Jessica estaba lista para morir, pero con la tranquilidad y la satisfacción de que Henry Bowers también estaría muerto, y esperaba escuchar el crujido de su cuello romperse contra los ladrillos del pozo.
Pero no fue así, alguien la sujetó de la muñeca con fuerza. Al levantar la mirada sus ojos verdes se encontraron con los negros de Richie, quien le sonrió para después exclamar.

—¡La puta madre, ¿se van a quedar mirando nada más? o ¿me van a ayudar? manga de obseletos!

—E-Es obsole-letos—corrigió Bill.

—¡Cállate y ayúdame!—volvió a gritar Tozier.

Al instante todos sujetaron a Jess. Ya junto a ellos, tocó el hombro de Richie y dijo...

—Gracias.

Él quiso acercarse, pero mi...digo Jessica aún seguía enojada, así que se con rapidez lo esquivó y abrazó a Stanley.
Tozier lo miró con celos y odio, mientras que Stan no entendía absolutamente nada.

—¿Eddie, tienes mi mochila?

—Sí—se la pasó.

[...]

Todo se había salido de control, Stan había desaparecido y eso no era bueno, significaba que ESO lo había alejado del grupo y si no se apresuraban terminaría muerto.

—¡STAN! ¡STANLEY!—gritaron desesperados todos.

De pronto, unos gritos se escucharon cerca y el club de los perdedores corrió a ver qué pasaba con la esperanza de que fuese Stan Uris entero y no mutilado.
Ben y Eddie fueron los primeros en llegar y al alumbrar en la dirección de una gigantesca sombra encontraron a una horrible mujer comiéndose el rostro de su amigo.

—¡Mierda, Stan tenía razón no es linda!—gritó Richie.

Pero la única que reaccionó fue Jess, la única no afectada por la situación
–Sin duda la rubia tenía una gran capacidad de omitir el pánico en momentos de presión, cosa que iba con su gran personalidad– sacó del bolsillo de su mochila el revolver de su padre y...bam.
Los chicos y la mujer dieron un salto por el susto, Lange le había dado justo en el hombro a aquella espantosa criatura proveniente de una pintura.
Al instante la deforme mujer levantó la cabeza, separándose de Stan y posando su mirada en Jess.
Claro que eso no atemorizó a Jessica, es más ella le sostuvo la mirada con la misma intensidad.

—Sigues tú—susurró la mujer refiriéndose a Jess, luego se fue por cin rapidez por uno de los pasadizos del alcantarillado.

Stan comenzó a tener un ataque de pánico, a gritar y a exclamar que eran malos amigos.
Pero algo le llamó la atención a Jess...

—Chicos...—susurró, empezaba a asustarse y ellos no le prestaban atención—¡CHICOS!—gritó ya alterada, a lo que sus amigos por fin pusieron su mirada en ella—¡Richie y Bill no están!