Ya era mediodía del domingo. 

Kilian me trajo a casa anoche porque mi madre lo llamó, ya que tenía su número gracias a que la última vez la llamé desde ahí. A penas pasé la puerta de casa me topé con el sermón de mi vida, juro que Kilian detrás de la puerta de entrada pudo escuchar la furiosa voz de mamá, igual que todo el vecindario.

Me dijo de todo: sobre lo irresponsable que soy por no regresar de ese modo, que no vivo en un hotel para irme cuando quiera sin avisar, que ella se va a morir de un ataque cardíaco si sigo haciendo estas cosas, que tengo responsabilidades... bla, bla, bla.

En ocasiones como esa es cuando preferiría ser del todo sordo.

Sobreviví ese sermón eterno, misión superada. De camino a mi habitación en el segundo piso, pasé por la de mi hermanito a ver qué hacía: estaba con su laptop viendo a su youtuber favorito y riéndose.

—Oye, sal de vez en cuando a jugar afuera —ironicé.

—¡Hunter! —Dejó el ordenador, salto de la cama y vino a abrazarme— Mira quién lo dice, el que vive encerrado escuchando música y usando su móvil.

—Mi móvil... recordar esa gran pérdida es duro, hermano, es duro.

—Sí, lo escuché de mamá, algo como que lo mojaste y que eras un idiota. —Sí, suena a ella.

—Si, en resumen, eso sucedió...

—¿Y esa remera de mangas largas? —preguntó extrañado señalando mi ropa— ¿No tienes calor?

—La uso porque salté de un puente, así que tengo muchos moretones y raspaduras en el pecho. —Will comenzó a reír y volvió a sentarse en cama.

La mayoría de las veces que soy sincero la gente cree que estoy bromeando, pero ya me acostumbré, es una de las ventajas de ser honesto e impulsivo al mismo tiempo.

—¿Y dónde estuviste estos días?

—Son cosas de mayores —contesté burlesco.

—Seguro estabas en la casa de una chica eh —murmuró imitando la cara de un meme.

—No podrías estar más equivocado... —Levantó una ceja y luego se encogió de hombros.

Una vez dentro de mi habitación suspiré, no tenía nada qué hacer, hasta donde recuerdo no había tareas, tampoco podía checar mis redes sociales, cantar, nada. La PC estaba en el comedor y no tenía ganas de bajar y ver a mi madre con su cara de reproche, aunque obviamente tenía razón al estar poseída por el demonio, fue mi culpa esta vez.

Como si fuese un milagro alguien tocó timbre y dejé de mirar el techo para ir a atender la puerta abajo. Abrí y me encontré con Aaron limpiando sus gafas, seguido levantó la vista y me sonrió.

—Buenas —dijo cuando lo invité a pasar y subimos a mi habitación sin siquiera acercarnos a la cocina donde estaba mamá—. La hiciste enfadar —rió bajo y le di un golpe hacia atrás mientras me seguía por las escaleras.

—N-No fue para tanto, solo exagera —minimicé la situación y podría jurar que esta negando con la cabeza, a veces siento que mis amigos quieren más a mi mamá que a mí, eso pasa porque los alimenta y son unos gordos traidores.

Me tiré sobre la cama y él se quedó viendo por la ventana.

—¿Todo bien? —pregunté y asintió.

—Sí, bueno, más o menos, mi hermanito esta de campamento y no tengo a quién molestar en casa —dijo refiriéndose a su medio hermano, tiene unos cinco años, creo. Es la cosa más tierna del mundo porque tiene albinismo y es bastante tímido.

—¿Y Sanna?

—En la peluquería de su hermana, dijo que era tarde de chicas. Matt duerme a esta hora, mis compañeros de natación están entrenando el fin de semana y yo me escapé.

—Soy tu última opción eh —regañé al desconsiderado y me miró serio.

—Obvio que no, ese sería Frank, porque cuando voy sin avisar nunca esta en su casa el muy callejero —afirmó y asentimos al mismo tiempo.

—¿Vamos a tu casa a jugar a la play y escuchar música?

—Bueno, pero mientras jugamos podríamos...

—No, nada de novelas hoy. —Fingió estar herido y se tomó el pecho.

—Me dueles, Hunter, justo acá... —Me levanté y lo empujé, a lo que le hice una seña para que no hiciera ruido cuando salíamos así mi mamá no me asesinaba definitivamente— Después no te quejes si no te vengo a buscar primero que a Matt.

Le enseñé la lengua y recordé algo.

—Debo regresar en menos de dos horas así no se da cuenta.

—No importa cuánto digamos estas cosas, ella igual siempre se da cuenta de todo, ya perdí la fe de que no te castiguen por ser tonto y salir con nosotros a pasar el rato sin permiso. Ve y pídele.

—No me va a dejar.

—Entonces no salgas —murmuró acusatoriamente y me encogí de hombros, no iba a hacer nada malo y ella no tenía por qué enterarse.

«Es que me aburro mucho justo hoy y Aaron apareció para salvarme, además mamá es débil ante Aaron y Frank, desde niños siempre nos pasamos de casa en casa»

—Déjame soñar, amargado. No me va a descubrir. Ten fe. —Hice una cruz moviendo mi mano sobre mi pecho y contuvo la risa baja.

—Ni eso te va a salvar.

—Vamos, di que todo saldrá genial, como haría Frank.

—Soy más realista —afirmó y chocó accidentalmente su cuerpo contra el mío cuando me detuve ante el final de las escaleras.

Miré a ambos lados y pasó su rostro por el hueco de mi cuello, viendo también si mi madre estaba al asecho. De repente sentí y reafirmé el hecho de que debajo de su ropa posee unos músculos bien marcados, Llevé mis manos a mi propio vientre y lo toqué cayendo en la cruel realidad: soy un escuálido al lado de Kilian, Frank e incluso Aaron. 

—Te ves simple por fuera, pero sin ropa estás todo macizo —dije acusatoriamente y me crucé de brazos, enojado—. Yo también quiero, dame tu rutina y lo intento —susurré y me empujó para que saliéramos ahora que no había nadie cerca.

¿A Kilian le gustará si consigo algo más de músculos? ¿Me halagará?

—La vas a hacer dos días y al tercero se te va a ir la motivación, te conozco —afirmó ya ambos fuera de la casa y estiró sus brazos.

—¿Crees que no podré tener un cuerpo todo musculoso y de nadador como tú? —Bueno, ni yo lo creía, era más por capricho que por otra cosa que lo estaba molestando con esto del ejercicio.

—¿Quieres que sea honesto o no tienes ganas de llorar hoy?

—Vamos a tu casa rápido así me vengo en el Call of Duty, te voy a romper la cola —dije inflando mis mejillas y dando pasos fuertes.

—¿Sí recuerdas que es un juego donde somos un equipo, no? —dijo y comenzó a reír a carcajadas bajas y cubrió su boca—. No te enojes, si Danielle te mata no quiero que estas sean las últimas palabras que me dijiste —bromeaba y así tonteamos hasta llegar a su casa.

«Pfff, que poca fe la de la gente hoy en día, todo iba a salir bien, mamá estaba ocupada cocinando algo que tardaría mucho tiempo, no hay probabilidades de que suba a buscarme o me llame»

Plot twist: lo hizo, se enteró que salí de casa de nuevo y estoy castigado toda la semana. La vida es injusta para los que no usamos las neuronas como corresponde.

                                                                                      øøø

Pasado un día me encontré con otra hermosa mañana, castigado, obviamente, pero un bello día al fin... otro hermoso día en el que llegaba tarde al instituto.

«Debe haber algún récord de impuntualidad o algo, es todo un talento» divagaba de camino al instituto, estaba con buen humor y bastante energía gracias al cielo.

Ahora que lo analizaba detenidamente, Kilian llegaba tarde y dormía tanto en clases ya que trabaja de noche, eso explicaría muchas cosas.

Llegué al instituto y estaba vacío. De verdad, ni un alma a la vista. Cuando al fin vi a un grupo de chicas del otro salón me acerqué y les pregunté si había ocurrido algo... Resulta que el transporte público hizo una asamblea por no sé cuál razón y no estaban circulando. 

En pocas palabras: solo los que vivimos relativamente cerca del instituto asistimos hoy. O los inteligentes que supieron de la asamblea y decidieron no venir a pesar de vivir cerca.

—Diablos. Hubiese sabido antes y me quedaba en casa.

Como pensé, Frank y Aaron no vinieron, Matt tampoco, busqué a Sanna con la mirada y, ¡la encontré! Por lo menos ella vino. Kilian brillaba por su ausencia y solo éramos doce en el curso.

Me senté junto a mi rubia amiga, estuvimos hablando de una nueva serie que se estrenó hace poco, comimos a escondidas de la profe e hicimos a tiempo cada ejercicio en su clase. Sentarme con ella es tan pacifico, es como la versión humana de los objetos antiestrés, pura energía positiva y relajante a su alrededor.

Al terminar la hora sonó la campana del recreo y me sentí más solo que el Náufrago sin Wilson al salir solo afuera.

Sanna me hizo una seña de que fuese con ella, pero ¿Cómo lo explico? Ella es bastante popular y cuando no esta con nuestro grupo de siempre, un gran número de personas la rodean y le hablan, la saludan, la invitan a comer... Y yo estoy ahí en medio, como sobrando, no es que sea asocial o me cueste hablar con otros, pero no soy tan sociable como ella. Además, hay días donde no tengo ganas de estar rodeado de personas que no conozco hablándome, como hoy.

Le hice una mímica con las manos de agradecimiento, pero me negué y le indiqué que iba a ir a caminar un rato. Asintió y sonreí en respuesta. Deambulé por la escuela, saludando a un par de amigos de otros cursos, comí mi sándwich alegre, hasta que terminé cerca de los baños del segundo piso. Nadie suele utilizar estos baños así que los bravucones de la especialidad de educación física o chicos que quieren fumar vienen aquí.

No quería problemas, así que decidí pasar rápido e ignorar lo que sea que estuvieran haciendo ahí, pero oí algo que detuvo mis pasos:

—Sigo sin poder creer que eres un marica, en serio te gusten los hombres... —Giré el rostro y vi a cuatro tipos rodeando y sujetando a otro chico que estaba de rodillas en el piso.

«Calma, seguro estoy viendo mal. Escuché mal lo que dijeron. Así juegan los chicos ahora. Es parte de un experimento social» divagué con mi rostro pálido.

Pasé del baño y me detuve apoyando mi espalda contra la pared. Me estaba recuperando de mi última hazaña heroica, no podía volver a hacer una estupidez, lo sensato sería irme.

Mire furtivamente dentro del baño y el chico que está de cuclillas se veía bastante golpeado y de algún modo enfermo por el agotamiento y rojo en su mejilla.

El castaño que lo estaba insultando y otro a su izquierda también estaban heridos... debe haberse defendido. Pero cuatro contra uno era bastante injusto.

Uno de ellos jaló de su cabello y levantó su cabeza bruscamente. Me sorprendí al notar que no se veía tan asustado como creí en un inicio, más bien estaba furibundo, con su noble mirada llena de odio e impotencia.

«No puedo simplemente quedarme viendo lo que hacen» afirmé en mi mente. Pero tampoco quería que me sucediera algo grave y volver a ver esa expresión de desesperación en el rostro de Kilian.

El castaño alto, que tengo entendido es como su líder, sacó un móvil de su bolsillo y comenzó a grabar. Lo sé porque en mi posición él me daba la espalda y podía ver la pantalla sin problemas. Tengo una suerte de mierda, pero Dios no castiga dos veces así que cuento con una vista espectacular.

—Si eres tan descarado como para decir que te gusta la verga y encima creerte superior con tus actitudes de mierda, seguro esto te gustará... vamos a hacerte un favor... —Miró al que estaba del lado izquierdo y le hizo una seña con la cabeza.

«Dios, ¿Qué hago? ¿Por qué el chico siquiera contesta? ¿Tan cansado estará? ¿Se sentirá muy mal? Si corro por ayuda quizá ya sea tarde, no puedo irme. ¿Qué hago contra cuatro musculosos chicos de la especialidad de educación física?»

—Pero si grabas ahora nos van a reconocer cuando... —dijo el de la derecha.

—No, imbécil, antes de enviárselo a todo el instituto editare las voces y sus rostros, solo se vera el de él.

—Entonces podemos divertirnos —continuó el que estaba al costado izquierdo, bajando la cremallera de su jean.

—No finjas que no sabes qué hacer, esto debe ser algo habitual para ti, solo haz lo que sabes hacer. —El que estaba del otro extremo y no hizo nada hasta ahora, se alejó un poco más de los tres agresores y se encogió en su sitio, sabiendo lo que iba a suceder a continuación— Quiero ver cómo se te quita esa mirada arrogante de tu puta cara —aseveró el que sujetaba el celular.

Estuve leyendo TODOS SUS BELLOS COMENTARIOS EN LA NOTITA ANTERIOR y quiero decirles que los amo, son personas excepcionales, en serio se merecen ser muy felices en esta vida♥