
Capítulo 010
Los días transcurrieron con normalidad... Si a esto se le podía llamar normalidad, ya que Kilian no me ha hablado, mirado y mucho menos tocado en estos últimos días. Al parecer seguía molesto por lo sucedido en la terraza, ¡yo soy el que debería estar enojado! Bueno, ya no me sentía así, pero ¿Por qué Kilian todavía estaba tan molesto?
«Calma Hunter, solo ignóralo como hasta ahora»
De nuevo en mi realidad me puse mi ropa deportiva, una vez listo me uní a la clase de educación física en el gimnasio, donde hacía más calor que en el puto infierno.
—¿Oye y tu nuevo mejor amigo? —preguntó Frank, pasando su brazo por encima de mi hombro.
—Ni lo menciones —mascullé.
—¿Pelea amorosa? —sonrió cómico y lo descuarticé con la mirada—. Bueno, bueno, no era para enojarse de esa forma... —Se defendió despeinando mi cabello.
—¡Rápido! ¡Todos a trotar! —gritó el entrenador, seguido del sonido del silbato.
—Con un demonio, hace demasiado calor para esto —protesté.
—Por dos —respondió Aaron, pasando velozmente por mi lado.
«Y, a todo esto... ¿Dónde estaba Kilian?»
La clase finalizó, la campana de salida sonó y su mochila seguía en el mismo lugar que estaba desde temprano. No apareció en ninguna clase. Holgazán.
Tomé mis cosas para marcharme definitivamente y volví por última vez mi vista a su condenada mochila. Me puse de pie, sin intenciones de ceder ante mis estúpidos instintos y levanté la cabeza, decidido. Una vez en la puerta me detuve, suspiré y maldije.
—¡Diablos! ¿Por qué soy así? —La tomé y comencé a buscarlo por todo el lugar, enojado conmigo mismo por ser tan entrometido y al mismo tiempo preocupado por saber dónde estaba y si se encontraba bien.
Afortunadamente se me ocurrió la genial idea de pasar por la enfermería y allí halle a mi prófugo compañero. La enfermera trabajaba hasta medio día, aunque casi nunca la veía, por lo que estaba solo Kilian en el lugar junto a un silencio sepulcral.
—Ten —dije arrojándole su mochila a un costado de la camilla donde se encontraba sentado.
No dijo nada, pero levantó la vista al escuchar mi voz y su mirada estaba tan oscurecida que me hizo dudar por un instante si era la misma persona con la que almorcé tantas veces. Ante tal imagen di media vuelta, listo para salir, aunque nuevamente mi cuerpo no me escuchó y se quedó inmóvil, viéndolo.
«No entiendo qué pretendo ¿Qué es lo que quiero? ¿Por qué me comporto así con él?»
—T-Te perdiste todas las clases —solté al fin, rompiendo ese silencio eterno.
Era la primera vez que le hablaba en días y siempre me costó ser el primero en iniciar una conversación, aunque no lo pareciera, era pésimo iniciando charlas.
A pesar de mi grandioso esfuerzo por interactuar, el muy descarado no contestó.
«Que se joda Kilian y su estúpida actitud»
Cuando estuve a punto de irme lo escuché quejarse, como un gemido ahogado, parecido a el sonido que se escapa al hacer un mal movimiento. Miré por encima de mi hombro y observé con más atención: sangre seca dibujaba un camino de gotas que descendían por su brazo izquierdo, cubierto de vendas manchadas en algunos sectores.
Instantáneamente comprendí su actitud, su aura en general: era como un animal herido, a la defensiva, furioso y alerta ante los extraños.
Rápidamente guié mis pasos hacia él y en un suspiro ya me encontraba frente a frente con Kilian.
—¿Estás bien? ¿¡Qué te ocurrió!? ¿Tienes fiebre? —cuestioné colocando el dorso de mi mano en su frente.
—Eres... muy ruidoso —habló finalmente.
Tomé banditas, vendas, desinfectante del botiquín y le ordené que se quitase la camiseta ensangrentada. Chasqueo la lengua, pero me escuchó e hizo lo que pedí.
—¿Estás seguro? —cuestionó irónico, moviéndose unos centímetros hacia atrás, evitando que pudiese tocarlo.
—¿De qué?
Se encogió de hombros y levantando sutilmente su barbilla clavó sus filosas pupilas en mí.
—Si mal no recuerdo, dijiste: "no vuelvas a tocarme" —recriminó en tono neutral, rayando con la hostilidad.
—No hablaba de este tipo de tocar —espeté, tomando su brazo un poco brusco sin darme cuenta e hizo una mueca de desaprobación—. L-Lo siento, Kilian, no quise hacerte daño. —Me disculpé mirando el corte que tenía en su brazo izquierdo, de casi diez centímetros.
Observé su cuerpo completo y tenía bastantes moretones, pequeños rasguños y un excelente físico... «Olvidemos lo último»
—¿Qué sucedió? —pregunté mientras desinfectaba la herida y le colocaba las vendas limpias, al parecer hizo un buen trabajo al ponérselas la primera vez y solo imité los patrones de líneas de las que cambié.
Frunció el ceño lleno de ira. Seguramente estaba recordando lo que le provocó tales daños y tragué duramente. Pero no me contestó ni una palabra. Seguro fue algún tipo de pelea callejera. Pero para llegar a lastimar al famoso "Killer" debió haber sido algo extremo.
«¿Por qué soy tan jodidamente curioso? Debería dejarlo en paz»
Al terminar de curarlo me sentía todo un Gregory House.
Se giró en la camilla, dándome la espalda, como esos gatos enojados que salían en videos de YouTube.
—Vete —ordenó.
Me acerqué y senté a su lado.
—Estoy comenzando a creer realmente que eres sordo —ironizó.
—Yo... Lo siento.
—¿Por qué? Tú no me hiciste esto y no es asunto tuyo.
—Por lo que dije antes... Va, en realidad por la forma en que lo dije.
Killer, el rey de los silencios tensos, así deberían llamarlo.
—¿Ahora tú eres sordo? —refuté elevando una ceja.
—No, simplemente te ignoro. —«Maldito idiota»
Miró mi rostro lleno de indignación sobre su hombro, con su característico brillo cargado de satisfacción cuando decía cosas sarcásticas.
—¿Qué quieres que diga para que sea como antes? —maldije elevando un poco la voz— No me gusta estar peleado contigo —finalicé tomando mis manos y jugando con mis dedos.
—¿Te molesta que este enojado contigo?, ¿por qué? —parecía realmente querer saber la respuesta.
—Es divertido pasar los días juntos, eres bastante gracioso y es fácil hacerte enojar, aunque generalmente es al revés porque eres un maldito abusivo —solté una pequeña risa—. También es interesante ir conociendo más "facetas" tuyas y-y... —Noté que estaba mirándome fijamente y guardé silencio.
Nunca antes había visto ese tipo de mirada en Kilian.
—No esperaba que contestaras, no dejas de sorprenderme —soltó sarcástico, aunque juraría que se sintió un atisbo de amabilidad allí—. No comprendo por qué eres directo con todo en tu vida, excepto cuando tiene que ver conmigo.
«Porque eres el primero que me metió la lengua hasta el esófago y después manoseó mi virilidad cual profesional de la calle. Pues ajá, perdón por reaccionar como cualquier ser humano normal haría ante semejante situación»
—Cuando se trata de "relacionarse con otros" de este modo no sé qué hacer, todo me confunde.
—¿De verdad? Cuando tuviste que besar a esa extraña en aquella fiesta no tuviste ningún inconveniente o confusión. —Levantó una ceja y me miró de arriba abajo.
—¡Eres muy injusto! Eso fue solo un beso y lo que tú y yo hacemos es a-algo completamente diferente... No es normal...
—Sigo sin entender a qué le tienes tanto miedo —dijo cortante—. No es algo a lo que temer, no fue desagradable y joder que se sintió bien... las cosas normales no siempre son precisamente buenas.
—¡No lo sé! ¿Feliz? Estaba bien antes... No quiero arriesgar mi estilo de vida, mis amigos, familia. Si fuese gay, ellos... Si yo fuese gay todo cambiaría... —Una aterradora posibilidad inundó mi mente y paralizó mi cuerpo— P-Pero parece que lo soy, ¿verdad? —dije algo histérico—. En la terraza yo tuve una... eso... y después tú... entonces...
Quería llorar y contrariamente él dejó salir una risa seca y corta.
—Eso es estúpido —soltó, generándome cierto enojo.
—No debí contarte una mierd... —Me interrumpió.
—¿Por qué todo tiene que tener un nombre o definición cuando se trata de relacionarse con otros? —Lo observé atentamente—. El cuerpo humano es simple, si yo toco ciertas partes de tu cuerpo desencadenará una reacción. Si una mujer hubiese hecho contigo lo que hicimos en la terraza, generaría el mismo resultado. Es algo involuntario de la fisionomía humana —suspiró al decir esto último y mi mente repetía la información que acaba de recibir.
«¿Reacciones físicas? ¿Podrá ser solo eso?»
—No sé por qué te complicas tanto, piensa demasiado las cosas que son sencillas —finalizó.
—Oh... con que es así. —«Tiene bastante lógica»
Me hizo sentir más tranquilo lo que dijo, tal vez le daba demasiada importancia a este tipo de cosas, aunque no era de menos para mí, seguía siendo un tema delicado en mi mente. Debía centrarme y simplemente verlo desde ese punto: Es solo una reacción física, no significa que sea homosexual.
Respiró profundo y sus músculos se contrajeron por el dolor, recordándome que tenía grandes moretones en las costillas y hombro, junto a ese feo corte, supuse era eso. Que se veía doloroso era lo único que tenía realmente claro.
No podía hacer nada por él, con sus palabras calmó mis inquietudes y yo no podía sanar lo que le provocaba malestar. Solo se me ocurrió una cosa y apoyé delicadamente mi espalda contra la suya.
—No sé qué te haya sucedido y creo que no me lo dirás —comenté y asintió tajante—. Pero... parece ser una carga muy pesada. —No podía ver su rostro, pero sentí cómo giró levemente su rostro hacia un lado—. Así que, cuando estés cansado o creas que no puedes seguir... Apóyate un poco en mí, soy más fuerte de lo que aparento.
Suspiró y escuché que soltó una pequeña risa seca. Creí que se levantaría e iría, para mi fortuna fue lo opuesto y sentí como se recargó sobre mí algo de su peso sobre mi espalda, eso fue suficiente para hacerme sonreír.
Resultaba casi abrumadora la felicidad que me invadió al caer en cuenta que continuaba en pie nuestro creciente y atípica amistad, el poder a hablar como antes y verlo relajarse a mi alrededor.
—De todas formas, niño, no volveré a tocarte de ''esa forma'' o besarte a menos que me lo pidas.
—Ajam... —dije cerrando los ojos y disfrutando de la tranquilidad que había en el lugar.
«¿A menos de que yo se lo pida? ¿Yo? ¿Por qué le pediría algo así? No gracias»
No iba a pensar más en ello y simplemente disfrutaría de ese esporádico momento de paz, deleitando mis sentidos con calor de su espalda y ese delicioso aroma que... «¡Diablos! Más gay y me tatuaba a Lady Gaga en la nalga. No puede ser, basta, es igual a cualquier otro de mis amigos, nada más, se siente igual al resto estar con él»
Reacciones fisiológicas normales, nada inusual.
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