10. Tomar la sartén por el mango
Ella se había pasado. Cayla se había ido al mismísimo infierno y había vuelto con regalos.
Nos habíamos pasado la semana previa siguiéndoles el rastro por redes sociales y siguiéndoles en persona, tratando de descifrar sus rutinas, sus actividades, sus hobbies. No era un gran avance, pero era lo mejor que podíamos hacer por el momento.
De todas maneras, cada vez que intentaba pasar desapercibida cerca de él, Peter me descubría y se acercaba a hablarme. Samantha, si me notaba, me ignoraba, ella pretendía no verme. En ambos casos era una desventaja. Creo que todo hubiera sido más fácil si me hubiera tocado Peter como protegido. Él parecía querer colaborar.
Jueves de la semana siguiente lo menos que me esperaba era algo tan drástico.
Cayla se había abusado. No había podido hablar con ella desde el comienzo de clases de ese día, pero tenía una sonrisita malvada que me causaba escalofríos.
A la hora del almuerzo descubrí a que se debía.
Samantha entró al comedor con un corte de cabello que realmente beneficiaba la forma de su rostro, lo seguía teniendo largo de todas maneras. Aún a esta distancia podía asegurar la presencia de maquillaje: su piel lucía perfecta y saludable; sus ojos más definidos, sus pestañas largas y parejas; su labios, algo más gruesos y rosas. No pretendo ofenderla (aunque no creo que un pensamiento logre herirla) pero antes lucía como un cadáver, ahora parecía estar viva. Eso era lo que me asustaba.
— ¿Qué hiciste?—pregunté a Cayla, que estaba comiendo a mi lado. Ella ni siquiera levantó la mirada, por supuesto que ya sabía de lo que le estaba hablando.
—Tú no parecías cerca de hacerlo, así que tomé la sartén por el mango.
—Deja de usar las expresiones de mi madre—le advertí. Me tomé el cabello e incliné la cabeza. En realidad, mi idea del amor es más honesta. Que Samantha le declarara su amor a Peter y éste la aceptara tal cual es era el mejor de lo escenarios que se planteaban en mi mente. No me gusta meterme con la imagen y percepción de otras personas, en especial si es por perseguir objetivos tan egoístas. Sentía en mi interior que estábamos haciendo todo muy mal, pero no entendía por qué—. Esto no está bien—me lamenté.
Una mano se apoyó en mi hombro.
— ¿Te encuentras bien?—preguntó Peter, sentándose a mi lado izquierdo. Desde mi derecha, la patada de Cayla me advirtió que Sammy se aproximaba.
—Sí, sí. ¡Oh! ¡Hola, Samantha!—exclamé. La rubia, que pasaba delante de nuestra mesa, dudó un momento y luego se sentó ante nosotros— ¿Qué hay de nuevo?
Ella lucía tan incómoda y yo me sentía tan falsa. Maldita sea Cayla y su manía de conseguir que yo haga el ridículo. Fue recién entonces cuando noté que lo único negro que llevaba encima eran sus jeans. Tenía una blusa celeste claro que conseguía que sus ojos resaltasen.
Samantha comenzó a abrir el envoltorio de su sándwich.
—Todo sigue igual que ayer.
—Entonces, ¿hay algo diferente entre ayer y el día anterior?— Odio cuando no responden directamente a mis preguntas, en especial cuando a pesar de que se puedan malinterpretar, son claras en su contenido.
La rubia se encogió de hombros. La mataré.
Cuando mentalmente yo ya me había abalanzado sobre su pequeño cuerpo y estaba considerando llevarlo a cabo en la vida real, Cayla me tomó por el codo. Entendí su señal.
— ¡Cayla!—exclamé. Ella me miró confundida, pero pude apreciar la pequeña risa que se ocultaba en la comisura de sus labios, luego hablaríamos de esto—La tarea de historia, ¿la hiciste?
Ella puso su expresión de horror.
—Será mejor que nos vallamos, quizás aún podemos buscar algo de información—dijo, parándose—. Lo sentimos chicos, tenemos que irnos.
Mientras me paraba pude admirar cuan diferentes eran sus reacciones. Samantha tenía esta pequeña mirada de socorro anclada en sus ojos, y me sentí satisfecha de su terror cuando recordé que no era capaz de mantener una conversación amigable conmigo sin sacarme de quicio. Peter por el contrario tenía sospecha en sus ojos azules. Me miraba como si supiera exactamente qué era lo que pasaba por mi mente ahora mismo, lo que solo causó que quisiera desaparecer aún más rápido.
— ¿Qué demonios pasó?—fue lo único que dije.
Cayla me miró, pidiendo especificaciones. Simplemente me crucé de brazos, esperando que ella soltara lo que creyera necesario.
—Bien, primero que todo: el cambio era necesario, ni tú puedes negarlo—no respondí. No quería responder. No quería reconocerlo—. Segundo, ¿por qué actúas tan exaltada cuando estamos frente a ellos?
—Oh, si tú estás tan tranquila, ¿por qué no tomas tú la iniciativa? Tú eres la práctica, yo la complicada. Se supone que tú llevas la voz cantante, tú lideras.
Ella se encogió de hombros.
— ¿Y qué inconveniente tiene esa chica con responder a mis preguntas? ¿Son muy difíciles acaso? ¿Son tontas? ¿Cuál es el gran problema?—exigí.
—Deja de gritar, pareces una loca.
Ya fue suficiente.
Caminé, alejándome de allí.
— ¿Por qué eres así? ¿Por qué huyes en el momento preciso de plantar la cara?—me preguntó Cayla mientras me seguía.
—Deja de molestar con temas que a nadie le importan—dije. Me acerqué a mi casillero y esperé a que me respondiera. Ella parecía estar tomando aire, relajándose.
—Creo que podríamos empezar por una cita—dijo, una vez que dejó de lado su posible enojo.
Me reí.
— ¿Es en serio?—pregunté al ver su cara de "para ya". Cayla asintió— Y cómo se supone que lo haremos, porque no espero que de hoy para mañana Peter invite a Samantha al cine o viceversa.
La castaña se acercó a mi e intentó pasar una brazo por sobre mis hombros. Me incliné un poco para que no tuviera que estar en puntas de pie.
—Existe algo que se llaman "notitas metidas en casilleros por admiradores secretos"—dijo, pasando su pequeña mano por el aire delante nuestro, como si estuviera limpiando un vidrio.
— ¿Estás loca? En las películas eso nunca funciona—recriminé, soltándome de su agarre.
—Esa es precisamente la razón por la cual debería funcionarnos a nosotras. Esto no es una película.
"Ojala lo fuera", pensé.
Comenzamos a caminar hacia la siguiente clase, ella planeando cada detalle y yo sin poder dejar de lamentar cuan terrible iba a salir todo esto.
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Bien, otro más.
Mi Cayla me sigue diciendo que suba capítulo y como buena amiga no lo hago (malota).
Voten, comenten, pero por sobre todo, muchas gracias por leer
T.
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