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DIECISIETE

Kilian despertó por un ruido proveniente de su cocina.

Quizá algún intruso, personas en busca de hacerle daño, llevarlo al mismísimo infierno... esos pensamientos eran usuales para alguien como él que vivía solo hacía tanto tiempo y estaba acostumbrado al peligroso silencio.

Intranquilo ante los ruidos y alerta en la oscuridad.

Siempre alerta.

Todos sus receptores nerviosos se pusieron de inmediato listos a enfrentar el desastre.

Todas sus feromonas agresivas descendieron al oler y ver que era otro tipo de desastre el que se hallaba ante sus ojos: ese encantador omega merodeando en la cocina, con un bowl en sus manos, cáscaras de huevos y pequeños sectores con harina derramada.

Sin anticipar su propia reacción: sonrió. Todo lo malo  parecía insignificante y lejano al ver su ceño fruncido mientras batía como si su vida dependiera de ello con su cara inclinada.

El omega se percató de su presencia y sonrió algo avergonzado por su apariencia de lunático batiendo mezcla a las dos de la mañana.

—N-No podía dormir, así que vine a preparar hotcakes, perdón si te desperté...

«Vaya hobbie extraño» pensó el alfa ladeando su cabeza y cruzando sus brazos, apoyando su cuerpo en el marco de la entrada de la cocina.

—¿Cuando tienes insomnio cocinas?

—Generalmente.

—Tu aroma... Justo ahora es como si estuvieras ansioso —bostezó esta última palabra y eso solo puso un poco más cohibido a Hunter, quien ahora batía con ímpetu.

Solo contaba con su pijama y mucha ansiedad, claramente intentó ir a dormir y no lo consiguió.

—Lo estoy —admitió honestamente—. Todo es bastante estresante, hay muchas cosas nuevas y otras cosas viejas que no dejan de resurgir: como mis tías haciendo sentir mal a mi primo Derek... mi hermano me cuenta lo que sucede en busca de ayuda y realmente no sé qué hacer ¿Cómo explicarle las cosas a un niño? "Tus tías son una caca con patas" no suena adecuado, tampoco les puedo decir arpías porque es muy pequeño y vive con ellas ahora y ahg... —más fuerte revolvía y de repente bajaba la velocidad cuando se calmaba—. Cocinar me relaja, distrae o ayuda a pensar con claridad... Es una especie de hábito o catarsis.

—Bueno, trabaja con tu salud emocional o terminaré obeso si me sobrealimentas por las noches —ironizó el alfa y Hunter frunció sus cejas juguetonamente.

—Pues vete a seguir durmiendo —soltó con falso enojo.

—No quiero que estés solo —dijo tal frase con normalidad—. No puedo ayudarte a cocinar porque lo arruinaré, pero puedo quedarme y comer contigo lo que prepares.

Eso hizo al menor abrir los ojos y ruborizarse.

—Ya me hago una idea de los apodos nuevos que me pondrán: "Killer, el asesino balanzas".

—Pff —soltó una genuina risotada y vertió el contenido en el sartén que trajo de su casa—. Nadie te obliga a comer lo que preparo y puedo jurar que con las porquerías chatarra que comes mis hotcakes son lo más sano que entrará a tu garganta.

—Cosas que entran en la garganta, que mala elección de palabras, trajiste recuerdos interesantes a mi mente ahora mismo... —susurró malicioso al acortar toda distancia y oler su nuca.

—N-No hagas eso.

—¿Por qué?

—Porque no.

—¿Lo odias?

—No, pero sabes lo que pasará.

—¿Ah sí? ¿Qué cosa?

—Kilian, no te hagas e-el idiota, sabes qué sucede... haces q-que reaccione a ti y mi celo despierta por tu culpa.

Eso revolucionó todo en Kilian y lo acorraló contra la mesada, mordiendo su hombro con fuerza y deteniéndose en su cuello, mismo que rozó con sus dientes superficialmente.

—Auh, hey... —Se removió entre su dominante agarre.

—Suena excelente. Vamos, hazlo para mí, entra en celo por mí —gruñó a modo de orden y ronroneo complacido cuando ese dulce aroma invadió sus fosas nasales.

—¿E-Esto es parte del entrenamiento usual?

—Claro... —dijo rozando con la ironía— Intenta no reaccionar a mi voz, no ceder al deseo de ser tocado por mí —decretó imponente y seductor, colando sus grandes manos por debajo del delantal y la camiseta de Hunter.

—¿Y si lo consigo? —dijo con algo de confianza.

—Ganarás. Si cedes y los dejas quemar yo ganaré —finalizó refiriéndose a los hotcakes.

—Diablos —maldijo y apretó sus piernas, sabiendo que su cuerpo lo estaba traicionando lentamente, entregándose a esas fuertes manos que lo inspeccionaban con paciencia y deseo.

—Cada vez es más fuerte el aroma, estás perdiendo la razón, omega lujurioso —susurró deslizando sus dedos por debajo de su pijama, presionando ese tentador pezón que no tardó en endurecer.

Otra cosa que no tardó en endurecer era su erección desbordante de presemen, igual que su entrada la cual goteaba lubricante natural.

—¿Tanto deseas ser tocado por mí? Tan solo pasaron unas horas desde la última vez que hicimos esto

Su propia boca comenzó a sentir el exceso de saliva por el deseo irracional que anhelaba salir, esas ganas de morderlo que eran más fuertes que antes, cada vez aumentaba su resistencia ante la conciencia.

Su mandíbula se trabó, su respiración escapaba con necesidad entre sus fauces y sus pupilas parecían temblar en su iris.

—Vamos, no te distraigas... —dijo en alto y casi clavó sus dedos el pecho del omega, estrujándolo duramente y oyendo sus gemidos.

—N-No... ayudas —gimoteaba con sus ojos casi en blanco, removiendo la parte baja de su cuerpo hacia atrás y percibiendo esa gran dureza punzando en su parte baja.

—Rímdete —sentenció deslizando su lengua por su hombro descubierto gracias al pijama sedoso— Si no te concentras se quemarán los hotcakes y parece que ya debes darlos vuelta.

El brazo tembloroso del omega lo intentó, realmente intentó hacerlo y milagrosamente lo consiguió.

En esa posición, con todo su cuerpo sintiendo por completo la extensión del cuerpo del alfa a sus espaldas, respirando en su nuca y presionando su piel con sus grandes dedos; giró su rostro hacia un costado en busca de la mirada de Kilian, levemente inclinado y portando esa expresión casi perdida, habló:

—Gané... —siseó orgulloso, con una sonrisa que se mezclaba con la excitación y lo difícil que se le hacía respirar con normalidad.

Ese gesto sumamente erótico para el alfa y su afirmación de victoria sacaron cualquier atisbo de cordura de su mente y tomándolo por la cadera giró su cuerpo, quedando frente a frente.

Se inclinó para sujetar la parte trasera de sus muslos y lo levantó de un tirón, enfrentando ambos rostros, para romper ferozmente el asombro de sus facciones con un húmedo beso.

—K-Kilian —susurraba con desesperación y afianzó sus manos a esos fuertes hombros, correspondiendo cada beso con su poca habilidad gracias a la inexperiencia, pero entusiasta por la urgencia de saciar sus deseos y siendo bien guiado por un alfa experimentado como era Kilian.

Apretó sus piernas en un ligero espasmo cuando las manos del mayor amasaron sus nalgas sobre el fino y holgado pantalón, percibiendo sus dedos como si no tuviese ropa alguna.

Presionó con fuerza, provocando que su erección y la de él se rozaran en leves simulaciones de embestidas mientras devoraba sus labios sin piedad. Mordidas y obscenos sonidos escapaban entre ellos, del mismo modo que su autocontrol.

—Alfa... —Esa era la señal de que Hunter finalmente había perdido la batalla ante el calor que se extendía dentro de su cuerpo.

Con una de sus pequeñas manos descendió por su pecho hasta detenerse en su entrepierna.

—Por favor —las feromonas de ambos estallaron de repente y por primera vez al alfa se le desconectó por completo su racionalidad, acercando sus dientes al cuello del omega.

Un desagradable olor, seguido por una estridente alarma y agua helada cayó repentinamente sobre ellos.

Estaban tan inmensos en su sofocante encuentro que no percibieron la cosa negra y carbonatada en el sartén, misma cosa que antes se hacía llamar hotcake.

—Perdiste —enfatisó un desalineado alfa bajando al pequeño muchacho de sus brazos y portando una genuina expresión de asombro en su masculino rostro.

Aunque el desorientado omega creyó que se lo decía a él,  dicha frase era para sí mismo: Hunter consiguió que perdiera la razón.

Jamás le ocurrió. Bajo ninguna circunstancia, por muy extrema que fuese, nada habían conseguido que perdiera sus sentidos ante los omegas. Fue inédito e increíble para él.

Pero extrañamente no se sintió mal o decepcionado consigo mismo por ello, ya que ceder ante las feromonas era uno de los mayores pecados para su cínico padre. Pero no creyó que fuese abominable caer ante esta tentación, no cuando de Hunter se tratase, era un sentimiento difícil de explicar, pero no podía ser algo malo en absoluto.

De a poco el calor aminoró y la llamada del sistema de alarma ante incendios resonó. Kilian contestó y aminoró la situación, solo había sido una comida fallida y los rociadores se detuvieron.

Hunter se removió frotando sus ojos y encogiendo sus hombros con nerviosismo, recobrando sus sentidos de a poco. Se acercó al pequeño sartén y la arrojó al lavabo.

—Oye, deja eso, yo lo limpiaré —agregó Kilian al colgar la llamada—. De todos modos debo trapear y demás ahora que hay agua por todos lados.

—Te ayudo —habló todavía esparciendo dulces feromonas.

—Es que... Diablos, hueles delicioso —maldijo al darse cuenta que ese omega podía opacar el nauseabundo aroma proveniente del hotcake carbonizado.

El color tiñó por completo su rostro y se sentó en la butaca de repente, llevando ambas manos a su entrepierna.

Kilian casi sonrió al darse cuenta del poder que tenía ante ese omega y quiso reír por la ironía, ya que el omega provocaba exactamente lo mismo en él.

—Bien, puedes quedarte ahí y ayudar organizando los cubiertos en el cajón de esa encimera —le dió una labor a hacer y acarició su cabello todavía con vendas en sus manos.

—Dije que vine aquí a ayudarte y no solo no estoy ayudando, si no que: no te dejo dormir, dependo de tu ayuda para aprender a controlar mis celos, quemo la comida y empeoro todo. Bien, estoy fallando en mi propósito aquí, no estoy haciéndote un bien para nada.

Kilian sujetando el trapeador detuvo sus pasos y dejó salir un suave suspiro. Levantó su rostro del húmedo suelo hacia los claros ojos decaídos del omega y apoyó su rostro sobre sus manos en el extremo del palo de dicho trapeador.

—¿Crees que no haces nada por mí? —preguntó como si la respuesta fuese la más obvia del mundo.

El omega se encogió de hombros como una negativa, rascando su cuello sin ningún collar a su alrededor.

—No lo suficiente. Siempre insistes en limpiar, levantar cosas pesadas, escribir, todo por tu cuenta. Así no vas a curarte pronto.

—Quedándote conmigo haces más que suficiente —admitió aquello—. Estoy acostumbrado a que huyan, me dejen o perder las cosas que son importantes para mí, por eso, solo con verte ahí ya es suficiente. No vuelvas a decir algo así o me enfadaré más de lo que crees.

La seriedad en su voz congeló al menor en su asiento y respirando a profundidad contestó:

—¿En serio te es suficiente?

La mirada del alfa se oscureció al pensar que "solo verlo" nunca sería suficiente como tal, había mil cosas que deseaba hacer con él... hacer juntos.

—Bueno... No, no es suficiente, pero eso se puede arreglar con el tiempo —finalizó al retomar su labor de limpieza, exasperado por la cantidad de agua por doquier.

Hunter no comprendió del todo, ya que él quería ser de ayuda y útil para su amigo, pero sentía que como amigo estaba fallado, como auxiliar estaba fallando y, por último, su lado instintivo al ser estimulado con frecuencia y no satisfecho como deseaba, también sentía inconscientemente que estaba fallando.

Después de todo sí era un fallido intento de omega.

Uno que sin siquiera saberlo estaba cada vez más enamorado de ese alfa, mismo que por fuera parecía no experimentar ninguna atracción hacia las feromonas del omega y eso era algo bueno desde un punto de vista objetivo para Hunter, pero una pequeña parte de él, ese lado irracional e instintivo, rogaba ser correspondido. Ser deseado de verdad. No solo por "ayudarlo a controlar su celo", sino por verdadera iniciativa propia de contacto.

Pero al pensar aquello se sintió desagradecido y abrumado por sus propios nuevos sentimientos desconocidos para él. Negó con la cabeza y una vez listos los cubiertos no pudo evitar caer dormido con la parte superior de su cuerpo sobre la encimera.

—En serio que no tienes remedio, pequeño omega —susurró con calma y esa calma se transformó en un silencio sepulcral cuando vio la tersa piel en la nuca desprotegida del omega—. Carajo... hoy perdí de una manera aplastante contra este chico.

Acarició su nuca con dos de sus dedos y respiró con dificultad, casi sin poder calmar su calor. Mas lo logró y con esa misma templanza lo cargó hasta su modesta habitación (que antes era de huéspedes sin siquiera un foco de luz dentro) ahora con un colchón que trajo desde su casa y unos cuantos objetos personales que le daban vida al antes vacío habitáculo.

—Nunca antes sonó tan tentadora la idea de perder —susurró aquello antes de depositar un beso sobre esos gruesos labios.

                                                 ΩΩΩ

El día lunes llegó, para desgracia de la mayoría de los cansados estudiantes, otro hermoso día frío en dirección al instituto.

La rutina se había convertido en que Kilian y Hunter caminaban juntos a la escuela desde el departamento y lo mismo ocurría en el regreso a casa.

Ese lunes en particular Kilian no pensaba asistir a educación física, lo usual, así que sacó dinero de su billetera y se lo entregó al omega.

Frank vio esto y cubrió su propia boca con falsa angustia.

—Oh cielos, Danielle tenía razón y Hunter ahora se nos esta prostituyendo por un par de billetes —lloriqueó y recibió un golpe por parte de su mejor amigo.

—Iré a casa primero —dijo el mayor sin prestarle atención a nada más—. Compra lo que quieras para hacer la cena.

La felicidad de Hunter como niño en navidad y Kilian rio por dentro al verlo alegre por algo tan trivial.

—Ay mijo, si que estás en modo recién casada —le susurró Aaron y saludó a los alfa presentes.

—¡C-Cállate! —tartamudeó nervioso— ¡Al final Bety la fea le da otra oportunidad al imbécil de Armando y se casan!

Aaron pareció sufrir un disparo al corazón y se tumbó sobre Frank, mismo que lo sostuvo con la misma cantidad de dramatismo.

—¡Nooo! —agonizaba el beta— Armando no la merecía...

—No te metas con alguien que vio un montón novelas con su mamá cuando era niño y no me obligues a hacerte más spoilers de otras que conozco.

—El inofensivo Hunter se nos volvió salvaje —dijeron ambos abrazándose con terror en su dirección y Kilian sonrió por sus idioteces.

En ese momento los presentes guardaron silencio y se relajaron sorpresivamente por la tranquilidad en su mirada.

—Creo que es la primera vez que lo veo sonreír—comentó Rossy desde el asiento de atrás.

El alfa hizo contacto visual con el omega y éste le regaló una orgullosa sonrisa, alegre de que sus amigos conocieran un poco más de la personalidad de su querido alfa.

—Nos vemos más tarde —se despidió de Hunter y simplemente asintió cortésmente saludando a los ruidosos jóvenes.

—Oh, hola, digo, ¿adiós? —lo saludó Sanna, quien recién llegaba.

El alfa se detuvo, la observó y aunque estaba algo inquieta simplemente le sonrió sin mostrar los dientes.

—Claro —contestó a secas, pero contestó y todos hicieron mucho escándalo al respecto.

—¡Sanna y sus superpoderes humillando al resto! —chilló Rossy.

—Es que nadie puede resistirse a Sanna —agregó Aaron y todos lo miraron como "ajá, ya te exhibiste".

—Ella es mía, ya supéralo —refutó Rossy.

—Espera y llamo a tu "amiga" Nain de casi dos metros a ver qué opina —alegó Matthew malicioso apareciendo en el salón y atrapando por completo la atención del castaño.

Ella quería a Sanna y a Hunter de un modo especial, pero no era algo romántico, sino fraternal. Se sentía tranquila con ellos a su alrededor y siendo consentida por ellos. Así mismo, pelear con Aaron por la atención de Sanna o con Frank por acaparar a Hunter era algo común en sus días.

—No te metas, jodido beta del infierno —refutó con su rostro enrojecido al recordar a esa atractiva alfa.

La tarde pasó y un emocionado Hunter entró por la puerta del departamento con varías bolsas en sus manos.

—Traje para hacer carne al horno con verduras salteadas —tarareó feliz al dejar todo en la entrada e ir a su habitación a cambiarse el uniforme.

Salió de su habitación sorprendido por el silencio al cual no estaba acostumbrado en su casa.

—¿Kilian? —lo buscó y nada.

«Quizá salió a hacer algún recado o pagar alguna cuenta» pensó tranquilamente.

La comida estuvo lista después de hora y media y seguía solo en el gran departamento.

«No vino. Nunca llegó» ese pensamiento apretó su corazón y muchos más de índole negativa aparecieron: «¿Y si alguien lo hirió? ¿Tuvo un accidente? ¿O tal vez le apareció un cáncer de próstata repentino? Sea lo que sea eso...»

La noche apareció y con ella Kilian, golpeado y con un gran corte en el brazo.

—¡Kilian!

La mirada asesina del chico se transformó a una serena cuando vio a ese omega.

—Idiota. —Se sorprendió ante el tono sumamente enfadado del menor— Debiste llamarme, esperé por ti toda la tarde, empecé a pensar lo peor y... —De repente notó las heridas en el alfa, por lo que palideció y se acercó en un instante—¿E-Estas bien? V-Vamos a un centro de salud, a un hospital, a...

—Shh... Que Omega tan ruidoso.

—Pero tú...

—No es nada. Tengo todo en el botiquín del baño. Cálmate, no es tan grave como parece.

Se cura y Hunter lo ayuda, hasta que Kilian lo ve aparentando los labios y con sus ojos algo húmedos.

—¿Por qué si yo soy el herido eres tú el que llora?

—N-No estoy llorando.

—¿Por qué?

—Toda la jodida tarde ansioso esperando e intentando no pensar que algo te pasó. Llegar y claramente alto malo pasó. Me asusté al pensar lo peor y cuando ví sangre se sintió real y tú solo le restas importancia... ¿Por qué no solo evades las peleas?

—En las calles, en los lugares sin iluminación ni ley, todo es más... salvaje. Mi apodo "killer" es una especie de título para esta gente. Algunos se alejan y otros me retan, creyendo que podrán conmigo al ser varios alfas, venir en grupo o usar armas... Ingenuos. He visto cosas peores y eso no va a doblegarme. Que poca imaginación tienen esas bestias insignificantes.

—Se dice que antes éramos más salvajes, que descendemos de animales y...

—Yo creo en la teoría genética, donde el ser humano comenzó a manipular el ADN y este fue el resultado.

—¡Oye! La teoría evolutiva es más interesante... ¿Te imaginas? Se dice que hace Miles de años teníamos el espíritu de un lobo dentro y cuando este encontraba a su pareja es lo que hoy se conoce como destinados.

—Diablos, eres tan ingenuo, crees hasta en los destinados —carcajeó y Hunter achicó sus ojos.

—El que sale a pelear como animal rabioso no opina —contratacó y el alfa apretó la mandíbula.

—Yo no salgo a nada, ellos me interceptaron e hicieron enojar buscando venganza por una pelea anterior y no conseguí llegar a casa a tiempo.

—La próxima vez solo ignoralos.

—¿Estás dándome órdenes, niñito?

—No... Yo solo...

—¿Por qué diablos te interesa?

—Acostumbrarse y normalizar las cosas que son malas es lo que, con el tiempo, impide que se distinga el bien y el mal.

Eso hizo reír irónicamente al alfa.

—Tú no conoces el mal. Nunca lo viste a los ojos o viviste en carne propia, solo hablas, omega.

El tono mordaz y tajante congeló la sangre de Hunter, pero tragó grueso y se atrevió a contestar:

—Puede ser... —dijo jugando con sus dedos— Pero lo que sí sé es que me duele esperarte con la incertidumbre de si no vendrás o llegarás lastimado.

—Entonces la próxima no les daré tiempo a herirme. No saben lo destructivo que puedo ser si me lo propongo.

—¿Eso es lo que quieres?

—¿Querer?

—¿Así es como quieres vivir? ¿Eso deseas para tu futuro? ¿No piensas en ti más allá de ser un alfa peligroso en ese tipo de mundo? Porque yo no creo que seas solo eso. Cuando te veo sonreír quiero que lo hagas siempre y al entrar por esa puerta no reconocí tu expresión, parecía un cuerpo sin alma, ojos sin brillo... ¿Eso quieres ser por siempre?

«¿Acaso tengo elección? ¿"Qué quiero ser" dice? ¿siquiera puedo decidir? Es ser fuerte o morir... siempre fue eso o morir»

—Suficiente por hoy —habló el alfa y Hunter se enojó del todo.

—¡Bien! Eres un idiota, un idiota estúpido —maldijo y se fue en dirección a su habitación.

El alfa bufó y rodó los ojos, no entendía por completo la forma de pensar de Hunter, se le hacía extraño y no sabía qué cosa lo tenía tan confundido.

De repente el omega salió de un portazo y volvió a la cocina, yendo a la mesa, tomando ambos platos, calentándolos en el microondas uno a la vez y dejándolos con fuerza sobre la mesa otra vez.

Finalmente se sentó en silencio, tomó un tenedor y dijo una oración corta:

—Gracias señor por el pan de cada día, bendice estos alimentos y a la gente estúpida que conozco, amén —articuló a gran velocidad y empezó a comer con una mueca de enfado.

—¿Qué significa esto?

—Amén significa que así sea. Ahora cállate y c-come —demandó levantando la barbilla en otra dirección con un mohin instalado en sus facciones e intentando no sucumbir ante el pánico que representaba tratar mal a semejante alfa en su propia casa.

Kilian todavía desconcertado por su reaparición se sentó sin dejar de mirarlo y probó la comida lentamente, deleitándose por lo exquisita que era.

—Sigues enfadado y aún así viniste a comer aquí.

—Tu pendejez no me va a quitar el hambre —refunfuñó con descaro y el alfa casi rio, pero se puso serio para ver hasta donde llegaría ese atrevido omega y qué nuevas expresiones le regalaría, como la de ahora: una mezcla entre enojo, vergüenza y pánico.

—¿Así tratas a tu jefe? —preguntó con tono neutro.

—No, ahora mismo no eres mi jefe, ni mi amigo, mucho menos mi... —guardó silencio y su cara delataba sus pensamientos— tutor para controlar mis hormonas. Ahora eres don puños locos, el macho alfa que no piensa en su futuro ni en mi corazón de anciana que casi sufre un infarto hoy.

—¿Eso que tiene que ver con que estés enojado conmigo?

—¡Porque es tu culpa! Estuve esperándote como esposa de hombre infiel mirando el reloj cada diez minutos y pensando "debe estar por entrar ahora mismo" y nada. Pensando lo peor, un accidente, alguna cosa médica o lo que sea ya que no sé nada de tu salud y...

—Estoy sano.

—Oh bien, eso es gen¡No me cambies de tema, carajo! —exclamó y Kilian apoyó su mano sobre sus labios para evitar reírse.

—Sigo sin entenderte. Lo intento, de verdad lo hago —habló con calma el alfa ya con su plato vacío—, pero es inexplicable para mí que te pongas así.

—Me importas, eso pasa. Mucho —soltó accidentalmente Hunter, revolviendo su propio cabello, avergonzado.

Y ahí estaba la respuesta que la mente de Kilian buscaba: que alguien se preocupara por él de esa forma era lo que no lograba entender.

Hunter era el causante de esa inexplicable sensación de calor y confort que le generó cuando entró por la puerta y vio su expresión de alivio seguido de pánico al ver su sangre.

La mirada de Hunter reafirmaba su existencia en esta tierra, comprobando que si desaparecía, resultaba herido o moría, alguien estaría triste por ello.

Ese omega lo estaría.

A Hunter le afectaría.

—Que chico tan atrevido —siseó cómico y con un extraño nudo agradable en su pecho, deleitándose por el intento que hacía Hunter por mostrarse más enfadado que avergonzado.

—N-No dije nada atrevido, es decir, s-solo... Es que para mí eres... —balbuceó y se encontró con esas filosas pupilas sobre él— Deja de mirarme fijamente, es peor y... —Se delataba a sí mismo y sus sentimientos con una obviedad que cualquiera podría tranquilamente tomar su actitud como una confesión hacia el alfa.

Ese alfa en particular veía al mundo como un lugar simple y a su vez variado, con formas de no existir realmente a pesar de ocupar espacio físico tangible.

Con esto se refería a no ser nada, a no tener relevancia en absoluto.

Ni para mal: como su padre, que si dejara de existir muchos estarían felices y aliviados por ello. Ni para bien: como las personas que tienen familiares, amigos e incluso conocidos que entristecerían si desaparecían.

Cuando no tienes a nadie y tu vida o muerte no tiene relevancia en absoluto para ningún ser, ni para ti mismo, es como si no existieras.

Él estaba bien con eso, no le veía el sentido a algo tan poco práctico y después de tantos años siendo el objeto de la obsesión de su padre, pensó que no existir era mejor que soportar aquello.

Pero ahora mismo, en este preciso instante donde sintió por vez primera lo que era ser verdaderamente valioso de manera desinteresada en la vida de alguien más, muy en el fondo de su subconciente, agradeció estar vivo.

«Tantos años intenté alejarme de mi padre y sus enseñanzas, pero al final, estuve haciendo lo que él esperaba de mí: aislándome, manteniendo mi mala reputación en las calles, viviendo solo para no morir y no darle ese placer... Este pequeño omega tal vez pueda mostrarme qué tan diferente es su mundo del mío»

—Esto es muy bueno —dijo al llevar un bocado de carne a su boca y sonrió levemente, sabiendo que no se refería únicamente a la comida.

Continuará...

Mis amores, gracias por su paciencia🫀

Leí sus bellos comentarios en el capítulo anterior y me subieron muchísimo el ánimo, porque siempre termino restándole mérito a mis novelas (mi escritura en sí), pero ustedes son lo más lindo y amable que existe y les agradezco por leer esta humilde novela🫀

Esta vez no subo bocetos de más personajes porque lo subo desde el celular </3

En fin, los amo🫀

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