Viento
Cabellera de cuerpo desolado,
no te muevas más al compás del viento.
Que desde un día en mi corazón siento
la agonía de herido soldado.
Ama de estas máquinas latentes,
¿por qué abandonar todo sin más?
Un alma de hielo eres y serás,
disfrazada de corazón ardiente.
Heme aquí sumergido en tus mentiras
de aquel oscuro océano engañoso.
Mi sufrimiento en torno a ti gira.
Heme aquí, mis sollozos silenciosos,
que el rencor conviene en nada más que ira
contra ti, dama de inocentes ojos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro