capítulo 11 (editado)
POV FRANK.
—Oh cielos, esta noche fue una locura —pensé en voz alta, tambaleándome junto a Paula, que me abrazaba y estaba en el mismo estado deplorable que yo.
—No tiene por qué terminar aquí —sugirió insinuante y sonreí tontamente, buscando algún condón en mi billetera.
No encontré, así que suspiré y le pedí que fuesemos a mi habitación en busca de globitos para la fiesta.
El pasillo parecía interminable por lo ebrios que estábamos, llegamos entre risas y tropezones hasta la entrada de dicha habitación.
Empujé un poco la puerta que estaba ligeramente abierta y vi a intrusos en mi cama.
Parpadeé un poco para que mis ojos se acostumbraran a la luz que entraba por la ventana y vi claramente a Kilian y Hunter
¿Pero que hacen aquí?
Además, durmiendo juntos... abrazados.
—Oww, hasta parecen tiern... —no terminé mi frase porque ella me cubrió la boca entre risas contenidas.
Con sus ojos achinados y llevando su dedo índice a sus labios me indicó que me callara o los despertariamos.
—¿No te parece sospechoso? —susurró señalando a los dos inconscientes.
¿Sospechoso?
Los miré nuevamente y me escogí de hombros.
Es Hunter y Kilian de los que estamos hablando, algo así sería imposible.
—Para nada —dije seguro, levanté el pulgar y le guiñé un ojo.
Ella asintió y sonrió.
Saqué unos condones de mi bolso junto a la cama y salimos de la habitación.
Para la próxima no debo olvidarme los putos condones y así evitar el molesto viaje hasta aquí.
Antes de cerrar volví a mirarlos.
«El alcohol debe ser lo que me hace verlos tiernos mientras duermen de este modo»
Pero mientras más los miraba más rara me parecía la situación... no tanto por Hunter, ya que él es muy afectuoso o "cariñoso" por así decirlo, pero ¿Kilian?
¿Esto estaba bien? Es decir... es algo extraño de ver.
—Si no te apresuras creo que no querré hacerlo, se me esta yendo la calentura —sugirió Pau y al instante cerré la puerta.
No voy a perder una oportunidad de tener sexo sólo por una estupidez como ver a Hunter y Kilian dormir y ponerme a pensar incoherencias. No señores, quiero follar y dormir en paz como buen ciudadano que soy.
ØØØ
POV HUNTER.
Me estiré sobre la cama y abrí los ojos pesadamente.
—Hey... Kilian... nos dormimos.
—¿No me digas? Que observador te has vuelto —respondió completamente sarcástico.
—Tonto —bufé levantándome y viéndolo reír recostado en la cama.
Luego de perder el tiempo jugueteando nos lavamos el rostro y enjuagarnos la boca con enjuague bucal a falta de nuestros cepillos, finalmente nos dirigimos (aún con sueño y bostezando) al comedor de la segunda cabaña para desayunar.
En el camino nos encontramos a Sanna y Matt sentados en el porche de la cabaña.
—Buen día —dije levantando la mano.
Kilian esbozó una pequeña sonrisa como saludo.
—Hola, chicos —respondió ella con una dulce sonrisa.
—¿Durmieron bien? —inquirió Matt con una mirada curiosa.
—Caímos dormidos al final de la película —comentó Kilian con naturalidad.
Bien, está bien, eso es algo relativamente cierto y no se escucha tan extraño... creo.
—Lo supuse ya que cuado los fui a llamar para desayunar, en su habitación estaba Frank durmiendo.
—Oh... genial, ojalá cambie las sábanas después de usarlas —solté moviendo mis manos con algo de asco al imaginarlo haciendo sus obscenidades, como de costumbre cuando venimos a las cabañas.
Sanna rió y Matt se mostró desinteresado como siempre.
«No hay nada de malo que Frank esté en nuestra habitación... no hay nada que...» mis pensamientos se detuvieron como si hubiese sido atropellado por la realidad de mi habitación.
Una habitación que ayer no le dejé a Kilian limpiar por querer desayunar primero que nada.
Recuerdos de él arrojando el condón a un lado de la cama y seguido ese tibio líquido escurriendo por mi espalda invadieron mi mente.
Misma cama donde esta Frank durmiendo plácidamente.
—¡Demonios! —Todos dieron un pequeño brinco por mi repentino grito— Em. Oh. Lo siento, recordé algo que necesito hacer.
Entré rápidamente a la cabaña y corrí por el pasillo hasta mi habitación.
Abrí lentamente y efectivamente Frank estaba desmayado sobre mi cama. Frank tiene un sueño increíblemente pesado, así que entré sin problemas y tomé una pequeña bolsita para tirar el condón cuando lo encontrase.
—Bien, ahora a ver dónde...
Miré en el suelo y vi varios condones de colores... no, definitivamente no son míos.
Miré en la esquina de la cama y ahí estaba el hijo de puta, había quedado atorado entre la cama y la pared.
«Ay Dios... esto me pasa por no limpiar mi habitación ayer, estaba tan emocionado por haber venido con Kilian y los juegos que lo olvidé por completo, y parece que él igual»
Me estiré sobre la cama intentando llegar al putisimo condón, estaba a centímetros de mis dedos recubiertos por la bolsa y ya casi lo alcanzaba. Me extendí al máximo sin tocar a Frank debajo de mí cuando el ruido de la puerta me asustó y caí sobre él con todo mi peso.
—¿Qué mierd...? —Soltó Frank alerta por el golpe y sus pupilas pasaron a verse muy finas, hasta que me vio y sonrió confundido— ¿Hun?
Todavía sin entender nada soltó una pequeña risita algo ronca por el cansancio. Yo sonreí nervioso y divertido en partes iguales.
—Amigo, levantate y vayamos a desa... yu... — Matthew entró por la puerta pronunciando esa frase y quedó atónito al vernos en una posición extraña.
Cerró la puerta abruptamente y el ruido casi rompe mis tímpanos.
—¿Qué haces, idiota? —dijo entre risas y algo dormido, refregando su ojo.
—Solo buscaba mi móvil y caí sobre ti —me justifiqué mientras tomaba hábilmente el condón con la bolsita, lo escondía en mi bolsillo y lo empujaba para así levantarme.
Pero me hizo cosquillas y empezamos a pelear tontamente, finalizando conmigo en el piso y él recibiendo una parada en el pecho.
—¡Me tiras de mi propia cama! El colmo —fingía enojo y sonrió salvajemente desde arriba, sentándose y exponiendo su torso bien trabajado.
Ojalá se me marcara el cuerpo así de fácil, a mí solo se me marca la almohada en la cara cuando duermo.
—Tú eres el que robó mi cama en primer lugar —dijo bostezando.
—De todos modos ya es hora de que te levantes, holgazán —respondí sacándole la lengua y poniéndome de pie.
—Oye, Hunter —su voz seria me alertó y mi cuerpo se paralizó ante la señal de alarma—. Siendo honesto... me sorprendió verte dormir con Kilian. —Sonrió de una manera diferente a la usual y mis ojos titubearon— Pero parece que lo estás volviendo un chico tranquilo y agradable, eso es genial.
Mi respiración se detuvo unos instantes.
«Me vio dormir con Kilian. Nos vio. aunque no estábamos haciendo nada y suelo dormir en la misma cama con Frank, Sanna, Aaron y otros amigos cuando no hay espacio... aún así...»
Estaba en blanco, procesando la situación. Por alguna razón me puse extremadamente ansioso. Casi expuesto. Paralizado.
—Aunque la cama se veía pequeña con Kilian eh. Hombre ese sujeto está muy amplio, me recordó a la vez que dormimos en el departamento de Samuel antes de que se mudara; recuerdo que amanecimos cinco en una cama de dos plazas y... —hablaba y yo no oía nada en absoluto.
Kilian no era igual a ningunos de mis amigos. Dormir juntos no significaba lo mismo. No sentía lo mismo. Todo sonaba a una mentira tras otra. A estar tapando el sol con mis manos y quemarme las palmas dolorosamente queriendo evitar lo imposible.
¿Debería decirle?
Tomé mis dedos y comencé a hacer pequeños círculos con ellos.
—Verás... —Me observó y levantó las cejas, expectante, sosteniendo la mirada firme—. No sé bien cómo decirte esto, pero...
—¡Cariño, vamos a desayunar! —chilló una de las huecas, la castaña para ser exactos, entrando abruptamente en la habitación y sorprendiéndose al verme allí de pie.
—Te he dicho que no me llames así, Paula —Frank estaba siendo inusualmente duro y autoritario—. Estamos ocupados, así que sal, por favor.
Pocas veces lo veo tan serio.
—Esta bien, pero... —tartamudeó y lo miró lastimera— Solo estaba jugando, no tienes por qué tratarme mal.
Él suspiró y luego de un pesado pestañear clavó sus ojos en ella.
—¿Crees que eso fue tratarte mal? —sus labios formaron una mueca de disgusto potencialmente letal y levantó la barbilla, apoyando su brazo sobre su rodilla flexionada—. Si no te vas ahora mismo, no volveré a juguetear contigo y te juro que hablo en serio.
Parecía ofendida, un poco emocionada también, Frank tiene ese don de hacer que las mujeres lo odien y amen a la vez.
La tal Paula entendió que no estaba de humor y se giró roboticamente hacia la puerta.
Salió de la habitación sin protestar. Bueno, el tono y la actitud de Frank no daban lugar a reproches ni quejas.
—Ahora, ¿En que estábamos? —Sus ojos café se encontraron con los míos y quise chillar porque ya no encontraba coraje para contarle.
¿Dónde estaba mi valor anterior? Se fue junto a mi virginidad: al infinito y más allá. Se te quiso, bye.
—¿No fuiste muy brusco?
—Parecía que ibas a decirme algo importante y quiero oirte.
Puta madre, abuela. Finge demencia y sigue adelante, Hunter.
—Emm, no, solo te iba a decir que cambies las sábanas y juntes tus cochinadas —dije señalando los condones con una expresión graciosa diciendo "iug, iug"
—¿Por qué no me suena sincero? —murmuró rascando su nuca.
Me conoce, es algo obvio, pero no estoy listo para decírselo, estoy muy asustado.
Hizo una mueca y me dirigí a la puerta.
—Frank, eres mi mejor amigo y... ¿Lo serás sin importar que suceda? —cuestioné con una preocupada y triste sonrisa.
Se vio algo decepcionado por mi pregunta, pero necesitaba escucharlo de él.
—Para siempre, hermano —afirmó sin un gramo de duda o vacilación en su mirada.
—Gracias —susurré pasando el umbral y caminando hacia el salón con una sonrisa de alivio.
No me siento lo suficientemente valiente como para arriesgarlo todo, pero sus palabras me daban una leve esperanza en un futuro prometedor con respecto a nuestra amistad por lo menos y esa ilusión me dejaba respirar con calma.
Por lo menos era un consuelo hasta que reuniera el valor de contarle sobre mi sexualidad abiertamente.
Señor: ruego porque Frank siga queriéndome como hasta ahora. Que me vea como siempre lo hizo. Que no me rechace. Que no me odie ni sienta asco de mí... Amén.
ØØØ
POV SANNA.
—¿Me pasas el azúcar, dulzura? —le di lo que me pidió Grace, la chica con los pechos naturales más grandes que he visto en la vida.
Es una de las que persigue a Frank sin ningún tipo de intento por ocultar sus intenciones. Me gusta que sean directas, pero me molesta cuando se exceden o desubican.
No sé como hace Frank para arrojarse a los brazos de tantas mujeres y salir ileso. Algún día el karma va a golpear duro a mi inmaduro y gracioso amigo.
Gracias al cielo Rossy, Kylla y Lu están aquí también, porque no encuentro muchos temas de conversación con las amigas de Frank y eso que soy muy buena hablando con todo tipo de gente.
—Lo mejor de la carrera fue la parte en la que todos comenzaron a quitarse la ropa —dijo Paula entre risas.
—Sí —afirmó Grace— ¿Notaron que la espalda de Kilian y Frank tenían varios rasguños?
—Lo de Frank es mi culpa —alegó Paula con una perversa mirada.
—¿Qué? —pregunté.
—Sí, yo también vi marcas en Kilian, su espalda tenía pequeñas líneas de rasguños —respondió Meryl, la más bajita de las tres frente a mí.
—¿Rasguños? Pobre ¿Habrá tenido una pelea? —dije preocupada.
Ellas explotaron en risas y las miré confundida.
—Ay Sanna, tu mente es como tu nombre —se burló Kylla tiernamente.
—Ajá, una pelea en la cama —carcajeó Paula.
¿Mmh?
De repente mi rostro enrojeció cuando entendí ¡Que tonta me vi! Suelo entender tarde esas cosas con doble sentido.
—Eso significa que tenemos oportunidad de tener sexo con él —comentó Grace.
¿S-S-Sexo con Kilian? ¿Quieren acostarse con él?
El rojo de mis mejillas se extendió hasta mi frente solo de imaginar la escena que mencionaron, sobre todo porque las veces que hablé con Kilian me dio una sensación fraternal y no sexual. Me erizó la piel que lo vieran así y los comentarios que hacían de su cuerpo.
De por sí me pongo nerviosa cuando empiezan a hablar de sexo libremente, todavía no me acostumbro y gracias al cielo mis amigos no suelen centrar sus conversaciones en eso, son más del estilo bromas, temas serios o estupideces.
Hasta Frank se controla en ese aspecto cuando esta conmigo, nunca fue vulgar o explícito, supongo que me cuida mucho y busca no incomodarme, cosa que agradezco muchísimo.
Rossy hizo una mueca de asombro por la cantidad de adjetivos que soltaban sobre el trasero de Kilian y rodó los ojos después de un tiempo donde prácticamente no la dejaban hablar o cambiar el tema.
Por otra parte Kylla no se veía tan en desacuerdo con las emocionadas chicas.
—No vas a decirme que no te gusta Killer, no solo su físico, sino esa sensación de peligro que da. —Se estremeció con una sonrisa pervertida y las demás suspiraron de forma pensativa.
—No, de verdad que no... es decir, es atractivo igual que Frank, Hunter, Matt y los demás, pero no es mi tipo —respondí con sinceridad.
Ellas fruncieron el ceño para luego sonreír.
—Mejor, menos competencia —le susurró Meryl a Grace y logré escuchar.
—Es que le gusta Aaron, muchachas —añadió Paula.
—Somos mejores amigos.
Se miraron incrédulas y sonrieron de nuevo.
—Me agrada, las gafas le dan un toque soft, pero su cuerpo de nadador le da el toque sexy estando bien tonificado... Además, la vez que hablé con él justo lo ví suspirar y dijo que era porque se estaba perdiendo una novela que daban en la televisión mientras estaba aquí ¿No es precioso?
En eso último estuve muy de acuerdo, lo escuché quejarse de eso anoche y le hicimos burla por ello.
Paula es, dentro de todo, la más agradable de las tres, siento que le presta atención a los demás y tiene carisma, a pesar de ser medio malcriada.
—¿Crees que lo hará bien? Al sexo me refiero, se ve bastante tierno, pero esa espalda enorme me calienta, puede que sea una bestia en la cama ese tal Aaron —dijo Meryl.
Por alguna razón me molestó su comentario.
—Se me agota la jodida paciencia —se quejó Rossy metiendo el último waffle a su boca de manera tosca.
A mí también ya me habían cansado.
—¿Qué? —articuló Grace bastante altanera.
Rossy no dudaría en tirarse encima de ella y romperle de un rodillazo esos perfectos y arreglados dientes.
Me levanté tranquilamente de la mesa sin terminar el desayuno.
—¿Ya te vas? —preguntó Paula, parecía querer que me quedara.
Veo que no le presta mucha atención a su entorno, no lee bien a los demás o subestima las capacidades destructivas de mi pequeña amiga mitad oriental, porque sino nunca hubiera sugerido que me quedara un minuto más.
Tengo la fortuna, o no tanto, de saber cuándo algo esta por perder el balance o estallar.
Mamá es una persona explosiva y sus ataques de ira violentos cuando era niña me mantenían en un estado de alarma que a la fecha se transformó en la habilidad de leer el ambiente y así poder mantener la paz en él.
Pienso que las malas experiencias abren un cofre interno con filosas armas y esas armas pueden servirte para defenderte o para lastimarte a tí mismo.
Algunos pueden lidiar con ello. Otros tienen cofres enormes, con tantas armas que no entran en sus manos y son imposibles de sobrellevar y sostener por su cuenta. Cofres que jamás debieron abrirse, que no debieron existir. Daños que parecen irreparables y solo un profesional puede ayudar a cerrar.
Otros tuvieron la fortuna de llevar vidas amenas con lo justo para crecer sanamente y sus armas para la vida diaria las obtuvieron de formas constructivas o a través de experiencias poco dañinas.
Gracias a mi hermana mayor aprendí a usar mis pequeñas armas a mi favor y avanzar como persona. Soy feliz con mi vida, a pesar de los malos momentos y que mi familia de sangre se resuma a dos personas, me siento orgullosa de quien soy hoy.
—Quédate —soltó Grace mirándome desde abajo porque estaba sentada; pero con su barbilla levantada cargando una soberbia que hacía sentir insuficiente a los demás.
Rossy se levantó y Grace la miró de arriba abajo.
—Tú vete si quieres —siseó como si fuese una broma y hablé sobre ella.
—No, gracias, iré a buscar a Lu —contesté y recién ahí se dieron cuenta de que ella se había escabullido.
Se fue prácticamente al inicio de su tediosa charla.
—¿La rarita de lentes? —el comentario de Grace crispó los vellos de Rossy y apretó la mandíbula igual que yo.
Cuando algo no le gusta a Lucy, ella se va discretamente, como es callada frente a la gente que no le tiene confianza, le es fácil pasar desapercibida y se va a algún sitio lejano para leer novelas o cómics en su celular, como hizo ahora.
—Cierra el puto hocico, perra —gruñó mi amiga apoyando su converse bruscamente sobre la banca donde antes estaba sentada, viéndola con rudeza.
Aparecí en su campo de visión al acercarme y mi apacible rostro la hizo enfurruñar más, porque sabía que no la dejaría enloquecer frente a todos y frunció sus labios.
—Ya nos vamos. —Tomé la mano de Rossy y la sostuve firme.
Grace quiso protestar en dirección a mi amiga y apostaría mi castidad a que lo que pensaba escupir de sus labios sería el detonante que enloqueciera a Rossy. Por alguna razón disfrutaba verla con malas caras y hacerla de menos sutilmente, cosa que me enfermaba.
Esas pequeñas dosis de veneno que van soltando disimuladamente hasta que personas como Rossy se cansan y cuando muestran su enojo quedan como las villanas por no soportar esos malos tratos camuflados de "bromas inconscientes" y frases como "no era para tanto".
Me interpuse entre ambas y mi sonrisa se tornó cálida, desconcertando a Paula, Meryl y Grace, denotando su incomodidad ante lo inesperado de mis reacciones.
—Dejémoslo aquí y evitemos una mala situación ¿Bien? —demandé con una autoridad que no requería ningún tipo de desequilibrio o malos modos.
Finalmente entendí sus motivaciones.
Creí que se divertían viendo hasta donde Rossy las soportaría sin chistar, pero no, sus miradas vuelven a mí constantemente. La opción más viable es que una de ellas me ve como su rival o competencia por alguna razón.
Suena inmaduro, pero ellas lo son, así que tiene sentido para mí, seguramente Meryl que quería hacerlo con Aaron o tal vez Grace por verme hablar con Kilian ayer. Y por lo único que me invitaron a comer temprano fue para hacerme enfadar de alguna manera llamativa aquí rodeada de todos los que también desayunan y pasar ellas a ser el centro de atención bajo el visto bueno de los demás.
En serio a veces no entiendo la mente de los demás, pero desgraciadamente suelo acertar sobre cosas como estas.
Miré a mi alrededor y ellas hicieron lo mismo con un ligero disgusto, de nuevo guie mis pupilas a las suyas, una a la vez sin detenerme por mucho tiempo, con una paciencia abrasadora que las irritaba por sobremanera.
Sonreí ampliamente.
No tienen idea de la cantidad de violencia que las personas como yo tuvimos que soportar hasta formar un carácter calmado y pacífico como el mío.
¿Creían que conseguirán enfadarme tan fácil? Están equivocadas, el nivel de daño que deben hacerme es por lejos mucho mayor a simples tonteras de adolescentes mimadas.
Tengo que estar desgarrándome por dentro para siquiera pensar en levantar la voz.
Con mi serenidad intacta me decidí a no permitir que gente malintencionada como esta le robase la paz a mis amigas o a mí ni un instante más.
—Buen provecho —les dije cortés viendo que no habían terminado su café por estar hablando y mi mirada se dirigió a la morena sentada— ¿Nos acompañas?
Miré a Kylla esperando que se nos uniera y dicha reacción nunca llegó, ya que parecía estar a gusto con ellas. No la culpo, son atractivas, llamativas y tienen cosas muy lindas, como sus uñas, celulares último modelo y anécdotas de situaciones que resaltaban lo populares que eran.
Me escogí de hombros y salí afuera.
—Aire fresco —dije estirando ambos brazos al cielo.
El viento se coló por mi holgada y corta camiseta, descubriendo mi vientre y llenandome de una sensación de calma asombrosa. La naturaleza, los sonidos de los árboles meciéndose y pájaros piando a lo lejos.
El mundo puede ser un lugar tan reconfortante cuando te tomas un segundo para admirarlo.
—¡Odio a las personas así! —Y lo reconfortante se esfumó cuando vi a mi dulce Rossy poseída por el demonio de la ira— Puta molestia, carajo, sé que son solo un par de monos con pelo sintético que vienen explícitamente a aparearse con el puto de Frank y sus amigos, pero ¡No las soporto! ¡Y le dijo rara a Lu!
—Pero pelear no va a cambiar su mala actitud. Seguramente están hablando mal de nosotras como hicieron al instante que se dieron cuenta que Lu no estaba. Es una lastima, pensé que eran agradables porque las conocí cuando estaban los chicos presentes y fueron menos obscenas, crueles y parecían divertidas.
—¡Esa es su jodida táctica! Son como animales en celo, me da vergüenza y ganas de darles un puñetazo cuando empiezan así a hablar de pitos o rondar a los chicos, se les frotan, sientan encima, tocan sin permiso, hablan fuerte y escandaloso ¡Es que, aaah! Parecen necesitadas cuando hacen eso, hay otras formas de coquetear sin poner incómodos a los demás con semejante mierda ¿Puedo darle una patada a una de ellas? Me conformo con solo una y en la cara.
—No aquí, hay muchos testigos y capaz con la fuerza de tus piernas de un solo golpe la matas —habló Lu apareciendo de la nada y ambas soltamos un chillido, haciéndola sonreír y vernos a través de sus gafas.
—Cierto, los testigos.
—¡El problema principal es el homicidio, no los testigos! —bufé en dirección a ambas locas—. Tienen muy distorsionadas sus prioridades, cielos.
Lu clavó sus pupilas en Rossy y su sonrisa resignada llamó mi atención.
—No importa si me dicen rara, lo soy.
—¡Pero lo dijeron de mala manera!
Lu sonrió esta vez mostrando los dientes.
—Es suficiente que te hayas enojado por mí, estoy bien.
Rossy guardó silencio y de nuevo volvió a mostrar llamas a su alrededor.
—¿A sí? Tengo enojo de sobra, por ti, por mí, por todo el puto continente ¡Odio como me miraba la más alta!
Se estaba descargando por todo lo que se calló estando en la mesa y estoy segura que las soportó solo para poder terminar su desayuno sin conflictos.
—La odio ¡Odio las zorras, perras, gatas, gallinas, vacas, mulas, ratas! —nombraba a todos los animalitos de la granja como si un dragón en miniatura frente a mí soltara fuego y juraría que sus dientes parecían filosos colmillos cuando refunfuñaba— ¡Rata inmunda! —dicho eso pestañeó y su tono se volvió un canto tonto que simulaba ser serio—: animal rastrero, escoria de la vidaaa.
Me acerqué, le acaricie la cabeza y se fue calmando... mi linda Rossy siempre tan tierna.
—Shh, eres mejor que esto. Vamos, solo hablas así porque estás toda enojada. Eres tan linda, no te pongas así, mi vida, respira a conciencia y despacito —la consentía suavemente y de a poco se iba calmando, devolviéndome el abrazo mientras insultaba en mi pecho, pero al final logré que respirara lento.
Aaron me vio a la distancia y sonrió.
Levanté la otra mano para saludarlo e inclinó la cabeza con una sonrisa aún más grande.
Siempre tuvo una sonrisa tan hermosa.
No me importa cómo sean esas chicas insufribles, lo que piensen, lo que quieran, lo único que me importa es que mis amigos me hacen feliz y yo puedo hacerlos felices a ellos.
Sentir la respiración de Rossy, la mirada de Lu y la sonrisa de Aaron, todo aquello me daba motivos para estar alegre sin importar qué.
Cada uno es sumamente especial en mi vida y me alegra pensar que alguien como Kilian, que parecía malvado en un inicio, resultó ser agradable a su manera.
No juzgar a un libro por su portada sigue siendo un dicho muy certero.
—Ya deremos comienzo a los segundos juegos, señoras y señores, así que muevan su trasero a la tercer cabaña si no quieren perderse la gran final —gritó Chad mientras se dirigían allí entre risas y charlas ruidosas.
—¿Vamos? —dije y ambas asintieron.
Rossy se irguió animada y se acercó a Lu, diciéndole que la próxima vez que se vaya así la invite a irse con ella y a explicarle lo sucedido en el comedor minutos atrás.
Me acerqué a Aaron que también iba en dirección a la cabaña y éste ladeó gentilmente su rostro, era clara si curiosidad por la escena que montó la oriental y la forma en la que yo la abracé hasta que recuperó la razón.
Su postura acompañada por su tierna expresión y ese aura tranquilizadora característica en él, me recordaron aquello que dijo Paula adentro, algo que era verdad:
—Es que eres precioso —dije con una sonrisa y no entendió en absoluto, pestañeando varias veces.
«Bueno, no es nada nuevo admitir que mi amigo es precioso... Porque sin duda lo es» pensé alegre.
—¿Qué cosa?
Negué con la cabeza restándole importancia.
—¡Apúrense que ya empieza! —nos gritó Frank con ambas manos tocando la parte superior del marco de la puerta y una gran sonrisa.
—Vamos —dije sonriente, emocionada por lo que vendría.
Estoy dando varias actualizaciones seguidas para escapar de la realidad🪡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro