Fue en el año 1992 cuando la historia de amor adolecente de Richie "el bocazas" Tozier y Jess "la rubia" Lange acabó.
A Peter Lange lo habían transferido a otra ciudad por trabajo, a otra ciudad muy alejada de Derry y Maine. Rompiendo así la firme relación que estos chicos llevaban, rompiendo esa conexión que creían irrompible, pero que la distancia... y el tiempo cortó como la tijera de las parcas al hilo de la vida.
El corazón fue el que estuvo roto por más tiempo, por el simple hecho de estár en Derry. Pero, el de Jess se alivió al cruzar la fronte entre Maine y Nuevo Hapshire hasta llegar a Nueva York.
Pero no crean que fue por voluntad propia, sino porque su memoria sobre Derry y sus sucesos paranormales... al igual que la de Beverly Marsh, al igual que la de Ben Hanscom... se esfumó. Recordaba haber estado allí, pero, a sus cuarenta años, sólo tenía a Richie Tozier como el amor de su infancia. Como alguien borroso para su memoria, ya que no encontraba en su mente ningún recuerdo de los momentos juntos. Lo que sí tenía en cuenta era el sentimiento de amor al rememorar su nombre.
Lo único que tenía era eso, el nombre de su bocón primer amor y el del Club de Perdedores, incluyendo también al de Henry Bowers.
Lamentablemente... a Richie Tozier le sucedió lo mismo.

Pero ya olvidense de eso, olvidense de Jess y Richie. Porque esta no es la historia de ellos, esta es la historia de Jessica "la bruja" Lange y Richard "el de las mil voces" Tozier.

Pasaron 27 años... y, tal vez, los restos de su adolescencia olvidada sea lo único en común que les ha quedado...