III
[...]
—Oh, lo siento mucho—es lo único que Kelsey dice para tratar de animar a Justin, pero a esta altura, ya nada anima al pobre—¿Qué le sucedió?—instantáneamente él forma puños con sus manos y toma una gran bocanada de aire, hace ya bastante tiempo que no toca el tema y ha tratado de olvidarlo, cuando se lo mencionan es como si estuvieran clavándole espadas en el cuerpo.
—No es de tu incumbencia—y otra vez esa cruel y ronca voz, Kelsey se siente un poco enfadada ante la crueldad de este hombre, pero se queda callada por un momento, hasta que vuelve a hablar.
—¿Le sucedió algo realmente grave?—ella es consciente de que no es de su incumbencia, pero siente cierta curiosidad en saber la razón por la cual lo ha dejado tan solitario.
—No voy a hablar de eso contigo, niña—Kelsey frunce los labios en una línea recta y observa lo que Justin hace. Ha decidido por no seguir insistiendo si es que no quiere que la saque a patadas de la casa—. Te llevaré a la ciudad en la tarde para que por fin me dejes en paz—bien, eso ha sido cruel de parte de Justin, es como si pensara que Kelsey era una carga, ¿realmente lo era? Ella creía eso a veces, y en este caso, lo creía, creía que era una carga para este señor.
Pero a pesar de eso, ella no quiere volver a la ciudad, no quiere ser el centro de atención en todos los noticieros para que así sus secuestradores se enteren de que está a salvo y con vida. Quiere ver a su familia y amigos, sí, pero lejos de la prensa.
—¡No!—se apresura a exclamar y un Justin irritado la vuelve a mirar, sí que quiere deshacerse de ella, realmente lo quiere, y se nota, pero; ¿por qué será? ¿Tan insoportable y estupida es Kelsey?—Uh, ¿sabes lo que eso significa? ¡Ser el blanco para los noticieros!—a Justin le importa poco eso, sólo quiere que ella se vaya para poder estar finalmente en paz, no necesita compañía, con tener a Gillbert le alcanza y sobra.
—¿Y planeas quedarte aquí acaso?—él se repite constantemente que debe de tener al menos un poco de corazón y entenderla, pero ser cruel con la gente ya es habitual y normal. Kelsey juega con sus manos y se queda callada por un momento, dandole a entender que quizás es un sí, ¿qué hará con una chica en su casa? No debería de cambiar mucho su vida, pero preferiría tener un cadaver antes que a ella—Bien—susurra tras un suspiro—, pero tú te harás tus quehaceres, tú te cocinarás tu propia comida y, mantente lejos de mi—le entrega el plato con comida bruscamente y sale de allí.
Kelsey cree que quizás odia a las mujeres y por eso se comporta así con ella. Pero no, Justin no las odia, aunque parezca lo contrario. Justin está herido y podrido por dentro que ya ni siquiera siente compasión ni ternura. Amar a una mujer le recuerda a su esposa, todo lo relacionado con mujeres le recuerda a su Kristen, y eso le duele, le duele porque no puede tampoco superarla, a pesar de haber muerto hace dos años.
—Gracias, señor—él deja escapar un gruñido para hacerle saber que ese apodo le ha molestado esta vez y azota la puerta de su despacho, tras suspirar, se deja caer en la silla y observa las hojas esparcidas por el escritorio, las tira al suelo al dar un manotazo y se apoya en la madera. Nada se le viene a la mente, Kelsey se la ha bloqueado con tanto parloteo, y se siente enfadado y aturdido consigo mismo.
Quiere que se vaya, quiere estar tranquilo en su casa, solo, no quiere escuchar otros pasos que no sean los de él y Gillbert, aunque convivir con una mujer para Justin ahora sea nuevo, no le gusta, y no quiere.
No quiere a Kelsey en su vida.
No quiere herirla.
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