Capítulo 12
Al pasar frente a la puerta que daba al jardín, no pude evitar no quedarme mirándola por un tiempo. Se veía un clima hermoso para salir y correr, sentirme libre por tan solo unos minutos.
Los dos hombres se sientan en los sofás mientras que yo, aún en mi forma lobuna, me senté junto a Erick, lo más alejada posible de Víctor. Miré hacia la puerta de nuevo, solté un chillido involuntario pero al darme cuenta de que lo hice cerré los ojos y aparté la mirada.
Pasaron segundos, cuando me sorprendí al sentir que me quitaron el collar y cuando volteé a ver rápidamente hacia Erick, él estaba con los ojos cerrados y de brazos cruzados.
-Tienes una hora, te quiero aquí después de eso o mandaré a buscarte y no puedes dejar el territorio.
Yo me levanté rápidamente lo miré creyendo que se retractaría pero al notar que no pasaba, decidí no perder esta oportunidad. Corrí hacia la puerta, la cual dos criadas abren para mí, salí disparada pero aún así alcancé a escuchar lo que Víctor dijo.
-Te volviste tan blando...
No me importó y corrí por todo el jardín el cual era tan amplio que casi hacia parecer el castillo pequeño. Aullé por sentirme feliz y bien, por fin. Vi un mini estanque cerca de mí y fui hasta allí, aproveché para tomar agua y restregarme en el pasto.
La brisa fresca golpeando mi pelaje, el sol cubriéndome, el olor a bosque... me hacían feliz. No habían collares, ni mordidas, no había Víctor cerca, no había miedo... solo estaba yo.
Olía mis alrededores y miraba por todos lados. Estaba atardeciendo pero aún sentía los rayos de sol en mi cuerpo y su la calidez abrazadora que tanto amaba. Decidí volver más cerca del castillo, me acosté en el suelo cerca de la entrada y descansé un momento.
Tenía la esperanza de que todo mejoraría, que podría salir y ver a mi manada, que volvería con mis padres. Tenía que salir de aquí y encontrar una manera para que él no venga a buscarme o vaya a lastimar a mis padres.
Era lo único que me retenía de no salir ahora mismo, saber que puede lastimarnos, y sus castigos, duelen tanto y me dejan mucho más débil que antes. Resoplé cerrando los ojos, sabía que mos segundos pasaban igual que siempre pero yo lo sentí tan rápido...
-Eh, lobita, adentro - levanté mi cabeza y vi a Erick en la puerta con el collar en mano.
Volví a la realidad, suspiré profundo pero me levanté y caminé hacia él. Mis orejas y cola lobunas estaban decaídas porque ya tenía que regresar. Miré tras Erick viendo a Víctor aún en el sofá, me miraba atento y yo me acerqué rápido a Erick para buscar seguridad. Ni siquiera me importó que me pusiera el collar.
-Vete a la habitación, puedes hacer lo que quieras allá, pero no salgas, ¿sí?
Asentí mirándolo, él me hace un gesto con la cabeza para que me fuera ya. Di pasos hacia adelante pero me detuve al ver a Víctor, retrocedí un paso y chillé, miré a Erick quien hace una mueca de cansancio mientras resopla y se coloca a mi lado, entre Victor y yo. Me acompaña hasta la salida de la sala y deja de caminar junto a mí.
-Ni que fuera guardaespaldas... - murmura a la vez que se acerca a Víctor.
No dije más y casi que corrí hasta la habitación. Cerré la puerta con una pata trasera y me volví humana de nuevo, suspiré profundo pero no con pesar... esta vez, me sentía mejor. Pero sí quería un baño, me había emocionado un poco por haber salido al jardín que ahora la remera y mi cuerpo estaban algo sucias.
Fui al baño y me quité el collar y la ropa para luego entrar a la ducha y encender la regadera. Sonreí sintiendo como el agua templada relajaba todo mi cuerpo. Cuando me apliqué el jabón líquido en el cabello, aproveché para hacerme un masaje que terminó por relajar mi sistema, y al quitarla fue como sacarme un peso de encima. La ducha siempre consigue relajarme.
Finalmente apagué la regadera al finalizar, agarré la toalla que había colgado a un lado y la enrollé por mi cuerpo para salir de la ducha.
-Te ves tan sexy... - me espanté al escuchar la voz de Víctor, quien estaba recostado contra el lavabo frente a mí.
Al instante todo mi cuerpo comenzó a temblar y a mi loba y a mi nos inundó el miedo y el pánico. Todo lo que nos relajamos con la ducha se había ido al instante de verlo.
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