El club de perdedores siguió a Bill hasta la casa en Neibolt Street, que supuestamente era habitaba por ESO. Jess estaba más que intrigada por la actitud de Richie, de pronto ya no parecía ser el mismo, estaba callado, hasta su respiración era silenciosa, no decía groserías, no reprochaba nada, tampoco hacía chistes sobre la madre de Eddie y eso a Jessica le preocupaba. ¿Qué le pasaba? la verdad era que Tozier había quedado más que traumatizado por lo que pasó en el garaje de los Denbrough, puede que Jessica no se haya dado cuenta, pero si Richie no la quitaba del medio era probable que hubiese muerto.

—Bill, ¿qué haces?—preguntó Stan, sin duda alguna todos creían que su amigo se había vuelto loco.

Bill se dio vuelta, ya estaban en el porche de la casa embrujada de Derry. El lugar era horriblemente tétrico cubierto de polvo, el enemigo natural de Stanley Uris. 

—¿Acaso no se dan cuenta? ESO está ahí dentro y nosotros debemos detenerlo, ¿qué pasará cuando otro Georgie desaparezca? ¿qué pasará cuando otra familia feliz sea llevada a la ruina por este ser? sabemos que los adultos no nos creerán y que tampoco harán nada—Jess miraba a Bill con admiración, sería el coraje que le dejó la desaparición de George lo que hablaba por él, o sería su sed de venganza por la familia perfecta que le arrebataron sin que él pudiera hacer nada dejándolo a merced de una soledad parental absoluta—. No sé ustedes, pero yo no permitiré que eso pase, así que...¿quienes vienen conmigo?

Los perdedores guardaron silencio por un instante. Por más de que Bill tuviese razón era poner su vida en manos de Pennywise. El Jinete sin Cabeza apareció en sus recuerdos, pero aun así no tuvo miedo, levantó la mano y dijo...

—Yo voy.

El rostro de Richie pasó de serio a aterrado. ¿Hablaba enserio?

—¿Qué?—dijo asombrado—no, tu no irás. 

—Claro que voy, es mi decisión, no la tuya—contestó con molestia la rubia.

Richie se acercó a ella con el ceño fruncido, la tomó del brazo con fuerza y la atrajo a él de una forma brusca y posesiva, pero interiormente tuvo cuidado de no lastimarla. Los ojos verdes de Jessica se clavaron en la oscura mirada de Tozier, estaba más que indignada, él no era quien para decirle qué hacer y qué no.

—Iré yo, tu quédate aquí y pase lo que pase, escuches lo que escuches...—su voz era tan seria que dejó a todos perplejos—no quiero que entres.

Luego de eso la soltó y entró junto a Eddie y Bill a la casa embrujada. Dejando a Jess aún más confundida que antes. Esa fue la primera vez que Richie tuvo una acción madura, desde lo sucedido en el garaje comenzó a proteger a Lange más que nunca, se hizo consiente de que, en tan sólo un segundo, podía perderla para siempre.