Capítulo 19
Narra Erick
-¡Mierda! ¡Que no escape!
Rápidamente los guardias acatan mis órdenes y fueron en busca de aquel infiltrado que se había llevado a Kia. Yo me giré hacia los demás guardias.
-Quiero saber... ¡¿Cómo mierda pudo infiltrarse uno de ellos?!
-No sabemos majestad, los guardias encargados de la celda de su Alma... no se acuerdan de nada.
-Mátenlos, no cumplieron con su único trabajo.
Los guardias tiemblan del miedo y tragan grueso, pero enseguida asienten y van a hacer lo que les dije. Apreté los dientes junto a mis puños, golpeé un árbol junto a mí por pura ira y este salió disparado contra otro árbol, tumbándolo.
-¿Hermano... ?
Abrí los ojos de par en par y me giré para ver a Kristal que venía hacia mi con Hugo ayudándola. Suspiré calmando mi agitada respiración, pasé mi mano por mi frente y apartando mi cabello, tirándolo hacia atrás.
-¿Kristal, qué haces aquí?
Miré a Hugo buscando alguna explicación, él se veía nervioso pero mi hermana apoya su mano en el hombro del vampiro a su lado. Él mira a mi hermana antes de suspirar más calmado y enderezarse para dirigirse a mí.
-Lo siento amigo... pero ella quería hablar contigo.
-No es el momento para...
-Nunca es el momento... - miré a Kristal quien frunció los labios -. No me importa lo que pienses, vas a escucharme y vas a hacerlo ahora, Erick. Me responderás quieras o no.
La miré sorprendido, Hugo y los demás presentes estaban igual pero yo miré a estos con una mueca seria y ellos se fueron rápidamente para dejarnos a los tres.
-¿Qué pasa Kristal... ?
-Eso quisiera saber yo, ¿qué pasó con Kia, Erick?
-Se la llevaron...
-No, antes de eso. - fruncí el ceño.
-¿Qué quieres decir? - cuestioné. Ella se queda en silencio un segundo pero se acerca a mí con un par de pasos.
-¿Por qué la encerraste de esa forma?
-¿Cómo supiste sobre eso?
-Yo sé lo que pasa en el castillo, Erick, deberías saberlo. - responde ella. Tenía un rostro acusatorio y decepcionado...
-Kristal, no estoy de humor.
-Nunca lo estás, así que será mejor que me digas.
-¿Que quieres que te diga? Sí, la encerré porque no me hizo caso y me desafió. - hablé ya un poco desesperado.
-Hermano, sé que odias a los licántropos, pero... ¿A tal grado? ¿Cómo es que tienes la valentía de adueñarte de una chica que es tu Alma y tratarla como una mascota que ni siquiera importa?
Su tono de voz me da a demostrar perfectamente su molestia y decepción, si antes me sentía mal... ahora me siento peor.
-¿Como puedes humillarla de tal forma? Aunque yo no vea su sufrimiento, puedo sentirlo, porque ella sufre. Sufre más que yo. Su sufrimiento es peor que el de no poder ver nada por el resto de tu vida.
Seguía en silencio, apreté mis manos en puños y aparté la mirada ya que el pecho me molestaba. ¿Era culpa? ¡¿Por qué sentiría algo como eso por una loba?! Ella solo es alimento.
-No tengo tiempo, Kristal.
Pasé por su lado pero me detuve unos pasos después de ella, traté de aplacar el sentimiento que invadía mi cuerpo, resoplé y me acerqué a Hugo.
-Quedate con ella y distráela.
-Erick... sabes que te apoyo y que haré lo que digas porque eres mi rey, pero te estás equivocando con Kia...
Lo miré a los ojos por un momento sin decir nada, él baja la cabeza y yo pasé por su lado también. Miré el bosque, en la dirección en la que se habían llevado a Kia y salí corriendo hacia allí para buscarla.
Su rastro era leve pero podía distinguirlo. Los demás guardias debieron de haberla perdido ya, pero yo soy su Alma, y el rey.
***
***
Narra Kia
Al recuperar la consciencia intenté levantarme aunque me sintiera adolorida del cuello. Intenté llevar mis manos allí pero estas pesaban y dolían también. Miré mis muñecas para notar que traía cadenas de platas. La correa estaba atada a una cañería en la pared. Miré el lugar y no había nada más que una puerta frente a mi. La única luz que había, provenía de un hueco pequeño en la pared.
Moví un poco mi cuerpo hasta que la luz golpeó en mi ojo, los cerré pero volteé en el momento de escuchar la puerta que se abrió y dejó ver a un hombre, sabía que era el que me había traído ya que... aunque no lo haya visto, lo había olido. Se me acerca con una sonrisa y me agarra las mejillas con una mano.
-Excelente... - gira mi rostro de ambos lados -. Serás una muy buena venta - sonríe ampliamente -. El Alma del rey vampiro... pagarán muy caro por tu sangre... Una probada no hará daño.
Se relame los labios. Saca sus colmillos y me los clava en el cuello como lo hacía Víctor, de tal modo que grité de dolor y me retorcí. Cuando se separa, estaba agitado y saboreando mi sangre. Me dejó tirada en el suelo y recorrió mi cuerpo con la mirada, sorprendido por mi sangre.
-Con razón eres el Alma del rey...
Acaricia mi pierna haciendo que comience a temblar, la levantó ligeramente y se la llevó a la boca para luego morderme y volver a beber de mi sangre.
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