Una vez que pude salir a respirar, tomé aire con fuerza y le golpeé en la nuca.

-¡Auch!-se quejó retregándose el lugar en el que le había golpeado.

-Claire Evergreen contraataca.-dijo con una voz en plan Star Wars.

Canté como una loca la canción de la película, ganándome unas risas de su parte.

-Se dice el imperio contraataca, friki.-le reprendí divertida.

-Pero es que tú eres el imperio, lord Vader.

-Muy gracioso.

-Seguro que alguna vez has babeado por Anakin Skywalker.

-No te lo niego, pero...

-¡Ja!-dijo burlón poniéndose en pie.-Sabía que lo admitirías.

-¿Por qué?

-Porque siempre tengo razón.

-Mira que eres idiota.

-Creo que es lo más bonito que me has dicho nunca.-rió tendiéndome una mano.

-Seguro que con el tiempo te diré algo que no esperes escuchar de mí.

-¿Un "que genial eres, Nico"?

-Puede.-acepté su mano, riendo.

-Eso es un sí.-se burló sacándome la lengua mientras me levantaba.

-Inmaduro.

-Loca.

-Siniestro.

-Infantil.

-Raro.

-Idiota.

-Sombritas.-le devolví el gesto de la lengua.

-Plantita.-puso su mano en mi cara, haciéndome callar.

-¡Eh!-me quejé.

Se echó a reír con fuerza, contagiándome poco después. Consiguió de ese modo que al menos que me habían expulsado permanentemente del instituto, al menos me había hecho sentir algo mejor.

Al menos le tenía a él, ¿no?

-Vamos, ¿no querías tomar un dulce y caliente chocolate?

-Por supuesto.

-Pues vamos, rubita.

-No me llames rubita.

-¿Princesa te parece mejor?

-No, pero lo dirás de todas formas. Cabezota.

-Bajemos, princesa.

Como si él llevara toda su vida viviendo en mi casa, me llevó hasta la cocina.

-¿Desde cuando eres tú el que me lleva a mí?

-Desde que empezaste a salir conmigo.-se burló de nuevo.

-Baka.-musité mientras se acercaba a la nevera y sacaba el chocolate a la taza.

-Lo he oído.-canturreó sin siquiera girarse hacia mí.

No tenía otra cosa que hacer, por lo que me acerqué a él y le ayudé a preparar el chocolate (aunque tampoco era tan difícil).

Media hora después estábamos sentados en el sofá tomando el chocolate.

Todo porque al señor Di Angelo se le había pensado por su linda cabezita que beber chocolate directamente del cartón sería buena idea. Tuvimos que limpiar el suelo y buscar camisetas limpias para él.

Quise matarlo, pero se me pasó cuando me pidió perdón con una expresión de arrepentimiento. (Claro que le pedí que pagara la pizza que planeaba pedir horas más tarde)

-Oye, ¿qué haremos si no podemos ir a clase?

-Bueno, quizá te cuente mis sospechas.-me dejó acurrucarme a su lado.

-¿En serio?-dije emocionada.

-Sí, pero no sé si eso te hará bien. Últimamente estás extraña.

-¿Extraña?-mi actitud cambió rápidamente, ahora no entendía lo que pasaba.-Estoy como siempre.

-No-sacudió la cabeza-Quizá sea mi imaginación.

-¿Estás seguro?

-No del todo. Últimamente el mundo está más extraño que de costumbre, todos están comportándose...

No sabía de que estaba hablando, yo no había dejado de comportarme como siempre, aparte de convertirme en semidiosa, nada extraño había pasado. (Sin contar que Lauren se había convertido en maga)

-¿Podemos hablar de otra cosa?-tomé la taza con dos manos.-Quiero hablar contigo de cosas normales.

-¿Cómo que?-giró su cabeza hacia mí.

-No sé, por ejemplo, llevamos un mes saliendo y solo hemos tenido una cita.

-¿Quieres tener una ahora?-bromeó.

-Sí.-dije emocinada-¡Pidamos pizza!

-¿Qué? Pero...

-Sí, pidamos pizza.-corrí de un lado a otro, más emocionada que nunca-Veamos una peli, juguemos a Just Dance, a Call Of Duty, a Assasin's Creed, a Twister. Y...

-Tranquila, Claire.-puso sus manos en mis hombros.

-Está bien.-suspiré-Solo era una broma tuya.

-Ehm... No. ¿De qué quieres la pizza?