The One That Got Away
Recuerdo perfectamente la canción que estaba escuchando, "The One That Go Away", de Katy Perry. Recordando ese tiempo en el que me sentía idiota por enamorarme de alguien que no existía, ¿podía ser que ahora...?
Recordé aquel tiempo en el escuchaba la canción y pensaba en ello, dándolo vueltas.
Cada palabra, cada nota, cada crescendo cada minuendo me hacía sentir algo, algo que no entendía.
"En otra vida, seré tu chica"
Me reía de mí misma, eso sería IMPOSIBLE. Tan poco probable como que no me gustara fangirlear y leer.
"Seguimos haciendo promesas, nosotros contra el mundo"
Que bonito suena todo en las canciones, ¿verdad?
"En otra vida, haré que te quedes"
Ojalá hubiera sido así antes, todo habría sido más fácil de lo que me fue mi vida después de nuestro primer beso.
La música siempre sonaba mágica para mí, la escuchaba una y otra vez sin cansarme. Cada vez que cambiaba de canción siempre era rock, aquella música que me ayudaba a pensar en cualquier cosa que no fuera mi locura.
La música me mantenía cuerda, me mantenía con...¿vida?
Sí, con vida.
Me dedicaba a gritar las letras de las canciones para desahogarme, para sentir la música en mi garganta, cantaba hasta quedarme sin voz, siempre poniendo la excusa de que tenía la garganta fría para que nadie supiera que Claire Evergreen tenía problemas.
¿Aquella chica loca tenía problemas?
Sí, pero todavía no ha llegado el momento de contarlos.
Ponía los cascos a todo volumen, ignorando el mundo, ignorando el dolor...
Ignorándolo todo.
La música, los libros, la escritura me mantenían atada a este mundo.
Era casi mágico aquello que hacía el arte por mí.
De verdad que nunca entendí el poder de la música, nunca conocí una magia tan poderosa.
Salvo la que Nico me enseñó.
Todo gracias a él.
Todo gracias a que mis amigos me ayudaban.
Y yo no lo merecía.
Nunca fui la chica que se llevaba bien con todos.
Al fin y al cabo todo el mundo no puede llevarse bien.
Y eso no era llevarse bien...
Más bien era odio.
Un odio que hacía daño, un odio que siempre volvía.
Un sentimiento al que temía más que a la muerte.
Puede que mis palabras suenen extrañas, pero es cierto, temía al odio, temía mis sentimientos, aquellos que sabía que DE NINGUNA MANERA serían correspondidos, hasta llegué a pensar que aquellos sentimientos no tenían ningún fundamento.
Todo era tan solo como un sueño.
Como algo inalcanzable.
Solté una carcajada al sentir mis lágrimas.
La locura se sobreponía a mi cordura.
Antes de que todo pasaba intentaba encontrarle cosas malas, pero a cada cosa mala (que eran muy pocas) le encontraba cinco buenas.
Era imposible dejarlo, era aún peor que una adicción.
Y eso se volvió mi locura, mi cabeza cambió.
Me volví...
LOCA.
Mi locura me gobernaba.
Cada noche me dedicaba a escuchar rock o alguna que otra balada con mis cascos, hasta calmar a la bestia de la locura.
La temía.
Temía que saliera a la luz mientras estaba en clase, claro que...
Escapaba.
Pero no en tan grandes magnitudes como cuando estaba sola en casa.
Pero temía a mi locura, cuando me dejaba llevar por ella...
Me volvía diferente, mi cabeza...
Mi cabeza era extraña y mis pensamientos...
Unos brazos rodearon mi cintura, vi unos ojos obsidiana y sonreí.
-¿En que piensas?
-En nada importante, Darks.
-¿Segura? Parecías muy concentrada.
-Sí, gracias por preocuparte.
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¡Hola de nuevo!
¡He vuelto!
Me pasé para actualizar y para...
Bueno para saludar.
Hola.
Ah, Luchia, me debes galletas azules.
Y BN!!
Jass, nos ayudarás, ¿verdad?
Dragosis, ¡CONVENZELES! QUIERO VERTE, LEÑE.
Sí, lo sé, parezco una vieja y tal.
Más cosas...
Ah, sí.
Nada de la historia tiene que ver conmigo, la historia es completamente inventada.
Yo no he...
¡Casi hago spoiler!
:v
En fin...
Nos leemos luego!!
LOLI
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