De nada, peque
En cuanto llegamos a casa, me dejé caer en la cama. Darks se sentó al bordé y me miró preocupado. Puso suavemente su mano en mi frente, tomándome la temperatura.
-Tienes fiebre.-concluyó.
-Tengo frío.-convine.
-Métete en la cama, anda.
Obedecí, me metí entre las sábanas, entrando un poco en calor. Mis padres no estaban en casa, ya sabéis, por eso del trabajo...
-¿Quieres un chocolate caliente?-dijo interrumpiendo mis pensamientos.
-¿Me lo prepararías?
-Claro.
-Sí, por favor.
-En seguida subo con ello.
-Gracias.
-De nada, peque.
Se levantó sonriendo malicioso, a mi pesar.
-¡Ey! ¡No me llames peque! ¡Tenemos la misma edad!
-Técnicamente tengo setenta años más que tú.
-Pero...
Salió de la habitación, dejándome sola. Maldita sea, era verdad. El tenía setenta años más que yo...
-¡Claire!
Un chico de cabello negro y ojos del mismo color apareció por mi ventana.
-¿Patch? ¿Que haces aquí?
-Asegurarme de que Di Angelo te cuida bien. Y de que no pasa nada raro. He visto lo que ha pasado cuando volvíais...
-¡Patch!
No me levanté para pegarle por tres motivos. El primero, tenía fiebre y me dolía la cabeza. Segundo, era más grande y fuerte que yo y no notaría el golpe. Y por último...
¡ERA PATCH CIPRIANO!
NO PODÍA PEGARLE
Okno, ya me relajo. ¿Vale? ¿Por donde iba...?
Ah, sí. Es verdad.
En ese momento entró Darks con dos tazas humeantes. Las dejó suavemente en mi mesilla de noche y miró a Patch.
Oh, Dioses. Tenía a Patch y a Nico en mi habitación.
-¿Qué haces aquí?
-Asegurarme de que llegarais bien a casa. Además, te veo como mi hermanito.-tiró de él hacia sí y le revolvió el pelo, juguetón.-Y como un ex-arcángel como yo no tiene hermanos, me los busco yo solo.
-¿Por qué yo?
-Porque tú eres una versión pequeña de mí.
-Que va Patch. Tú eres grande y fuerte y yo soy un tapón.
-Espera a crecer un poco más. Además, tus amigos son más mayores que tú. ¿Cómo quieres ser tan grande como ellos si tienes dieciséis?
-No sé...
-Yo creo que estás bien.-intervine, ambos me miraron sonriendo como un par de psicópatas angelicales- Quiero decir, que no estás tan mal, además... -empecé a hablar atropelladamente- A los catorce años eras aún más pequeño que ahora, antes si que eras un tapón. Ahora eres más grande, guapo y...
Me ruboricé, ambos seguían sonriendo. Darks se soltó de Patch y se acercó a mí. Sonreía de una forma que hacía que se me erizara el vello de la nuca. Y eso que...
Se inclinó hacia mí y, aún sonriendo, susurró:
-Lo sabía, Evergreen. ¿Crees que no?
- Tienes un ego demasiado grande.-le dije burlona.
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