TRES
Otro amanecer se levantaba en el horizonte y como ya era costumbre, Hunter no lo hacía, como si la palabra madrugar no estuviese en su diccionario.
Los que sí habían madrugado fueron Frank y Aaron, encontrándose de camino a la escuela.
—Hey —El alfa saludó al beta con su mano y éste le sonrió— ¿Viste lo que pasó ayer?
—No, pero lo oí, estaba con Sanna, Rossy y los chicos de club en ese momento. —Rascó su nuca y la preocupación se plantó en la expresión de su amigo
—No estoy tranquilo cuando pasan cosas así, si hubiese estado ahí ¿Crees que lo hubiera atacado? —preguntó para sí mismo, pero en voz alta.
—¿En serio estás preguntando eso? ¿El mismo que le rompió el tabique a un sujeto en una fiesta por alardear de que los omegas en celo dicen "no" y él escuchaba "sí, más fuerte" y cosas así de horrendas? Creo que sigue buscando sus dientes después de la pelea de esa noche.
Las cejas fruncidas e inquietas en la expresiva cara del alfa hizo suspirar a Aaron y negar con la cabeza.
—No llegarías a atacarlo sexualmente, por dos razones, una: no eres de los que dañan a otros así. Quizá seas bruto y ¡Ah! Cierto, estúpido maltratador de betas ¿Recuerdas esa vez cuando mordiste mi antebrazo y casi muerdes el cuello de Chad el día que despertó tu primer calor? —Frank rió al hacerlo y negó con la cabeza.
—Cierto, había aparecido de repente un programa para adultos en ese canal raro en la madrugada, éramos unos críos y tu cara estaba tan roja viendo los pechos de esa actriz porno que casi te desmayas —rió y Aaron se acercó de un empujón.
—¡No te rías! Deberías sentirte culpable por el susto que pasamos con Chad —también rió y lo abrazó.
—Son betas, unas mordidas no les harán nada, cuando jugamos a las peleas en el campamento me mordiste la pierna, beta con complejo de alfa —bromeó y Aaron frotó sus sientes entre risas.
—Volviendo al tema, en ningún momento te perdiste por completo. Por muy afectado que estuvieras por el calor o las feromonas, tu raciocinio no desaparecerá tan fácil sabiendo lo mucho que te preocupas por estar ambos de acuerdo a la hora del sexo. Cuando los omega están en celo, tengo enterado que no la pasan bien, no están muy concientes tampoco y correr el riesgo de ser abusados por otros en ese estado debe ser... aterrador. —Frank asintió y Aaron lo abrazó por sus hombros— En fin, no puedo entender por completo los miedos de ambos, pero sí puedo prometerte algo: en el caso de que pierdas la cabeza yo te detendré, soy el más rápido. Grita mi nombre y te detendré aunque me rompas los brazos —bromeó y Frank rió unos segundos, volviendo la seriedad.
—No odio ser un alfa, en serio, es parte de mí... pero, es desesperante no poder controlarse a uno mismo. Por eso prefiero el sexo con chicas beta... Si llegase a relacionarme con un omega y descontrolarme... sería horrible.
—No va a pasar. Tente algo de fe, cree en ti mismo y tu personalidad. Además, oí el otro día que la mayoría de los violadores son betas, ser un bastardo no tiene nada que ver con tu género, segundo género, sexo, sexualidad, nada de eso.
—Deja de ver tantos podcast de misterio y casos de asesinatos con Matthew, me dan escalofríos —demandó y continuaron su camino hacia la escuela.
—Yo lo obligo a ver telenovelas y él a ver Investigation Discovery y podcasts de homicidios —informó orgulloso.
—¿Sabes qué? Es verdad, no hay forma que eso pase.
—¡Ese es el Frank que conozco! —Lo animó efusivamente
—Tengo el presentimiento que será un día interesante —canturreó, estirando sus brazos a modo de elongar los músculos y tendones, portando una deslumbrante sonrisa salvaje, resaltando su atractivo natural.
Y vaya que lo sería.
ααα
Hunter despertó tarde, obviamente, y se vestía a toda velocidad, porque llegar temprano nunca fue una opción.
Corriendo hacia el instituto divisó al portero cerrando las rejas y cómo éste las estampaba en su cara. Le era tan común está situación que ambos suspiraron y se saludaron como si nada.
En diez minutos llegaría el rector y haría pasar a todos los que llegaron fuera de tiempo, poniéndoles una media falta en el registro. Para ese entonces, tenía tantas que si Aaron no modificara algunas inasistencias, ya estaría fuera.
En su ensimismamiento divisó a Killer doblar en la esquina y por curiosidad se acercó a ver qué hacía, desde una distancia prudente.
El alfa de un salto se sujetó de una rama del viejo árbol junto al instituto y como si no requiera ningún esfuerzo se subió al muro.
—Woah —se le escapó a Hunter y el contrario lo miró fijamente.
Lo había visto seguirlo, se le hacía gracioso ver cómo intentaba esconderse y observarlo con curiosidad. Pero creyó que no se atrevería a acercarse tanto.
Error.
El cuerpo de Hunter se movió sin pensar viendo la agilidad de Kilian y cuando abrió la boca ya estaba a unos pocos pasos, con su rostro elevando hacia arriba junto al muro.
Sin decir absolutamente nada Kilian le extendió la mano, invitándolo a subir.
Lo pensó unos cortos segundos y dando un brinco la sujetó con fuerza, ayudándose con sus pies a escalar la pared.
Ya sentado arriba se arrepintió de inmediato y se abrazó al fuerte alfa, asombrándolo por el calor de su pequeño cuerpo contra el suyo.
Cuando se dió cuenta de lo que había hecho se alejó, pero ese impulso casi lo hizo caer y Kilian lo tomó ágilmente por la cintura.
—Estoy contigo, no tengas miedo —susurró e inexplicablemente todo el cuerpo del omega se sintió ligero.
Pero su cerebro seguía trabajando a mil por hora, pensando que se caería en cualquier momento.
—¿M-Miedo? Pff, yo me río del peligro —tartamudeó recordando esa misma frase en una película de su infancia.
Su gesto hizo sonreír esporádicamente al mayor.
De un solo movimiento ya se encontraba en el suelo dentro de la institución y Hunter en pánico.
—¡Dijiste que estabas conmigo! —gritó por impulso y todas las fibras del cuerpo del alfa se revolucionaron, como si el llamado de ese omega hubiese encendido algo en su organismo.
Por otra parte, el chico que tenía menos equilibrio que cabeza de bebé recién nacido, seguía sentado y temblando sobre el muro del instituto.
«Me voy a caer. Ahí te voy San Pedro»
—Salta —ordenó el alfa y extendió sus brazos.
No creyó que el omega tuviese el coraje de hacerlo y comenzó a pensar cómo lo bajaría de allí.
Sus ojos se abrieron al verlo separarse de la pared de un empujón y como, a pesar de estar aterrado, se atrevió a dar ese salto, siendo hábilmente atrapado por esos fuertes brazos.
Lo sujetó con firmeza y Hunter se aferró a las prendas de Kilian, tiritando, antes de corroborar que seguía entero y en una pieza.
—Lo logramos —dijo triunfal y sonrió enérgico al erguir su espalda.
De ese modo su rostro quedó a milímetros del de Kilian, dándose cuenta que continuaba en brazos ajenos y se alejó de un empujón, casi cayendo al piso.
—D-Digo, gracias, vamos al salón —sugirió y Kilian simplemente lo siguió, como si caminar a su lado fuese lo más natural del mundo.
Muchas miradas se dirigieron a ellos por su inexplicable cercanía, aunque atribuyeron su familiaridad a que estaban de casualidad uno junto al otro y no por los crecientes sentimientos que empezaban a formarse entre ambos.
—¿No te molesta que hablen de ti? —preguntó el menor.
—No.
—¿Ni un poco?
—En absoluto.
«¿Nada nadita?» pensó y Kilian prácticamente le leyó la mente, sus facciones lo delataban.
—No me interesan, sus pensamientos o creencias no tienen nada que ver conmigo. No influyen en mi vida. No existen. —La mirada de Hunter se clavó en él y éste elevó la comisura de sus labios—. ¿Crees que mi actitud se debe a que soy alfa?
—No, estaba pensando que eres... increíble, admiro y envidio un poco tu fortaleza —afirmó.
Kilian pensó en las situaciones que tuvo que vivir para construir su inamovible carácter. Cosas que no deseaba que le sucedieran jamás a ese omega.
Todo su cuerpo desprendió una enorme cantidad de feromonas alfa, volviendo pesado el ambiente y no quedó un alma en el pasillo, solo Hunter, el cual estaba petrificado ante ese despliegue de poder.
—No hay nada que admirar en mí, créeme —aseveró inexpresivo y su voz hizo reaccionar al pequeño.
—E-Eres... —tartamudeó con un nudo en su garganta.
No supo a qué se debía la intensidad de la atmósfera o si lo había hecho enfadar, pero esa no era si intención y tímidamente dió un paso al frente, acercándose unos centímetros más y sus hombros se encogieron.
—Eres bueno en matemáticas —finalizó, como si ese fuese el atributo más valioso de todos los hemisferios terrestres, provocándole a su contrario una risa baja y que llevara su mano a la mejilla del inquieto chico.
—¿No tienes deseos de correr lejos? Todos a mi alrededor se fueron —afirmó y Hunter divisó el pasillo, confirmando que era verdad—. ¿Por qué no huyes?
Sin poder evitarlo sintió la necesidad de corresponder a ese sutil toque en su rostro y el alfa estaba extasiado ante su reacción.
—No lo sé, en parte me intimida tu forma de ser, no te entiendo bien y probablemente seas lo opuesto a mí en absolutamente todo, siquiera sé dividir en dos cifras de manera decente. Pero... tu mano es cálida, no puede ser tan malo alguien que tiene un tacto tan gentil.
El pecho de Kilian pareció arder y la pesadez del aire cambió drásticamente, siendo sustituida por una posesividad e intensidad que mareó al omega, casi perdiendo la conciencia.
Pestañeó varias veces, regresando a la realidad y calmándose con toda la fuerza de voluntad que poseía.
Jamás le costó tanto, podía resistir a los celos de todo tipo de omegas, pero parecía que entraría en calor solo oyendo a este chico hablarle suavemente y aceptar su caricia en ese aniñado rostro.
—Ser bueno en matemática es poca cosa —habló al fin, desviando la conversación y consiguiendo mantener su autocontrol a raya.
—Ha-Hablo en serio, todavía lloro cuando hay examen de cálculo...
Ya más tranquilos entraron al salón, cada quien se sentó en su asiento y la profesora comenzó su clase.
Hunter recordó algo, palideciendo y diciendo "mierda" en medio de la bendita clase.
—¿Qué dijo? —masculló entre dientes la profesora, sabiendo perfectamente lo que dijo.
—Que estoy esperando que deje a su esposa y nos fuguemos juntos, profe, usted, yo, una islita cerca del caribe, piénselo —contestó Hunter con un tono divertido y a su vez fingiendo seriedad al guiñarle un ojo, cosa que despertó las risas bajas de sus compañeros y hasta de la señora Thompson.
—Es tan temprano que su cerebro todavía no reaccionó que debe comenzar a funcionar. Preste atención y dejé de jugar, hágame el favor. —Éste asintió repetidas veces y ya fuera de bromas despeinó su cabello, llamando la atención de Kilian.
—Es que tengo el almuerzo y seguro esta todo... —susurró e hizo un ademán con sus manos como si el mundo explotara, hasta gesticuló la mini explosión y todo.
El alfa casi sonrió por lo dramático que era y sus ojos se clavaron en su cuello por accidente, frunciendo sus cejas.
—Eres omega —afirmó con seriedad— ¿Por qué no llevas un collar?
Hunter demostró su asombro y miró en su dirección.
Era una duda regular cuando otros se enteraban que era un omega. La razón por la que algunos omegas no llevan collares varían, suele ser porque son rebeldes, antisistemas, adolescentes pasando por una etapa, adultos sin temor a las posibles consecuencias.
Otro caso eran los omegas marcados, que mostraban orgullosos su cicatriz, o por el contrario, al los cuales sus alfas abandonaron o rompieron por alguna razón y no quieren ser cortejados por nadie, mostrando la marca en señal de resignación ante los demás alfas o relaciones en general.
Hunter no era ninguna de ellas.
—Mi celo nunca llegó, todos me dicen "el falso omega" ya que al recibir los reportes en segundo año nada sucedió, en el tercero tampoco y era casi irónico verme con ese collar —rió bajo—. Ya en este último me resigné, era innecesario llevarlo sin razón alguna. No tiene sentido para mí, nací fallado, casi ni olor poseo —bromeó y a Kilian no le resultó un tema gracioso en absoluto.
—No es verdad —sentenció y el tono de su voz estremeció al omega, pero intentó mantener su mirada unos pocos segundos.
—¿Por qué lo dices así? —contestó y Kilian se acercó más a él.
—Puedo percibirlo perfectamente, es particular y resalta entre los demás... Tanto que es irresistible.
Hunter lo miraba como si hubiese perdido la cabeza.
—¿Tienes fiebre? —Esas filosas pupilas le hicieron carraspear la garganta e intentó no ponerse nervioso—. Seguro es porque eres un alfa muy puro y tienes una especie de olfato radioactivo —ironizó y de repente se puso serio.
—Mi pureza no tiene nada que ver en esto —decretó a secas.
Se acercó tanto al cuello del menor que su tibia respiración chocó contra su piel, erizándola por completo.
—Es peligroso. Algo aterrador podría pasarte siendo tan descuidado, con tu cuello expuesto a cualquier ataque —sonó como una amenaza indirecta y Hunter retrocedió hasta chocar su espalda contra la pared—. Oh, ya veo... me temes —finalizó con una cínica sonrisa.
—Por supuesto, eres el famoso Killer —dijo con obviedad y tomó sus propias manos—. Pero, como dije, por alguna razón no puedo pensar que seas alguien malo.
—No me conoces —aseguró hostilmente.
—Por eso no pienso creer solamente en rumores. Entendí que eso es algo erróneo, hay más en las personas que solo lo que aparentan —contestó inamovible.
Cada día que pasaba junto al alfa descubría algo nuevo sobre él y sobre sí mismo, como el hecho de que se había dejado llevar por las malas lenguas sin siquiera darle una oportunidad al nuevo alfa.
Pero su interior le decía que eso no era correcto y que quería permanecer más tiempo junto a él, conociéndolo realmente antes de decidir si era bueno permanecer a su lado o no.
Los ojos del alfa se abrieron con desconcierto ante esto, ese delgado omega (los cuales tenía entendido que eran débiles y sin pensarlo perdían la confianza ante él y no lo contradecían jamás), estaba firme en su postura y negaba reconocer la maldad que él veía en sí mismo.
—Que inusual —pensó en voz alta.
No podía apartar su mirada de Hunter y éste empezó a sentirse nervioso, cosa que lo hizo desvíar la vista y balbucear sin pensar:
—¿T-Temible? Por supuesto ¿Aterradoramente fuerte? Claro que sí. ¿Que me podrías dar una paliza si sigo diciendo todo lo que pienso? Lo averiguaremos. Pero... ¿malo? No. No creo eso.
—¿Por qué? —siseó casi seguro de que se retractaría, pero el atípico castaño sonrió.
—Porque así lo siento. Es como si mi mente con toda la información sobre ti proveniente de rumores, no concordara con la manera en la que me siento cuando me hablas. Hasta ahora solo conocía tu faceta intimidante... estos días he visto más y nada de lo que descubrí me parece desagradable... —Pensó unos instantes y se vio enojado de repente— ¡Cierto! —dijo en un susurro elevado— Eres un abusivo y me hiciste quedar mal con el profesor de matemáticas.
Emanaba un semblante de enojo como si neblina oscura saliera de ese pequeño cuerpecito, sus labios en una mueca y ojos entrecerrados provocaron una genuina sonrisa en el alfa, cosa que desbarató todo el instinto homicida de Hunter.
Bueno, su instinto asesino se asemejaba al de un conejo enojado, era más gracioso que peligroso en sí.
—Ya veo... —susurró Kilian y apoyó su mano en la cabeza del menor, acción que aceleró su inexperto corazón y sin darle tiempo a procesarlo esa mano guio su rostro hacia el frente—. Presta atención —demandó con una atípica amabilidad.
Ya casi finalizando la clase, el menor vio por el rabillo del ojo a ese alfa durmiendo, sin embargo, le habló esperando que lo escuchara:
—¿Estás enojado? Algunas veces digo todo lo que pasa por mi mente y eso hace enfadar a otras personas a veces... Estoy tratando de cambiar eso de mí.
El silencio le hizo creer que dormía de verdad y se encogió un poco en su asiento.
—Eres honesto y directo. No conozco a muchos así... —contestó portando un tono serio—. Me gustan las personas como tú.
Se ruborizó, su cuerpo experimentó una sacudida desde su pecho hacia sus extremidades y contuvo el aire breves instantes, sin saber por qué esas palabras le provocaron semejante despliegue de sensaciones.
ΩΩΩ
Al sonar el timbre del receso Frank le hizo una seña a Hunter de ir con él afuera, pero en ese mismo milisegundo una atractiva beta apareció en la puerta y jaló de la camisa de su uniforme.
—Plan cancelado, repito, se cancela —dijo cómico el ser humano con más libido que neuronas y desapareció con su amiga con derechos.
Aaron, Rossy, Matthew y Sanna caminaron hacia el árbol al final de la zona verde, casi seguros que Hunter los seguiría, pero se quedó en su asiento y abrió su tupper con cuidado, para encontrarse con la escena de un crimen crímen culinario.
—Los tomates Cherry, el arroz primavera, los bifes de pollo... Ahora parece una ensalada mutante.
—Todo se mezcla en el estómago, no lloriquees —ironizó el alfa a su lado.
—¡Pero! —dijo a modo de exclamación, todo enojado tomó su tenedor y pinchó un poco de comida.
—A ver, dame. —Se acercó y sujetando autoritariamente su muñeca la acercó a su boca, degustando ese delicioso bocado.
El corazón de Hunter dio un vuelco y por un momento su cuerpo experimentó una fuerte sacudida, agitando su respiración y llamando la atención del alfa por el rubor en sus mejillas.
—Delicioso —aseguró sin titubeos y le recordó al instante cuando dijo esa misma frase después de acercarse a su piel.
—E-Es... Ah, sí, gracias —sonrió y se tragó sus inexplicables nervios.
«¿Qué estaba pasándome y qué diablos con ese latido irregular? O te calmas o te calmo a puro colesterol y comida chatarra, corazón traidor y subnormal» amenazó a su propio órgano vital y suspiró, rendido ante sus absurdas divagaciones.
—Comes más de lo que supuse —diji Kilian y al bajar la mirada a las manos del omega divisó otro par de cubiertos.
—Traje para ambos... Es decir, pensaba comer contigo o mis otros amigos, pero no iba a comer todo solo.
—¿Siempre eres tan... ? —preguntó casi irritado intentando encontrar una palabra para definir su personalidad—. Es como si vivieras en una burbuja de bondad, estupidez y buenos deseos.
Hunter se ofendió y luego se encogió de hombros.
—Cometo mil errores, como todos... Insulto muchísimo, me enojo y exagero, peleo a mi hermano menor por estupideces, no me gusta lavar los platos, se me da fatal el ajedrez, básquet, pintura... —dijo casi sollozando al enumerar sus carencias y seguido rió tiernamente—. Pero saber que a pesar de todo mis amigos me quieren y son felices conmigo alrededor me hace feliz. No ignorar los problemas de los demás hace que pueda dormir sin remordimientos.
Kilian no entendía por completo su forma de ser, le parecía ingenua y poco razonable. En su mundo solo sobrevive el más fuerte, no el que más ayuda al resto, esa clase de gente sería la primera en caer. Pero, entendía que eran de realidades opuestas y esa misma razón era la que le traía tanta tranquilidad a su interior.
La deslumbrante luz de Hunter era ese pequeño rayo de esperanza para ese alfa que nunca conoció el significado de esa palabra.
Extendió su mano sin pensarlo y acarició la mejilla de Hunter, casi provocándole un infarto a su inexperto corazón.
«Aaaah, carajo ¿P-Por qué tan cerca? ¿Qué de qué o qué?»
—Arroz —dijo al sacarle suavemente el grano de arroz de su rostro.
—¡C-Claro! Lo supuse —contestó el pésimo mentiroso.
«Paz interior, paz interior, paz interior. Ayuda, Jesús, esto no es un meme, ya no quiero ser de tus mejores guerreros»
Ensimismado en sus absurdos pensamientos, Kilian lo observaba fascinado, le era casi hipnótico cómo se podía leer todo lo que pensaba en sus facciones, lo sencillo que era entender a alguien tan diferente a él y lo mucho que quería seguir viendo qué otro tipo de expresiones podría provocar en Hunter.
«¿Lloraría si lo molestase y me metiera un poco con él o inflaría sus mejillas y haría pucheros? ¿Se asustaría si presenciara algo peligroso y aterrador?»
Para Kilian era normal estar en medio de conflictos de vez en cuando, ya que pasaba mucho tiempo en la calle y trabajando en un bar de noche. Por lo general eran pandilleros de baja reputación o grupos de ebrios sin sentido común ni ganas de conservar sus huesos intactos.
Pero ¿Hunter le temería al punto de dejar de hablarle? De lo contrario ¿Le agradaría a pesar de todo?
«¿Qué cara haría al ser besado? ¿Se sorprendería? ¿Aceptaría aquello?¿Cómo se vería en completo éxtasis, sucumbiendo al placer? O directamente, ¿qué tipo de mirada tendría al descubrir esas sensaciones?»
De lo que sí estaba seguro Kilian, era que quería ser quien se las provocara, ser el responsable de que Hunter viviera experiencias increíbles y que nadie lo hiciera vivir ningún tipo de mala situación.
En resumen: mientras Hunter divagaba, Kilian comprendió que estaba jodido.
Ese omega no era un chico irrelevante para él y se dio cuenta de inmediato, casi sonriendo con asombro ante esa verdad.
El dueño de sus pensamientos pestañeó lentamente y seguido se vio algo inquieto, sin llegar a ser obvio, parecía un tipo de cansancio o incomodidad.
—¿Qué sucede? Hay algo diferente en hoy... —cuestionó con una seriedad que ocultaba su preocupación.
—¿Mmh? —Hunter elevó una ceja y se miró a sí mismo, para él no había nada extraño— No creo, me siento bien y tampoco hice nada inusual, lo único raro es que tengo sueño y eso no es tan común a esta hora.
—¿Es así?
Se acercó e inhaló minuciosamente, por lo que el omega reaccionó sin pensarlo y tomó distancia abruptamente al ponerse de pie, sintiéndose por primera vez acorralado de esa manera inexplicable por algo tan sencillo como acortar la distancia.
—M-Mis amigos me esperan. Gracias por la comida, amén, digo, permiso. Q-Quédate con el resto, buen provecho, la próxima vez me la como toda —dijo a una velocidad sobre humana y Kilian casi suelta una carcajada por ese latente nerviosismo.
—Diablos, me salió lujurioso el muchacho —bromeó con sarcasmo y mordió su labio con una burlesca sonrisa.
Ese gesto le aceleró el pulso, pero una vez entendió lo que quiso decir, se ruborió hasta las orejas.
—¡L-La comida! Deja de tontear, siempre das vuelta mis palabras para hacerme quedar como un pervertido —exigió frunciendo sus armoniosas cejas y Kilian sintió una punzada en el pecho.
«Jodidamente lindo»
—Ten. —Le extendió su chaqueta que estaba colgada en el respaldo de su silla y lo examinó fijamente—. Estoy seguro que lloverá.
Hunter pestañeó varias veces y lo miró con mucha curiosidad.
—¿En serio? ¿Tan bueno es tu olfato? ¿Como un sexto sentido alfa supremo o algo increíble así? —preguntó con el asombro de un niño en su voz y Kilian elevó una ceja.
«Maldición, lo besaré justo ahora» pensó el alfa y ahuyentó esos pensamientos cuando lo vio pestañear nuevamente con esos infantiles ojos ilusionados por una respuesta.
No era el momento.
—Revisé el pronóstico antes de venir. Eres tan raro... —Al decir esto último reposó su rostro sobre su mano.
Nuevamente, desde que conoció a Hunter, se formó en sus labios una sutil y amable sonrisa, misma que le pertenecía al omega que las provocaba en primer lugar, aunque éste todavía no lo supiese.
Ese día en particular se sentía afiebrado, sus emociones y sensaciones parecían cosquillear en cada poro de su cuerpo y no le era fácil contenerse, no podía resistirse a todo lo que Hunter provocaba en él y tampoco planeaba luchar al respecto, ya que se sentía increíble.
Finalmente el menor se dirigió hacia donde estaban sus amigos afuera, en el espacio verde. Después de pasar el resto del receso debajo del árbol, el aroma a la tierra mojada invadió a los alumnos y comenzaron a refugiarse de la ligera llovizna, separándose y yendo en varias direcciones.
Caminaron hacia el interior del instituto y Hunter divisó a Matthew, el cual se había cruzado a su vez con Frank, los tres se miraron unos segundos y el alfa saludó al omega con un levantamiento de cejas.
—Ven, compremos algo en la cantina antes de que nos hagan regresar a clases —sugirió a su mejor amigo y abrazó por sus hombros al rubio con cara de cansancio y una sonrisa de resignación.
—Si no aceptas me fastidiará todo el camino hasta allá, vámonos, HunHun —demando el beta y Hunter rió ante sus insistentes amigos.
—Bien, bien —tarareó y guio tranquilamente sus pasos hacia ellos.
Sin previo aviso una electricidad paralizó su cuerpo y voz.
La sensibilidad en su piel pasó de cero a cien en cuestión de segundos y el calor se esparció violentamente por su sangre, de pies a cabeza.
El aroma de Kilian parecía intensificarse a su alrededor, como si lo envolviera y reaccionó que era el olor que provenía de la chaqueta, pero no pudo hacer nada al respecto cuando sus piernas fallaron y una punzante presión se instaló en su entrepierna.
—D-Diablos... —sollozó Hunter, con sus manos presionando con fuerza sobre su pecho y rostro— ¿Qué esta... pasándome?
Contrajo sus muslos y la parte baja de su cuerpo involuntariamente, un cosquilleo se plantó en su vientre y pasó de ser esa ligera sensación, a una desesperante de ardor y necesidad.
Su garganta se secó a tal punto que sentía ahogarse y no podía cerrar sus labios, dando grandes bocanadas de aire y temblando sin cesar.
—Esto es... —esas palabras salieron de los labios del rubio que por acto reflejo cubrió su propia boca y nariz. En una fracción de segundos guio sus pupilas al alfa paralizado a su derecha y de nuevo a Hunter— Muy, muy malo.
Continuará...
¡Amores! Se fue todo al carajo, okno jajajja
Pensé en una forma para saber quiénes de ustedes son alfas, betas y omegas + sus porcentajes 😳
Si les gustó la idea, en las notitas de los próximos capítulos les explico cómo♡ sino, bueno, ya fue xd
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