No esperes
Estoy confundida.
Estoy confundida y no sé qué hacer. Quiero entenderte, y en cierto modo te entiendo, pero por otro lado no sé cómo quieres que te entienda si ni siquiera tú lo haces. Es que, ¿cómo puedo entenderte si no sé la razón de tu actitud? Solo sé que de un momento a otro la única ilusionada soy yo y una vez más solo hay sentimientos unilaterales. ¿Dónde quedaron tus palabras que me incitaban a acercarme? ¿Dónde quedaron? ¿Ahora solo las lanzas cuando amenazo con alejarme? Y sé que no quieres que lo sienta así, y sé que no es eso lo que está sucediendo, pero una vez más: ¿cómo quieres que lo sepa si te sigues alejando, si no me dices qué es eso que te está molestando? No es mi culpa, ni la tuya, pero tienes que comprender tú también que me has ayudado a quitar otro clavo. Me has ayudado a quitar otro clavo que ha estado allí doliendo desde hace ya dos años y no quiero que te conviertas en otro de esos clavos. No quiero que te conviertas en otro de esos clavos pero es inevitable si no haces nada para remediarlo. Lo siento, lo siento, sé que estás mal y compréndeme, por favor, yo también lo estoy. No quiero convertirme en la víctima pero mírame por favor, mírame ahora que ya me has ilusionado y no te desvanezcas una vez que me he confesado. No te desvanezcas, que no quiero que seas otro clavo. ¿Es necesario que te ruegue a través de este dramatismo en que me ahogo cuando escribo? ¿Es necesario que te recuerde el poco tiempo que tenemos? Es poco tiempo y no quiero forzar nada pero ya te he dicho que quiero aprovecharlo junto a ti. Hemos sido directas y lo seré una vez más: estoy aquí dispuesta a esperar, a hacer todo lo que necesites, pero no esperes tú a que me marche para tomar las decisiones. No esperes a que sea demasiado tarde. No esperes demasiado, porque probablemente yo seguiré esperando y es que es como una maldición. Porque yo me veré obligada a darte la espalda cuando en realidad no quería hacerlo, pero tienes que entender que no puedo hacer caso a mi instinto de fidelidad eterna ya que a veces es tanta, que me daña. Me daña, y tú me rechazarás, y yo seguiré allí hasta que llegue otro clavo a ayudarme a sacarte y no quiero que esto se convierta en aquello. Yo solo quiero abrazarte, secar las lágrimas de tu rostro y poder recordarte que eres capaz de soportarlo, que tienes lo suficiente para seguir a pesar de todo y que estoy aquí para levantarte si intentas rendirte. No quiero obligarte, no quiero asfixiarte, no quiero imponer mis deseos por sobre tu inestabilidad actual, pero estoy aquí. Estoy aquí, pero mañana puede que esté allá. No esperes a que esté allá para darte cuenta de que me querías aquí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro