•|Gretta besa los casilleros|•
Volví a publicar el capítulo ya que estaba por la mitad.
~|•|~
El primer día que Jess entró al salón por primera vez, él fue a hablarle, jamás olvidó esa charla.
Jessica entró por la puerta y se sentó a detrás de Bill Denbrough, Rich estaba al lado de él por lo tanto le fue fácil hablarle.
-No sabía que dejaban entrar oxigenadas a la escuela-bromeó.
Jess levantó la mirada y posó sus ojos en él con seriedad y frialdad.
-No sabía que dejaban entrar botellas andantes a la escuela.
Bill, Eddie y Stan contuvieron una enorme carcajada-esa chica era sin duda más original que Bowers con respecto a los chistes de anteojos-.
Richie pasó saliva y volvió a mirar al frente. Eddie Kaspbrak y Stan Uris cruzaron miradas de complicidad.
Lange se movió de lugar y Tozier jaló de la camiseta de Eds-sentado frente a él-y le dijo.
-Creo que me enamoré.
-S-Sin duda sí-contestó el castaño tratando de respirar-Ahora, Ri-Richie idiota me asfixias.
-Oh, lo siento-lo soltó.
Volviendo a la actualidad...
-¡Hey, Tozier!-la rubia Lange chasqueaba los dedos frente al niño de anteojos para que le prestara atención.
Richie sacudió la cabeza levemente, se acomodó las gafas y la miró-ya fuera del trance-fue una mala idea según él ya que sus ojos verdes chocaron con los de él.
-Ho-Hola, Jess-suspiró.
-Hola, ayer faltaste y la maestra nos dio un trabajo-explicó-Nos tocó juntos.
Según acababa de interpretar Richie, el cielo le había abierto sus puertas. También imaginó una escena un poco exagerada en la que la profesora asignaba su nombre a Sally Petersons y Jess les decía que ella quería estar con él y que cambiaran de pareja. Cosa que no pasó. Pero bueno, así era Tozier.
-¿Te parece en mi casa a las 17:30?
Richard asintió. Jess anotó su dirección en una hoja y el número de teléfono de su casa.
-Si te pierdes o no te hubicas en el lugar llama a ése número, pero no para tonterías-finalizó.
Salió del salón y Rich miró a sus amigos.
-Es-Estubiste una ho-hora mira-rando un punto fijo pe-pensando en ella de se-seguro.
Richard levantó el papel con la dirección y el teléfono, luego sonrió.
-Tengo su número.
-Para un trabajo.-aclaró Eddie.
Jess caminaba por los pasillos de la escuel. Entró al baño y vio a unas chicas salir riendo, una chica chocó con ella, Gretta-rubia, robusta, ojos azules, fea-era como Bowers pero mujer y sin tanto poder.
-Ten cuidado, estúpida-le dijo.
Jess no estaba en el grupo de los matones del colegio sólo por gustarle a Henry. No, claro que no.
La rubia Lange dio un paso hacia delante con los brazos cruzados y sus ojos clavados en los de la gorda Gretta.
-Retracta lo que dijiste.
-¿Quién eres tu para decirm eso? No eres más que la perra de Bowers.
Jess sonrió con ironía y dijo "te arrepentirás gorda".
Lange tomó del pelo a Gretta y estrelló su cabeza contra los casilleron dos veces, luego le dió un fuerte golpe en el labio-partiendocelo-y cayó al suelo.
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-Y...¿por qué estás aquí?-le preguntó Richie mientras acomodaba sus anteojos.
-Golpeé a Gretta Bowie por decirme que era la perra de Bowers.
-Ya veo, a mi porque todos se cállaron y grité un chiste sobre zorras.-suspiró-la maestra se enojó mucho-un silencio incómodo cayó sobre ellos.
La mirada de Richie estaba posada en el suelo. La de Jess estaba clavada en el techo.
-¿Cual era el chiste?
Richard se volteó a mirarla, se incomodo un poco al ver sus enormes ojos verdes, por lo tanto desvío la mirada, se arrepintió al darse cuenta de que ahora estaba mirando sus pechos.
-Jaimito le dice a su maestra "profe, profe, ¿un perro y una zorra pueden tener hijos?" y la maestra responde "No, Jaimito" entonces el niño dice "Ah..., pero mi mamá me dijo que el perro de mi papá va a tener un hijo con la zorra de la vecina".
Dos segundos después de que se callara Jess estalló en una inmensa risa.
Richie sonrió, era la primera en reírse de uno de sus chistes.
-Lo sé, es un chiste genial.
-No,-rio-al contrario, fue terrible, pero cuando lo cuentas tu suena divertido y algo dulce.-le sonrió.
Ése día tuvieron un castigo, la biblioteca se inundó y ahora debían limpiar toda la semana como castigo.
Pero a ninguno de los dos les importo. Richie encontró a alguien que cuando hablaba no se aburría, tampoco le rogaba silencio. Jess consiguió a alguien que la hacia ser ella misma, una chica dulce, delicada y femenina amante de los libros.
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