¿Podemos tener la clase en paz?
¿Sabéis esas veces en las que quieres asesinar a un profesor?
Bien, ese era uno de esos momentos.
Mi vida iba mejorando y justo cuando creo que todo va a ir bien llega el augur trastornado.
Sí, señor@s así era mi vida.
Sabía que habría problemas peores de los que yo había tenido, pero, ¿qué problemas había tenido yo?
No os vayáis, los contaré después de los anuncios.
Anuncios= Octavio.
En conclusión, querría asesinar a más de una persona allí presente.
-¿Octavio?-dijeron a coro los ocho semidioses.
- Escoria graeca.-escupió con odio.
-Ni se te ocurra volver a llamarlos así, Octavio.-le advirtió Jason con algunas chispas en las manos.
-Vaya, ex-pretor, que alegría verte en este antro con toda esta gentuza.
-¿Quién te crees que eres para llamarnos eso, baka?-se le acercó Yato malhumorado.-Tú, deberías temer a este dios de las calamidades.
-¿Qué clase de dios va en chándal?-se mofó-Es más, ¿qué clase de dios eres?
-Soy Yato, el dios de...-vaciló- Futuro dios de la riqueza.
-Nunca serás tan grandioso como Apolo.-hizo un gesto de orgullo que interpreté como: "Soy descendiente de Apolo y soy genial"
-Tú, pequeño idiota,-esta vez era Will, enfadado de verdad-No tienes nada que ver con Apolo, tú y yo no somos familia. Apolo es mi padre y tú no tienes derecho a declararte como tal.
-¿Crees tener siquiera derecho a hablarme, graeci ?
-¡Aghhh!-gritó más malhumorado que nunca.
Me acerqué con cuidado, intentando ser pacífica.
Entendedme bien, yo también quería asesinar a Octavio (seguramente Nico nos pondría a hacer una cola para matarlo, como hizo con Leo), pero siempre hay que recurrir a la diplomacia.
Me planté ante ellos, deteniendo su discusión tan rápido como había empezado.
-¿Podemos tener la clase en paz?
-¿Quién eres tú?
-Soy Claire Evergreen, soy...-titubeé durante varios segundo, ¿debía decirle cuál era mi ascendencia? Me decidí al momento-... hija de Wina.
-¿Y ella es...?
-La diosa de la Naturaleza de otra dimensión.-dije con determinación.
-Ya.-rodó los ojos-¿Desde cuando existís los de tu... raza?
Me miró como si fuese una rata muerta de alcantarilla, o incluso peor, como si fuera el agua en que la rata estaba sumergida. Me observó con un asco exagerado.
Sabía que cosas como aquella no debían afectarme, pero no evité mis sentimientos.
Necesitaba liberar mi locura desesperadamente.
De modo que Dr Jeckyll se convirtió en Mr Hyde.
Cerré mi puño derecho con fuerza, soltando a la bestia de la locura que habitaba en mi interior, le golpeé con el puño cerrado en la mandíbula.
En cuanto sentí como su cara recibía el golpe, me sentí mejor que nunca en toda mi vida.
Mi vista se nubló, creo que solté una risa histérica, puede que psicópata, alguien gritó tras de mí. No pude ver quién era, ya que en ese mismo instante caí al suelo.
Mi locura me cobraba el precio.
El precio era mi capacidad de ser racional, de modo que cada vez que escapaba, caía desplomada, perdiendo así el conocimiento.
Mi locura era cruel.
¿Cruel era buena?
Por ello la amaba.
Creí estar enamorada de mi locura.
Y pensaba que era divertido.
Pero ahora me he dado cuenta de que...
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