Capítulo 4
—¡Chis, chas!
Las espadas sonaban mientras entrenaba junto a Adán.
—¡Bastante bien Robin, mejoraste bastante en estos mese...
Aproveche la distracción de Adán y logre desenvainarlo por primera vez, dejándolo completamente asombrado.
Pasaron tres meses desde que nos quedamos a entrenar en casa de Adán, él se abrió con nosotros y nos mostró su estilo de vida, al lado de su casa tiene una huerta donde el cosecha y nos enseñó a cultivar denirios, leídos y otras verduras algo peculiares junto a sus ayudantes de la huerta, una tribu de fungos, hongos que por alguna razón tienen vida propia, manos, piernas y ojos, mas no tienen boca, estos formaron su tribu en el arroyo que está cerca de la casa de Adan, donde solemos pasar las tardes a disfrutar del arroyo y la tranquilidad que tiene el lugar, aprendí a dominar la espada y conocí un poco más de este maravilloso mundo, realmente me sirvió a mí y Eden pasar algo de tiempo acá.
Luego del entrenamiento nos sentamos en un tronco junto al arroyo a descansar.
—Realmente me sorprendiste hoy Rob, tenes demasiada habilidad con esa espada, ¿Dónde la conseguiste? —pregunto Adán.
—Me la dio un elfo cuando recién llegue a Kenthos, es como si estuviera diseñada específicamente para mí, como si se acoplara a mi mano.
Adán se quedó contemplándola y dijo
—Rob... creo que ya estas listo para que podamos partir.
Finalmente lo dijo, finalmente íbamos a partir, el cristal que me regalo el kiud comenzó a brillar por mi emoción, dándome una pequeña sensación de cosquilleo.
—¡Grrrrrraaaarrrr!
De pronto escuchamos un rugido, apagando por completo mi cristal, ya que me tomo muy de sorpresa, con Adán miramos hacia el cielo y no era nada más ni nada menos que Edén, sobrevolando encima de nosotros, ella miro hacia abajo y al vernos, aterrizo lentamente delante de nosotros junto a Leon y grito emocionada
—¡Chicos, miren fui a una aldea de selvantes y compré esto en un puesto de reliquias!
Seguido a eso saco un pergamino de su capa y lo abrió frente a nosotros.
—Pero... Edén, el pergamino está en blanco – comento Adán como si la tomara de loca.
Edén se agarró la cara y dijo enojada
—Ya se, tonto... necesito que me acompañen a casa para mostrarles.
Fuimos a la casa tan rápido como un zywir, tiene sentido por que fuimos montados en uno, al llegar Edén bajo de Leon lo más rápido posible y se metió a la casa a toda velocidad.
—¡Edén, espera! – dije mientras Adán y yo bajábamos bruscamente de Leon para entrar a la casa.
—¡Vengan, vengan, estoy en nuestra habitación, Rob!
Fuimos a la habitación donde estaba ella y al entrar, cerró la puerta con fuerza, dejándonos en total obscuridad, ya que había tapado la ventana con su capa y aisló todo tipo de luz natural, Adán y yo no entendíamos que estaba pasando.
—Edén, cuando te mande a cosechar, ¿no habrás probado esos hongos azules no? —dijo Adán burlándose de ella.
—¡Shhh!, cállense y miren esto.
Edén comenzó a activar una runa en sus manos, o eso creo que paso ya que de pronto, logro que sus manos brillasen de color rojo, aplaudió y de pronto, todas las velas de la habitación se prendieron de ese mismo color.
—Dejen de mirar como bobos las velas y miren el pergamino —dijo mientras lo agarraba para mostrárnoslo.
Al mirar el pergamino, ¡ya no estaba en blanco! Había una pintura, un hombre alto y con un aura violeta, tocándole la frente a dos seres corrompidos que estaban arrodillados ante el.
—E... ese es Frey, es como el que vi, ¡es Frey! —exclamo Adán mientras se alejaba del pergamino.
—Pero no entiendo, ¿qué está haciendo con esos corrompidos? —dije confundido y algo preocupado.
—Según el selvante que me lo vendió y me enseñó a activarlo, Frey posiblemente este liberando sus almas para que finalmente puedan descansar en paz, pero aun así... no hay respuestas concretas de que significa esta pintura, ni quien la hizo, pero la razón por la que quería mostrarte esto es que tal vez, esto tiene que ver con la razón de que te haya traído a este mundo —dijo Edén con una sonrisa en el rostro.
Me quede en blanco sin saber que responder, Edén es maravillosa, aun que pasaron meses desde que estoy acá, y tal vez solo estoy acá por mera coincidencia, aun así se sigue esforzando para que pueda volver a mi mundo, siento que realmente le importo mucho, no sabía cómo expresar con palabras el agradecimiento que siento hacia ella, pero si con lenguaje corporal, así que fui directo a abrazarla. Edén se quedó sorprendida por mi reacción, pero después de unos segundos me abrazo también, la calidez de sus brazos era hermosa, se sentia como si el alrededor no importase, como si nada lo hiciera, Edén termino con el abrazo, pero sosteniendo aun mis brazos, hasta que miro sus propias manos y se dio cuenta de que todavía tenía la runa activada, se rio de forma nerviosa y termino con el momento desactivando la runa.
Luego de volver a la normalidad, Adán le conto a Edén la propuesta de comenzar a ir a las cavernas de Thot mañana a la mañana, a lo que ella acepto rápidamente, empacamos nuestras cosas, y decidí dar un pequeño recorrido a la zona por última vez, ya que me había encariñado mucho con el lugar, agarre mi espada y salí de la casa, comencé a caminar por los senderos de Adán de forma relajada, apreciando los grandes árboles y el bello efecto komorebi que las hojas generaban, me desvié hacia los cultivos, para saludar a los fungos por última vez. Los fungos son bastante asustadizos, le tienen miedo a lo desconocido, pero cuando ven que sos amigable, pierden el miedo, como hicieron con Adán, o conmigo, pero cuando escuchan algo acercándose a ellos y no saben quién o que es, se esconden rápidamente entre los pastizales, o fingen ser un hongo cubriendo sus pequeños ojos con sus manitos, al llegar a los cultivos donde ellos trabajan no había ninguno, parecían estar escondidos... así que solo me senté cruzado de piernas en el corto y húmedo pasto, y espere a que se acercaran, no tuve que hacerlo por demasiado tiempo, ya que al ver que era yo, se acercaron de a poco y muy cautelosamente.
—Chicos, este es mi último día junto a ustedes, así que vine a despedirme —les dije mientras se subían a mi regazo.
Realmente ellos no entienden lo que digo, pero sienten las emociones, y pude notar en su inexpresiva mirada algo de tristeza, se miraron, para luego irse y meterse entre los pastizales, pensé que ya habían terminado con su despedida o se habrían asustado con algún shmop que escucharon a lo lejos, pero al levantarme, volvieron y me trajeron una extraña ramita que parecía ser un bastón, todos se quedaron esperando a que la agarrara, parecía ser un regalo, como el que me dio el kiud de Foit, lo agarre y lo guarde en mi bolsillo, les agradecí y volvieron como si nada a los cultivos.
Luego de visitar ese lugar y algunos lugares más decidí que ya era hora de volver, mientras apreciaba la hermosa fauna que me rodeaba, un dolor agonizante en mi cabeza de detuvo, caí de rodillas al piso mientras agarraba mi cabeza con mucha fuerza, mi piel me empezó a arder y montones de imágenes vinieron a mí, eran los elementales, podía escuchar como susurraban mi nombre mientras los veía emerger de sus estatuas, grite por ayuda desesperadamente, pude ver como lentamente se acercaban a mí, mis venas comenzaron a tornarse violetas, y mi piel seguía ardiendo más y más, cuando los cuatro estaban a tan solo centímetros de mí, pude ver como Atlas extendía su mano hacia mí, y justo en ese momento, logre abrir los ojos, era Adán en el lugar de Atlas que estaba extendiendo la mano para ayudarme.
—Rob, ¿qué te paso? ¡¿Que mierda les pasa a tus venas?! —pregunto Edén aterrorizada
—N... no sé, mi cabeza comenzó a doler y mi piel a arder y... pude ver a los elementales, parecían preocupados, fue muy extr...
—¡Chass!
No pude terminar cuando Edén, arranco de mi cuello un extraño dardo verde que tenía clavado en mi cuello, que al sacarlo emitió un chasquido algo extraño, al parecer el veneno de este causo mis alucinaciones. Edén y Adán se miraron preocupados, y al instante revolearon el dardo para luego agarrar sus armas.
—¡Que está pasando! —pregunte confundido.
No hizo falta que me respondan, ya que me basto con mirar la copa de los árboles y poder ver una especie de tribu con máscaras de animales y taparrabos de madera, y hasta partes del cuerpo petrificada por esta, que comenzaron a disparar dardos y como por arte de magia a estirar sus extremidades de maderas para columpiarse por los arboles.
—¡Escapen, los selvantes vienen por mí, déjenme que yo me encargo de ellos! —grito Edén mientras disparaba flecha.
—¡¡¡No pensamos dejarte!!! —grite mientras desenvainaba mi espada.
—¡Rob, los selvantes no descansan hasta matarte, por favor tienen que irse! —grito nuevamente Edén mientras esquivaba los dardos.
Empuñé bien fuerte mi espada en mis dos manos, y comencé a correr hacia los selvantes que habían bajado al piso, no iba a permitir que la dañen. Pero en cuestión de segundos...
—¡Fium, fium, fium!
Los dardos comenzaron a clavarse uno por uno en Edén, quede paralizado, como siempre lo hago, Edén comenzó a perder fuerzas, lo último que hizo antes de que Adán me tomara del brazo y comenzara a correr, fue girar hacia mí y sonreír sutilmente, mientras poco a poco caía vencida.
—¡Shiuuum!
Adán chiflo para que Leon venga, y me subió rápidamente a él, comenzamos a volar mientras, lleno de lágrimas podía observar cómo se abalanzaban uno por uno sobre Edén... La habíamos abandonado.
Finalmente pude reaccionar y gritar lleno de dolor
—¡¡Que estás haciendo tarado, la van a matar, tenemos que volver!!
Adán se quedó en silencio mientras pilotaba a Leon y sus lágrimas caían por sus cachetes, no me contuve, lo agarre de su ropa y lo amenace mientras volvía a desenvainar mi espada.
—¡Si no volvemos ahora, te juro que voy a matarte, no tengo miedo a hacerlo!
—Rob, Edén ya estaba muerta desde que se enfrentó a los selvantes, no había forma de cambiar su destino.
No podía aceptar eso como respuesta, no era justo... no era justo perderla así.
—¡¿Vas a abandonarla, así como si nada?! Después de todo lo que hizo por vos, ¿realmente no te genera nada?
Mis venas comenzaron a tornarse violetas otra vez, cada vez más y más fuerte, Adán sintió temor, pude darme cuenta en la expresión en su cara, es como si pudiera entender el dolor que yo estaba sintiendo, rápidamente dio una vuelta completa y comenzamos a bajar en picada hacia la aglomeración de selvantes que había alrededor del cuerpo de Edén.
—¡Leon, necesito que los alejes de alguna forma! —grito Adán mientras estábamos a nada de estrellarnos contra los selvantes.
Me había olvidado la capacidad de Adán para conectar con las criaturas mágicas, pero gracias a eso, Leon desplego sus alas bruscamente frenando la caída como si se tratara de un paracaídas, y en tan solo un segundo, comenzó a expulsar fuego de su boca haciendo que los selvantes huyan, pero no sirvió de nada, ya que el cuerpo de Edén ya no estaba, se lo habían llevado.
—¡¿Adán que hacemos?!, se la están llevando —pregunte mientras comenzaba a desesperarme.
—Los selvantes llevan a sus víctimas a su pueblo para sacrificarlas como una especie de ritual hacia sus supuestos dioses, ¡¡¡eso significa que no está muerta todavía!!!, ¡Edén está viva!
—¡Entonces no perdamos más tiempo y vayamos! —grite muy emocionado.
Adán me tomo del hombro y me dijo
—Rob, yo también estoy preocupado por ella, pero si vamos ahora los selvantes nos van a ver y vamos a terminar muertos, esperemos hasta la noche cuando solo queden pocos guardias y ahí vayamos a buscarla.
Luego de eso me abrazo y me dijo entre lagrimas
—No quise abandonarla, no quise, pero que más podía hacer.
—Está bien, no te preocupes, Edén va a estar bien, vamos a salvarla —respondí mientras le devolvía el abrazo.
Realmente se veía arrepentido por lo que había hecho, como si fuera una persona completamente distinta a la que fue en ese momento... ahí fue ahí cuando una idea paso por mi cabeza.
—Adán, ¡¿y si nos vestimos como ellos y nos infiltramos?! —pregunte ansioso. —su vestimenta no es tan complicada, ¡podemos imitarlos fácilmente!
—No está mal, pero se me ocurrió algo mejor...
Adán me llevo a casa volando con Leon, bajamos rápido y entro rápido a la casa. Ni bien entre estaba revolviendo los cajones de la casa.
—¿Dónde está? se supone que lo deje por ac... ¡acá esta! —grito Adán luego de encontrar una especie de cristal puntiagudo.
Se acerco rápidamente hacia mí y tallo en la palma de mis manos, la forma de una runa, para luego hacer lo mismo en sus manos.
—Cuando diga tres, necesito que juntes tus manos con toda la fuerza que puedas —dijo Adán aceleradamente.
—Uno... dos... tr...
—¡Fuuuuushhh!
Un humo altamente espeso, lleno por completo la casa, nublando mi visión y la de Adán por completo. Mi cuerpo se sentía diferente, más pesado y alto, baje mi mirada y... ¡no era yo!
—Adán que es esto porque estoy así.
—Tranquilo, es una runa que nos hace cambiar de forma, específicamente la que elija la persona en tallarla, para desactivarla solo tenemos que volver a golpear las palmas de las manos como hicimos al transformarnos.
Mientras Adán me explicaba que acababa de hacer, el humo se dispersó y pude verlo, su rostro y su cuerpo, era un selvante, con su piel pálida, cuerpo flaco, pollera de madera y torso desnudo. Sin decir nada corrí al rio para verme la cara, y como me espere, también tenía las características de un selvante, de la impresión que tuve en el momento vomité, y al parecer Adán me había seguido.
—Ya está por anochecer, tenemos que prepáranos e ir —dijo Adán detrás mío.
Volvimos a la casa y esperamos al anochecer para poder ir.
Pasaron las horas, ya habíamos llegado al pueblo de los selvantes, era el momento de entrar, la ansiedad y la adrenalina corrían por mis venas, no puedo describir la sensación, como si el miedo hiciera las paces con la emoción, como si...
—Rob.
—¡¡¡Rob!!!
—Perdón, estaba pensando en Edén —respondí a Adán luego de que me llamara dos veces.
—No pasa nada, ya tenemos que entrar... no te muestres nervioso o nos va a jugar en contra – dijo Adán bastante seguro.
—Si... entremos...
Nos escabullimos entre la gente que estaba entrando al pueblo para ver el sacrificio de Edén, mientras caminábamos hacia adentro, estaba un poco preocupado por el miedo que tenía, cada contacto visual con alguien me asustaba y me hacía creer que nos iban a descubrir. Entre la confusión, choque sin querer con un selvante, este se dio la vuelta muy bruscamente y se acercó hacia mí, apoye mi mano sobre mi espada la cual escondía debajo de mi pollera, preparándome para lo peor, cuando rápidamente Adán se interpone apoyando su mano en el pecho del selvante, frenándolo.
—Vecklager, bennen myn mente ikke å ztøte på deg —le dijo Adán al selvante.
El selvante lo miro, volvió a mirarme y se fue para atrás, el alma me volvió al cuerpo, Adán me miro enojado y seguimos caminando.
—No me dijiste que podías hablar selvante —dije algo confundido.
—Nunca terminas de conocer a alguien del todo.
Luego de que Adán dijera eso, comencé a sentir un fuerte olor a madera quemada, y las cenizas comenzaron a esparcirse por el aire, un bombo comenzó a sonar y la gente del pueblo comenzó a correr hacia el sonido, Adán agarro nuevamente mi mano y comenzamos a correr, el momento parecía silencioso, como si mis oídos estuvieran aturdidos y solo pudiera escuchar el grotesco bombo q sonaba de fondo.
—Rob, que el bombo sagrado no te aturda, van a darse cuenta que sos un impostor.
Apenas escuché lo que dijo... iba a pedirle de frenar para poder recomponerme, pero al mirar hacia delante, vi una aglomeración de personas frente al escenario donde se encontraban 2 selvantes tocando el bombo, dos asientos vacíos y una fogata con una cruz metálica en el centro, era obvio a quien le esperaba ese cruel destino, teníamos que actuar rápido.
—por acá, tenemos que estar lo más adelante posible.
Dijo Adán, antes de que mi mano se desprendiera de él y lo pierda en la aglomeración de selvantes. Me metí entre el amontonamiento de personas, pero los selvantes son muy parecidos, no había forma de diferenciarlo.
—¡MERC FØLGENDE!
Un grito atroz surgió del escenario, el cual hizo que los bombos se detuvieran y todos los selvantes dejaran espacio entre ellos, como una forma de posicionamiento, intente acoplarme a este lo mejor que pude y ahí fue cuando pude ver mejor entre la aglomeración de gente, mire alrededor y pude ver a Adán, gracias a que era el único que estaba mirando alrededor además de mí, todos los demás selvantes estaban estáticos, expectantes del escenario que tenían en frente, al cruzar miradas con el que creía ser Adán, me mostro la palma de su mano donde pude ver la runa y confirmar que era él. Al mirar el escenario, pude ver al líder selvante y la líder selvante, subiendo al escenario, eran diferentes al resto de selvantes, no estaban desnutridos como ellos, como si ellos fueran los únicos que comieran bien en el pueblo. tomaron asiento y la líder grito muy fuerte
—¡TA MED TILBUDET!
Levanto su puño con furor y los selvantes comenzaron a aplaudir descontroladamente, tenía que adaptarme a ellos para que no me descubran, pero si aplaudía el efecto de la runa iba a desaparecer. Las miradas de extrañamiento no tardaron en rodearme a mí y a Adán, pero por suerte, algo en el escenario distrajo a los selvantes... habían traído a Edén, la tenían amordaza.
—¡hijos de puta suéltenme!
Edén forcejaba para poder soltarse, pero sus acciones eran en vano, era el momento, teníamos que hacer algo, o ¡iban a quemarla viva! Gire para ver a Adán y él estaba mirándome, como si esperara a que yo lo hiciera, comenzó a hacer una cuenta regresiva con los dedos, y al llegar a cero, aplaudimos con todas nuestras fuerzas como habíamos planeado en el camino, el lugar se infesto de humo y sin dudarlo desenvaine mi espada y corrí hacia adelante, mis hombros se chocaban con los selvantes que tenía adelante, haciéndome tropezar una y otra vez, pero no frene, no iba a hacerlo, era la única oportunidad que tenia de salvarla, el humo se esfumaba y mis venas volvieron a ponerse violetas cada vez más brillantes, me sentía más fuerte, más ágil, mi espada comenzó a iluminarse, las grietas de esta comenzaron a llenarse con la misma luz de mis venas y finalmente llegue al escenario, subí y..
—¡Fuuuushh!
Un gran mazo a toda velocidad estaba a punto de golpearme, reaccione más rápido que nunca y rodé hacia atrás para esquivarlo, frene sobre mis rodillas y me levanta para contraatacar al guardia que me ataco, mis movimientos eran cada vez más impredecibles, mi piel ardía pero mi mente estaba en blanco, y sin darme cuenta, logre atravesarlo con mi espada.
—Cof... cof – tocio el guardia mientras escupía sangre.
No podía entender que era esto, que era este poder, estoy seguro que era gracias a Frey. levante la mirada y comencé a buscar a Edén, al mirar hacia los lideres, me percate que se habían parado y la estaban sosteniendo de una cuerda para que no se escape.
—¡Rob Cuidado atrás! —Grito Adán mientras luchaba contra otro guardia en el escenario.
No me había percatado de que el humo ya se había esfumado, di una vuelta y pude ver como una horda de selvantes se acercaba enfurecida hacia mí, miré hacia donde tenían a Edén para salvarla y escapar, pero los lideres estaban subiendo a una carroza con ella, se estaban escapando. No podía controlar mi ira, me había superado, el ardor de mi piel era cada vez más doloroso, no podía soportarlo, me arrodille del dolor y comencé a raspar mi piel para que se vaya, pero era cada vez más y más brillante, al punto que todo mi cuerpo emanaba la luz de mis venas, los selvantes me miraban aterrados, Adán estaba petrificado, y yo solo podía pensar en salvar a Edén. El dolor era agonizante, pero sé que tiene que haber una razón, comencé a pararme poco a poco, pero aun que lo intentara parecía como si cada paso agudizaba más mi dolor, mis gritos eran cada vez más inentendibles, mi voz se escuchaba cada vez más corrompida.
—No podés dejar que te supere, tenes una misión que cumplir en este mundo, no podemos perderte —dijo Adán con lágrimas en los ojos.
Tenía razón, por algo estoy acá, por algo soy el elegido, por algo estoy viviendo esto, mi mente comenzó a relajarse y recupere la cordura, el dolor comenzó a cesar pero mi poder prevalecía, me puse en posición y comencé a avanzar hacia la carroza, mi velocidad era superior a la que tenía, superior a la de la carroza, llegue rápidamente y salte a esta, los lideres frenaron de un latigazo que casi los hace salir disparados, los mire y ellos me miraron, con solo verlos pude entender todo, pude comprender la maldad que portaban dentro, al parecer el poder me ayudaba a ver quienes estaban corrompidos, intente salvarlos pero no pude, por más que intentaba hacerlo entrar en razón solo me atacaban y amenazaban con matar a Edén poniendo una lanza en su cabeza, no tenía otra opción, hice lo que cualquiera hubiera hecho para salvar a un pueblo, para salvar a la persona que quería, para hacer este mundo algo mejor, apoye mis dos manos en sus frentes y con un fuerte impulso, los libere de sus almas corrompidas, pero también acabe con sus vidas. luego de eso desaté a Edén entre lágrimas y ni bien pude terminar, me abrazo bruscamente haciendo que casi nos caigamos.
—¡Lo hiciste, lo hiciste, sabía que ibas a salvarme, sabia! —dijo mientras lloraba desconsoladamente.
—Arriesgue más que mi vida por venir a salvarte, arriesgue el futuro de este mundo.
Edén soltó sus brazos y agarro lentamente mi cara, me miro a los ojos y dijo en voz baja
—Gracias.
Sonrió levemente y sin dudarlo me beso, finalmente lo hizo, freno mis pensamientos por completo, me había transportado a otro mundo, a un mundo de calma y tranquilidad y toda la tristeza, miedo, cansancio e ira había terminado, había terminado gracias a ella
—Volvamos al pueblo, te están esperando —dijo Edén.
Miré hacia allá y pude darme cuenta de lo que estaba pasando, el pueblo estaba festejando mientras tiraban abajo la estatua de sus lideres, estaban felices, caminamos hasta donde estaban ellos y comenzaron a avalarme y según Adán, a agradecerme.
Los había salvado, pero ¿realmente estuvo bien lo que hice? ¿realmente fui un héroe?
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