—¿Realmente tuviste un bebé y lo negaste todo este tiempo? —preguntó Shawn.

Kendra se molestó.

—Estabas muy ocupado con tu relación de ensueño, no tuve la necesidad de mencionar que tendría a tu bebé. —dijo Kendra.

—Esto no se trata de un objeto fácil, Kendra, es un maldito ser humano.

—¿Un maldito ser humano? Es un bebé, Shawn, mi bebé. No voy a permitir que le hables así. Tuve mis razones para no hacerlo, estaba asustada y sola. Mientras tú estabas en la cama con tu novia, yo estaba en la mía llorando sola, preguntándome cuándo el miedo se iba a ir. —dijo Kendra casi con las lágrimas saliendo de sus ojos.

Shawn suspiró, sabía que esa pelea no iba a llegar a ningún lugar.

Lo quería conocer, saber como era su hijo, si se parecía a él o a Kendra.

—¿Puedo conocerlo? Solo pudiste entrar tú para calmarlo —pidió Shawn.

Kendra lo dudó, pero sabía que ese momento iba a llegar. Ella se levantó.

—Sígueme.

Shawn rápidamente se levantó del sofá y comenzó a seguir a Kendra. Ambos llegaron al cuarto de Tyler, donde en la puerta había letras donde formaban su nombre. Era la primera vez que Shawn leía su nombre.

—¿Tiene mi apellido? —preguntó Shawn.

Kendra no respondió y solo abrió la habitación. Los nervios de Shawn comenzaron a sentirse con cada paso que daba hacia la cuna.

Después ahí estaba, tenía en frente a su hijo, su primer hijo. Era tan pequeño que sentía que si lo cargaba iba a romperse, sin embargo lo hizo, lo tomó en sus brazos.

Shawn sintió una paz que nunca había sentido.

—Quiero ser parte de su vida, por favor. —pidió Shawn.