↬03↫
¿Cuántos días habían pasado?
TaeHyung se pregunta, pero no hacia el esfuerzo por saberlo, él bien podía preguntarle a JungKook. Pero ni siquiera le había visto desde aquel extraño encuentro. Había visto de nuevo al amigo de JungKook: J-Hope Aunque él solo iba a aventarle algo de comida y agua, no habían platicado en absoluto. Ahora sí que sentía como un secuestro real, sus pies seguían amarrados a la cama y, aunque sus manos tenían un nudo demasiado flojo, él no había intentado liberarse. Todos los días se limitaba a ver el techo y suspirar de aburrimiento.
Y le seguía dando vueltas al tema de quién era realmente JungKook. Su cabeza había dolido en algunas ocasiones por pensar tanto en eso.
Todo lo que estaba pasando era tan extraño.
Escucha la puerta abrirse pero no despegó su vista del techo, seguramente era J-Hope quien venía a aventarle más comida y un vaso lleno a la mitad de agua. Mentiría si decía que J-Hope le agradaba, en realidad, era todo lo contrario. Le odiaba, era demasiado creído y la miseria de comida que le daba le estaba haciendo enflacar. Y la poca agua que le daba... era un jodido cabrón.
Claro que tampoco esperaba que le dieran comida de hotel de cinco estrellas, pero agradecería un poco más de agua.
—¿Qué tal la estancia? —desvió la mirada y se encontró con los ojos cansados de JungKook, las ojeras eran más marcadas que antes y parecía luchar para que sus párpados no se cerraran.
—Supongo que bien para ser un secuestro.
JungKook ríe y se sienta al lado de la cama donde TaeHyung se encuentra acostado, mirándole inexpresivamente.
—Que cómico —dice, sonriendo ligeramente—. Justo ahora he terminado de asesinar a una chica de dieciocho años, creo. Estoy hecho polvo.
TaeHyung ladea la cabeza y hace una mueca con la boca, no sabiendo si ignorarlo o gritarle lo cabrón que es. Optó por quedarse callado, mirando como JungKook bostezaba, viendo la pared. En realidad, si parecía más que cansado, parecía que, si dormía, seguramente no despertaría hasta dentro de un mes o tal vez más. Era gracioso incluso decir que parecía tener ojeras en las ojeras.
Su secuestrador chasqueó la lengua y se inclinó para desatar sus manos, cuando éstas están libres, gime de placer al poder moverlas libremente, incluso los hombros ya le estaban doliendo. J-Hope solo le había soltado tres veces de las miles que había ido. Bufó y miró a JungKook quien le devolvía la mirada sin alguna expresión en concreto.
—Sí... —JungKook susurró sin apartar sus ojos de los de TaeHyung—. Creo que a esta chica la han estado buscando desde hace... no sé, ¿cinco años? Seguro que la conoces, comandante, su nombre era Yeri.
Aunque no sabe si creerle a JungKook, abre los ojos con sorpresa al recordar el nombre. Claro que conoce a la chica, puesta ésta era hija de un compañero de trabajo. Se siente frustrado sin saber por qué, y sin detenerse a pensar, alza el brazo para propinarle un fuerte puñetazo en el hombro. Claro que su fuerza no era sorprendente pero sabía que le dolería, y aún así, los reflejos de JungKook eran mejores y detuvo su puño antes de que éste si quiera le rozara. Gimió.
—Hagamos esto más fácil, TaeHyung —respondió mientras apretaba con fuerza su muñeca, apegándola a la cama, haciendo lo mismo con la otra, luego, se subió encima de TaeHyung—. Sabes, lo he pensado, amo estar arriba de ti.
TaeHyung parpadea sin saber que decir. Después, saliendo de la impresión que la acción del contrario le causó, lucha para liberarse del agarre de sus manos. Aunque ya han estado en esa posición en ocasiones diferentes, eso no significaba que ya estuviese acostumbrado.
—Yo odio estar abajo —susurra, moviéndose de un lado a otro, buscando la liberación de sus manos—. Te odio a ti, ¡te odio!
JungKook parpadea y asiente, luego ladea la cabeza y sopla en la cara de su víctima, haciendo que éste cerrase los ojos y se dejara de mover. El aliento de JungKook era de una extraña combinación de cigarro y menta. Tan típico de tipos como él. Poco a poco, va acercando sus labios al cuello de TaeHyung, respirando justo en esa zona y se da cuenta que es un punto débil de su víctima. Sonríe victorioso y comienza a regar varios besos por la extensión de su cuello.
Lame donde su piel se mueve lentamente por el pulso, cierra sus labios suavemente, logrando que la piel de TaeHyung se erizara. Sigue besando desde el cuello, pasando por su barbilla para morderla suavemente y llegar hasta sus labios, donde TaeHyung corresponde a su beso de manera urgente, como los pocos besos que se han dado.
El platinado acorrala la lengua de TaeHyung, guiando a su manera el beso. Ladean la cabeza para profundizar, JungKook succiona el labio inferior contrario antes de separarse y juntar sus frentes, las respiraciones de ambos están descontroladas, el pelinegro esta sonrojado y mantiene los ojos cerrados.
—No lo haces, no me odias, deja de obligarte en creer que me odias —TaeHyung abre los ojos y lo mira con la boca abierta, obviamente ofendido.
Y cuando JungKook se levanta de encima de TaeHyung para después salir del cuarto, TaeHyung gruñe y grita con enojo, sintiéndose avergonzado por haber cedido tan fácil a los besos de su secuestrador. Golpea suavemente su entrepierna para que está vuelva a estar flácida pero no lo logra y no piensa tocarse para desaparecer aquella erección, por lo que se acomoda en la cama, aún con los pies amarrados, y decide dormir.
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Sorpresivamente, cuando él despierta, tanto sus pies como sus manos están libres, ya no están aferradas a los barrotes de la cama y sonríe sintiéndose un poco más cómodo, dentro de lo que cabe. Se sienta en la cama y mueve su cabeza de un lado a otro, destensando los músculos de su cuello. Mira a su alrededor y ve un solitario vaso de agua que está totalmente lleno. Sonríe tímidamente y bebe de él antes de ponerse a pensar que puede tener alguna droga.
Cuando deja el vaso completamente vacío en el buro, ve la puerta frente a él y piensa si debería intentar escapar una vez más. Se levanta de la cama y camina hasta la puerta, intenta abrirla pero se percata de que tiene seguro, frunce el ceño y chasquea la lengua.
De repente, se queda inmóvil al escuchar pasos caminar hacía donde se encuentra él. Rápidamente se sienta en medio de la cama y ve la puerta con atención y, cuando se abre, su cuerpo se tensa al ver la fuerte mirada de JungKook. Desvía la mirada a sus propios pies que los cubre calcetines que no son el par, hace una mueca de disgusto con su boca.
—JungKook... —logra articular, alzando la vista para encontrarse con la mirada fija de JungKook quien está sentado en la silla que parece ser su lugar habitual—. Yo... ¿Puedo tomar una ducha?
El platinado parece sorprendido con la pregunta y luego mueve un poco la cabeza hacia un lado, entrecerrando los ojos, se mantiene callado mientras su pierna derecha se mueve ansiosamente, de arriba abajo. Después suspira y asiente.
—Claro, —responde tranquilamente—. pero no vuelvas a intentar escapar, TaeHyung. Y si lo haces, ten en cuenta que no estaré siempre para salvarte de quien quiera tomarte a la fuerza — TaeHyung alza las cejas, sorprendido por aquel comentario. Sin embargo, se mantiene callado y se deja agarrar de la mano para que él lo guíe al baño. TaeHyung no se equivocó cuando pensó que el nuevo lugar donde se encontraban no era diferente al anterior. Aunque en el pasillo no había tantas puertas, el lugar se veía igual: sin vida.
Entran a un pequeño cuarto, donde se encuentra solo lo necesario y el espacio no es ni tan pequeño ni tan grande. Se queda parado en medio del baño, esperando que JungKook lo suelte y se vaya para poder empezar a desvestirse y sacar todo el sudor de su cuerpo. Pero su secuestrador no se va, y él empieza a ponerse tenso. JungKook le suelta de la mano y camina a donde hay un pequeño mueble.
—Puedes empezar a desvestirte, no haré nada que tú no quieras —escucha como dice con burla. TaeHyung bufa molesto y se desabrocha el pantalón para que este se deslice libremente por sus piernas hasta chocar con el piso.
JungKook se voltea y la toalla amarilla que había tomado del mueble se cae de sus manos al ver las piernas desnudas de TaeHyung, parpadea varias veces, se inclina un poco hacia un lado y una sonrisa pícara aparece en su rostro.
—Que lindo trasero.
Levanta la toalla del piso y se la entrego a TaeHyung, quien se encuentra con el rostro totalmente rojo por la vergüenza y la molestia que el comentario de JungKook le causó.
—Vendré en veinte minutos para darte ropa.
Él sale del cuarto de baño, dejando solo a TaeHyung. Camina hasta la pequeña sala y sigue haciendo lo que minutos antes hacia: ver televisión. Mentalmente, se sigue burlando de todo lo que TaeHyung cree que es él, ¿violador? Las violaciones se le hacían asquerosas y odiaba a muerte a las personas quienes se «dedicaban» a eso por su necesidad sexual.
Incluso podía aceptar que pensaran que era un secuestrador porque todas las personas que habían estado con él, desaparecían de un día para otro y, claro, Jeon JungKook era el primer sospechoso, ¿Por qué? Por ser el secuestrador más famoso de Seúl. Era una jodida mierda, al principio odiaba ese apodo, pero después de escucharlo tanto, se acostumbró.
Incluso si la policía lo agarraba, él podía salir libre sobre las acusaciones de violaciones, asesinato y secuestro. Claro que del vandalismo... era otro asunto pero bien podía arreglarlo con servicio comunitario.
Suspiró.
Incluso le tenía resentimiento a los policías porque abusan de su «poder», tal vez por eso se sentía irritado cuando estaba cerca de TaeHyung.
Miró el reloj de su celular y fue a donde él dormía para sacar algo de ropa, en realidad, había dejado que J-Hope cuidara de TaeHyung mientras él salía a buscar la ropa que dejaba en sus demás «escondites». Normalmente, solo llevaba tres cambios de ropa, pero esta vez había llevado más para... TaeHyung.
Aunque le costase admitir, estaba jodidamente preocupado por TaeHyung.
Toma la playera más corta que tenía, negra sin ningún estampado en ésta, de mangas cortas. Una Bermuda azul marino. Arrugó la nariz y tomó un boxer, se encaminó al cuarto del baño y entro sin siquiera tocar la puerta. Lo primero que vio al entrar, fue el delgado cuerpo de TaeHyung dándole la espalda mientras enjuagaba el jabón de su cuerpo. Su estrecha cintura hizo que, inconscientemente, pasara su lengua por su labio superior. Sus glúteos eran perfectos ante sus ojos, redondos y duritos, si...
—Lo mejor que he visto —dijo, haciendo que el pelinegro brincara por el susto y se girara con prisa, tapándose la entrepierna al reconocerlo—. En. Mi. Puta. Vida.
Dejó la ropa en el lavado mientras TaeHyung salía de debajo de la regadera con una mueca de disgusto en la boca. Tomó la toalla y al instante la enrollo en su cintura. En realidad, aunque había disfrutado de sentir como el agua quitaba la suciedad de su cuerpo, estaba temblando porque el agua había estado más fría que caliente.
Y sin siquiera esperarlo, su cuerpo fue acorralado contra la pared por el cuerpo de JungKook, entrecerró los ojos al sentir su espalda golpear contra la pared. Gimió al sentir como la rodilla de su secuestrador rozaba su dormida entrepierna. Miró directamente a los ojos contrarios con pánico.
Jodidamente le había gustado aquel roce y se insulto mentalmente cuando pensó en pedir que lo hiciera una vez más.
La ágil mano de JungKook deshizo el nudo de la toalla y está cayó suavemente al piso, agarró su entrepierna y empezó a hacer suaves y lentos movimientos, sobando desde la base hasta la punta. Se deleitó con los lujuriosos sonidos que salían de la boca de TaeHyung. Pocos segundos después, sintió como la erección del pelinegro se ponía dura en su totalidad, sonrió victorioso y junto su boca con la contraria, atrapando su labio inferior con sus dientes y jalándolo sin llegar a lastimarlo.
—J-JungKook —TaeHyung gimió su nombre cuando los movimientos en su erecto pene se volvieran más rápidos, puso los ojos en blanco y bufó—. Para...
El platinado lamió con rudeza la lengua de su víctima, haciendo que hilos de saliva se escurriesen por las comisuras de sus bocas. Con su mano libre, empezó a acariciar uno de los rosados pezones, poniéndolos duros al instante. TaeHyung echó la cabeza hacia atrás, rompiendo el beso y dejando al descubierto su cuello.
Con sus ojos dilatados, vio que TaeHyung aún llevaba el collar que le había dado. Suspiró y acercó su boca al oído de su víctima, un fuerte escalofrío recorrió su espalda cuando sintió la erección del pelinegro rozar con la suya.
—Escúchame bien, TaeHyung —susurró, alejándose un poco para besar su mejilla—. Vas a terminar deseando esto tanto como yo, y entonces me pedirás que siga, que lo haga más rápido. Y entonces me voy a reír, pero claro que lo haré más rápido... —lamió el lóbulo de su oreja y TaeHyung se sintió molesto cuando escucha claramente como una sonrisa aparecía en el rostro de su secuestrador—. Y más duro.
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JungKook frunce el ceño y se pasa el dedo índice por su labio inferior, limpiando la sangre. Su cuerpo duele horrores y siente su cabeza estallar. Estaba tan intoxicado con el alcohol que apenas y era capaz de mantenerse de pie, sacudió varias veces la cabeza antes de clavar sus ojos en la persona que le había golpeado. Escupió la sangre que se juntaba en su boca y río con burla.
—Vienes a causar problemas cuando sabes que apenas y sé quién soy, ¿n-no te parece demasiado cobarde? —se recargó en la barra de bebidas y cerró los ojos con fuerza cuando sintió como todo el alcohol consumido quería abandonar su estómago—. Y, además, ¿tú quién coño eres?
El golpe sordo de una silla chocando rudamente contra el piso, hace que JungKook abra sus ojos de nueva cuenta para ver a su agresor.
Es alto, tal vez un poco más que él. Su cabello es castaño oscuro, tiene una cara bastante extraña o tal vez sea el hecho de que los ojos de JungKook no puedan ver fijamente algún punto debido al alcohol. Ríe mientras varios hipidos abandonan su boca, la nariz de aquel hombre que se ha atrevido a golpearlo, le recuerda vagamente a la nariz excesivamente operada de Michael Jackson.
—Bueno, te daré el placer de saber mi nombre —refunfuñó aquel hombre, frunciendo el ceño—. Soy MinJae, sí. Y me siento totalmente ofendido de que no sepas quién soy.
JungKook sabe que es un mal momento para ponerse a pelear cuando ve todo moverse y es incapaz de ponerse de pie por sí mismo, por lo que no aleja sus manos de la barra de bebidas. Un eructo sale de su boca. Pero bueno, ¿Quién le había mandado a emborracharse de esa manera?
Todo era culpa de TaeHyung, JungKook lo sabía, lo tenía como loco y cada que intentaba tocarlo... cuando era casi inmediatamente correspondido, sentía como si debería prolongar el momento. Ni siquiera él sabía que le pasaba y mucho menos estando borracho. Seguramente TaeHyung estaría durmiendo en estos momentos mientras él se desangraba el labio. Aquel encuentro en el baño le había dejado con los nervios de punta y su mejor solución fue emborracharse.
—¿Y por qué...? —un hipido interrumpió su oración, sacudió la cabeza sintiendo como si el efecto del alcohol estuviera abandonando su cuerpo de poco en poco—. ¿Y por qué se supone que te conocería, míster nariz operada?
JungKook no sabría decir si MinJae frunce el ceño por el apodo y por el hecho de que no le tome mucha importancia de quien es. Sus dilatados ojos siguen a otra silla que MinJae avienta por los aires, haciendo que ésta chocase con la pared de ladrillos. Ríe con diversión ante el ataque de furia del contrario.
Pronto, aquel rostro que antes veía distorsionado, se encuentra a pocos centímetros del suyo. Irrumpiendo su espacio personal, chasquea la lengua pero no se aleja. Mantiene una fulminante mirada en los ojos de MinJae.
—Que más da... —escucha al otro susurrar—. Tú tienes algo que me pertenece. Y te lo voy a quitar, no importa cuánto me cueste, te lo voy a jodidamente quitar.
Una sonrisa sin felicidad aparente, levanta las comisuras de sus labios. JungKook coloca su mano en el hombro de MinJae y lo empuja con toda la fuerza tiene estando ebrio. Un gruñido hace que su sonrisa se desaparezca al pensar en la resaca que seguramente acabara con él.
—Todo lo que tengo es mío, mi propiedad. Si lo tengo es porque fui más inteligente y más rápido que tú y ahora me pertenece. Que te quede claro, aprende a perder tus cosas.
MinJae frunce el ceño y levanta el brazo para darle un buen golpe que bien merecido se tiene, una sonrisa cínica aparece en su rostro cuando su puño toca el rostro de JungKook, justo debajo del ojo. MinJae no está dispuesto a pelear con JungKook debido a que sabe que ganará, pero no podía irse sin haberle magullado el rostro.
—Ya nos veremos después, chaval.
—H O B I.
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