12 ☄
"Deja que el miedo que tienes se vaya, tengo mi ojo puesto en tí, dí que sí al cielo, dí que sí a mí."
(Yes To Heaven, Lana Del Rey)
Cuando Seungmin despertó sintió el vacío de la cama donde había estado durmiendo plácidamente después de la terrible sensación que había inundado su mente la noche pasada. Incluso sintió que se trataba de un sueño y que Hyunjin no se había quedado a dormir a su lado, ni a arrullarlo entre sus brazos, posiblemente era una pesada broma que le estaba jugando su mente.
La parte izquierda de la cama estaba incluso hecha, por lo que aún confuso de sí los besos que habían compartido y lo que estuvo a punto de pasar en realidad había ocurrido, bajó las escaleras para encontrarse con un exquisito aroma a tocino que hizo rugir su estómago vergonzosamente.
Con una camisa de botones abrochada hasta el pecho y las mangas arremangadas hasta los codos, estaba Hyunjin cocinando y dándole la espalda. Vestía unos jeans que contorneaban la parte de sus muslos, como si se hubiera preparado para salir. Sintió su presencia y volteó a observarlo parado firme en el principio de la cocina.
El alfa sintió el flujo de su sangre desatarse al verlo sonrojado, con el cabello revuelto y sus pequeños ojos adormilados que lo miraban sorprendido y confundido. Tendrían que hablar de muchas cosas.
Pero sobre todo, lo que más lo enloquecía era lo más banal de todas las cosas: verlo usando sus ropas para dormir y como éstas le quedaban gigantescas a excepción de su abultado vientre. Habrían varias de sus feromonas impregnadas en él y a su primitivo y estúpido alfa eso le gustaba.
—Yo... uhm, creo que debería irme ahora.—Susurró Seungmin bajo la mirada ajena.
¿Dejarlo ir o apresurarse a detenerlo? Había hecho tantas cosas mal que ahora caminaba sobre una cama de clavos por la que tendría que ir cuidadosamente. Se sentía como un adolescente asustado por confesar su atracción hacia un omega del colegio y querer cortejarlo sin saber cómo. Posiblemente lo pensó demasiado pues escuchó el sonido de la puerta abriéndose y salió de su ensoñación instantáneamente, corrió hacia donde el omega caminaba despreocupado pisando su césped.
—¡Espera!—Lo llamó desde su porche y prosiguió al verlo girarse. Caminó hacia él con las manos sudorosas.—Fui por compras para hacerte el desayuno.
Por la mirada en la cara de Seungmin, pudo intuir que no era eso lo que esperaba escucharlo decir. No pudo hacer nada más pues tenía que aclarar sus pensamientos y ordenarlos primero.
—Oh, te lo agradezco pero sería mejor que me vaya ahora.—Le dijo apenado, casi inseguro de negarle la invitación.
—Necesitamos hablar, Seungmin.—Le insistió. El menor desvió la mirada lentamente.
—¿De qué?
—De lo que pasó ayer, no podemos simplemente evitarnos y ya. Por favor, acepta aunque sea entrar a mi casa para que puedas recoger tu ropa.—Le propuso. Seungmin se golpeó mentalmente al recordar que seguía vistiendo las ropas del alfa y pudo morir de vergüenza.
—De acuerdo.—Accedió sin más remedio y lo siguió de vuelta a su casa.
Sus piernas temblaban en anticipación, estaba realmente ansiosos por lo que se vendría y lo peor de todo era que estaba consciente de que no podría seguir evadiendo los asuntos que le carcomían la cabeza. ¿Qué era lo peor que podría pasar? ¿Ser rechazado por su amor platónico que curiosamente resultaba ser el alfa que lo había hospedado y que se había ofrecido a adoptar a su bebé? Bueno, ya estaba embarazado y estafado, seguramente desempleado también, así que el rechazo no tendría mucho peso en su lista de tragedias.
—Siéntate.—Le ordenó señalando la silla frente a él, carraspeó y corrigió:—Por favor...
Seungmin lo hizo y cruzó sus manos sobre la mesa de una manera nerviosa.
—¿Qué deberíamos hablar primero? Son tantas cosas, hyung. Ne siento algo confundido.—Admitió.
—La vez pasada yo hice las preguntas y tú contestabas ¿Recuerdas?—El omega asintió.—Esta vez las harás tú y yo responderé todo.—Ofreció.
El menor decía estar confundido e incluso se sentía apenado, pero eso no lo paró de deslizar fuera de su boca al instante la pregunta más grande que almacenaba su cerebro. No la filtró siquiera, y se arrepintió una vez estaba dicha.
—¿Me marcaste con tu aroma porque te gusto? ¿Sentías celos, verdad?—Inquirió casi emocionado. Hyunjin abrió los ojos tan grandes que parecían a punto de estallar, aquella clase de pregunta pensó que sería dejada para el final.—No respondas eso si no quieres... es estúpido, no me debes una explicación.
—Te la debo.—Insistió.—Después de mi arranque de ayer, y la imprudencia del metro pero... ¡Agh! Es díficil.
—¿Qué es difícil?
—Decirlo en voz alta, esto que siento. Aunque aún no sé qué es con certeza.
—Bueno, entonces contesta caliente o frío.—Sugirió simplemente.
—¿Caliente o frío? ¿Hablas en serio?—A veces Hyunjin podía olvidar la jovialidad del omega fácilmente, pero cuando la encontraba de vuelta, le parecía tierna la mayoría de las ocasiones.
—¡Será más fácil!—Señaló seguro.
—Tsk, adelante.—Accedió sin otra opción.
—Tú, uhm... lo de ayer fue...—Si algo estaba caliente era el rostro de Seungmin definitivamente, la vergüenza había caído en él de repente.—Pasó porque tiene que ver con algo de la primera pregunta que te hice.
—... Caliente.
—Oh, vaya.—Susurró.—Pensé que ibas a decir helado, congelado, entumido–
—No te desconcentres.
—Ah, lo siento. Estoy nervioso.—Se rió.—Bueno... Allen y/o Jeongin te caen mal.
—Meh, tibio.
—¿¡Por qué!?
—¡Ok! Frío. No me caen mal, conozco a Jeongin desde que era un niño y pensábamos que iba a ser un omega. Y a Allen desde que se mudó a la ciudad en secundaria y era el primero en haberse revelado como alfa. ¿Comprendes? Es algo así como mi relación con Minho, Felix, y los otros dos idiotas.
—Bueno, ya veo... pero eso sigue sin darte derecho a haber hecho lo que hiciste. ¡Tiraste la caja registradora de Jeongin! Incluso si no los consideras tus mejores amigos, se ve que tienen un poco de afecto por tí, y comportarte de la manera en la que lo haces es algo rudo e irrespetuoso.
—Con Jeongin siempre tuve... un poco de diferencias. Pero de igual manera sé que tengo que disculparme, y lo haré pronto... parece que estoy en un drama adolescente.—Susurró lo último disgustado.
—Ok, siguiente pregunta. ¿Son afirmaciones más bien, no?—Sus nervios lo hacían actuar siempre de la manera más estúpida.
—Concéntrate.—Volvió a pedir.
—Quieres a mi hijo.
Aquello sinceramente sorprendió a ambos, era la primera vez en que Hyunjin e incluso el mismo Seungmin presenciaban el reclamo del cachorro como propio y no con un ligeramente rudo apodo como "gusano". El alfa no dudó ni un segundo.
—Caliente. No me importa lo que digan, pero yo lo considero mi hijo oficialmente desde la primera vez que lo vimos en la radiografía que te hicieron para revelar su sexo.
Seungmin bajó la mirada y asintió en comprensión.
—Tenías otra omega.—Tomó la mitad de su valentía afirmar aquello, pero lo hizo finalmente.
—¿De dónde sacaste eso?—Hyunjin se incorporó sobre su silla furioso.—¡Responde!
—Hey, cálmate. Lo siento...—Se disculpó intimidado.—Y-yo encontré una camisón de maternidad en una de las cajas que se quedaron un día ¡Pero fue un accidente! Las intentaba apilar cuando se cayeron y al momento de, tú sabes, meter todo de vuelta, encontré el camisón.
Los dientes de Hyunjin estaban apretados, rechinando contra sí mismos. Pero sabía que Seungmin no tenía la culpa de absolutamente nada, había algo en la forma tan empática en que lo miraba que le prohibía explotar contra él por un trauma del pasado que había decidido enterrar.
—Caliente.—Asintió sobando su coronilla.—Pero no te contaré nada más. Hay cosas que él dejó y que arrumbé en esa cabaña, me he olvidado por completo de la existencia de tales cosas. Así que puedes tirarlas.
—Bueno... lo dejaré en su lugar. No me molesta que estén las cosas ahí. Algún día cuando estés listo lo tirarás tú mismo.
—Sí, como sea.
—Creo que eso es todo.—Admitió después de un momento.—No sé qué más preguntarte y que pueda contestarse con caliente o frío ¿Sabes? Fue algo estúpido.—Dijo con un puchero.
—Pregúntame lo que sea.—Se ofreció Hyunjin.
—¡Wow! ¿En serio?
—En serio.
—¿Entonces sí te gusto o no? ¡Va a ser la última vez que lo pregunte! Necesito saberlo de una vez aunque parezca un desesperado, es que siento que lo de anoche fue un sueño pero luego volvemos a hablar y parece que somos desconocidos, o que me odias. Y eso me da miedo.
Hyunjin no pudo evitar sonreír engreídamente.
—¿Te gustó lo de ayer?—Preguntó para molestarlo. Era divertido verlo hacer rabietas.
—¡Yo hago las preguntas!—Le recordó colorado. El alfa se mofó y asintió, hasta que el chiste de su broma se vino abajo cuando observó la mirada expectante del contrario y recordó que había una pregunta que responder.
Demonios, Santos, Jesús, Satanás, Vírgen María, la deidad que fuera... que lo llevara ahí mismo. Prefería eso a tener que responder, casi incluso podía sentir a un mini Jisung y un mini Changbin en sus hombros riéndose de él y susurrándole que era un idiota por complicarse las cosas él mismo.
Había peleado casi a muerte y puño limpio con un asqueroso alfa en el metro, pero seguía teniendo consternación de lo qué dirían sus padres cuando se enteraran.
Seungmin estaba detestablemente hormonal, y sus cambios de humor últimamente se habían disparado drásticamente, tanto que el simple silencio lo hizo llorar y perder su dignidad ahí mismo.
¿¡Qué debía hacer!? ¿Correr a abrazarlo como dictaba su instinto o evitar problemas mayores?
—Creo que en serio debo irme...
—¡No, no! ¡Espera por favor!—Se levantó rápidamente de su asiento y sostuvo su muñeca.
—Ya Hyunjin.—Imploró entre berrinches y una mueca que desfiguraba la belleza de su rostro, pero que reflejaba divinamente la tristeza y sus sentimientos como un artista refleja su sentir en su arte.
Podía leerlo tan claro, porque desde el inicio el chico había sido un libro abierto. Era despistado, sí, pero también era considerado y agradecido. Era crédulo, pero también sabía entregar todo de sí a una persona cuando se necesitaba. Estaba solo, pero había una energía y una luz a su alrededor que hacía que la gente se sientiera atraída a él como polillas.
Hyunjin sentía su luz dislumbrando sus ojos, como si estuviera en las puertas del cielo o del infierno. Todavía no distinguía qué clase de luz era.
Pero Seungmin había sufrido tanto, y era una persona tan fuerte para su edad y luchadora, que lastimosamente ahora ardía en su brillo como una presa más.
—Sí me gustas, Seungmin. Me gustas tanto que no quiero verte llorar por mi culpa nunca más, me gustas tanto que necesito tenerte a mi lado todos los días para que alegres mi vida con tus tonterías y tus chistes de abuelo. Me gustas porque el Seungmin que yo conozco me hubiera pateado en las bolas por hacerlo llorar así.—Le dijo abrazándolo contra su pecho.
El omega estaba inmóvil entre sus brazos, odiando sentirse tan débil y sentimental por la más insignificante situación, aunque no podía seguir negando su atracción hacia el alfa y lo bonito que se había sentido escuchar esas palabras saliendo de su boca. Lo abrazó de vuelta rodeando su cintura con sus brazos y se aferró a él incrédulo de lo que acababa de suceder en menos de veinticuatro horas juntos.
Hyunjin y Seungmin decidieron retomar su algo incómoda plática en lo que quedó del día, sentados en el sofá y en distintas posiciones que el omega descaradamente fue adaptando para mejor comidad. Ahora mismo descansaba sobre las piernas del alfa mientras éste lo interrogaba acerca de cuándo había empezado a desarrollar una atracción hacia él.
Claro que el menor no pensaba contestar aquello, simplemente optó por empezar a fingir que estaba quedándose dormido cuando, antes de que Hyunjin pudiera empezar a quejarse, escucharon unos repetidos golpeteos a la puerta. Solo existía una persona que tocaría la puerta sin cesar y tan despreocupadamente, y ese era Minho.
—¡Hwang Hyunjin! ¡Abre en este instante!
—¿Es Minho?—Preguntó de todos modos Seungmin.
—¡Sé que estás ahí!
—Definitivamente es Minho.—Se respondió él mismo.
Hyunjin soltó un pesado suspiro y caminó hasta la puerta para abrirla y seguidamente retroceder ante la abrupta entrada del omega. Claro que ya se había enterado, incluso se había tardado para ser Minho. Pero contrario a lo que creyó, el omega no se abalanzó sobre él para reclamarle, sino que caminó hacia Seungmin sin dedicarles más que una mirada reprochante.
—¡Minnie! Que bueno que estás aquí.—Dijo aliviado por completo.—Por un momento pensé que te habías ido porque no te encontré en la cabaña, y además Chan me llamó para contarme lo que pasó ayer en la cafetería ¡Dios!
—Estoy bien, Minho. Todo está bien.—Le aseguró pacíficamente sosteniendo sus manos.
—Jisung me advirtió no venir a agredirte porque dice que eso es impulsivo de mi parte y no demuestra la madurez que realmente tengo.—Se volteó para decirle a Hyunjin, quien estaba alejado en desconcierto.
—Pues agradezco que no lo hayas hecho.
—Shh, calla. Lo hice porque se lo prometí, pero dale las gracias a él porque sí por mí fuera estarías implorando por mi piedad pedazo de bruto sin cerebro racional.
—Sé que lo que hice estuvo mal.—Admitió a regañadientes, no era agradable confrontar aquella plática si no era con Seungmin y sus expresiones comprensivas.
—Estuvo más que mal. ¿Te das cuenta de que no estabas en todos tus sentidos, verdad? ¿Qué hubiera pasado si Chan no hubiera llegado para detenerte? Sabes que Allen es la persona más pacífica de este mundo, seguramente tú lo habrías pasado al otro mundo.
—Bueno... tampoco creo que hubiera pasado de una nariz rota.—Hyunjin hizo un gesto con la mano para restarle gravedad a lo que acababa de decir.
—¿Y todo por qué? ¿Qué pasó exactamente? Allen no mataría ni a una mosca y tú vas como perro rabioso a morderlo.
—¿Sabes si Allen y Jeongin... ellos están bien con ese tal Chan?—Preguntó Seungmin interrumpiendo la charla.
—Bueno, tal vez estarán en abstinencia o van a volver a decir que necesitan todos tomarse un tiempo. Nunca puedes saber eso, Minnie. Pero si lo que te preocupa es que estén molestos contigo o algo por el estilo, no lo están. Nadie aquí tiene la culpa más que ese descerebrado de ahí.—Señaló hacia el dueño de la casa.
—¿Seguro?
—Claro que sí, tú sigue comportándote normal con ellos.—Le aconsejó.—Seungmin, vengo a hacerte la misma oferta que te hice la primera vez. ¿Quieres venir conmigo? Todo este estrés puedes evitarlo y estaremos contigo, incluso puedes quedarte con nosotros después del parto.
—¡No! ¡De ninguna manera!—Se opuso Hyunjin al instante, su sentido protector cada vez se fortalecía dentro de él hacia con el omega embarazado y desconfiaba incluso de sus amigos más cercanos.—Seungmin está bien aquí, nunca han habido motivos mayores como para que vengas a insinuarle esto.
—Pues entonces actúa como el adulto que eres y aprende a dejar de ser tan cabeza dura.—Se quejó Minho desesperado.—¿Tú te quieres quedar?—Le preguntó al menor.
—Claro que sí, Minho. No debes de preocuparte, estaré bien.—Afirmó convincentemente, con una sonrisa iluminada por la mañana surrealista que había compartido con el alfa.
—Ash, puaj.—Musitó el mayor.—Puedo oler esas hormonas mezcladas de ustedes dos, por favor dejen de atacarme como zorrillos.—Bromeó fingiendo asco.
Seungmin y Hyunjin rieron ante su exageración después de que la tensión redució.
—Minho ¿Tú cómo sabes que nosotros...?—Le susurró al oído Seungmin.
—Con Jisung hicimos una apuesta con Felix y Changbin. Por la mirada en tu cara y en la de ese estúpido de allá, lo que pasó ayer y la peste de sus feromonas, puedo decir que la he ganado. Espera a ver con su tatuaje de Calamardo en calzoncillos Supreme.—Le cuchicheó de vuelta.
Seungmin no pudo evitar soltar una carcajada sonora.
—Bueno, me tengo que ir entonces. Estaré observándote, Hyunjin. Cuídadito.—Advirtió mientras salía de la propiedad.
Seungmin avanzó hacia el alfa que cerraba la puerta sin expresión alguna, y observó como la figura de su amigo iba disminuyendo mientras se alejaba.
—Sonó como Roz. ¿No crees?
—¿Roz?
—El caracol de Monsters Inc.—Le explicó, mas Hyunjin seguía pareciendo sin idea alguna.—¿No has visto Monsters Inc?—Cuestionó sin poder dar crédito.
—No me suena.
—¡Pero si ni siquiera eres tan viejo! Me llevas ¿Cuántos, unos diez años? ¡No cien!
—Oh, lo siento recién nacido.
—No tenemos otro remedio más que verla ahora mismo.—Resolvió por sí solo.—Bien, tú y yo vamos a hacer maratones de películas de Pixar hasta que las hayas visto todas. Debes conocerlas antes de que naza tu gusano.
—Oh, no. De ninguna manera. Me rehúso, además se supone que estabámos hablando para solucionar cualquier duda sobre lo que será de nosotros a partir de ahora.
—Pero eso suena aburrido.—Le debatió.—Además me lo debes. Nunca le dije a Minho sobre el incidente en la estación del metro, básicamente sigues vivo gracias a mí.
—¿Me estás chantajeando?
—Sí, ve a preparar todo y yo iré por mi manta favorita para ver películas.—Le ordenó feliz por la mirada divertida en los ojos de Hyunjin. Tomó valentía y a pesar de saber que se arrepentiría, picoteó sus labios poniéndose de puntillas antes de salir corriendo hacia la puerta.
Hyunjin negó con su cabeza manteniendo su sonrisa cuando lo vio salir, dispuesto a ir a la cocina para preparar palomitas de maíz antes de que Seungmin regresara con la cara pálida.
—¿Olvídaste algo?
Por detrás de él, observó a una pareja de alfas adentrarse empujando ligeramente al omega por los hombros para que se adentrara por completo. La vida en serio no podía sonreírle nunca.
—¿Te olvidaste de nosotros, Hyunjin?
Siempre actualizo de que en la madrugada, súper tarde o hasta el día siguiente jajs :( pero bueno esta semana entré a clases de vuelta así que hice lo que pude.
Sigo queriendo pensar que si voy a actualizar los miércoles pero ya nada más me falta acostumbrarme. ♡
⚘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro