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Ahora sí, afortunadamente ningún bicho, arácnido o cualquier animal apareció en la casa y pudieron estar tranquilas.

En aproximadamente media hora Jeongyeon y Chaeyoung llegaron.

- ¿Y cuándo tuvieron a otro engendro? - preguntó Jeongyeon al ver a una niña en el sofá.

- Es Jihyo y es amiga, no nuestra hija - aclaró Nayeon.

- Oh - fue lo único que dijo para luego concentrarse en su comida.

Jihyo se sentía bien.

Jugaba con Somi y con Mina, y comió pastel, nunca fue a un cumpleaños, bueno eso sería un... ¿cumplemes? No lo sabe y no le importa mucho.

De alguna manera se sentía tan bien estar ahí, tan familiarizada, tan confiada de tener a alguien en su vida que no la vea con desprecio.

En su corta edad casi nadie le habló amablemente, cuando lo hacían fue por pena o lástima y eso no le gustaba.

Mina le habló por solo ser amable y buena, eso le gusta. Le gusta estar con Somi, con la señora Nayeon, con esa tal Sana que a su parecer fue una ardilla en su vida pasada, con Momo la cual al principio la apodó rara pero no el importó, a Chaeyoung que jugó un poco con ella, a Jeongyeon que aunque parecía distante jugó con ella con los Legos de Somi.

No quería llegar a casa.

A su madre y padre no les importaría si desaparecía de un día para otro, así que cuando escuchó a Nayeon decirle a Mina que la llevara a su casa, fingió dormirse en el sofá.

Cuando Mina asintió a lo dicho por su esposa y fue a ver a Jihyo, pudo contemplarla dormida, ya estaba oscureciendo, incluso sus amigas se fueron hace como media hora después de comer y hablar.

- Hey Jihyo... Jihyo - solo recibió un suspiro de la pequeña y esta abrió los ojos pero no parecían somnolientos, parecian ¿tristes? - Hey, ¿qué pasa, Jihyo?

- No quiero ir a casa, no me gusta ir a casa - se abrazó rápidamente al cuello de Mina queriendo quedarse ahí.

- Pero tus padres se preocuparan por ti, ni siquiera nos conocen y no creo que confíen que te qued... - la interrumpió la menor.

- No les importo, nunca lo hice, incluso han intentado que me pierda para no volver, no quiero estar ahí - Mina pudo sentir su blusa un poco mojada del hombro y supo que Jihyo estaba llorando. ¿Cómo pudieron hacerle daño a una pequeña niña como Jihyo? Eso no le trae buenos recuerdos y solo le devolvió el abrazo a Jihyo recordando los días que esa señora que alguna vez llamó madre fue así con ella.

- Vamos a dormir entonces - no dejaría que le hicieran daño así, ella sabe de carne propia cómo es vivir así, no quiere eso para nadie.

La pequeña se abrazó como koala cuando Mina la levanto del sofá, llevándola a la habitación.

Fuera de fingir, sí tenía un poco de sueño.

- Solo hablaré con Nayeon para avisarle. En un rato vendré, ¿si? - asintió y se acomodó en las sabanas, lo último que sintió fue un beso en su cabeza y supo que era por parte de Mina, sonrió por eso.

- ¿Ya la llevaste? - preguntó Nayeon sorprendida por el poco tiempo, aunque no recuerda siquiera escuchar el carro o la puerta.

- Veras... hay una situación, Bunny.

Nayeon frunció el ceño en preocupación.