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ONCE

—No, no... —siseó y Hunter casi rompe en llanto al oírlo negarse.

Sus ojos llorosos se encontraron con la inmensa oscuridad en el rostro consumido del alfa, mismo que sonrió con esa abrumadora presencia.

—Eso no es un beso de verdad —continuó, deslizando su lengua sobre sus labios—. Esto lo es. —Abrió esa pequeña boca con su dedo pulgar, hizo que lo chupara y apoyó la yema en la lengua de Hunter, dejando su cavidad abierta y jadeante, arremetiendo en un beso salvaje y necesitado.

—Ah, amh... —gimió sonoramente por la corriente eléctrica que subió por su espalda.

Pasados cortos dos minutos los ángeles guardianes de la castidad de Hunter tuvieron un halo de misericordia y milagrosamente la mente de Kilian se centró, repitiéndose que no debía ceder ante el celo omega.

Tomó distancia, donde un fino hilo de saliva entre ambos no hizo más que despertar su sed de más. Pero Kilian Hemsworth no era cualquier alfa de voluntad débil y jamás cayó ante el celo de nadie, planeaba resistir al de Hunter como al resto de omegas.

—Te prohíbo darme la espalda. Si lo haces, me enfadaré y no volveré a tocarte.

—¿P-Por qué? —contestó con su voz entrecortada por el calor y la quijada de Kilian se tenso.

Vaya error pensar que podría resistirse a Hunter como si fuese un omega más, sin tomar en cuenta la cantidad de sentimientos que despertaba en él, lo inigualable que era su aroma y esa creciente ansia de poseerlo. De ser el más cercano a él.

De ser su alfa y ese chico su omega.

—Porque si me enseñas tu nuca, no sé si pueda contenerme —admitió al fin, dándose cuenta que esto sería jodidamente complicado.

El pulso en Hunter se revolucionó y su erección pulsó.

—Pero quiero que lo hagas —sollozó y contrajo sus muslos a los costados de Kilian, incómodo por el lubricante que descendía por su intimidad.

El golpe directo al autocontrol del alfa no pasó desapercibido, mordió el interior de sus mejillas y gruñó de una manera grave y firme, conciente gracias al dolor y excitado a causa de la situación.

—Vaya... Se ve como si de verdad lo desearas —susurró cargado de deseo, con sus manos recorriendo lentamente la espalda de Hunter bajo su camiseta—. Dilo de nuevo estando en tus cinco sentidos.

Lo vio removerse y la intensidad de ese olor dulce llamó más su atención, pero esta vez, en vez de retener el aliento, respiró profundamente.

—Hey... —Tocó con su dedo índice la erección del omega a través de la tela y todo su cuerpo de estremeció— Demonios ¿Qué diablos estabas soñando, omega? —siseó complacido, viéndolo estremecerse y removerse mientras liberaba más y más feromonas.

Peligro inminente en proceso.

—Oye, reacciona de una vez —demandó con su garganta seca, hablándose a sí mismo.

Lo quiso alejar de sí, pero Hunter, todavía inconsciente, mordió la mano que quería separarlo de su querido alfa, al cual se aferraba.

Olió y chupó esos mismos dedos heridos, que mordió anteriormente, lo hizo de una manera tan necesitada que toda la sangre en el cuerpo de Kilian bombeó con fuerza

—Me lo haces tan endemoniadamente difícil —masculló moviendo sus dedos y sintiendo esa lengua húmeda recorrerlos, su paladar y mejillas calientes, la presión y succión que ejercía Hunter con cierta desesperación.

Alejó su mano al darse cuenta de la situación y eso ofendió de algún modo al omega.

—¿Por qué me rechazas? ¿No te agrado?¿No me quieres? —inquirió demandante, asombrando a su contrario.

«"Quererte" eh... sí, lo hago. Te quiero con todos los significados que le puedan dar a esa frase» pensó por un milisegundo.

—Hunter —soltó a secas, queriendo traer a los dos a la realidad.

—Ayúdame —sollozó bajando la mirada a su entrepierna húmeda—. Esto... Me asusta... Pero contigo me siento seguro. Ayúdame a sentirme bien otra vez.

—Iré por tus supresores. —Pensó en usar su voz de mando, pero estando en medio de su ciclo y sabiendo que Hunter conciente se inquietaba por ese tono, no quiso hacer algo que lo asustara.

Eso hizo que sus grandes e infantiles ojos se llenaran de lágrimas otra vez y comenzara a llorar desde el fondo de su corazón con una voz que alteró completamente al alfa. Una voz que lo llamaba.

Instintivamente lo tomó de sus mejillas. Su lado protector salió con fuerza y gentilmente esparció pequeños besos en su rostro.

—Ya, no llores, estoy aquí... ¿No puedo ir hasta el botiquín por tus supresores siquiera? —El menor negó aniñadamente, sorbiendo su nariz enrojecida y frotando sus ojos con el dorso de su mano—. Bien, no me alejaré, me quedaré contigo. Pero el sexo no es una opción.

Esos gruesos labios se abrieron para soltar todo lo que estaba sintiendo, sin cohibirse o guardarse nada, ya que su instinto estaba tan cómodo cerca del alfa que no le escondía nada:

—Me duele, me siento mal, el vientre me presiona en el interior y el calor me quema. Me siento débil y triste, me siento solo cuando tomo esa medicina en vez de ser acariciado y mimado por ti... Yo solo...

Kilian alejó las manos del omega de su entrepierna y éste se encogió en su sitio.

—Quema y es abrumador, pero hueles tan bien, tanto que me marea y fascina... s-solo quiero estar contigo, más cerca, todo lo que se pueda... —jadeó y al verlo tan serio e inexpresivo creyó que se había enfadado— L-Lo siento, estoy molestando a mi alfa.

En ese instante oyó la cremallera del pantalón del mayor y al abrir los ojos pestañeó varias veces al ver desde tan cerca el miembro de un alfa. Del que él llamaba su alfa.

Su tamaño era más que considerable y si estuviese más lucido habría sentido bastante temor, en cambio se estremeció por el delicioso aroma a feromonas que Kilian liberó, cerrando sus ojos complacido.

Los abrió para mirarlo de manera lastimera y Kilian, todavía portando una mirada feroz, asintió, dándole permiso de acercarse.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó y en respuesta la cadera del menor se pegó a la suya, frotándose y gimiendo por el roce— ¿Tanto amas mi aroma? —siseó altanero.

Hunter asintió y fue un golpe directo a su cordura.

—¿Es así? Ya veo... Te gusta mi olor. —Levantó su barbilla y llenó su tórax de aire, irguiéndose— Veamos si también te gusta mi sabor —articuló acariciando pausada y duramente su miembro, excitádose y causando el mismo efecto en el inexperto omega.

—¿Sabor?

—Tócame —ordenó y sin ser su voz de mando, crispó su cuerpo.

Quiso tomarlo entre sus dedos, pero fue detenido de repente. Kilian llevó una mano hacia ese rostro caliente, abrió su boca por la comisura izquierda e introdujo su pulgar, abriéndola y expandiendo esa zona al jalar un poco su dedo.

—Tocame con esto —decretó con su instinto luchando por el control y Hunter tampoco estaba en absoluto racional, pero la felicidad que le generó ser aceptado por el alfa lo llevó a liberar feromonas con fuerza.

Puso ambas piernas torpemente a un costado del alfa sobre el sofá, se inclinó y con ambas manos lo tomó, deslizando su lengua en esa zona y respirando profundo. El aroma de las feromonas alfa eran un afrodisíaco abrumador y sus caderas temblaron.

Repitió esa acción, gustoso de la extraña y nueva sensación en su lengua, la textura, el calor que emanaba, cada vena palpitando cuando descendía y subía, literalmente saboreándolo; hasta que fue tomado por su nuca en lugar de su collar, cubriendo esa tentadora superficie y obligándolo a ver hacia arriba.

—No solo disfrutes tú, omega..  hazlo apropiadamente —ordenó introduciendo su dedo pulgar y abriendo su boca— Si me muerdes me enojaré ¿Entiendes eso? —aseveró y un desinhibido Hunter asintió torpemente— Tu alfa se encargará de ti también, así que complácelo apropiadamente —demandó guiando su boca abierta a la punta de su miembro y tomando con su mano libre la cadera del omega, bajando sin cuidado su jogging y boxer de un tirón, sintiendo la oleada de feromonas inundar la habitación y esa familiar viscosidad descender por los muslos del menor.

Llevó sus dedos a esa zona y lentamente acercó el medio a su goteante entrada.

A pesar de que era inexperto y se ayudaba con sus manos, a Kilian le resultaba majestuoso por ser simplemente Hunter quien le hacía una felación.

Estaba tan excitado que su erección palpitaba dentro de la boca del joven y cuando descendió la punta chocó contra su mejilla. Hizo leves círculos con su lengua como solía hacer al chupar algunos caramelos grandes y eso hizo gruñir al alfa, acción que estremeció al omega, que fue penetrado por el dedo corazón una y otra vez hacia adentro y afuera duramente.

El lubricante natural era tanto que solo sentía placer por ese intruso invadiendo su esfínter, deseaba incursionar con otro dedo, pero eso sí le sería un incentivo para ir hasta el final y su gota de racionalidad le impedía hacerlo.

El chapoteo se intensificó en ambos lugares y los gemidos ya eran fuertes y sonoros por todo el departamento.

El miembro del menor vibró y Kilian entendió que se correría y por lo que vio anteriormente, una vez que el omega llegaba al climax, lo inundaba el sueño y se desvanecía; por ello se centró en ese afrodisíaco aroma y se dejó llevar por la excitación levemente, cediendo terreno a su lado alfa para acercarse voluntariamente también al orgasmo para así tranquilizarse un poco.

Colocó su mano en el cabello de éste y presionó hacia abajo para que fuese más profundo, guiando ahora y teniendo el control.

—Cuando la punta choca contra tu paladar y sube hacia tu garganta, carajo, es el cielo allí dentro —masculló complacido— ¿Quieres que termine en tu boca? —inquirió roncamente.

Simultáneamente a esto, un líquido blanquecino proveniente del omega se esparció por el sillón y la garganta de Hunter se cerró, presionando con fuerza el miembro del alfa y éste optó sensatamente por separar ese rostro de su virilidad, para posteriormente correrse en esa suave superficie.

La cara de Hunter se encontraba húmeda por las lágrimas y ahora por otro tipo de fluido escurriendo hacia abajo.

La vista fue demasiado excitante y Kilian empuñó sus manos, esa misma vista lo bajó un poco de su embriaguez provocada por el celo del jóven y miró sus puños.

—Si las muerdo vas a estar triste —comentó y Hunter comenzó a pestañear cada vez más lento, acción que enterneció al alfa y con el pantalón, que había terminado en la esquina del sillón, limpio su rostro, viéndolo cerrar un ojo cuando limpiaba esa zona y lo mismo con el otro, sonriendo por lo indiscutiblemente bello que era.

—¿Qué haces? —cuestionó cuando lo vio acurrucarse en su pecho y cuello.

—¿No quieres, alfa?

—Ese no es el problema aquí... Cuando baje tu celo vas a chillar y te encanta ser ruidoso.

—No es cierto —tarareó casi dormido y besó su pecho— Tu existencia... me da mucha paz... Me gusta. Me gustas muchísimo.

Los ojos de Kilian se abrieron y suspiró al sentirse un imbécil por creerle a alguien en celo, pero él estaba muy afectado por las feromonas, aunque le costara admitirlo, por eso su mente no razonaba lógicamente cada cosa.

—Carajo ¿Qué clase de castigo divino es este? ¿Qué pude haber hecho para merecer esto? —De repente recordó todas las peleas, maldades y momentos sádicos en su corta existencia y rió irónico— Ah, cierto, bueno, tiene sentido. —Retomó la compostura y suspiró por enésima vez— Es jodidamente duro mantenerme cuerdo, estuve a punto de... No. El celo de este ingenuo omega no va a poder contra mi autocontrol. Imposible. Hazlo por ambos, sé fuerte por ambos, Kilian.

Hunter, como si fuese obra del destino riéndose de alfa, estiró su rostro en su cuello, rozando con su nariz y labios sugerentemente esa zona erógena.

—Mierda —maldijo al sentir que su erección regresaba—. A este paso no estoy tan seguro de mí mismo.

Hablando de no poder controlarse a sí mismos, Matthew y Frank no se escaparían de esa misma suerte, sobre todo Matthew, que esa tarde se encontraba caminando junto a un rubio opaco muy similar a él, pero más tierno, jóven y vívido.

Es una aplicación muy buena —dijo el mayor, en lengua de señas.

—Es más rápida e intuitiva que las anteriores, más cómoda —contestó Kamil, su hermano menor, utilizando una nueva aplicación en su móvil, ya que su mudez era de nacimiento.

—¿Es paga? —inquirió con sus manos en sus bolsillos, caminando como si le costara cada paso con su cara de pocos amigos.

Matthew era de las personas que preferían cumplir cualquier tipo de castigos antes que hacer ejercicio físico o madrugar, ese día estaba haciendo ambas, detestando tener que caminar para acompañar a su hermano al subterráneo, ya que temprano lo citó para almorzar y hablar de algo "importante".

Una excusa para ver a su amado hermano mayor el día de su cumpleaños número 11, mismo hermano que lo evadía como si de la peste se tratase.

Y no, no odiaba a Kamil, por eso fue a verlo a pesar de saber que no sería algo urgente, fingió creerle porque sabía que cumplía años.

Pero sus formas de demostrar cariño eran muy diferentes y la facilidad con la que ese enano embustero lograba persuadir al rubio le era irritante.

Además, su madre era un tema delicado para él, cosa que era inevitable si Kamil poseía la misma progenitora, tarde o temprano la vería, cosa que prefería obviar.

Aunque, si algo tenían en común, era la maldad nata en su organismo, genes de su madre, decían sus padres. Ambos conseguían lo que querían de algún modo u otro, siempre un paso adelante de los demás, leyendo el ambiente a la perfección. Pero, Matthew era más astuto que su hermanito, más pesimista, menos emocional y lleno de inseguridades que guardaba bajo sus falsas sonrisas y sarcasmo.

En medio de su charla trivial el rostro del mayor cosquilleó igual que su nuca, misma que estaba cubierta por su collar y sobre éste un cuello de tortuga, a pesar de que no hiciera frío realmente.

Una sensación aterradora y escalofriante lo atravesó. Tragó duró y llevó una mano a su rostro, viendo a través de sus pálidos y delgados dedos el suelo, que parecía moverse al perder el equilibrio.

—Mierda.

—¿Matthew? —preguntó con sus manos Kamil y éste enfocó su vista en él, en el pálido tan similar al suyo en sus pieles, sus ojos filosos y pestañas igual de rubias, nadie podría negar el parecido, aunque el cabello a los hombros de Kamil es algo que Matt jamás se dejaría, aunque sus divagaciones se detuvieron al sentir una puntada en su vientre.

—Intoxicación —decretó—, suelo comer poco, lo que almorzamos me debe haber caído pesado. Me iré, pero ve con cuidado, ten. —Le entregó su amada y confiable taser— Si un maldito viejo se te acerca en el subterráneo con cara de chupa vergas, lo electrocutas ¿Entendido?

Kamil asintió y lo miró preocupado, nunca vio a Matt hacer ningún tipo de expresión de dolor o alterado y ahora parecía estarlo pasado realmente mal.

A decir verdad, era la primera vez que lo oyó decirle "cuídate" o mostrarse interesado en su bienestar abiertamente.

Pero Matthew solo pensaba en meter su cabeza bajo algún techo antes de empezar a desprender ese inconfundible olor a feromonas.

Pensaba que tendría dos meses de paz hasta su celo, pero su cuerpo estaba sufriendo una especie de cortocircuito por la cantidad desmedida de supresores que estuvo tomando durante años y ahora le cobraba factura.

La mirada del omega en él no le daba lugar a continuar indagando, por lo que decidió obedecerle e irse.

—¿Qué diablos significa esto? —se dijo a sí mismo.

Divisó un motel y al perder a su hermano de vista en dirección a la estación, entró a ese establecimiento, pidió una habitación y se recluyó ahí.

Tomó su smartphone entre sus manos temblorosas y enfocó como pudo la visión. No lograba casi leer los nombres, se guió por sus fotos y reconoció la de alguien en particular.

Le compartió su ubicación y respiró hondo antes de hablar:

—Tao, necesito que muevas... Tu jodido culo oriental hasta aquí... Es decir... Mierda —guardó silencio para no emitir sonidos vergonzosos y jadeante recobró la compostura—. Compra los supresores más fuertes que consigas, píldoras, inyectables, lo que sea, solo... traerlos a la habitación X13... te pagaré después. —Así envió el audio y se hizo un pequeño ovillo en el suelo, maldiciendo y deshaciéndose de su ropa lentamente.

Más que nada porque sus pantalones parecían quemarle, su piel estaba tan sensible que era una sensación similar a la fiebre, ese ardor y molestia en el cuerpo, esa sensación de pesadez y agotamiento, junto a un pensamiento recurrente: "necesito aliviar este dolor"

Un alfa sería lo óptimo, su cuerpo lo llamaba, pero se negaba rotundamente a meter a Frank en sus problemas. Era su culpa que estuviese involucrado su amigo en todo esto, solo sabía traerle problemas y desgracias a las personas que más quería.

Apoyó su frente en el suelo y sus lágrimas comenzaron a salir, al igual que el líquido afrodisíaco de su parte baja.

—Odio este cuerpo —se lamentó con espasmos a causa del celo y su llanto silencioso.

Escuchó el sonido de la puerta como un sonido lejano, su cordura y racionalidad no estaban allí, era prácticamente instinto y feromonas dominando su mente.

Levantó el rostro y pareciera que no todo el celo de la tierra podría hacerlo ver semejante espejismo: Frank.

El que entró por la puerta de ese remoto motel fue Frank Wolff.

Continuará...


Estoy que ardo y de puntitas, puntitas, puntitas 🐅

¿Alguien quiere que le dedique un capítulo? Siempre los veo comentar y alegrarme el día, me gustaría alegrarle el día a alguno de ustedes🖤

(Si son varios elegiría al azar o porque los reconozca por comentar seguido)

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