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20 ☄

"Abrázame, ámame, tócame, cariño sé el primero en haberlo hecho. Con queroseno en mis manos me vuelves loco y enciendo de nuevo."

(Cinnamon Girl, Lana Del Rey)


La palpitación de Seungmin se disparó cuando no encontró a Felix en el estacionamiento después de media hora como le había dicho en los mensajes de texto, su amigo aseguraba que se encontraba ahí, mas el omega confundido nunca pudo visualizar su automóvil.

Estoy en el último piso, no había  estacionamiento más arriba》

Le había dicho finalmente, por lo que tomó el acensor hasta el último piso con una sensación ahora desconcertante en su pecho. Felix estaba actuando muy raro.

Al llegar y como era de esperar, el estacionamiento se encontraba despejado casi por completo, las luces parpadeando y otras fundidas agravaron su malestar. Ni siquiera quiso salir de la caja del elevador, así que simplemente gritó por su nombre.

—¿¡Felix!?

No hubo respuesta alguna, decidió intentarlo una vez más antes de que las puertas se cerraran y llamó a su número, el celular sonando en el fondo. Desconfiado bajó del acensor y siguió el ruido de la llamada,  pasando por una camioneta negra casi en completo abandono. Mucha gente venía a dejar sus viejas carcachas aquí.

Un fuerte olor se hizo presente y activó todos sus sentidos, volteándose casi al instante en que unas manos intentaron atraparlo por la cintura. Era un alfa gigantesco, posiblemente más grande que Hyunjin en estatura. Seungmin se regresó corriendo, viendo como las puertas del elevador se cerraban más por cada paso cerca que daba. Sus pies se sentían pesados y su corazón bombeaba con fuerza.

Alguien se interpuso en su camino haciéndolo perder el equilibrio, casi cayendo de espaldas al suelo de no ser por unos fuertes brazos de aquel alfa que lo sujetaron y lo pusieron en medio de un omega frente suyo. Este era casi de su estatura, muy delgado y pálido, con una diminuta cintura.

—¡Suéltenme!—Demandó removiéndose entre el fuerte agarre.

—Por Dios, vaya que los estándares de Hyunjin no han cambiado en nada. Míranos, casi dos gotas de agua. Excepto que tu estás gordo y a punto de explotar.

—¿De qué estás hablando?—Preguntó Seungmin a la defensiva cuando escuchó el nombre de su alfa ser mencionado.—¿De dónde lo conoces?

—Ay, querido. De toda la vida, por favor, esfuérzate un poco en no ser un ingenuo todo el tiempo.

—¿¡Quién carajo eres!?—Volvió a preguntar ahora ofendido y furibundo.

—¡El omega de Hyunjin!

Seungmin gruñó en descontento, disgustado por aquel extraño que reclamaba su puesto. Pronto su mente conectó los cables, reflexionando lo poco que le había dicho.

—¿Tú...? Tú eres ese omega, su novio de la adolescencia ¿Cierto?—Adivinó finalmente, frunció el ceño enojado.—¿¡Qué demonios te pasa!?

—¿Qué te pasa a tí, Seungmin? Metiéndote con un alfa enlazado ¿No tienes ni un poco de decencia?

—Él no está enlazado, eso es mentira.

—¡Él lo estará! Cuando me vea. Te está usando, omega estúpido. Deberías agradecerme por aparecer en sus vidas, todo será mejor cuando se aleje de tí antes de marcarte. No vales la pena.

Seungmin quiso aventarse sobre el omega, con un pesado nudo en su garganta y un instinto agresivo en él. El alfa lo sujetó más fuerte e inmovilizó sus manos, su respiración cortándose abruptamente cuando una navaja fue puesta sobre su vientre.

—Daehwi...—Murmuró no muy convencido el alfa detrás suyo.

—Silencio Wooseok. Tenemos que salir de aquí antes de que este estúpido haga algo. Muévete.—Le ordenó caminando hacia un automóvil cerca de la camioneta abandonada.

—¿Qué van a hacerme? D-déjenme ir por favor.—Chilló Seungmin cuando Daehwi divertido rozó la navaja sobre su vientre.

—¿Y dejarte ir corriendo de vuelta con Hyunjin? Todo para que le des ese bastardo. Que asco, pensé que sería un alfa más inteligente.

—¿¡Qué es lo que pretendes!? ¡Déjanos tranquilos!

—¡Guarda silencio! Hay que irnos antes de que los guardias bajen a dar sus rondas en este lugar. Que mala suerte tienes, Seungmin. Ojalá esos malditos hicieran mejor su trabajo y no rondaran por aquí una vez a la semana, mala suerte para tí.

—Por favor, por favor... ¡Déjame ir!—Suplicó mientras era obligado a entrar en el auto, con las manos atadas.

—¿Siempre eres tan molesto?—Cuestionó el omega poniendo sobre su boca cinta de aislar.—No te soportaré todo el camino.

Lo despojaron de su celular, apagándolo para evitar ser rastreados.

—Hyunjin no va a tardar en buscarte, pero si nos apresuramos estaremos muy lejos de aquí cuando se dé cuenta que su ridículo omega está desaparecido.

Seungmin siguió luchando, gritando aún sobre la cinta, removiéndose y pataleando agresivamente con el fin de luchar. El alfa sujetó su rostro mientras el malévolo omega acercaba un paño con algún líquido que lo mareó hasta el punto de nublar sus sentidos, sus fuerzas drenándose y sus párpados pesados. Cayó en un profundo sueño sin darse cuenta.

Cerró la puerta y sus agresores subieron en los asientos frontales, arrancando el motor lo más rapido posible, y en menos de cinco minutos ya estaban fuera del centro comercial.

Era certero decir que tal vez Seungmin había vuelto a confiar ciegamente en algo que lo pondría en riesgo.

—¿Qué le hiciste?—Preguntó Hyunjin después de recibir la llamada desde el teléfono de Seungmin. La voz era impecable, reconocible al segundo y desencadenando la horrible migraña que el solo nombre de aquella persona causaba en él. Sabía que su instinto nunca fallaba.—¡Maldita sea! ¿¡Qué quieres!?—Exclamó sin poder contenerse.

—Hey, tranquilízate cariño. Lo tengo dormido atrás, parece inofensivo cuando no abre su sucia boca.

—¡Cállate! ¿Qué demonios quieres?

—¿Yo? Lo que siempre quisimos, Hyunjin. Estar juntos y formar una familia.

—Por dios...—Murmuró el alfa sobándose la cabeza, negando ante tal disparate. No sabía que el omega se encontraba en tal estado de demencia desde la última vez que había sabido de él. Eso había sido ya hace años.—Déjalo en paz. Dime qué quieres y te lo daré, pero no lo lastimes.

—¿Tanto te importa? ¿Por qué? Si lo que quieres es a su hijo, tomémoslo. Puedo fingir tanto como tú, Hyunjin. Ambos lo sabemos.

El alfa actuó rápido, iniciando el proceso de rastreamiento en la aplicación que había instalado en el celular del omega. Sabía que no podía retenerlo todo el periodo de su cuarentena y pre parto, pero al menos no había esperado que fuera raptado por su ex con delirios de reunión amorosa.

Solo tenía que mantenerlo en la llamada por unos cinco minutos.

—¿Cómo nos encontraste?

—Eso es lo de menos, Hyunjin. Dicen que uno siempre vuelve a donde fue feliz ¿Cierto?

—Daehwi, sé lo que quieres. Puedo dártelo, aceptaré si tan solo los dejas tranquilos.

—Me subestimas demasiado, querido. Creí que todos nuestros años juntos nos habían hecho más cercanos el uno al otro, no sabía que pensabas de mí como un completo estúpido. ¿Crees que puedes jurarme amor eterno a cambio de él? No. Tú estás confundido, no podrás sentir nada por mí en tanto él ronde tu mente.

Una punzada atravezó a Hyunjin, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba sudando y temblando mientras avanzaba en la carretera. Por favor, que no tocara a Seungmin.

—No está ni siquiera marcado. Puedo dejarlo, puedo hacerlo si prometes no meternos en un lío.

—Me convenciste.—Se rió Daehwi al otro lado de la línea. Vaya, había sido fácil.

—Casi. Casi lo haces, de no ser por esta aplicación de rastreo que quisiste activar a base de tus falsas promesas.—Espetó indignado.—Su estúpido celular me pide una autorización para el inicio de un rastreo. ¿En serio, Hyunjin? Tonto alfa obsesivo.

—Daehwi–

—¡Espero que tu querido Seungmin sepa respirar hondo!

Colgó y Hyunjin apretó el acelerador con rabia, su automóvil partiendo en un arrancón que le proporcionó una dosis de adrenalina pura. Su alfa rugiendo, queriendo sacar las garras.

Changbin y Jisung se tunaron para marcarle, él los mandó a buzón de voz mientras continuaba sin rumbo fijo. Una vez harto, y sabiendo que no se rendirían, respondió desde su automóvil.

—Daehwi se lo llevó. Él lo tiene, joder.—Gruñó desesperado.

Se escuchó un "¡Maldito omega rastrero!" en el fondo, lo reconoció como un Christopher alterado.

—Tranquilízate Hyunjin, tranquilízate. Estuvimos rastreando el celular de Felix.—Le dijo Changbin.—Cuando se apaga manda una señal hacia otro dispositivo sincronizado para pedir permiso de desactivar el rastreador. Está conectado a mi celular pero solo puedo detectarlo si no sale del radar en la ciudad.

—¿¡Y dónde está!?

—Es que... marca que salió del radar hace diez minutos.

—¿Hacia dónde?

—¡Es el camino al lago!—Advirtió Jisung desde lo lejos, con el aparato en manos y mirando atentamente.

—¿Están todos juntos?

—Lo estamos, sí. No nos dijiste nada y no supimos que hacer, pero podemos llamar a la policía ahora mismo. Podemos mandarte una ambulancia, lo que sea.

—Necesito que vengan. Va a ir al lago, sé que va a ir al lago.

—¿Para qué quieres que vayamos? Creo que sería mejor llamar a la policía.

—Llamenla y díganle dónde vamos a estar, pero no puedo sacar a Seungmin de ahí yo solo.

Hubo un momento muerto del otro lado, voces discutiendo y unos omegas prohibiendo tal disparate. Finalmente Changbin suspiró.

—Estaremos ahí, dirígete al lago ahora.

Hyunjin sintió que las posibilidades se abrían de nuevo como un abanico para él. Esperaba que lo peor no sucediera antes de que llegaran.

Condujo hacia el lago al que había llevado a Seungmin para platicar y solucionar todos los problemas que los habían envuelto. Sentía su corazón latiendo fuerte y a mil por hora, sentía que cada minuto que pasaba la vida de su omega se le escapaba de las manos. Habían pasado por tanto, y él le había prometido cuidarlo siempre ante cualquier situación, eran lo único que tenían.

Al visualizar el lago una pésima sensación se asentó en él cuando vio que éste se encontraba congelado, los inviernos despiadados atacaban vilmente los bosques de la zona y era común tener carreteras nevadas la mayor parte del tiempo. Cuando vio un automóvil negro estacionado tomó un gran suspiro al pensar que podía tratarse de Daehwi, ya que aquel lugar no era demasiado concurrido en la temporada.

Bajó corriendo hasta el auto para asomarse en las ventanas blindadas, el interior se encontraba completamente vacío. Suspiró frustrado y dio una patada dispuesto a seguir buscando en la zona, cuando sintió que un frío metal se posicionó en su cuello.

—Quédate quieto o te volaré la cabeza.—Advirtió una dura voz, claramente era un alfa el que intentaba amedrentarlo.—Abre la puerta y métete al auto.—Ordenó empujándolo para abrir la puerta.—¡Vamos!

Hyunjin gruñó resentido de que su presencia estuviera siendo desafiada por otro alfa, que claramente sabía el paradero de Seungmin. De todas formas decidió obdecer sin perder la cabeza, algo que tuvo que hacer si quería salir de esa situación. Esto no podría solucionarse con una estúpida impulsividad, tenía que pensarlo todo dos veces antes de actuar.

A regañadientes ingresó al automóvil mientras usaba su visión periférica para echar un vistazo. En el asiento del copiloto es sentado a la fuerza mientras el alfa armado se queda afuera apuntándole con el arma, atento a cualquier movimiento extraño.

Hyunjin sabe que puede dominarlo, un simple vistazo y aspirar su aroma son suficientes para distinguir que no es un alfa puro, a pesar de eso tiene que darle crédito por ser uno muy fuerte y que podría hacerse pasar por uno puro ante cualquier beta u omega.

El problema es sorprenderlo en un momento en donde no se lo espere, porque él definitivamente no necesita una bala en su cuerpo ahora mismo.

—¿Cuánto te está pagando, eh?—Preguntó abierto a un trato.—Puedo ofrecerte el triple incluso. Lo que tú quieras.

—Tsk, imbécil.—Negó con la cabeza indignado.—¿Piensas que puedes deshacerte de Daehwi con tu sucio dinero por segunda vez? ¿¡Darle la espalda como lo hiciste antes!?

Hwang retuvo un feroz gruñido que únicamente hubiera empeorado la situación. Independientemente de quién fuera ese hombre, sabía con seguridad que era apegado a Daehwi. Incluso no sería una noticia saber que era su pareja actual chantajeado a cumplir una venganza por una trágica y distorsionada historia que el omega le hubiera contado. Él era experto en hacerte creer lo que quería que creyeras.

—¿Te contó una triste historia de como abusé de él, cierto? Seguramente estás deseando tanto apretar ese gatillo.

—Lo dices con tanta naturalidad, me repugnas. Ningún omega se merece ese trato.

—¿Y qué hay del trato que le está dando a mi omega? ¡Está embarazado!—Contraatacó.

El alfa a cargo únicamente se mantuvo callado. Hyunjin no pasó de largo esto. Él sabía que ningun alfa era capaz de ignorar su sentido protector contra cualquier cachorro u omega embarazado, era algo inherente.

—Está embarazado...—Susurró rendido, harto de todas las cosas que la vida le ponía en frente.—Tienes que detener a Daehwi.

—¿Tengo? Yo estoy aquí para ayudarlo, no para traicionarlo, no soy como tú.

Hyunjin casi lo tenía, sólo un poco más.

—¿Dejarás que muera el bebé, entonces?

Otro silencio. Aprovecho su desconcierto y sus ojos fugazmente viajaron hacia la mano que había bajado la guardia sosteniendo el arma. Fue su momento, y sin querer pensarlo se abalanzó para forcejear. Lo tomó de imprevisto y aplicando una llave en su mano estuvo a punto de quitarla, de no ser por un golpe a sus costillas que lo mandó al piso. El alfa tenía un puño realmente fuerte. Sin perder el tiempo lo amenazó con los ojos iracundos y asustados en el fondo, dudando acerca de qué hacer.

Hyunjin no podía rendirse, no podía morir mientras Seungmin y Nana estaban en peligro. Escuchó el motor de un carro acercarse, era percibible para cualquiera, pero sabía que el alfa que atentaba contra su vida estaba muy atolondrado para escuchar el motor.

Antes de lo pensado ya estaba siendo derribado por dos alfas que sostuvieron sus manos y pies. Jisung y Changbin al parecer no perdían el toque de jugadores de fútbol americano todavía.

Hyunjin pateó la pistola lejos y después la cara del alfa caído, que se movía inquieto y gruñón intentando recuperar inútilmente el control.

—¡Toma la pistola! ¡Toma la pistola alfa idiota!—Le ordenó Jisung a Hwang cuando pensó que era suficiente de éste desquitándose con él, completamente ciego de furia.

Cuando se dispuso a hacer lo que le habían ordenado, y que era más sensato, una pequeña mano fue más rápida en sostenerla. Hyunjin levantó su mirada encontrándose con la horrible escena que puso todo su sistema a temblar.

Seungmin era sostenido por Daehwi, su cuello siendo estrangulado por el brazo del mayor, mientras que ambos se reincorporaban después de haber recogido el arma que fue puesta sobre la sien del embarazado.

—¡No!—Gritó el alfa desesperado, intentando acercarse por pura inercia sin pensar en los nervios a flote del omega y la seguridad pendiendo de un hilo de su rehén.

—¡Aléjate, Hyunjin! ¡No intenten nada contra mí porque le vuelo la cabeza!—Amenazó histérico apretujando aún más su agarre alrededor del cuello.

Los ojos de Seungmin estaban cristalizados como el agua en el lago que estaba atrás de ellos. Hyunjin suspiró nervioso viéndolos alejarse del estacionamiento, y su alfa gruñó desesperado, corriendo en círculos y arañando para que hiciera algo una vez que los vio entrar caminando sobre la gruesa capa de hielo.

—¡Ve Hyunjin! ¡Ve!—Lo alentaron sus amigos tras de él. Habían logrado someter por completo al compañero de Daehwi, quien estaba ya inconsciente sobre el asfalto.

—La policía, díganme que llamaron a la policía.—Suplicó deshaciéndose de su pesado abrigo, ignoró el gélido aire que entumeció sus huesos.

—¡Vienen en camino!—Alentó Changbin. Hyunjin asintió nervioso antes de irse acercando lentamente hacia el lago, donde el hielo era resbaladizo bajo sus pies.

Era un lago ciertamente gigante, aquello apenas era un pedazo que desembocaba al más grande río de la ciudad. Ambos omegas iban a la mitad del camino, a paso apresurado se habían alejado lo suficiente.

El alfa tuvo que ser cuidadoso de caminar tras de ellos, no quería activar en ellos ningún instinto defensor que se disparara y provocara una verdadera tragedia.

—¡Aléjate, alfa! ¡Tú me has quitado todo!

—Yo no te quité nada, Winnie.—Intentó calmarlo utilizando un viejo apodo. Éste demostró su rechazo inmediato.

—¡Mi alfa está muerto bajo tus amigos! ¡Nuestro hijo está muerto! ¡Y tú sólo planeabas reemplazarnos!—Era obvio a través de su voz que se encontraba fuera de sí, asustado por la breve escena que presenció en el estacionamiento.

—Por favor, Daehwi. Escúchame. Deja a Seungmin fuera de esto, es lo único que pediré a cambio.

—¿No lo entiendes, maldita sea? Yo no quiero que nadie más pueda darte lo que yo no pude. Que nadie sea capaz de ser feliz a costa mía, ni tú ni yo lo merecemos.

—Lo hacemos. Sí lo mereces, Daehwi. Déjame ayudarte, podemos irnos a dónde tú quieras, puedo darte un nuevo bebé. ¡Lo que tú me pidas!

—H–hyunjin...—Chilló lastimero el omega menor, aunque su parte humana sabía que muy posiblemente era una táctica para tranquilizar a su agresor, la parte omega estaba quebrada escuchando aquellas promesas crueles de su alfa. Era como si se estuviera deshaciendo de él.

Hwang mantuvo sus ojos en la cara descompuesta de Seungmin, y tuvo que mantener su actuación con calma y toda su fuerza de voluntad. Tampoco podía usar su voz alfa por más que estuviera picando su garganta, pues eso seguramente haría que una bala cruzara la cabeza de su amado antes de poner al otro omega a temblar. No era buena idea jugar con sus nervios.

—¿Es en serio?—Preguntó un esperanzado Daehwi con la voz rota, su cara roja de llanto.—¿Aún lo harías, bebé?

—Sigues teniendo mi marca. Aún si renegaste de mí, sigues siendo mío. Podemos irnos, déjalo todo en paz y no nos cargues un problema legal. Suelta a Seungmin y ven conmigo, iremos a dónde tú quieras.

Las palabras habían sonado realmente contundentes para los tres, realmente lo hicieron. Posiblemente porque Hyunjin en verdad estaba dispuesto a sacrificar su felicidad a lado de Seungmin, irse con un maniático que alguna vez consideró el amor de su vida. Nada en el mundo era un sacrificio tan grande en comparación con el bienestar de su omega y su hijo en vientre.

—Tuyo...—Susurró el castaño sopesando la opción. Al menor un escalofrío le recorrió entero al escuchar aquellas palabras, la tensión había empezado a romperse pero seguía pendiendo de un delgado hilo que tenía que cortar en ese instante.

Cuando dejó de sentir el frío metal sobre su frente, esperó a ver por el rabillo de su ojo que el arma de fuego descendiera lo suficiente como para poder tomarla. Aún con un brazo alrededor de su cuello, utilizó su codo para pegar un golpe en las costillas del mayor y lograr que éste se doblase en dolor, aprovechando para ir por la pistola en sus manos temblorosas.

Todo pasó tan rápido para Hyunjin que no tuvo ni una oportunidad de acercarse entre el forcejeo de los omegas por la lucha del poder antes de que escuchara un disparo, uno que resonó tan fuerte a través del bosque que incluso los pájaros de los árboles salieron volando ahuyentados.

Él cerró sus ojos y al abrirlos su gran temor se había transformado en uno todavía más terrorífico. La bala había sido disparada hacia el suelo por error, logrando que el hielo bajo ellos se rompiera lo suficiente como para sumergirlos bajo la fría agua que los atrapó y los deslizó a ambos siguiendo la corriente hacia donde el río desembocaba.

Hyunjin vio las sombras de sus figuras trasladándose bajo la capa de hielo, sus manos golpeando contra ésta en un desesperado intento de salir a la superficie. Vio el fusil que no había caído al agua y corrió a tomarlo con las manos temblorosas.

No supo qué hacer. Lo más lógico le gritaba que apuntara y disparara hacia donde los omegas estaban siendo llevados, para así abrirles un hoyo por el que pudieran salir a flote y pudiera sacar a Seungmin. Pero sus sombras distorsionadas se movían rápido y lejos de él, el nerviosismo derrapando de su ser que lo inmobilizaba y no le prometía una buena puntería. Podía salir mal, y había gran posibilidad de que así fuera de hecho, pues nada le aseguraba que apuntar hacia ellos no sería también una posibilidad de matarlos o herirlos con una bala mal lograda.

Intentó romper el hielo con sus puños, no le importó el lacerante dolor de sus nudillos ni cómo crujieron, tampoco importó el cómo se tiñeron de rojo mientras lograba crear pequeñas grietas. Percibió las voces de Changbin y Minho tras de él pero se halló a sí mismo congelado, concentrado en una sola misión, el cuerpo sin reacción mientras su mente maquinaba todos los posibles desenlaces, buenos y malos, que tendría aquella situación.

—¡Hyunjin, quítate de ahí!—Le advirtieron a la orilla del lago.

Unos disparos empezaron a sonar a su lado y aquello logró despabilarlo por completo, cuando se dio cuenta habían policías haciendo lo que él no se había atrevido a hacer, excepto que ellos poseían de una certera puntería y no se encontraban atolondrados en absoluto. Vio que los hombres traían cuerdas y unos estaban atados a ellas, ellos se sumergieron bajo el agua y los vio nadando hacia Daehwi, quién aún estaba golpeando el hielo sobre de él, mostrando leves indicios de vida.

Se olvidó de todo lo demás cuando buscó a Seungmin, él ya no estaba siquiera pataleando ni luchando contra la capa que le impedía subir a la superficie. El policía que se había aventurado a recogerlo finalmente logró atraer su cuerpo, y al ir en contracorriente la única forma de regresar era con la cuerda de la que sus compañeros estaban tirando. Hyunjin se acercó para ayudarles a tirar de ella, aplicó toda su fuerza y cuando los dos hombres salieron a superficie se abalanzó sobre el omega inconsciente.

—¡Seungmin! ¡Seungmin regresa!—Le imploró viendo la vida escaparse de aquel rostro tan perfecto, con labios azules y la cara helada, la piel pálida como nunca la había visto.

Sintió unos brazos tras de él arrastrarlo fuera del peligro del hielo débil, y solo entonces se dio cuenta que seguían sobre una parte ahora inestable. Los policías le gritaban algo acerca de que se apartara del omega, y sólo lo hizo con un gruñido cuando fue obligado por más brazos fuertes. Él únicamente no luchó para soltarse al ver a unos paramédicos corriendo hacia la zona y levantarlos a ambos omegas en camillas hacia la orilla, una vez en la seguridad de la tierra practicaron una reanimación cardiopulmonar en Seungmin.

Dos, tres, cuatro veces y finalmente vio como volvía a la realidad para expulsar el agua ingerida. No se mantuvo consciente tanto tiempo antes de volver a cerrar los ojos, cayendo desmayado por segunda vez gracias a el débil y cansado estado en el que se encontraba.

Lo subieron a la camilla otra vez y lo pusieron dentro de la ambulancia, antes de reaccionar él ya estaba subido en ésta, mientras que la patrulla iba manejando tras de ellos rumbo al hospital.

Una vez en el hospital atendieron su mano, mientras él rogaba por saber a dónde se habían llevado a su omega. La enfermera beta que lo vendó había estado temblando cuándo lo curó, pero no era su intención transmitir tanta carga de feromonas. Hyunjin simplemente estaba ansioso, demasiado para su propio bien.

—¿Dónde está mi omega?—Preguntó por enésima vez a la enfermera, ella no tenía permitido hablar hasta que el doctor a cargo bajara para explicarle la situación al desesperado y temible alfa.

—¿C–cuál de los dos?—Decidió calmarlo.

—El embarazado. Hay uno que está en cinta.

—Ellos fueron llevadoa a urgencias. Sé que a él tuvieron que practicarle una cesárea, pero todavía no se sabe si han concluido, señor.

El alfa asintió en agradecimiento y se derrumbó sobre las sillas de espera, con el entrecejo más fruncido que nunca tuvo. Ya había llamado a todos sus amigos para explicarles la situación, Changbin y Jisung, según le dijeron, habían dado declaraciones a la policía cuando se los pidieron, y ahora estaban camino a la casa de los Lee en donde se hallaban todos esperando por noticias.

Ni siquiera percibió que ya era de madrugada entre todo el ajetreado viaje, el papeleo y registro de Seungmin, y las declaraciones que también tuvo que dar a la policía. Revivir la escena fue doloroso para él, pero afortunadamente el alfa que había ayudado a Daehwi no se encontraba muerto, tan sólo había estado inconsciente. Todo eso jugaba a favor de sus dos amigos y de él, porque realmente no tenía fuerzas de seguir demostrando que no eran culpables de un intento de crimen doloso del que sólo se defendieron.

Sabía que tenía que levantar una denuncia, pero todas las ideas alrededor de aquello se fueron cuando vio acercarse a un doctor que salía de la sala de operaciones con una tabla tendida por su enfermera.

—¿El alfa del señor Hwang Seungmin?

—Yo.—Se paró de inmediato. El doctor le señaló para que salieran de la sala de espera y pudieran salir al pasillo.

—Me temo que tuvimos que practicar una cesárea para su hijo, señor Hwang. Los signos vitales de su omega se encontraban lo suficientemente estables, pero tuvimos que esperar a que mejoraran para que la anestesia no fuera a perjudicarlo de más. El bebé ya estaba listo para nacer, pero un parto natural hubiera sido catastrófico para su esposo. No lo hubiera soportado porque conlleva una fuerza que no poseía.

—Nos dijeron que el bebé nacía dentro de dos meses.

—Sí, pero todo el estrés de esta situación podía conllevarlo a un peligroso estado si no lo extraíamos ahora. Tanto el bebé como su omega siguen vivos, señor. Felicidades, es ahora padre de un varón.

Suspiró profundamente al oír aquellas palabras, toda la tensión en sus hombros había sido despedida y sintió como si la vida finalmente regresara a él.

—Pero hay un problema. El bebé es prematuro, necesita estar en cuidados intensivos por este tiempo antes de que puedan llevárselo a casa.

—¿Pero él estará bien, no?

—No lo sabemos, señor. Al parecer fue afectado por el tiempo que el tiempo que su omega permaneció sumergido bajo el agua, y sus pulmones están demasiado débiles. Serán meses de suma atención hacia su hijo, pero no podemos asegurar nada bueno ni nada malo.

—Entiendo...—Hyunjin se recargó sobre una pared, pasando las manos sobre su rostro.

—Podrá ver a su omega dentro de unas horas, lo hemos trasladado ya a una habitación. Usted puede pasar a ver a su bebé en la salda de incubación, él se encuentra ahí. Pero su esposo tendrá que esperar al menos unos tres días a su recuperación antes de bajar a conocerlo.

—¿Y él cómo está? ¿Grave o estable?

—Fuera de peligro. Tiene que descansar y reponerse, cuando despierte necesita reposar porque una cesárea es dolorosa los días siguientes. Él estará bien mientras...—Hizo una pequeña pausa, nonmuy seguro de cómo mencionar lo último.

—¿Mientras?—Presionó.

—Si tuviera una marca, y no estoy juzgando, usted sería capaz de transmitirle más calma, más seguridad. Los omegas durante el embarazo crean un lazo muy fuerte con su cachorro, y si éste se rompe después del nacimiento, solo puede ser superado por la existencia de un lazo mayor, más fuerte.

—La marca.—Respondió Hyunjin al instante.

—Así es, señor Hwang. Es sabido que omegas sin una marca cuyos hijos mueren en sus primeros meses pueden desarrollar severos casos de depresión, que generalmente terminan en trágicas muertes. Dado que no podrá marcarlo durante las próximas seis semanas, mientras se recupera de la operación, tiene que estar con él en todo momento. Mi consejo es una marca en cuánto antes, para que pueda afrontar cualquier noticia respecto a su hijo en un muy lamentable caso de... usted me entiende. ¿Cierto?

—Sí, lo hago. Muchas gracias doctor.

—No hay de qué, señor Hwang.


adivinen quién tuvo un fin de semana libre yaaay

empezaré a escribir el epílogo después de este capítulo, pero si queda muy largo entonces lo dividiré. ahora sí, con mucha suerte esperemos tener el epílogo para antes del viernes :(

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