
Capítulo 037
«Ya es el cuarto día en el que Kilian no viene al instituto. Si él no piensa venir, tendré que ir a su casa» pensé con determinación.
Tomé mí mochila y le pedí a Frank que me cubriera si algún profesor notaba mí ausencia.
Mi celular marcaba las 9 de la mañana y no puedo explicar el estado catatónico con el que estuve mirando la entrada del edificio estas horas transcurridas. En mi increíblemente elaborado plan, pensé en abrir la puerta de Kilian con la llave de repuesto que deja bajo la maceta (algo así me dijo una vez), pero olvidé que para abrir aquí debajo también necesito una llave.
No me animaba a tocar timbre. Tampoco a irme. Ni siquiera sabía qué iba a decir exactamente, quizá ni siquiera estuviese en su departamento.
Como delincuente moriría de hambre.
Esperé a por un milagro alrededor de quince minutos y apareció una mujer rubia muy familiar para mi visión.
Me miró antes de entrar al edificio y abrió los parpados con una mueca que insinuaba lo mismo que yo pensaba: de algún lado te conozco.
Lo pensó mejor y por la curvatura en su labio y seguido sus dientes formando una pícara sonrisa, entendí que ella sí recordó nuestro parentesco:
—¡Hey! Eres el chico tímido que bajó con su novio el otro día.
Pestañeé con asombro y me ruboricé.
Lo dijo de modo tan natural que incluso yo lo sentí correcto de cierto modo, aunque al ser un tema casi tabú para mí mi sexualidad y la extraña relación que mantenía con Kilian, también se me formó un nudo en mi estómago, pero intenté sonreírle de vuelta.
—Esto... Yo...
«Oh... ya sé quién es... la mujer que bajaba con su pareja en el ascensor cuando dormí en casa e Kilian, recuerdo haber tomado su mano esa vez»
—Tan tímido como aquella vez —sonrió amablemente y mis ojos observaban al suelo sin darme cuenta, elevé la vista y sostuvo la puerta con su fina y estilizada mano derecha— ¿Estás esperando que baje a abrirte el chico rudo del séptimo?
—Bueno... Planeaba darle una sorpresa... pero olvide la llave magnética que abre aquí abajo.
«Me siento una mala persona por mentirle, pero bueno, es por un bien mayor y creo que me creyó... por lo menos no tartamudeé»
—Oww, que lindo ser joven. Ven pasa, cariño. —Me permitió entrar y le agradecí sinceramente.
En el ascensor me contó que ella recién llegaba de trabajar e iba a prepararle el almuerzo a su marido, que llegaba en unas horas.
Es una mujer bastante agradable y vistosa, sin contar que me dejó entrar y con eso para mí ya es una Diosa, justo debajo de Sanna.
Me despedí cuando bajó en su piso y continué hasta el séptimo.
«Perdóname mamá, no pedí nacer delincuente allanador de casas, la calle me hizo así» deliraba en un estado de nervios atómico cuando el sonido del ascensor deteniéndose en mi destino me hizo dar un brinco.
«¿Qué excusa puedo poner para entrar en su casa de esta forma?»
Dios, Dios, Dios, necesito calmarme. Ilumíname o elimíname, mi Señor.
«¡Dracarys! Vine a ver cómo esta mi bebé precioso Dracarys, eso es»
Bajé del ascensor, tomé la llave que estaba donde Kilian había dicho y abrí la puerta.
El lugar estaba demasiado oscuro para ser de mañana. Caminé cautelosamente por la sala de estar, chocando mis zapatillas contra varios objetos que no podía ver bien que eran.
—K-Kilian... Soy Hunter ¿Estás aquí? —pregunté a medida que avanzaba.
Presioné el picaporte de su habitación hacia abajo, donde entraba algo de luz por la ventana... no podía creer lo que veía: Kilian desparramado sobre la cama, rodeado de cajas de pizza, muchas botellas de alcohol vacías, ropa, vasos, papeles, envoltorios de comida chatarra, todo era irreconocible, desorden por todos lados.
Era como si una mini bomba hubiese estallado en el lugar y Kilian estuviese justo en el centro del desastre.
Dracarys dormía sobre la mesada como suele hacer y en su plato de comida estaba prácticamente toda la bolsa de alimentos balanceado.
«Bueno, por lo menos alimentó al gato... podría decirse»
Estiré mi mano hacia él y acaricié su cabeza, deteniéndome en su oreja derecha y rasqué suave allí, cosa que le encanta. Su ronroneo casi logra calmar mi pánico emocional y lo irracional que estoy actuando por todo lo sucedido recientemente.
Kilian se sentó sobre la cama, sobresaltándome y notando que en su mano tenía una botella de vodka.
—Kilian... —musité con un hilo de voz.
—¿Esto es real? —dijo pausado y sus dedos frotaron con desgano ambos ojos. Llevó esa mano hacia arriba, alejando su oscuro cabello de su rostro y mostrando una suave sonrisa— Mierda, verte tan seguido en mis sueños es...
—N-No, no es un sueño... E-Estoy aquí. Vine a ver a Dracarys —respondí nerviosamente.
Hizo una mueca de desagrado, mostrando sutilmente sus labios fruncidos y arrugando sus oscuras cejas. Antes de darme tiempo de reaccionar, llevó el pico de una botella a su boca, dando un gran trago.
—No hagas eso —demandé, dirigiéndome hacia él.
—Déjame. —Levantó lo que sea que tomaba y lo alejó de mí.
«No puede ser... él esta... ¿Ebrio? Jodidamente ebrio. ¿Eso era acaso posible? Una noche al finalizar su trabajo en el club, lo vi beber con su amigo gótico muchísimos tragos fuertes y mezclas. Con dos shots y un vaso de cerveza yo ya estaba fuera de juego ¿Cuánto bebió? ¿Comió siquiera?»
—No puedes empezar a tomar a las nueve de la mañana, Kilian, deja de ser tan caprichoso y dame esa botella.
—Idiota, si no dejé de beber en ningún momento, entonces no estoy empezando, simplemente continúo haciéndolo —dijo con obviedad y su voz se me hacía ligeramente distinta a la usual.
El sonido cuando chasqueó su lengua con enfado provocó que se frunciera mi ceño.
No me la entregó.
Como pude se la quité, seguido caminé hacia la cocina y arrojé su contenido en el fregadero.
Del costado de la cama tomó burdamente otra botella.
—Pero la gran puta madre que me... —Caminé con pasos firmes hacia él y la tomé.
—Ya viste a Dracarys, ahora vete —demandó casi arrastrando las palabras.
—No puedo dejar este lugar así, primero... primero voy a tirar estas botellas y después te darás una ducha mientras yo limpio.
—Compraré más —añadió, refiriéndose a las botellas.
—¡Kilian!
—No es asunto tuyo —esgrimió a gran velocidad, percibiendo un disgusto latente en su voz.
—Por supuesto que lo es —contraataqué.
Levantó con soberbia la barbilla y estrechó los párpados.
A pesar de ello, me acerqué a él para levantarlo y llevarlo a la ducha. Cuando logré que se pusiera de pie, se desplomó sobre la cama a propósito haciéndome caer al suelo.
El maldito es mucho más grande que yo y era imposible que lo levantase si él no cooperaba.
—¿Cuánto estuviste bebiendo?
—¿Cantidad o tiempo?
—¿Tiempo? ¿Quiere decir que estos días solo has comido porquerías y bebido alcohol?
De repente la frialdad retomó su lugar en sus ojos.
—¿Por qué apareces para fastidiarme, Hunter?
«Oh carajo, extrañaba oírlo decir mi nombre, aunque no fuese con el tono que deseaba»
—Tus ojeras son visibles y oscuras. Es la primera vez que te veo...
—Débil —gruñó como si el odio dentro de su voz fuese dirigido a sí mismo—. Comienzo a perder la paciencia, no estoy para tus jueguitos hoy ¿Cuántas veces debo echarte para que te largues?
—¡Bien! —grité sin pensar y su rostro no se movió ni un milímetro, hasta yo me sobresalté por mi reacción, en cambio él parecía hasta acostumbrado a estar con su guardia alta constantemente, listo a los cambios en el ambiente.
No lo había notado, pero a mi alrededor Kilian solía ser más honesto, menos alerta, más humano. ¿Por qué me dolía tanto todo esto? ¿Ya no será así conmigo nunca más? ¿Volverá a ser distante? Esas actitudes amables de su parte me hicieron malinterpretar todo y creerme especial.
Estoy tan enojado, confundido y desesperado que no sé cómo actuar.
—B-Bien... —retomé la conversación milagrosamente—. Si te encuentras bien entonces me iré. Dime, ¿de verdad estás bien? ¿Todo es normal en tu vida?
El silencio se volvió un peso asfixiante en el ambiente.
—¿Alguna vez lo fue? —pensó unos instantes y al recordar algo pude palpar la amargura en él, deleitándome con una sonrisa que me heló la sangre.
No sé en qué pensó, pero en el fondo de su armadura emocional parecía consternado y melancólico.
Me dolió el pecho solo viéndolo. Sentí tristeza, angustia y... celos. Suena estúpido, pero en el fondo de mi corazón quería egoístamente ser importante en su vida. Ser necesario. Ser alguien que valiese para su existencia. Deseaba más que las migajas de una relación únicamente de amistad con derechos... Pero no podía cometer ese error otra vez.
Me controlaría con tal de no arruinarlo por segunda vez.
En mi ensimismamiento lo vi pestañear lentamente y frotar su sien, seguro presa del dolor de cabeza.
No sé cómo esta de pie si llevó un estilo de vida tan poco saludable durante días ¿Siquiera habrá tomado agua? ¿Comido verduras? Dios, sueno como mamá.
—Oye... Pon un poco de tu parte. —exigí sin sonar prepotente, estaba preocupado de verdad, quería ayudar... ayudarlo a estar mejor. Hacerlo feliz. Bueno, pedir ver su sonrisa ya era codicia, quizá si lo hacía entender que no le exigiría que me amara de ninguna manera y que no lo presionaría a corresponder mis sentimientos, volvería a verlo sonreír.
Negué con la cabeza, pasé su brazo por encima de mi hombro y toqué ese definido pecho con mi otra mano.
—Por favor, Kilian, por favor... —Mis pupilas se clavaron en las suyas, rogando a que me oyese, a no ser ignorado por él.
Un sonido de disgusto salió de su garganta como un jadeo y blanqueó los ojos, pero se puso de pie y así nos dirigimos al baño, tambaleando de un lado al otro.
Casi caímos, pero lo sujeté con fuerza y recuperó el equilibrio. Su ropa apestaba a alcohol, tabaco y sepa qué cosa más, nunca pensé encontrarlo en este estado.
Me alejó de él e intentó quitarse las prendas. Demasiado ebrio como para conseguirlo tan rápido como deseaba.
Lo ayudé a deshacerse de su camiseta, dejando ese espectacular torso desnudo a milímetros de mí. Hasta borracho era jodidamente sexy y bajé la vista para no dejarme llevar por mis pensamientos. Seguido me puse de rodillas y le quité su jean negro. En ese momento colocó su mano en mi cabeza, entrelazó sus dedos en mi cabello jalando levemente hacia atrás y mordió su labio.
Dios, líbranos del mal.
El rubor en mis mejillas apareció como por arte de magia, sonrió y me puse rápidamente de pie para dejar correr el agua fría.
—Métete ahí —ordené queriendo sonar firme, señalando la regadera abierta.
Lo hizo obedientemente, aún con su bóxer puesto. Cuando me dispuse a dar la vuelta (para limpiar como la perra esclava que soy), aunque no pude, ya que jaló de mi brazo haciendo que mi espalda chocara contra su cuerpo.
—¿¡P-Pero qué...? —mordió mi hombro y simultáneamente afirmó una de sus manos en mi cuello y la otra en mi brazo.
El frío del agua chocando contra mi pecho junto al calor de Kilian en mi espalda provocaron que se me erizara la piel de todo el cuerpo.
Comenzó a bajar sus besos por mi hombro y me sujetó con fuerza de la cadera, mientras una de mis manos estaba contra la pared a nuestro lado y otra en su brazo.
—K-Kilian...
Extrañaba tanto esto.
Lo miré por encima de mi hombro y nuestros ojos se encontraron, en ese instante le frialdad volvió su tajante mirada, apartándose de mí.
Quedé congelado en mi lugar.
Cuando reaccioné de que soltó su agarré por completo en mí, tomé distancia algo confundido y cohibido. Obligué a mis piernas a moverse y fui a la habitación en busca de toallas y ropa para ambos.
Me sequé y me puse lo primero que encontré (que estuviese limpio, ya que no había ni lavado la ropa). Oh mi Dios, debe estar muy mal algo para que este cristiano no lave la ropa.
Así le dejé una sudadera blanca, un chándal negro, la toalla y un bóxer azul sobre la tapa del inodoro.
Cerca de una hora después, Kilian salió del baño ya vestido con la ropa que le di, solo que sin la sudadera.
Pasó por mí lado y llevó los brazos hacia la parte trasera de cabeza.
Amo su espalda.
Bajando de mi cerebro lleno de hormonas, sonreí orgulloso al ver que por parte ya había limpiado la habitación, la sala de estar y casi por completo la cocina.
«No puedo creer que haya hecho semejante caos en un tiempo tan corto, llené dos bolsas negras exclusivamente con botellas. No entiendo cómo esta consciente realmente ¿Se habrá hecho daño al riñón? ¿O era el hígado? Dios, doy asco en biología, pero quiero que esté bien, no creo que ni el agua fría le quite la cantidad de alcohol en su sangre»
—Estoy preparando el almuerzo ¿Quieres comer algo en particular?
Me ignoró y se sentó sobre su cama, misma que gracias a la división algo minimalista de la casa, podía verse desde mi posición si mantenía su puerta abierta.
—Bueno, haré espaguetis con salda y albóndigas —dije orgulloso.
Comencé a cortar la cebolla para la salsa y accidentalmente allá fue la integridad de mi dedo índice.
—Auch —chillé por impulso.
Kilian caminó hasta la sala de estar, frente a la barra que la separaba de la cocina, y de un mueble sacó un botiquín. Tomó mi mano, la desinfectó y curó mi herida como todo un experto.
Al terminar, su pulgar acarició mi mano levemente. Alcé la vista con cautela y admiré su cara varios segundos.
Parecía que ya estaba sobrio, con su ceño fruncido y claras señales de resaca. Pero podía estar equivocado, porque nunca lo vi borracho.
—Gracias... —Ni siquiera me miró.
Carente de sutileza me soltó la mano, dejándome con una rotunda expresión de tristeza al ser rechazado, de nuevo.
¿Cuántos rechazos van ya? ¿Esto será así por el resto del día? ¿Estoy equivocado al seguir intentándolo?
Se giró hasta su cama y se recostó sin ánimos ni para soportar mi presencia en una misma habitación.
«Me cansé»
Dejé todo en la cocina y caminé hasta quedar frente a la cama de Kilian.
—N-N sé qué hacer... —comencé a quitarme la ropa de forma nerviosa, pero muy decidido... bueno, creo que me veo decidido, la verdad no sé cómo diablos me veo ahora mismo siendo puros temblores y la cara más roja que los calzoncillos de Superman.
Me rehúso a perder a Kilian sin haberlo intentado todo.
«Si esto es lo único que él quiere, lo haré, haré lo que sea»
—¿Qué demonios crees que haces? —preguntó con poco entendimiento en su mirar, viendo desconcertado como me deshacía de mis prendas.
—Tú... Mi cuerpo... Quieres solo... —No podía hablar con claridad, gracias a los nervios las palabras no salían de mi garganta, respiré hondo y apreté los ojos—. Por favor, ten s-sexo conmigo —pedí finalmente apretando los puños y párpados.
Los abrí y parecía que todo el desagrado mundial reunido no llegaría a superar la expresión de fastidio que cargaba Kilian. Me observó desafiante, pero aun así continué quitándome la ropa, quedando únicamente con mi bóxer puesto.
—¿Sexo? —inquirió duramente, apretando los dientes.
Asentí sin verlo a los ojos, sin darle crédito a mis propias acciones. Mis manos temblaban al igual que el resto de mi cuerpo, no sabía qué más hacer si me rechazaba una vez más.
—Sí, quiero tener sexo c-contigo... justo como antes —dije presa de la ansiedad del momento.
Tengo el presentimiento que algo va mal, muy mal, como una mala sensación. Similar a esa impresión que siento cuando sospecho que escribí una respuesta incorrecta en mi examen, pero no logro saber exactamente cuál de todas es.
Pero carajo que esta vez sí me había equivocado a lo grande en mi respuesta y estaba a punto de descubrirlo.
Estuve súper ocupada entre mi trabajo y vida personal y las obras sociales que son una pronga, Dios, que mierda es la burocracia jajajja pero bueno, reviví♥
Dejé la imagen de la espalda porque me recordó a cuando la subí por primera vez jajajja últimamente no soy de poner imagenes o gifs porque meh, pero bueno, la dejé igual c:
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