, utilizamos a Thom como ayudante así es justo.
—No me molesta que sean mujeres —habló sin interés—. Solo que me caen como la mierd... —El moreno la interrumpió hablando fuerte:
—¡Eres genial por haber llegado tan lejos con semejantes contrincantes! —El resto le aplaudió y ella hizo una cómica reverencia.
¿Buscar por el cuerpo de quién qué?
No quiero que Kilian lo haga.
No.
No quiero para nada que toque con su boca a nadie.
—Hunter ¿Estás bien? —preguntó Aaron, mirándome.
«Claro que sí, uff, perfecto... Estamos fenomenal, fe-fe-fe-nomelan»
—Claro, sí, es decir, solo tengo algo de calor.
—¿Con el frío que hace? —divagó y llevó una mano a mi frente.
Kilian me miró y se acercó, pasando por detrás de mí.
—No jugaré, tranquilo —susurró apenas audible y Aaron pestañeó dos veces, queriendo saber qué cosa habrá dicho Kilian que logró aliviar mis facciones en cuestión de segundos.
Pasó por nuestro lado y sonrió con amabilidad.
Estaba jodidamente alegre.
Pero al instante me di cuenta que estos eran los primeros juegos en los que él participa e iba a retirarse en la final solo por mis celos.
¿Qué tan egoísta podía ser?
Pensé en frío y reflexioné rápidamente.
—Esta bien, no me molesta —afirmé con convicción.
Levantó una ceja, sus ojos se detuvieron en los míos y frunció el ceño.
—¿De verdad? —inquirió ligeramente rudo.
—Emm, si... solo diviértete —dije rascando mi mejilla y sonriendo nerviosamente.
En su expresión pude ver incredulidad e hizo una mueca, por lo que aparté la vista.
«Encima que estoy sacrificando mis jodidos celos por él y se atreve a mirarme altanero. Debería estar de rodillas agradeciéndome ser tan sano y maduro, eso debería hacer» me dispersé unos segundos y cuando regresé a la tierra lo vi alejarse.
Se acercó a la mesa con cartas, tomó asiento y me observó con una sonrisa amenazante.
Idiota.
«¿Qué carajo le pasa? ¿Qué esperaba de mí? Dije lo que debía decir, lo que la gente hace cuando tiene pareja ¿No? Admitir que me llena de ansiedad pensar en él tocando así a... quien sea que no sea yo, ¿no es tóxico?»
Hice un sonido de hastío con mi garganta y me crucé de brazos con un enorme gesto de enfado.
—¿Pasó algo? —comentó Sanna.
—Divorcio —respondió Aaron, cómico.
Los miré furibundo, desviaron la mirada y estiraron sus brazos; solo faltaba que se pusieran a silbar como en las películas.
El idiota de mi amigo aprovechó para huir hacia la mesa donde el resto de participantes se reunían para jugar.
¿Por qué estoy tan enojado?
ØØØ
KILIAN.
—Soy realmente malo en esto —murmuró el que llegó en quinto lugar, un sujeto con el cabello en la cara.
—Si Matt estuviese aquí, ya nos hubiera sacado a todos —afirmó Frank.
Levanté una ceja.
¿Ese chico? Me da la impresión de que el simple hecho de respirar le fastidia.
—Lo sé, es difícil de creer —soltó una pequeña risa—, pero Matt es increíble. Es extremadamente inteligente y astuto.
—¿Confías en él? —pregunté y en la mesa se sintió un poco de tensión mientras seguíamos jugando.
No confío en Matt.
Bueno, siendo sincero, en la única persona que confío plenamente es Hunter.
—Sí, por supuesto. Es algo odioso y tiende a caerle mal a la gente por su ego, demás es de los que...
—Les gusta ver el mundo arder —finalizó Aaron con una sonrisa y negando levemente.
—Así es, lo admito —suspiró y sonrió con calma—, pero cuando lo conoces bien ves que hay más en él que solo eso.
Me miró y sus labios se curvaron en una sonrisa. Que suspicaz. Entiendo perfectamente a dónde quiere llegar con esa afirmación.
—Además, es parte de nuestra familia, al igual que tú. Y confío en mi familia.
Sin darme cuenta sonreí levemente y desvié la mirada en dirección a Hunter, que me miraba con una ansiedad creciente.
«Tiene muy buenos amigos» pensé mientras lo miraba fijamente durante pocos segundos.
Se mordía el dedo pulgar de una manera absurdamente obvia, que según él era "súper disimulada".
Tan fácil de leer.
Tan pésimo mintiendo.
Tan putamente lindo.
—Joder —se quejó la peliazul y volví la atención a la mesa
Aaron se veía tranquilo y pensativo con sus cartas en mano.
Finalmente uno perdió por mucha diferencia.
Frank me ganó a último momento, quedando yo en el segundo lugar.
Ese tal Zac... Sam... ¿Simba?
Bueno, ese chico perdió, y perdió rotundamente.
Al levantarnos de la mesa volví a ver a Hunter, sin darme cuenta mis ojos siempre terminan buscando los suyos.
Se veía un poco enojado.
Yo debería estarlo si a él no le importa que tenga que jugar ese último juego con una chica.
Él apartó la mirada torpemente, volvió a mirarme ruborizado y nuevamente la desvió.
—Éste chico —murmuré sin pensar.
—¿Mmh? —Aaron levantó amaba cejas.
—No es nada —respondí mientras suspiraba.
Lo mas probable es que me haya mentido para que no renuncie al juego, es tan idiota a veces... con más razón ganaré.
Y luego lo castigaré por no haber sido sincero conmigo.
ØØØ
El segundo acabó y gané, como era de esperarse.
Nunca acepté este tipo de competiciones en el instituto porque pensaba que eran ridículas. Infantiles. No tenían un fin relevante más que entretener y no obtenías nada realmente útil o valioso por ello. Simplemente eran adolescentes estúpidos haciendo algo insignificante... Hasta ahora.
Porque sí, puede que no tenga ningún sentido jugar y reír de este modo... pero siento que de alguna manera es algo valioso que me estuve perdiendo.
Nunca jugué a cosas así... Bueno, a nada en realidad. Ni de pequeño, ni al crecer.
Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para darme el lujo de relajarme.
Aún recuerdo cuando Odette me miraba con angustia y se obligaba a sonreír llamándome un buen chico, repitiendo constantemente que era bueno. Un niño bueno.
Como si quisiera convencerme a mí mismo de ello, trasmitirme consuelo y felicidad con sus palabras las cuales yo no conseguía entender. No llegaban a mí. No despertó "eso" que ella deseaba con tanto anhelo al llamarme así.
Ese algo que convierte a toda persona en un ser humano como tal.
Y lo deseaba, adueñarme del significado detrás de su esperanza, cambiar mi naturaleza y volverme lo que siempre debí ser: apacible y feliz.
Imposible.
Un pequeño monstruo rodeado de demonios no gozaba de ese lujo.
Era un peligro en potencia que no hacía más que superar las retorcidas expectativas que Andras me imponía.
Excluido por las personas ajenas al mundo de mi padre y, paralelamente, me sentía asqueado en el entorno putrefacto de ese hombre.
No había lugar para mí en el cielo y me negaba a pertenecer al infierno.
Pero de alguna manera mi mente endurecida sufrió un quiebre gradual después de conocer a este ingenuo chico. «Por muy exagerado y ruidoso que fuese, es lo mejor que me ha sucedido»
Descubrí lo que Odette quería decir al llamarme así después de verlo a él. Hunter es el significado real de "niño" en los labios de mi abuela, ya que con ello deseaba hacerme sentir vivo y humano... y es precisamente lo que él provoca en mí.
Y lo siento, Odette, la definición de esa dulce palabra nunca me perteneció a mí, por mucho que lo deseara, jamás fui bueno o un niño como tal. Pero encontré a quien sí lo es, quien desmoronó lentamente lo malo en mí y se adueñó de ese apodo sin siquiera saber lo que representa.
Un chico con una presencia especial, que me demuestra que nunca fue necesario ir al cielo o al infierno, porque el lugar al que pertenezco esta justo aquí: a su lado.
Cuando recuerdo mi pasado no sé si todo aquello fue una pesadilla lejana de la cual desperté, encontrándome con esta dulce realidad. O si esto es simplemente un hermoso sueño del cual eventualmente seré arrancado al despertar violentamente.
Ruego que sea la primera opción.
—¿Por qué tan ansioso, Hunter? —oír su nombre llamó mi atención y ahí estaba, hablando con sus amigos.
Miré a mi alrededor y noté que me dejé llevar y gané fácilmente este sencillo juego con la pelota.
Bueno... fue sencillo para mí.
La pequeña chica llamada "Rosse" rompió una ventana con la pelota. La ventana estaba en dirección opuesta, juro que no se como hizo para darle. Por lo que además de perder, estaba cubriendo la ventana y limpiando los pedazos de vidrio junto a la rubia.
—Eres la mejor, Rossy —se le reían las chicas ayudantes en el último juego, sin embargo, no se reían con ella, sino de ella.
Sanna detuvo a su amiga que tenía claras intenciones de golpear a las autoras de dichas burlas.
Cada vez me cae mejor ese gnomo de cabello azul.
—Lo es —comenté con mucha hostilidad, apretando la quijada.
Ese tipo de actitud que degrada a los demás me quita la poca paciencia que tengo.
—Eh, sí, es genial —tartamudeó la más baja.
—Es nuestra amiga, solo estamos jugando —afirmó la otra, con sus pechos prácticamente fuera a través de su gran escote y no hubiese notado esa mierda si no fuera porque apretó sus brazos a sus costados para que se vieran todavía más expuestos.
Me molesta cuando hacen eso, yo no voy por la vida agarrándome la entrepierna cuando quiero llamar la atención de alguien.
Pero estoy intentando no fastidiarme tan rápidamente, así que ignoré su existencia y miré sobre ella.
—Me llamo Grace —insistió, queriendo dar un paso hacia mí.
Di media vuelta pasando por completo de ellas y me dirigí hacia donde estaba mi niño con su creciente ansiedad.
—Bueno, bueno, fue un accidente menor y por eso hicimos esta corta pausa. Ya casi está todo limpio y en dos minutos comienza el tramo final —indicó el chico moreno.
—No hay problema, Chad, el año que Rossy no rompa algo será cuando nos preocuparemos de verdad —dijo Frank acariciando el cabello de la chica mientras ésta hacía muecas.
—Oye, niño —le susurré ya a su lado—. Todavía estás a tiempo de arrepentirte y rogarme que no recorra el cuerpo de esa chica con mis labios.
Él apretó sus labios y los músculos de su cuerpo se tensaron un poco.
Su mirada decía claramente que quería saltar sobre mi, escribir en mi frente "Propiedad privada" e instalar una cerca eléctrica a mi alrededor.
—Vamos... solo di que no quieres —insistí tocando un mechón de su cabello.
Muchas veces me encuentro queriendo que sea más honesto conmigo y sus deseos, pero no me la pone fácil el muy caprichoso.
Respiró profundo y apretó los ojos.
Suspiré y di media vuelta en dirección a los juegos que ya casi comenzaban.
De repente sentí algo que chocó contra mi espalda y al mirar hacia abajo los brazos de Hunter me rodeaban.
—Intenta no tocarla mucho —habló bajo y a gran velocidad, trabándose un poco—Por favor... Eres mío —murmuró mientras frotaba su rostro en mi espalda.
Diablos, eso fue más de lo que imaginé. Demasiado. Hermoso. Lo quiero llevar a una habitación lejana y llenar su rostro de besos.
—Cuando haces estas cosas es difícil mantener el autocontrol —admití deslizando mi dedo índice por el contorno de su mano.
Percibí cómo su calor me invadía y el tintineo de las esposas en mis muñecas nos trajo de nuevo a la realidad.
Se separó de mí muy avergonzado al notar que nos estaban mirando y se dirigió junto a su amigo colorado, el que vio películas con nosotros la otra noche.
—Oye ¿Por qué le deseas suerte a Kilian solamente? ¿Y tus otros amigos aquí? —se quejó Aaron.
—Me hieres, Hunter, rompes mi corazón, me quema —decía Frank fingiendo desmayarse sobre Aaron, otro que acompañaba su falso acto barato, mientras hacía contorsionismo para sujetarlo con su cuerpo y hacerle viento con ambas manos esposadas.
Se me escapó una gran carcajada y todos comenzaron a reír por esos dos payasos.
—Preparados... Competidores, ¿Listos? —gritó Chad— ¡Fuera!
El primero en "atacar" fue Frank que comenzó a inspeccionar el cuerpo de la castaña frente a él.
Aaron por su parte se acercó a la más bajita de las tres ayudantes y antes de siquiera tocarla el rostro de él se volvió completamente rojo. Cubrió su boca con una mano, apartó la mirada y se retiró del juego.
Creo que es demasiado para alguien tan inocente.
—Está bien, amigo, todos sabemos lo tímido que eres —le animó Hunter, dándole palmadas en la espalda.
Negué con la cabeza algo cómico y miré a la chica frente a mí.
Me acerqué a ella y su mirada se tornó algo lasciva e impaciente.
"Como quisiera ser Killer" y "mira esos pechos" eran unos de los muchos comentarios que salían de las bocas de los espectadores.
Antes de salir con Hunter siempre preferí a las que tenían poco pecho, por lo que no comparto su opinión.
Tampoco me agradaba ella en sí.
En definitiva, aunque yo no tuviese novio, esta chica no sería una opción.
—Dámela —solté fríamente y Chad me interrumpió.
—No puede usar sus manos, eso aplica a ella también.
Chasqueé la lengua y varios retrocedieron.
—Dime dónde esta —ordené de forma autoritaria y tranquila, una tranquilidad para nada inofensiva.
—¿Qué? No creo que pueda decirte donde... — comenzó a balbucear y me fastidió, solo en Hunter queda bien eso.
Que puto fastidio. Sobre todo porque no estaba cooperando y las ganas de ser tocada por mí eran palpables, poco menos gemía cada vez que la veía fijo.
Di unos pasos quedando con una de mis piernas en medio de las suyas, arrinconadola contra la pared.
Adelanté mis manos hasta su barbilla y con mi dedo índice levanté su rostro.
«Si la asusto mucho y se rinde, ¿perderé? No lo sé, pero lo voy a averiguar»
—¿Sonó como una pregunta? Fue una orden —repetí con una oscura expresión, a centímetros de su rostro ruborizado.
Su respiración se agitó y parecía estar excitada.
Todos nos miraron expectantes.
—Se siente la tensión sexual —gritó quién sabe quién carajos y el resto de incompetentes le siguieron el juego mientras gritaban estupideces.
—Cállense, no puedo oír dónde esta —demandé tajante y se hizo el silencio.
Además, Hunter parecía mas que molesto por los comentarios de la gente.
—E-Está del lado izquierdo de mi cintura. —Su respiración irregular le impedía hablar correctamente y sonreí cuando escuché donde estaba la llave.
—¿Eso es legal? —preguntó la chica más bajita, la que tenía la llave de Aaron antes que renunciara.
—Bueno —articuló el moreno y carraspeó la garganta—. La regla era conseguir la llave sin usar las manos, así que: sí, es legal.
Me incliné, tomé la llave cuidadosamente para tocarla lo menos posible mientras miraba a Hunter por el rabillo del ojo.
Y él no me quitaba la mirada de encima.
Frank también había encontrado la suya.
Sonreí con la llave entre mis dientes y Hunter mordió su labio inferior algo caprichoso.
Solté la llave hacia mis manos y Frank hizo lo mismo simultáneamente.
En cuestión de segundos ambos abrimos los grilletes.
—Y el ganador es... ¡Kilian! —Un segundo de silencio y, para mi sorpresa, de repente gritaron de emoción.
Demasiado ruidosos.
Aún así es raro, esto no me desagrada del todo.
—Diablos, Kilian —se quejó Frank pasando su brazo por mi hombro. No solo me estaba tocando, sino que me llamó por mi nombre. Antes sonaba imposible de pensar—. Por unos segundos, aunque sigo pensando que sobornaste a ese embustero de ahí. —Señaló al supuesto árbitro y reí.
—Hey, soy justo, no me vengas con tus excusas de mal perdedor —se defendió.
—Fue bastante parejo, me sorprendiste.
—En la prueba física fuiste el primero y con mucha ventaja sobre todos nosotros. —Varios asintieron con la cabeza y otros me dieron palmadas en la espalda.
Me estaban rodeando y sonriendo. Asombroso cómo olvidan el terror que me tienen cuando los miro fijo por un simple juego vacacional. Hasta ahora pasé meses siendo solo ignorado y temido, pensé que era lo mejor. Que eran molestos. Lo son... Pero no tanto y no todos.
—Eres increíble —dijo otro.
—Ahora tienes que invitar los tragos de esta noche —ironizó la chica llamada Grace.
—Que pesados eh —bufó Rosse.
—Deberías ir a la fiesta, todos vendrán porque traeremos bebidas del centro.
—Ya que van a comprar tráiganme caramelos —pidió Sanna en un tono amable.
—¿Saben preparar tragos? —comenté y se encogieron de hombros.
—Intentaremos —afirmó Frank.
Casi sonreí y rasqué mi nuca.
—Bien, yo estaré en la barra y les enseñaré cómo hacer un par —dije mientras la gente a mi alrededor sonreía.
—Eres mi ídolo. Chicos, construyanle un altar por allí —bromeó Frank.
Miré a Hunter y su mirada era algo confusa.
øøø
HUNTER.
Creí que iba a morir de un ataque cuando Kilian arrinconó a esa chica contra la pared, lo ignoré todo lo que restaba del día e incluso ahora de noche no puedo quitarme esa imagen de la mente.
Puta vida toda fea.
Hace varias horas que estoy en la fiesta de la cabaña y me la he pasado tomando.
Me acerqué a la barra donde estaba Kilian y sonrió de lado.
—Dame lo que quieras —dije sin interés.
—Bien, ¿Vamos a la habitación o aquí mismo?
—De tragos, idiota, hablo de tragos —rió con maldad y me dio un vaso con algo azul dentro.
—Esta bastante bueno —dije sonriendo, pero le sonreía al vaso, no a él.
Ese estúpido infiel. Aunque no fue infiel. Pero para mi mente nublada lo había sido y punto.
Me siento un poco mareado.
—Solo una vez, es que no escuché bien hoy temprano, dime... ¿De quién soy? —inquirió de forma triunfal.
—De nuestro señor Jesús —solté arrastrando las palabras y con mi rostro caliente—. Estúpido inmaduro —tartamudeé eso último.
¿Para qué le dije "eres mío" al final de la frase en los juegos?
Su ego debe estar cerca de Júpiter en estos momentos.
—¿No tomaste suficiente? —murmuró sujetando mi brazo cuando casi caigo de mi asiento.
—Nop.
«Aunque esta bastante oscuro, las luces de colores que giran brillan demasiado fuerte» pensé cerrando uno de mis ojos un momento.
—Te caes del puto taburete.
—¿Quién lo manda a moverse solo? —me quejé con obviedad, estaba claro que mi asiento se movía y por eso me estaba yendo de un lado al otro cuando quería estar sentado en paz.
Era un vaivén suave, pero me estaba mareando. Debería ponerme de pie para evitar esto. Claramente, eso debe ser.
—Estás jodidamente ebrio, el asiento no se mueve, eres tú quien tambalea.
—Eres mi novio, no mi padre, Liany —espeté acercándome a él para besarlo.
Dios, todo me da vueltas.
—Hunter. Basta, podrían escucharte. —Se alejó un poco de la barra y mi corazón se oprimió como cuando murió Mufasa, mientras él colo si nada le sirvió unos tragos a un grupo de chicos junto a mí.
Hice un gran puchero y fruncí el ceño.
—Bien, vete con la chica esa con la llave y los pechos y eso.
—¿Qué?
ØØØ
KILIAN.
Me asesinaba mentalmente con sus ojos llenos de enojo mi novio borracho frente a mí.
Dijo una frase casi incoherente, solo entendí que estaba enojado por la chica y la llave.
—¿Sigues enfadado por eso? Prácticamente no la toqué, Hunter, además ya salgo con alguien.
—¿Si? —inquirió más curioso que enojado.
—Ajam. Un chico que esta completamente ebrio y aún así me gusta.
Se sonrojó y desvió la mirada.
—Oye... quiero otro —exigió entre hipos—. Dame otro trago.
—No. Ya fue suficiente.
Se sujetó de la barra y acercó peligrosamente sus labios a los míos, ignorando la música fuerte, poca iluminación y mucha gente por doquier.
—Por favor, dámelo, Kilian, quiero que me lo des —su súplica llevó una corriente eléctrica que descendió como un rayo por mi columna vertebral, tragando duro a causa del deseo.
Pero no, él se refería a más bebidas. No.
Elevé la barbilla como una negativa y se enojó soltando un bufido. Así fue tambaleante a la pista improvisada en medio del lugar.
Comenzó a bailar con un grupo de personas y siguió tomando con ellos. Una chica lo sostuvo del brazo y se pegó a él mientras bailaban.
—Hola, una cerveza y unas margaritas. —Serví los tragos sin quitar la vista de Hunter.
La muchacha parecía decente y hasta agradable... pero él es mío.
Salté la barra y caminé hacia Hunter entre la multitud.
—Vamos, tomaste demasiado —aseguré mirándolo y luego a la chica que le bailaba.
—Cállate —se negó, arrastrando las palabras.
—Sí, parece que bebiste mucho —afirmó ella de forma preocupada.
—¿De qué lado estás? —cuestionó Hunter, pero al estar demasiado ebrio sonó cómico.
Ella rió y luego habló:
—Quizás tomar agua le haga sentir mejor —me sugirió elevando la voz, porque la música era estridente y era difícil escucharnos.
—¿Sabes que me haría sentir mejor? Bailar con Kilian —dijo un descarado Hunter, tomando mi mano y acercándose a mi cuello— ¿No quieres bailar conmigo, amor? —susurró a mi oído y apreté mis puños.
Quiero hacer más cosas que solo bailar, en ese momento, mil cosas pasaron por mi mente.
Se puso de puntas de pié y estuvo a punto de besarme.
Lo siento, Hunter.
Lo aparté un poco de mí, sujete con fuerza su cintura y de un movimiento lo subí sobre mi hombro como si fuese un saco de arena.
—Ooh ¡No! Quiero bailar —seguía quejándose.
—Demasiado alcohol por hoy, lo llevaré a descansar —le dije a ella que me sonrió amablemente y asintió, saludándonos con la mano.
—Kilian, bájame o me enojaré para siempre y... este... te odiaré más que tú al brócoli... —su parloteo no cesó, haciendo berrinches y diciendo cualquier cosa hasta que llegamos a la habitación, donde finalmente lo dejé sobre la cama.
—Mañana me lo agradecerás.
Ahora mismo hasta yo me odio, me hubiese gustado besarte frente a todos y que sepan que eres mío.
—Pero estando sobrio no querrías eso —pensé en voz alta eso último, acariciando su mejilla sonrojada por el alcohol—. No intentes besarme en público.
—¿Y ahora? ¿Aquí... puedo besarte? —preguntó suplicante y algo avergonzado.
Cuando hace cosas así me pone demasiado.
Me incliné sobre él y lo besé sin dudarlo.
Me rodeó con sus brazos y arqueó su espalda cuando lo abracé. Dejé caer lo suficiente el peso de mi cuerpo para aprisionarlo entre el colchón y mi presencia, oyéndolo gemir cuando el roce llegó a nuestras caderas.
Se retorcía deseoso, expectante y desinhibido en extremo. Sin duda era todo a causa del alcohol... o por lo menos ese último punto.
—¿Estará bien hacerlo contigo en este estado?
Me pregunté a mi mismo en voz alta, ya que nada de lo que él dijera podía ser tomado con seriedad en su condición.
Sé que le gusta hacerlo conmigo y sé que desea hacerlo, pero así soy yo quien no quiere hacerlo.
No esta "ligeramente ebrio y conserva su lucidez", no. Ni un poco. Este chico no está lucido para nada.
El recuerdo de mujeres drogadas pidiendo ser folladas por los hombres de mi padre me generó una imborrable imagen de lo que otros "quieren" a causa de las sustancias. Nadie podría querer lo que ellos les hacían. Era brutal. Aberrante.
Quiero que gima para mí, que llore y tiemble de placer, que ruegue de forma sumisa ser mío... pero que lo hiciera por propia voluntad, sin influencias de nada que no fuese el placer que siente por mi causa.
Entonces, si no esta consciente: no quiere, aunque diga que sí.
Gracias a ello aprendí a ver lo que otros quieren por encima de lo que dicen.
Mi mente proyectó una vez en específico cuando era pequeño y entré a una habitación por error, encontrándome con un hombre abusando brutalmente de una pobre mujer.
En vez de salir, me paralicé. Seguido de ese miedo inicial, el enojo tomó sitio en mi mirar. Eso era algo malo, sin importar lo que me dijeran, no podía ser bueno cuando me generaba tanto rechazo.
Le ordené que la dejara y se fuera al diablo, con la certeza de que no dañarían al hijo con el cual su sádico jefe estaba obsesionado. Sí, no me dañó, pero tampoco se detuvo o tomó en serio. No tenía la edad para imponer un carajo y para peor la Hiena entró por el alboroto, riéndose de la situación.
"Ella quiere. Diselo, puta" le animó con falsa paciencia el sujeto que estaba a mis espaldas y ella sonrió como pudo, no quiero recordar su posición o piel repleta de heridas, pero sí la recuerdo diciendo que sí, que le encantaba y amaba esa mierda.
Pero sus ojos delataban el asco, rechazo y miedo que sentía.
«Esta mintiendo» supe al instante.
Ni siquiera entendí del todo lo inhumano a mi alrededor hasta que acabé siendo echado hacia los jardines traseros, mientras la Hiena se quedaba en esa habitación para seguramente unirse al abuso.
Después de eso vomité, lo más alejado que podía de la mansión. Algo me era demasiado desagradable y aterrador, aunque nadie me dijera el qué. No era necesario, el cuerpo humano sabe cuándo hay peligro y reacciona de muchas formas.
Entendí que no solo no podía confiar en las palabras complacientes de los demás, en la gente que se me acercara demasiado o los que me vieran de forma inquietante; sino que tampoco podía fiarme del todo en los "sí" en situaciones como esa.
Debía ver a través de sus palabras. Leer su lenguaje corporal. Sus miradas. El contexto general y personal, si es que me era posible. Absolutamente todo.
Por eso me era demasiado fácil ver a través de Hunter, es transparente en su totalidad. Como si hubiese jodidos subtitulos narrando todos sus miedos y deseos justo allí, sin siquiera esforzarme.
Y sé que ahora quiere hacerlo, pero esperaré hasta mañana.
Un sonido similar a una suplica llamó mi atención y lo observé debajo de mí, atacando mi cordura:
Él mordió su labio inferior para luego sonreír ampliamente.
—Puedes hacerme.. lo que quieras —jadeó mientras torpemente se quitaba la camiseta y se estiraba sobre la cama.
Este debe ser mi castigo divino por tener la sangre de un monstruo corriendo mis venas.
—Sobrio.
—¿Ese quién es? —soltó frunciendo el ceño, enrredando sus piernas en mi cadera, provocando que mi espalda se encorvara por el placer que me generó la fricción.
—¿Estás jugando? —susurré apretando la quijada, percibiendo la humedad de sus besos en mi cuello y cómo de la nada clavó allí sus dientes— ¡Hey!
—¿Quien es?
Carajo, que hermoso es.
—Tú... Te quiero sobrio.
Se vio todavía más dolido que antes.
—Me llamo Hunter, infiel... —sollozó y se aferró a mí.
Jamás lo vi tan fuera de sí, es divertido y preocupante.
—Oye, concéntrate —siseé, besando su barbilla, regando un sendero de caricias en su cuerpo a medida que mis labios se acercaban a los suyos—. Sobrio significa sin alcohol, sabes eso, concéntrate y vuelve a la realidad.
—Infiel —balbuceaba ofendido, pero bien que no dejaba de mover su malditamente erótica pelvis para darse placer contra mi cuerpo.
Mi erección y la suya frotandose a través de la tela no hacían más que derribar ladrillo a ladrillo mi muro de autocontrol.
Lo tomé por sus mejillas y le obligué a verme a los ojos.
—Ebrio o no, no vuelvas a llamarme infiel —demandé y mi voz grave erizó su piel—. Eso es simplemente imposible, ni en esta vida, ni en las siguientes. Jamás dejaré de ser solo tuyo ¿Comprendes? —Me observó enrojeciendo, suplicamte y con un brillo particularmente erótico en su piel— Vamos, di "sí, lo entiendo, amor" —exigí autoritario.
Perdió su fuerza entre mis brazos y juraría que tembló.
—C-Comprendo... amor —gimió y se aferró a mis hombros. Respiré hondo y mordí el interior de mis labios, buscando serenidad para no volverme loco—. Si me amas... Hazlo conmigo, por favor, quiero sentirte y... —mis besos y caricias se volvieron suaves, buscando calmarlo sin separarme de modo tajante, ya que eso lo haría entrar en una crisis de llanto seguramente.
Ahí me percaté de que sus pestañas abanicaban cada vez más lento, cerrando casi del todo sus ojos.
—Te estás durmiendo. —Debería haber aprendido la lección en navidad, no puede mantenerse despierto después de beber tanto.
Negué con la cabeza y le di un pequeño beso en la frente.
—Diablos... eso fue más difícil de lo que pensé.
Me tomó del brazo y me giré nuevamente hacia él.
—Duerme conmigo... mi cama es muy fría —acercó mi mano a su rostro y acarició su mejilla con ella.
—Solo iba a quitarme la ropa.
Me deshice de todo lo que apestaba a cigarrillos y alcohol, portando solo mi ropa interior me tumbé del lado de la pared justo detrás de Hunter y respiré hondo.
Se acercó más, tomó mi brazo haciendo que lo abrace y entrelazó nuestros dedos.
Cuando esta así es muy sincero consigo mismo, eso es lindo.
—Niño... sobre el juego de hoy, sé que sentiste celos por la búsqueda de la llave, pero no hay nada entre ella y yo ¿Lo entiendes, verdad?
—Lo sé, lo sé bien, pero aún así... no puedo evitar sentirme de esa forma... ¿Nunca te pasó algo así? —preguntó aún con los ojos cerrados.
Al instante pensé en ese jodido porfesor de música y entendí a Hunter.
Los celos son una mierda.
Y una mierda que no se puede controlar fácilmente.
—Si te sientes inseguro, dímelo. Habla conmigo. No pienses que me enojaré por algo así —susurré tratando de darle seguridad.
Siempre se guarda las cosas importantes para sí mismo. No sé bien cómo manejar ese tipo de comportamientos y temo hacerlo llorar si me dejó llevar por mi carácter duro.
Hizo un sonido con la garganta de modo afirmativo y sus dedos acariciaron la piel de mi mano.
—Eres el único que esta en mi mente y el único con el que quiero estar.
Se giró hacia mí y me abrazó con fuerza, estampando su cara en mi pecho.
Murmuró algo en mi pecho que lo logré entender.
«Aún estando ebrio es tan...»
Me detuve a apreciar la perfección de su rostro y moví un mechón de cabello para que nada obstaculizara la vista.
¿Era normal ser tan feliz? ¿Podía relajarme y disfrutar este pequeño momento de felicidad absoluta en mi vida? Claro que lo haría.
Y guardaría en mi memoria cada pequeña expresión que su rostro quisiera regalarme.
Es tan jodidamente perfecto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro