Capítulo 05 (editado)
Me quité los auriculares al ver a Astrid dirigirse hacia la entrada y noté que alguien habia tocado a la puerta.
La miré por encima de mi hombro, abrió la puerta y al instante la cerró de golpe en la cara de alguien.
Me levanté y dirigí hacía la entrada, todavía conmocionado por su brusquedad.
—Oye, idiota ¿Por qué cerraste así? ¿Era Kilian?
—Ese ultrajador y abusador de menores, se atreve a venir a mi propia casa —se quejaba en voz alta como toda una demente.
—Esta ya no es tu casa desde que te mudaste a tu departamento —dije tomando el picaporte y abriendo cautelosamente.
Sí, efectivamente era Kilian, tenía una sonrisa furiosa y una expresión atemorizante.
—Hey, hola.
Ni me miró, se veía muy enfadado.
—Viuda... Agradece que eres la hermana de Hunter... Cerrarme así la puerta... Si serás atrevida —masculló entre dientes, mirándola detrás de mí.
He sido Ignorado por completo.
—¿Eh? ¿Tú corrompes a mi hermanito y yo soy la atrevida? —Kilian me miró interrogativo y le devolví la mirada con una disculpa.
"Si, abrí la boca como siempre" decía mí expresión.
—Ya lo sabes, ya veo —dijo con una sonrisa, me tomó de la cadera y mordió su labio inferior a milímetros de los míos.
Mi corazón dió un brinco y As frunció el ceño.
—Sí, lo sé y también sé otras cosas, puedo llamar a mi madre si quieres y contarle todo lo que he escuchado de ti "Killer". No volverás a pisar en esta casa.
La mirada asesina de ambos se podía sentir chocando en el aire.
—Oigan, Navidad, espíritu navideño, paz, Rodolfo el reno, basta chicos por favor —alegué, poniéndome en medio de ambos y girándome para verlos uno por uno.
Ignorando por segunda vez en el día.
Apareció Will para salvarme justo a tiempo y saludó a Kilian efusivamente... Gracias Will, eres mi jodido milagro navideño.
—¡El sicario! —gritó y le dió la mano con firmeza y admiración.
—Que se llama Kilian, Will, Ki-li-an —deletreé.
As chasqueó la lengua y se fue a sentar al sillón con pasos fuertes y pesados.
Ni que ella fuese mi padre para ponerse así cuando traigo a un chico a casa.
—Hola, mi niño —me susurró en el momento que Will se alejó para recojer sus auriculares, que por cierto estabam tirados a pocos metros del sillón.
—Ho-Hola —lo saludé nuevamente, un poco avergonzado—. Aunque yo te dije hola primero.
Mis manos empezaron a sudar y las mire, frotándolas contra mi ropa. Estaba muy nervioso con el simple hecho de verlo dar un paso dentro de casa.
Quizá por que no estoy acostumbrado a ésto. No soy de invitar a la gente a mi casa, soy de los que prefieren ir a la casa de los demás.
—¿Quién era, amor? —Mamá apareció en la sala de estar y ambos nos giramos a verla
ØØØ
KILIAN
Una mujer joven de cabello castaño, ojos celestes y una vivaz expresión entró en la sala.
—Emm, él es, ya sabes, eso, Kilian. —Me miró extremadamente ansioso y casi sonreí por lo adorable que se me hacía verlo trabarse tanto—. Kilian, ella es mi mamá.
Nos presentó y su madre se dedicó a escanearme.
Demonios, puedo sentir cómo esta analizando cada rasgo y aspecto sobre mí.
No es como si eso me alterase, es imposible que suceda, aunque me agradó y sorprendió cómo sostenía sus pupilas fijas en las mías: firme y fríamente.
Pude notar que es una mujer muy inteligente, decidida y completamente frontal solo con ésto.
Pestañeó finalmente y suspiró algo aliviada. Su mirada se volvió apacible y habló:
—Me agrada —dijo al fin—. Puedes decirme Danielle. —Me extendió su mano.
En vez de darle la mano, la sujeté y le di un beso en el dorso de ésta.
—Un gusto —hablé cortésmente.
Ella sonrió y miró a Hunter.
—Aprende de tu amigo —dijo cómica.
«Oh, señora, créame que estoy enseñándole demasiadas cosas a su hijo. No tiene idea de cuánto aprende» ese pensamiento fugaz pasó por mi mente y contuve una malisiosa sonrisa en dirección a Hunter.
Sinceramente me agrada esta mujer, por lo menos su primera impresión, junto a todos los buenos comentarios que mi chico suele soltar sobre ella.
No puede ser tan mala, no lo parecía... Aunque me cuesta confiar en adultos, voy a dejar un voto de confianza en ella.
Es la viva imagen de Hunter, solo que una versión más madura y audaz.
Y lo crió excepcionalmente bien, con valores sanos, rodeado de amor y protección, por ese simple hecho ya siento que le debo algo. Que debería agradecerle.
La viuda despareció de mi radar al entrar dónde supuse era un baño y el niño que me llama sicario se perdió en la pantalla de su móvil, sentado en el sofá con las piernas cruzadas.
Niños despreocupados.
Adultos agradables.
Una familia normal.
Es tan extraño que me siento fuera de lugar.
Recuerdo la última vez que cené en Navidad con otras personas... Mi padre estaba en esos delirios impredecibles que solía tener muy esporádicamente, donde hacía cosas como esa, mandar a comprar un pavo gigante, muchas guarniciones, postres y llenar la casa de invitados igual de peligrosos que él.
Nunca supe por qué lo hacía, todo se sentía como una prueba de supervivencia, donde tuve que mantenerme firme y no cambiar mi expresión en todo el transcurso de la velada. Oyendo sus asquerosas conversaciones, asintiendo cuando bromeaban en mi dirección, viendo siempre sobre mi hombro por el temor de que mi padre decidiera hacer algo de repente.
Así de impredecible era. Tanto, que incluso eso creo que era una estrategia bien pensada de su parte, para que yo no pudiera advertir su próximo movimiento.
Siempre sintiéndome inseguro, al acecho y en guardia, pero sin estar lo suficientemente tenso como para ser castigado. Sin tener el suficiente miedo como para paralizarme. Sin sentir de manera gradual hasta que ya no pude sentir absolutamente nada.
Perdiéndome a mí mismo.
Cuando pienso en eso tengo miedo de lo que pude haber sido, de lo que soy, de lo que pasaría si vuelve a encontrarme.
De regresar al infierno.
—¿Me escuchaste? —preguntó esa armoniosa voz y pestañeé, regresando a la realidad.
Parecía un sueño, pero no lo era, efectivamente esta era mi realidad ahora: Hunter de pie frente a mí, tocando sutilmente mi brazo y otorgándome un poco de su calor corporal con ese gentil contacto, viéndome con cierta intriga, cariño y preocupación.
Nadie jamás me miró de ese modo.
Y si el universo me dijera hoy que la única razón por la que tuve que experimentar semejante infierno fue simplemente para conocer la calidez de su sonrisa... gustoso atravesaría los ocho restantes con tal de protegerla.
∅∅∅
HUNTER.
—Ya está la comida, vamos, vamos —habló mamá desde la cocina y me levanté del sillón donde estaba hablando con Kilian.
Él me imitó, siguiéndome. Se paró detrás de mí y se quedó quieto en el lugar, como si no supieses bien qué hacer.
—Oye, cariño, no seas tímido. Si eres amigo de Hunter ya eres uno más de esta casa, así que ayuda a poner la mesa —dijo mamá dándole unas palmadas en el hombro.
Temía que tuviese una mala impresión de él por su exterior tan rudo, pero confiaba en que ella es realmente buena viendo a través de las personas.
Adoro mi madre, a pesar de ser tan rara es alguien increíble.
De verdad estoy demasiado feliz por ésto.
Kilian se sorprendió, pero enseguida se acercó a mí en busca de indicaciones, como siempre muy capaz de absolutamente todo, como si nada fuese imposible para este chico.
—Ahí están los cubiertos —informé, señalando un cajón bajo la mesada.
—Bien —respondió tranquilamente mientras yo llevaba los platos.
Una vez estando todos sentados, con una cantidad exorbitante de comida y diversos platillos sobre la mesa, mi madre habló:
—Y... Kilian ¿De dónde conoces a Hun? —interrogó, mirándolo y llevando un bocado a su boca.
—Del instituto, nos sentamos juntos —respondió cordialmente.
Astrid lo mira de forma asesina desde el otro lado de la mesa. Dios santo con esta mujer...
—Pero parece que Hunter no te ve solo como un compañero de asientos, digo, porque el nunca invitó a alguien a pasar navidad aquí —contestó mamá.
—No, lo ve como "mucho más que eso" —dijo As, haciendo énfasis y con un tono sarcástico en las últimas cuatro palabras.
Me ahogué con el agua y la pateé por debajo de la mesa.
—Claro, somos grandes amigos desde que nos conocimos mejor, ¿Cómo se dice? Ah, sí... Conocerse a fondo —sonrió cínicamente y me abrazó por la altura del hombro— ¿Verdad, Hunter? —esgrimió Kilian mirando furtivamente a Astrid
—E-Es un gran amigo, me ayudó mucho en matemáticas —agregué, nervioso.
Mi corazón va a sufrir un paro cardíaco con estos dos idiotas.
—Y anatomía— agregó As.
¡¿Pero qué?!
La miré como diciendo "cállate inútil o te mato"
—Ohh ¿Si? —se asombró mi madre— Pensé que te iba bien en esa asignatura... ¿Desde cuando tú sabes que Kilian ayuda a Hunter en anatomía? —le preguntó a Astrid.
—Yo también me enteré hoy —dijo fingiendo una sonrisa— ¿Qué cosas no?
—Te mataré —amenacé en voz alta sin querer.
—¿Y tu familia? —preguntó Will al mismo tiempo— ¿No te extrañan porque no pasas navidad con ellos?
La mirada de Kilian cambió por completo.
Hubo un gran silencio en la habitacion.
—No, no lo hacen —dijo al fin.
Miré a As y parecía tener una mirada algo decaída, pero para nada sorprendida.
—Oh... Lo siento —mi madre rompió el crudo silencio con esa frase y una mirada algo consternada.
—No es nada. —Humedeció sus labios y suspiró de forma casi imperceptible— Solo cuento... No, solo esta vivo mi padre y jamás nos llevamos bien. Por lo que pasarlo aquí es mejor que cualquier otra opción que puedan suponer. Es... relajante —se sinceró y por un momento su mirada pareció suave.
—Si es así espero verte aquí todas las navidades que vengan, aunque vayan a la universidad el año que viene, tendrán que regresar para navidad obligatoriamente —exigió en tono cómico.
—Claro —respondió con una sonrisa.
—¿Qué estudiarás? —preguntó ella mientras la comida de su plato se iba agotando.
Yo también quería saberlo. No es algo de lo que hayamos hablado, pero sé que en el instituto a partir de este regreso a clases se hablará más de ese tema.
—No lo sé... Puedo estudiar lo que sea —habló sin un gramo de duda o entusiasmo.
—Es realmente inteligente —añadí.
—¿Y tú, mocoso? —me preguntó As.
—¿Si es inteligente? Para nada —acotó Will y le lancé una mala mirada.
—Alguien que no se puede subir a todos los juegos del parque de atracciones no opina —refuté y miré mi plato, analizando la pregunta—. Me gusta mucho cocinar por lo que creo que me inclinaré por ser Cheff o algo por el estilo... —murmuré indeciso.
—Todavía tienen tiempo, no se estresen por eso mis amores, lo sabrán cuando llegue el momento. Esta bien pensarlo con cuidado, pero tampoco es bueno pasar mucha ansiedad por no saberlo... De todos modos, uno puede planear algo toda la vida y al final dedicarse a algo completamente diferente o arriesgarse de repente en algo inesperado. Solo vivan bien y hagan cosas que amen hacer —y ahí iba mamá con sus larguísimos discursos emotivos.
Aunque agradecía que fuese así, me daba coraje y tranquilidad a la vez.
Ella me apoya en lo que sea que elija ser de adulto, estará ahí para mí y ojalá algún día pueda devolverle un poco de su amabilidad.
ØØØ
Terminamos la cena y después de hacer el brindis de navidad, destapar unas cervezas, hablar durante horas, jugar a las cartas y reírnos con las anécdotas de Astrid, finalmente nos dispusimos a levantar la mesa y mi madre dijo que iba a lavar los platos.
Will por apresurarse a llevar los platos a la cocina se tropezó y un fuerte estruendo se escuchó.
Cuando todos miramos en dirección al ruido vimos como Kilian sujetaba a Will del abdomen evitando que cayese sobre los platos rotos.
—Oh Dios mío —dijo mi madre volviendo de la cocina— ¿Están bien? ¿No se hicieron daño? —ella los revisó rápidamente, los abrazo y los regañó, todo eso en pocos segundos.
—Me van a matar de un susto... Santo Cielo —dijo ella aliviada al verlos bien.
—Se quejan de la misma forma —mirmuró Kilian, casi sonriendo, viendo a mi madre toda exagerada con una mano en su pecho y seguido a mí, elevando mis cejas en total desacuerdo a su ridícula acusación, llevando inconscientemente una mano a mi pectoral.
Contuvo una risa y mi rostro enrojeció.
Estúpido Kilian.
—G-Gracias, me salvaste, Sicario —dijo Will de repente, abrazándolo. Eres como un villano bueno.
—¡Will! —Le tiré con un almohadón.
—¿Por qué me regañas? Le dije un cumplido, todos los vídeos de Tiktok dicen que los villanos con caras como las de tu amigo son más populares que los héroes —decía esquivando mis ataques.
Que manera de decir idioteces este niño.
—Van a desparramar los pedazos de platos —espetó mi madre.
—No es Navidad si Will no rompe algo. —Se rio As.
Ahora que lo pienso es verdad, siempre rompe algo, el año pasado fue el televisor cuando se enredó con el cable y lo tiró por accidente.
Todos comenzamos a reír mientras As traía la escoba para barrer.
Kilian se veía atónito, pero a su vez alegre.
¿Por qué?
ØØØ
Will y mi madre se despidieron ya que siempre son de dormir muy temprano y el sueño los había superado.
—Gracias por venir, Kilian, sabes que siempre eres bienvenido... —Will la interrumpió.
—A pesar de verte aterrador y malvado —dijo y mamá le dió un golpe en la cabeza.
—No lo escuches, todo es culpa del internet —se quejó mientras Will reía y subía las escaleras.
—No me molesta que diga esas cosas. —Se encogió de hombros.
—Pero no eres alguien malvado, así que no permitiré que te trate como si lo fueras.
—¿Sí? ¿Cómo lo sabe? Podría ser una terrible persona. —Miré a Kilian desde el sillón donde estaba sentado y parecía hablar en serio.
¿Por qué dijo eso?
—Te ves atemorizante, es obvio. Lo primero que pensé cuando te vi es que Hunter se juntaba con delincuentes.
Se rió unos segundos y yo me puse algo nervioso, mientras el chico frente a mí continuaba serio.
—Pero al verte bien noté que hay más en ti. Y sí, por la expresión de tus ojos y postura general deduzco que has vivido muchas cosas más que mi pequeño Hunter... pero sé que no eres un mal chico.
Lo saludó con una sonrisa audaz y él se mostró asombrado.
—Definitivamente es muy sincera, me recuerda a un chico que conozco —ironizó mientras ella subía por las escaleras— solo que ella es más astuta, en cambio el chico que conozco es jodidamente ingenuo.
—Ya, cállate, idiota —demandé, dandole un sorbo más a la cerveza que estaba tomando hace unos momentos con Astrid.
—Tu hermana salió a saludar a unos amigos que viven por aquí y tú bebiendo solo como todo un alcohólico. —Se rió y estreché los ojos.
—Toma conmigo entonces.
Sonrió y tomó la botella.
—Quiero hacer otras cosas contigo —susurró a mi oído mientras se sentaba a mi lado en el sillón.
Diablos, diablos, diablos.
—E-Estamos en mi casa —dije rotundo.
—¿Y recién lo notas?
—Kilian —me quejé—. Están durmiendo arriba.
—Eso lo hace más excitante —afirmó dando un trago a la cerveza.
¿Será por el alcohol o aquí esta comenzando a hacer más calor?
No puedo dejar de ver su boca... Es simplemente perfecta.
Rozó con su lengua sus labios y no pude evitar acercarme a ellos, cuando reaccioné estaba a punto de besarlo...
Gracias por leer esta novela, amores.
Les deseo mucha felicidad 💗
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