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Capítulo 06 (editado)

Sentí mi rostro en llamas y estuve a punto de detenerme, pero mi cuerpo ardía con más fuerza que mis mejillas, enviando una corriente electrizante a cada rincón y mi entrepierna pulsó.

Lo rodeé con mis brazos y me senté sobre él.

Agradecí internamente al alcohol que hizo su trabajo, dándome coraje y cero control sobre mí mismo, acariciando descaradamente este tonificado cuerpo frente a mí.

No estaba tan seguro de lo que estaba haciendo, como si mi mente se apagara de a momentos, sintiéndome mareado y algo adormecido, similar a si fuese un sueño... Pero me gustaba demasiado.

«Quiero hacerlo con Kilian» me repito al mover mi cadera sobre la suya, oyéndolo maldecir en voz baja.

Mi mente intentaba hacerme entrar en razón y detenerme, pero ignoré por completo la lógica y me dejé llevar por la situación.

—Wow ¿No eras tú el que se rehusaba hace unos momentos? —dijo sorprendido, mordiendo su labio inferior antes de sonreír con ese aire de superioridad que tanto me pone.

—Eres muy guapo —murmuré arrastrando las palabras.

—Ahora entiendo: estás ebrio —rio roncamente, en un tono bajo y muy erótico para mí—. Debí suponerlo.

—¿Y... qué?

Me cruce de brazos e hice mis caras más ofendidas de la vida ¿Por qué lo hace sonar como si fuese tonto de mi parte? Siempre quiero hacerlo con él, solo que no tengo el valor de tomar la iniciativa.

—¿No dijiste que querías hacerlo conmigo?  —mi voz salió con descaro e indignación, reprochándole sus propias palabras.

Tomé la botella de sus manos y le di un gran sorbo, acto seguido, apoyé el antebrazo en su hombro, tocando con la fría botella su espalda y tensó sus músculos.

Con la otra mano recorrí su pecho hasta llegar a su ajustado pantalón y sonreí sin poder evitarlo.

—Cielos... Lo deseas tanto como yo.

Eso pareció romper algún cable dentro del cerebro de Kilian y sus manos se aferraron con fuerza a mi cadera, arrebatándome un gemido por el ligero dolor proveniente de su agarre.

—No te conviene provocarme, niñito —me advirtió con seriedad.

La oscuridad en su rostro me inhibió, aunque fue menos de un minuto, retomando mis caprichosos deseos al sonreír sobre sus labios.

Era Kilian, mi hermoso Kilian, por muy terrorífico que se viera jamás me haría algo que me lastimara, así que le di un casto beso y de nuevo sonreí atontado sobre su boca.

—¿Por qué?

—No será bueno para ti... o para tu cuerpo —finalizó con un tono embriagador, deslizando uno de sus largos dedos por mi clavícula, después mi cuello y por último mi barbilla, obligándome a verlo.

Eso me gustó aún más y comencé a mover mi cadera, frotándome contra la suya. Su otra mano continuaba en su sitio y apretó mi pelvis, deteniéndome.

—Vayamos a tu habitación —susurró mientras sus manos de colaban por debajo de mi sudadera.

—¿No sería más excitante hacerlo aquí?

Tiró su cabeza hacia atrás y soltó un jadeo.

—Demonios —murmuró con una enorme sonrisa de satisfacción.

Comencé a sentir como su erección crecía debajo de mí y eso me motivo a aumentar la velocidad de mi vaivén, reteniendo los gemidos en mi garganta al morder mis labios.

ØØØ

POV KILIAN

Este chico me pone demasiado cuando hace estas cosas y no sé qué tan resistente es mi determinación cuando me ruega de ese modo suplicante ser tomado.

Lo acerqué más a mi, levanté su sudadera y se la quité dejando su blanca piel expuesta.

Besé y mordí su cuello dejando leves marcas a medida que iba aumentando de intensidad, embriagandome con sus exquisitos gemidos atorados en su garganta.

Pude ver como su cuerpo se estremecía cuando aumentaba la fuerza de mi agarre y mordidas, haciendo volar mi imaginación.

«Dios, quiero arrancarle la ropa»

Entrelazó sus finos dedos en mi cabello y jaló con fuerza, haciéndome apretar los dientes en una desafiante sonrisa. Deslizó sus manos por mi espalda y clavó sus uñas sin ningún tipo de remordimiento.

Gruñí y llevé una de mis manos a su entrepierna, acariciándolo por encima de su pantalón con algo de brusquedad. Su cuerpo se contrajo por mi repentina acción y lo escuché murmurar en mi oído, seguido por uno que otro sorbo a la cerveza que todavía sujetaba.

—¿Te la tomaras tú solo? —recriminé quitándosela y dando un sorbo.

Se quedó mirando fijamente mi boca y sus mejillas, ya coloradas, enrojecieron aún más.

—¿Quieres? —le pregunté con un tono altanero— Abre la boca.

Lo hizo obedientemente y levanté la botella un poco más arriba que la altura de su rostro.

—Abre más la boca y trágatelo —ordené implacable.

Asintió tímidamente y mordí mi labio.

Incliné la botella, el líquido comenzó a caerse dentro de su caliente cavidad y lo tragaba como demandé. «No es suficiente, quiero más. Hacerlo sollozar y rogar en completo éxtasis hasta quedarse sin voz» Con ese pensamiento nublado mi razón, incliné un poco más la botella, haciendo que se derramase de sus labios hacía su cuerpo.

«Al carajo, ya no puedo controlarme»

Ferozmente comencé a lamerlo y succionar cada centímetro de piel por donde había caído cerveza hasta llegar a su boca y besar sus labios con desenfreno.

Mi lengua recorría su interior con agilidad mientras él soltaba pequeños gemidos entre cada beso y sus temblorosas manos presionando mi piel.

El alcohol y la excitación estaban apoderándose de mí, no lograba detenerme, no me importaba nada, solo pensaba en consumirlo por completo.

Dejé la botella a un lado, coloque mis palmas en su trasero, lo apreté con brusquedad y estuvo al borde de soltar un fuerte gemido, pero me abrazó con fuerza y mi hombro amortiguó el sonido.

—Si gritas nos descubrirán —advertí con una medida sonrisa.

Frunció sus labios y el inferior sobresalió un poco, seguido cubrió su boca con ambas manos.

—Buen chico —susurré y apretó los ojos.

Besé su hombro y lo seguí recorriendo con mis labios hasta llegar a su cuello, luego su mejilla, sus labios.

Sonrió entre besos y hundió su rostro en el hueco de mi cuello, percibiendo su delicioso calor contra mi piel.

—Me... Me gustas... Me gustas tanto... —lo escuché repetir con un hilo de voz.

Estuve a punto de tumbarlo sobre el sillón para quitarle la ropa, pero me di cuenta que había dejado de moverse.

—¿Hunter?

No hubo respuesta alguna.

—Hey...

Lo separé de mí para saber que ocurría y todo tipo de iniciativa murió.

—No puede ser —murmuré al verlo profundamente dormido—. Increíble.

Maldecía con algo de diversión y completa indignación mientras veía a aquél chico sobre mí, con sus ojos cerrados y sus manos cerca de su rostro, dándole un aspecto angelical a pesar de que hace cinco segundos suplicaba ser follado.

—No puedes ponerme así y dormirte como si nada —suspiré con mi pulsante erección doliendo, tiré mi cabeza completamente hacia atrás y tomé una gran bocanada de aire.

Al cabo de pocos minutos, donde me mentalicé para conseguir calmarme, lo alcé con suma suavidad y con esa misma paciencia lo recosté sobre el sillón.

Al pararme noté una gran erección bajo mis pantalones y solté un bufido.

«Quizá yo me calmé, pero mi cuerpo no»

Llevé mis manos a mi cabeza revolviendo mi cabello y clavé mi mirada recriminatoria en ese alborotador inconsciente.

Tenía ganas de despertarlo y follarlo hasta cansarme. Literalmente.

Tomé otra bocanada de aire e insulté a Hunter para mis adentros, tomando esto como una especie de prueba física, controlando mi mente y extremidades, deshaciéndome finalmente de la dureza en mi entrepierna.

—Joder... La próxima vez que me haga algo así no lo perdonaré —me quejaba mientras iba a la cocina en busca de un trapo para limpiar la cerveza del cuerpo de Hunter.

Conseguí uno, me puse de cuclillas frente a mi chico prácticamente desmayado en el sillón y me dispuse a limpiar cualquier rastro de alcohol sobre él.

No podía dejar que su madre despertase y lo viese así.

A penas el trapo humedo tocó su piel, su cuerpo se contrajo y apretó ligeramente los ojos. Ni eso lo despertó; continué mi labor hasta que su pecho quedó limpio y se acurrucó en el sofá.

Esto es algo que no conocía de Hunter, no puedo creer que se ponga así cuando esta borracho. Sería muy peligroso si llegara a embriagarse en algún bar o algo así lleno idiotas... Es realmente atractivo con sus labios gruesos, tez pálida y ojos tan malditamente hermosos.

Acaricié su mejilla y esbozó una diminuta sonrisa.

Y es solo mío.

—Te amo ¿Lo sabes, niño imprudente? —susurré sin apartar la vista.

Un ruido hizo que me volteara hacia la entrada y allí estaba la hermana de Hunter de pie, mirándonos.

Quité mi mano de él, me puse de pié de forma desafiante al ver la sería expresión en el rostro de la viuda y la miré de la misma forma.

—¿Él sabe de tu pasado? —preguntó sin rodeos.

—No es asunto tuyo —dije sin interés— ¿Tú lo sabes? —inquirí levantando una ceja.

—Más de lo que quisiera —respondió buscando dos pequeñas botellas de cerveza de la nevera y abriéndolas—. Ven —ordenó saliendo de la casa.

Miré a Hunter, seguido la puerta y decidí seguirla.

—¿Qué sabes? —continué preguntando y se sentó en las escaleras del pórtico.

—Lo suficiente —me observó y supe que no estaba mintiendo.

Rodé los ojos y suspiré.

—No mucha gente conoce mi verdadera situación ¿Cómo tú...?

—Las personas hablan cuando quieren ligarte o después del sexo... Por lo que sé muchas cosas de muchas personas —se jactó algo divertida, extendiéndome una de las botellas.

La tomé y le di un sorbo sin quitar la vista de ella, como si un depredador estuviese frente a otro, aguardando el primer movimiento en falso.

—¿Por eso me odias?

—No te odio.

—¿Se lo informaste a tu cara?

Suspiró y peinó su cabello hacia atrás.

—Amo a mi estúpido hermano, por eso no te quiero con él. La primera vez que me habló de su relación creí que sería algo pasajero, por eso decidí no preocuparme... Pero vas en serio ¿Verdad?

—Definitivamente —afirmé sin vacilar—. Pero no tengo nada que ver con mi padre, Astrid.

Levantó una ceja y habló:

—Eres un chico marcado desde el momento en el que naciste. Estás maldito por ese sujeto.

Se hizo un nudo en mi garganta, yo mejor que nadie sabía ese hecho.

—Es verdad.

Se giró completamente hacia mí, sorprendida.

«Estoy jodido, pero aún así...» mis pensamientos se detuvieron cuando volvió a emitir sonido:

—¿Entonces lo dejarás? —preguntó con brillo en sus ojos.

—No —sentencié con convicción.

Será egoísta de mi parte, pero quiero estar con Hunter todo el tiempo que él me quiera en su vida, deseando que sea el resto de mi vida.

«Estos pasados dos años no ha aparecido Andras o algunos de sus subordinados, quizá perdió el interés en mí y... No, eso no es posible»

Aunque sonase estúpido e ingenuo de mi parte, por primera vez tengo esperanza en algo y deseo proteger a alguien con todas mis fuerzas.

Tal vez Hunter me pegó su infantilismo... pero ese pensamiento inmaduro me hacía inhumanamente feliz: compartir nuestras vidas, continuar a su lado como hasta ahora, hacerlo feliz y crecer juntos hasta el último día.

—Lo supuse... —dijo resignada, bajándome de mis pensamientos—. Al ver la forma en la que ambos se miraban yo... Sé que no lo dejarás... Y el idiota de mi hermano jamás va a hacerlo; es demasiado impulsivo como para darse cuenta del peligro y aún sabiéndolo, no se alejaría de ti.

Sonreí inconcientemente.

—Prométeme una cosa —habló con un atípico tono de angustia.

La miré intrigado. Ella nunca se muestra de esta forma. La viuda es muchas cosas, menos débil o emocional, por eso ver tantos sentimientos en su rostro me dejó en blanco.

—Cuídalo, cuida a Hunter y... si algo llega a suceder: llámame.

Levanté ligeramente el rostro.

—¿No crees que yo pueda cuidarlo?

Mi orgullo estaba algo herido por su comentario.

—Claro, inútil, eres Killer. Si tu no puedes, nadie puede.

Sus ojos se oscurecieron y el ambiente se enfrió.

—Pero por lo que he escuchado de el demonio Hemsworth no es alguien predecible o que juegue limpio.

—¿Has oído algo sobre su ubicación actual? La última vez que supe de Andras seguía en Suiza.

—Tengo esa misma información, era algo sobre que uno de sus subordinados se había revelado y quiso estafarlo quedándose con sus negocios allá.

Hice una mueca de disgusto.

«Eso no es nada que yo no sepa»

—Aunque supongo que ya lo sabes —continuó—. Tampoco he investigado mucho sobre él ya que no tenía por qué y es alguien que me aterra.

Me encogí de hombros, suspirando y viendo el cielo.

—Tendrías que estar loco para no temerle —susurré y un sinfín de imágenes atravesaron mi mente, con sus retorcidas y sádicas hazañas cometidas frente a mis ojos.

«Había olvidado lo oscuro que era el mundo» pensé sin brillo en mis ojos, sintiendo ese cráter crecer en mi pecho vacío.

—Supongo que ahora si es mi asunto —bufó alto y rascó su cabeza—. Ya que Hunter nos conecta.

«Hunter. Es verdad. No estoy vacío. A sus ojos sigo siendo un ser humano»

—Veré que averiguo en las calles.

Asentí levemente y llevé una mano a mi bolsillo.

—Aún así, me preocupa —continuó— ¿Sabes lo que le hacía a las personas con las que se acostaba? —preguntó con pánico en sus ojos.

Mi expresión no cambió, era casi obvio que fui testigo de sus atrocidades y cómo me entrenó para no sentir nada ante ello... Aunque por dentro me aterraba.

Astrid me miró y entendió al instante que yo más que nadie sabía las aberraciones que él había hecho.

—Que estúpida mi pregunta, lo siento —sacó un cigarrillo y lo encendió.

Moví levemente la cabeza de un lado a otro, dejando fuera esos putos recuerdos y respiré profundo.

Me incliné hacia ella, tomé un cigarrillo, lo puse en mi boca acercándome a su rostro y lo encendí con el suyo.

—Yo lo mantendré a salvo, él es mi prioridad y si... —rodé los ojos y continué—: si las circunstancias se van de mis manos, te llamaré.

Suspiró y su ceño se suavizó un poco.

—Es mi deber como su hermana mayor preocuparme por él... Tengo que cuidar a lo que queda de mi familia.

Sonreí unos cortos segundos.

—Lo sé. —Me senté a su lado y ambos miramos el cielo— Lo haz hecho bien.

La vi por el  rabillo del ojo y noté que se le formó una pequeña sonrisa.

Inhalé el humo con lentitud mientras admirabamos las estrellas, dejando que el cigarrillo se consumiera en silencio, oyendo los ruidos nocturnos del vecindario.

Al pasar tanto tiempo con Hunter he llegado a sentirme como alguien normal. Debo ser más consiente de mi situación y no bajar la guardia tan fácil.

—Bueno, me iré —le informé en el momento que mi cigarrillo llegó al filtro, apagándolo contra el cenicero a su lado, poniéndome de pie.

Astrid me miró hacia arriba desde su posición, seguido se levantó y me detuvo.

¡Buenas, mis amores! Hoy es el cumpleaños de nuestro niño lujurioso

🎂🎉Hunter🌸 01/04🌸

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