Capítulo 24
Narra Erick
El sonido de mi teléfono sonando me hizo gruñir y lo agarré de mala gana. Vi el nombre de Víctor en la pantalla y eso me hizo sentir un escalofrío recorriendo mi espalda... un mal presentimiento.
¿Qué quiere ese maldito imbécil ahora?
-¿Qué? - Contesté seco e irritado -. Si me llamas para decirme que te de a Kia pues pierdes el tiempo.
-Oh pero tranquilo... no llamaba para eso, llamaba para que veas mi mensaje ya que, me estas ignorando.
-¿Por qué quieres molestarme tanto con eso? - pregunté cansado y pasando mi mano por mi rostro.
-Te interesará, lo sé. Abre el mensaje.
Bufé y gruñí molesto, despegue mi teléfono de mi oreja para mirarlo y abrí nuestro chat. Me había mandado una foto, la descargué sin ganas pero al terminar la descarga casi y por poco rompía el teléfono.
-Eres un hijo de puta, bastardo ¿Dónde está?
-¿Dónde está dices? Pues conmigo, llamé para decirte que... disfrutaré hasta la última gota de su deliciosa sangre...
Apreté el teléfono hasta casi empezar a destruirlonpero aún tenía cosas que decirle.
-Mira como le hagas aunque sea un mínimo rasguño, te mandaré al maldito infierno y ni estando allí te librarás de todo lo que tengo planeado hacerte para que pagues por todo. ¡Maldito hijo de puta!
-Wau... sí que estás perdido por ella...
Escuché un grito de dolor en el fondo de la llamada, pude distinguirla, era su voz, era ella...
-Ups... creo que la toqué.
Apreté mis dedos contra la pared con fuerza hasta que esta se agrieta y al final se rompe. Víctor se acerca a Kia, lo sabía porque la escuchaba con su respiración agitada por el miedo y dolor.
-¿No quieres decirle algo a tu Mate... preciosa?
-¿E..Erick... ? - su voz cerca del teléfono me hizo sentir que lo estaba perdiendo todo. Mi corazón no latía nunca pero de igual forma sentí que se detuvo de una forma dolorosa y se hundió.
-Kia...
-A..Ayuda...
Se interrumpe a sí misma con otro grito desgarrador. Cerré los ojos mientras escuchaba pero Víctor aparta el teléfono de ella.
-Disfrutaré de esto...
Apreté los puños mientras escucha los quejidos y gritos de Kia pero la llamada se corta. Estaba temblando... pero por la ira acumulada en mi interior, finalmente hice añicos mi teléfono junto a mi oreja, dejé caer los escombros al suelo.
-¡Hugo! - salí de mi habitación y corrí escaleras abajo donde mi hermana y Hugo estaban llegando.
-Erick, al fin has salido... - habla mi hermana.
-Víctor tiene a Kia, prepara a todos los vampiros, y que comiencen a buscarla.
-Sí, su alteza.
-Erick... ella estará bien... - dice Kristal.
-Si Víctor valora su vida, lo estará... - apreté los dientes -. Agh, todo esto es culpa mía...
Kristal intenta consolarme pero yo la abracé fugazmente y me alejé para irme. Salí del castillo y vi que todos los vampiros esperaban por mis órdenes.
-Busquen a Víctor y el que lo encuentre, que me lo traiga de inmediato.
-¡Sí!
Comenzamos a correr hacia el bosque, yo no dejaba pasar cualquier cosa que pudiera servirnos para la búsqueda. Realmente quería encontrar a Kia
***
***
Narra Kia
-Lo hiciste bien, te dejaré descansar. - Víctor me deja caer al frío suelo, gruñí -. Ah, ah, ah, ¿Ya olvidaste lo que Erick te enseñó? ¿Obedecer y ser buena Lobita...?
-No tengo porqué obedecerte a ti, jamás lo haré. - hablé entre gruñidos.
-Oh, entonces debería enseñarte de nuevo...
Se me acerca y yo saqué mis garras para atacarlo, pero las cadenas de plata eran tan pesadas que no me dejaban mover mis muñecas, además de que comenzaban a lastimarme. Me agarra el cabello por atrás y me lo estira para darle un mejor ángulo de mi cuello. Saqué mis colmillos e intenté morderlo pero me jalaba más.
Me clava sus colmillos en el cuello arrancandome un grito y quejidos de dolor. Comence a soltar lágrimas y a intentar separarlo pero entre las cadenas, sus colmillos y su agarre en mi cabello, no conseguía nada.
-Eres completamente deliciosa...
Él saca sus colmillos de mi piel, lame el hilo sangre que cae por sus labios y me suelta bruscamente. Mi cuerpo temblaba... ¿Impotencia? ¿Frío? ¿Dolor? Yo solo quería salir de aquí y volver a mi vida normal... otra vez...
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