Habían pasado dos días, Jana seguía sin hablarle. Al otro día debía viajar a Derry y debía decirle, pero estaba indeciso. «Tal vez debo mentirle, para que se quedé aquí, a salvo» pensó, pero y si volvía y ella ya no lo quería, había tratado de suicidarse y no le había dicho por qué. Probablemente la rubia estaría pensando algo como «¿Y si lo hizo porque no me tolera más?», claro estaba que ella no admitiría que lo pensaba y diría algo como «Puedo sola, Stan, no te necesito, no necesito a alguien que me abandone. Ya dejaste en claro la clase de hombre que eres y no te quiero en mi futuro».
Eso no le gustó nada, pero, tal vez eso era mejor que verla muerta o sufriendo sus peores pesadillas, él sabía lo de su hermano y notaba como se tensaba cada vez que llamaban del manicomio a nombre de Henry Bowers, pasaba un día entero en la cama una vez al mes.
Ninguno de los dos sabía por qué razón él llamaba, pero esa atención jamás era contestada.

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Había llegado el día, día en que todos volvían a Derry.
Jess caminaba por el aeropuerto, con los anteojos de sol puestos, teléfono en mano y un vestido ajustado, estaban en verano. «Payaso de mierda, mi piel se va a desidratar por tu culpa. Pero no importa, mientras no le hagas nada a mi ropa» sonrió por sus pensamientos ridículos, prefería morir antes que manchar una prenda de ropa con sangre.

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Richie había suspendido todas sus entrevistas para poder viajar, dejando a su jefe bastante molesto. No le importó, llamó al "Derry's Hotel" y estableció las cosas para quedarse allí durante su estadía.
No le gustaba la idea de volver, pero le agradaba saber que volvería a ver a Jess y a sus amigos.
Y así fue, subió a un auto luego de bajar del avión y se durmió, para despertarse dos horas después ya en su ciudad natal.

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Por desgracia, los perdedores no eran los únicos que pretendían volver a Derry o que pondrían manos a la masa para vencer a Eso.
Pennywise no iba a dejarse vencer tan fácilmente, debía hacerselo difícil. Por lo tanto, llamó a su más fiel esclavo, al que había echado la culpa de todos esos asesinatos de niños en el '91.
Henry Bowers.
Los policías habían encontrado en su casa, tres años después, un cinturón de Patrick Hockstteter, libros de Victor Criss y Belch Huggins, también  unas bragas entre el colchón y la madera de la cama que provenían de Betty Ripson.
Según Henry, el cinturón lo ganó en una apuesta y los libros eran algo común en su habitación, Belch y Victor probablemente tendrían en su casa libros de su propiedad, pero eso no importaba, a los policías no les importaba, al pueblo tampoco. Luego estaban las bragas de Betty bajo el colchón, no tenía la menor idea de cómo llegó eso ahí.

—Henry, hay todo un pueblo afuera exigiendo que te encierre, que te mande a la silla eléctrica—le dijo el policía, sentado frente a él, con los codos apoyados sobre la mesa de metal—, y, si no sales con esposas de aquí, ellos tomarán justicia por mano propia y te matarán a nombre de sus hijos—explicó—. Así que, tú eliges, ¿prefieres que te linchen o que te encierren por un largo tiempo?

Al final, escogió la cárcel, fue a unos cuantos reformatorios, hasta cumplir la mayoría de edad, entonces fue a prisión pero al tiempo lo pasaron a un manicomio por su estado mental.
Pero desde que se había ido, siempre llamaba a su hermana Jana. Claro que, él no la veía como su hermana, sino como su mujer, de su propiedad.

«—Estás enfermo.
—Enfermo o no tu no estarás con ese judío asqueroso, ¡Tu me perteneces! ¡Y prefiero verte muerta que con otro hombre!»

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Jana se despertó en su cama, tanteó su costado, Stan no estaba. Se levantó adormilada, se colocó la bata y caminó hasta la cocina. Él creía que ella estaba enojada, pero no, estaba dolida.
Luego de unos treinta minutos, se percató de que su esposo no estaba y supuso que había salido a comprar algo «algo para suicidarse e irse de tu lado porque no te tolera» dijo una voz en su cabeza (la voz de sus inseguridades).
Entonces el golpeó la mesa con fuerza, desquitandose con esta. El golpe hizo que la contestadora se disparara, interrumpiendo sus pensamientos, una conversación telefónica se reprodujo, probablemente Stan había apretado el botón de grabar accidentalmente.

«—Hola, Stan—saludó Mike.
—Hola—la voz de su esposo se escuchaba aflijida, amaga—Ha vuelto, ¿verdad, Mike? Eso ha vuelto.

—¿Eso? ¿Quién es eso?—se cuestionó.

Rápidamente corrió hacia la contestadora y al apretar uno de los botones un mensaje se reprodujo.

«—Hola, Stan, soy Mike—escuchó atentamente—, te mando este mensaje para avisarte que en cuanto llegues a Derry almorzaremos con el resto de los perdedores. Adiós, que tengas buen viaje».

Abrió la boca, sorprendida y algo shockeada. ¿Él había viajado sin ella?

—Eres un idiota, ya vas a ver cuando llegue a Derry.

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Voooolví, sé que tardé un buen rato para actualizar, pero me no tenía internet para hacerlo.
¿Qué les parecen los personajes? ¿Les gusta la personalidad adulta de Jess?
Nuevo capítulo el domingo.
¡Adiós!