Pedí permiso para volver a casa, la cabeza había empezado a dolerme. Darks me acompañó a casa, ¿cómo lo hizo? Diciéndole a la profesora que se encontraba tan mal que necesitaba  volver a casa urgentemente. Así que le dio el permiso para salir. Ambos salimos en silencio, caminando despacio. 

Llegamos a un pequeño callejón, un pequeño atajo. Darks tiró de mí, escondiéndome consigo.  

-¿Qué pasa?-le pregunté preocupada.

Me hizo callar poniendo su mano en mi boca. 

-Shh. Solo escúchame.

Me miró a los ojos. Apartó su mano de mi boca. En ese mismo momento fui consciente de lo cerca que estábamos el uno del otro. Pero esta vez fue diferente, esta vez no me molestó en absoluto. 

Tomó mis brazos y, suavemente, rodeó su cuello con ellos. Su nariz tocó la mía, nuestras miradas clavadas en los ojos del otro.En aquel momento, el color oscuro de sus ojos era lo único que existía.  Sus labios, entreabiertos, se hallaban a milímetros de los míos.

-Claire, te dije que me gustaba una chica, ¿verdad?

Asentí tímidamente, ensimismada, hipnotizada por la tierna mirada de sus ojos castaños oscuros. 

-Bien, esa chica eres tú. 

Acercó sus labios a los míos. Ambos cerramos los ojos, esperando el beso que seguramente ansiábamos desde hacía tiempo. Sus labios se posaron en los míos tiernamente. Eran endiabladamente cálidos, suaves y tiernos. Me perdí en el beso. Sentí vagamente como sus manos se posaban en mi cintura, como sus labios se movían sobre los míos, interpretando una danza, dulce y tierna. Su flequillo tocó mi frente suavemente, haciéndome cosquillas. En ese momento, solo existíamos nosotros. 

¿Cuántas veces había soñado con ese momento?

¡Estaba besando a mi crush, demonios!

¡Y él a mí!

Fue el mejor día de mi vida. 

Nos separamos en busca de aire. Sonrió, contagiándome de su buen humor. 

-Tú también me gustas.

-Lo sabía.-canturreó.

-Darks...

-¿Sí?

-Gracias.

-¿Por qué?

-Por todo lo que has hecho por mí. Eres un buen amigo.

-¿Solo amigo?

-¿Que insinúas?

Se apartó de mí, se alejó andando con gesto despreocupado y una extraña sonrisa en los labios. 

-¡Espera! 

Corrí hasta él, chocamos y nos golpeamos en la pared.

-¡Auch!

De nuevo, fui yo quien se golpeó. Si que soy torpe...

 Darks me sujetó antes de caer, de nuevo sujetándome por la cintura. Me levantó suavemente. 

-¿Estás bien, princesa?-preguntó preocupado. Si es que era un cielo...

-Sí, estoy bien. Solo que tengo que mejorar con esto de ser tan torpe...

-No, cada uno es como es. Tú eres mi torpe.

-¿Tu torpe? De eso nada, si soy algo tuyo es tu princesa.

-¿Así que admites que eres mía y que eres MI PRINCESA?

-¡¿QUÉ!? ¡¿NO!?

-Acabas de decirlo-canturreó burlón.

-No, solo he...

Me miró como diciendo: "No puedes desmentirlo y lo sabes".Dejé escapar un suspiro. 

Seguíamos siendo Di Angelo y Evergreen, los malos de la clase de Sociales. Los que no dejaban de discutir aunque hubieran admitido que se gustan. Porque... Si no peleáramos siempre, no seríamos Di Angelo y Evergreen. Seríamos... Esperad que pienso el ship que le dije... ¡Claro! Di Angeleen... 

Di Angeleen sonó muy bien en mi cabeza, sonreí al ver que todavía me miraba burlón. 

-Está bien, tu ganas. Pero solo por esta vez.

-Ya veremos pequeña Evergreen, ya veremos. 

Reí ante sus palabras y ante el deje psicópata en su voz, a veces era demasiado. Le miré seriamente y me armé de valor, dispuesta a quedar claro que yo no quería ser un juguete. 

-Entonces... ¿Algo más que amigos?

-Hecho.

-Seremos Di Angeleen los malos de la clase de Sociales, que atacan más unidos que nunca. Seremos los superhéroes con capa y todo esos rollos. ¡Yo seré Ladybug y tu Chat Noir! Aunque espera...

-Ehm... Mejor que no.-me cortó.

Me soltó y se alejó andando de nuevo. Pero... ¿entonces era oficial? ¿Éramos novios? ¿Estábamos saliendo? Sonreí antes de correr tras él gritando.

-¡Ya he pensado como hacer los trajes!