Do Me Good
Keith le dio un trago a su taza y dio una señal para que pusieran la pista una vez más.
Su equipo obedeció y se pusieron a trabajar, Hope lo observaba a través del cristal. Le encantaba ver a su novio cantar, aunque su fuerte era tocar la batería.
"Oh, tonight
She laid beside my side
Oh, tonight
Where will she be tonight?"
Había pasado la mayor parte del día grabando y ella sabía que no faltaba mucho para que terminara la sesión.
En espacios libres, Keith tomaba y tomaba de su taza, refrescándose la garganta y disfrazando su inquietud.
"Do me good, do me good
Do me good, do you good
Do me good,
do us good tonight, right"
Keith se concentraba para evitar equivocarse e intentaba entrar a tiempo.
Cantó una última vez y la pista siguió hasta que levantó la mano y la deslizó en el aire a la altura de su cuello. Corte.
La música paró y Keith se quitó sus audífonos, se dirigió a la puerta y entró al cuarto donde se encontraban los controles y su equipo.
—¿Y qué tal? Suficiente, ¿no creen? —les preguntó con una sonrisa.
Todos asintieron y de ahí checaron el material grabado, Keith se mantuvo de pie y se movía con entusiasmo, estaba satisfecho con lo que salía de las bocinas.
Y como no podía contener la emoción, agarró a Hope de la cintura para acercarla a él y le plantó un beso corto, pero no menos intenso.
Ella se rio y dejo que Keith continuará trabajando, revisaron las tomas y discutieron algunos arreglos.
Un rato después, Keith les dejó algunas indicaciones a su equipo y tomó la mano de Hope para salir del estudio.
Llegaron al estacionamiento y el chofer se enderezó al verlos, esperaba junto a la camioneta e inclinó la cabeza en señal de saludo.
Abrió las puertas para que la pareja entrara y luego se apresuró y los imitó ocupando el asiento de conductor.
Briggs dio vuelta a la llave y el motor se encendió, las llantas cambiaron de posición y la camioneta se movió.
—Señor Moon, ¿a dónde nos dirigimos? ¿Al centro? —le preguntó mirándolo por el retrovisor.
—No, Briggs, creo que necesito un descanso —Hope volteó a verlo confundida y la boca de Keith se curvó—. Llévanos a la casa de campo.
—¿A cuál de todas? –Briggs alzó una ceja.
Keith permaneció callado por un minuto y contempló sus opciones.
—Bronchester Park —respondió fuerte y claro.
—A sus órdenes —Briggs asintió y giró el volante con gracia.
Keith apretó un botón y la ventanilla de comunicación se cerró, quería tener más intimidad con su novia.
—Hmmm, no mencionaste nada de este plan —le dijo Hope divertida, sintió cosquillas en su costilla y un incendio amenazaba con expandirse en su cuerpo. El efecto Moon.
—Ya sabes que me gusta improvisar, nena —Keith le pasó la mano por la espalda y la jaló hacia él, pegó su cara al cuello de Hope y le depositó besitos.
—Mmm, ¿y qué haremos allá? Creo-o que nunca me ha-as llevado a esa casa —la chica intentaba hablar entre gemidos, cortesía de Keith, su amante la sentó en su regazo y desabotonó los botones de su blusa.
—Lo mismo que estamos haciendo ahorita —le sonrío juguetón y acto seguido, cortó la poca distancia que había entre sus caras y estampó sus labios contra los de ella.
—¡Ohh, Keith! —exclamó Hope cuando metió la mano por debajo de su falda y el juego de la tentación subió de nivel.
—¿Qué pasa, nena? —la miró con ojos de cachorro inocente pero que, al mismo tiempo, tenían esa chispa de locura y pasión por la vida y el placer.
—¿V-vamos a repetir? —preguntó apretando los labios y entrecerrando los ojos. Keith tenía unos dedos muy habilidosos.
—¿Es un reto? —le preguntó aventando la blusa que les estorbaba y le desabrochó el sostén—. Tenemos dos horas que matar, así que, obviamente acepto.
Keith golpeó el techo repetidas veces y unos segundos después Brigss le subió el volumen a la música.
La chica se recostó como pudo y Keith le ayudó a quitarse la única prenda de ropa interior que le faltaba, dejándole únicamente la falda que tanto le gustaba verle puesta.
Él también se deshizo de su jumpsuit para moverse con más libertad, luego se inclinó sobre ella para tener al alcance su vientre y fue dejándole besos hasta subir a sus pechos y de ahí atacó su cuello.
—No tienes remedio —dijo Hope que con una mano presionaba la nuca de Keith para mantenerlo ahí, enredó los dedos en su cabello y sintió que él trató de acomodarse entre sus piernas.
—Estoy loco —levantó la cara interrumpiendo la sesión de besos en el cuello de Hope. Se apoyó en sus codos para mirarla cómodamente.
—Ajá, y ahora dirás "pero por ti" —contestó burlándose de tan solo imaginarlo.
Hope pensaba que era una frase muy gastada, pero también sabía que, realmente sucedía y no podía negarlo.
A veces la vida pone en tu camino a una persona que te hace perder la cabeza. Ejemplo: ella y Keith Moon.
—No, simplemente estoy loco —le cerró un ojo y rápidamente le robó un pico.
Parecía que Keith no podía dejar pasar ningún momento sin besar a su novia.
—Ahora dime "capitán" porque mi barco está por invadir tu puerto —le dijo en un tono serio y Hope reventó en carcajadas.
—Tiene razón, capitán Moon. Está loquito pero me encanta porque también me vuelve una, por usted —le agarró la cara con ambas manos y los dos se miraron con una sonrisa.
Los ojos gigantes de Keith brillaron y Hope vio el amor reflejado en ellos, la lujuria de unos minutos atrás se desvaneció y ahora se imaginaba vestida de blanco.
Supo que se casaría con aquel hombre, no le cabía duda que le diría sí y sí en cuánto se presentará la oportunidad.
Ella era la calma y Keith era lo contrario. Para su asombro, resultaron ser muy compatibles.
—Mmm, ya veo que nos ponemos cursis —entrecerró los ojos como si estuviera sospechando de Hope—. Tramposa, ¡tratas de posponer la invasión! —la acusó bromeando y Hope atrajo su cara a la de ella.
Keith le correspondió el beso y su lengua se abrió paso a la boca de Hope. Justamente cuando se preparaba para la iniciar la invasión, la camioneta dio un salto y él perdió el equilibrio cayendo al piso.
—Capitán Moon, ¿se encuentra bien? —le preguntó con dificultad. Hope jadeaba de reír tanto e hizo el intentó de frenarse pero fue imposible.
Keith se reincorporó y su cuerpo lució múltiples envolturas de dulces que se le quedaron pegadas.
—Puerto Hope - 1, Capitán Moon - 0 —le dijo con las mejillas sonrojadas. En algún punto, siempre terminaba así por él, ya sea por diversión o por seducción.
—No cantes victoria que estoy decidido a cambiar ese marcador —Keith se abalanzó sobre Hope y le hizo cosquillas, de esa forma le gustaba torturar a su novia, esta vez consideró la falda un obstáculo y se la quitó.
Aparte de la música de fondo, también se escuchaban los papelitos crujir y la respiración agitada de Hope.
—Eh, ¡eso es jugar sucio! —se quejó mientras retorcía el cuerpo. Él la miró con una sonrisa demostrándole que estaba ganando.
La batalla no paró hasta que Hope unió fuerzas para agarrar a Keith y darle vuelta, y como no se lo esperaba, para ella fue fácil hacer el intercambió de lugares.
Él abajo y ella arriba.
—Diablos, ahora sí que se pondrá interesante —comentó Keith satisfecho con el giro de la trama.
—Eres un... —Hope apretó los dientes y le dio golpecitos en el pecho—. Esto sí que lo planeaste.
—¿Qué puedo decirte? Al capitán Moon sí que se le da dirigir —le acarició las piernas y a Hope se le erizó la piel. Iba a caer en su hechizo, de nuevo.
Keith subió las manos a sus caderas y las pellizcó fuerte, fue como activar un chip, la chica bajó el cuerpo lo suficiente para besarlo y él finalmente entró en ella.
Hope se enderezó y soltó un gemido mientras que se movía lentamente sobre él, era su turno para guiar.
Keith la miraba fascinado y continuó con sus caricias, partió de las caderas a su vientre y de ahí sus manos subieron a su pecho que subía y bajada rápido.
Atrapó los senos de Hope y apreció lo suaves que eran, se entretuvo con ellos por un momento y después siguió hasta llegar a su cuello.
Sus dedos tocaron unas marcas que él concedió al besarlo como si su vida dependiese de ello.
Lo tomó desprevenido cuando Hope tocó una de sus manos y aplicó presión sobre ella. Él no tardó en entenderle y sus manos encerraron su cuello con firmeza.
Hope aceleró el movimiento y jadeó más, eventualmente Keith lo soltó y en él aparecieron marcas nuevas.
—Dime, ¿te gusta el curso que decidió el Capitán? —le preguntó con una sonrisa, claro que ya sabía la respuesta.
—Ohh Ke.. —la miró con la expectativa de que se refiriera a él de otra modo—. Capitán Moon, me encanta, sí —contestó excitada pero, también con ganas de reír por Keith y su insistencia en mantener aquel rol.
El chiste avanzó tanto que no pudo dar vuelta atrás a tiempo, ahora estaba condenada a llamarlo así hasta concluir el juego.
Keith capto la atención de Hope cuando le dio una nalgada y sus manos se colocaron nuevamente en sus caderas.
Parecía que él también deseaba participar aún más, le ayudó con la secuencia adelante hacia atrás. Hope apoyó las manos en el pecho de Keith y le permitió tomar el control de sus movimientos.
Ella levantaba el mentón y gemía del placer que recorría su cuerpo, entonces bajó la mirada y Keith tenía los ojos cerrados y respiraba por la boca.
Ni siquiera notó el momento en el que el sonido de la música subió, las bocinas rebotaban y la camioneta vibraba.
Hacerlo ahí no era tan cómodo como cuando estaban en una cama pero, no le importaba, el efecto Moon era el mismo y nunca decepcionaba.
Y de la nada, Keith intentó enderezarse, el impulso causó que la cabeza de Hope golpeara el techo. Ella se quejó y lo fulminó con la mirada.
—Upss, perdóname, cariño —reprimió una risa y le acarició la parte lastimaba y continuó lo que planeaba.
Esta vez, pretendió ser más cuidadoso al cambiar de lugar, se acomodó a como quiso estar para hacer la invasión original.
—Pensé que te habías desquitado con las cosquillas —soltó Hope aún enojada por el golpe.
—Nena, puedo provocar que sientas cualquier cosa, menos dolor —le dio besitos en toda la cara para animarla y porque le avergonzaba lo que había hecho por torpe.
—Mmm, demuéstralo —le solicitó en un tono seductor. Hope ya no mostraba enfado, ahora le sonreía con picardía.
—Ahh, estás aprendiendo bien —le respondió aliviado—. Pronto superarás al maestro-capitán —presionó sus labios contra los de ella y no pudo evitar reír en medio del beso. Hope empezaba a usar sus trucos.
—Capitán, ¿le gustaría que retomemos lo que...? —Hope fue interrumpida al sentir la embestida de Keith.
Ella respiraba aceleradamente mientras él daba con el ritmo perfecto. El cuerpo de la chica se erguía y gemía cuando él entraba y salía de su interior.
Nadie la había tocado ni hecho sentir como si realmente le diera gusto. Excepto él.
Keith ya conocía sus reacciones y era tan mágico estar con él, le que encantaba que fuera espontáneo y apasionado.
Él gimió al disminuir la velocidad y ella le acarició la espalda, no podía mantener las manos quietas y sus piernas empezaron a temblar.
Keith se dio cuenta y retomó el ritmo, quería sincronizarse con Hope y tener un final digno de un gran Capitán.
—Vo-yy a... —Hope intentaba hablar pero, es algo complicado si sientes descargas de electricidad en todo el cuerpo.
—Vamos, nena, deja que las olas nos lleven —Keith le besó el hombro, el cuello, las mejillas y los labios, mordiéndole el inferior por la excitación.
Hope sintió el aliento de Keith cerca de su cuello y gruñidos empezaron a salir de su boca. Su amante aceleró sus embestidas hasta que rugió al liberarse en su interior y ella se hundió junto con él en un mar de éxtasis.
Keith se detuvo lentamente mientras que Hope recuperaba el aire y mantenía los ojos cerrados, saboreaba cada segundo de aquella satisfacción.
—Puerto Hope - 1, Capitán Moon - 1 —comentó después de un rato en el que nadie hablo, seguía acostado encima de ella.
—Fue increíble, como siempre —le contestó con un tono rosado en la cara y una amplia sonrisa.
Y entonces el volumen de la música volvió a uno más moderado y sintieron que la camioneta frenaba.
Keith se quitó de ella con cuidado y le pasó su ropa para que se vistiera, aunque, antes de reincorporarse aprovechó para darle un beso en la frente.
—Vaya, estás dos horas pasaron volando —se acomodó el cabello y trató de ponerse el jumpsuit, luego apretó el botón para hablar con su chofer—. Briggs, ¿ya llegamos? —le preguntó asomándose por la ventanilla.
—No, señor, paramos para cargar gasolina. Falta una hora —le respondió sin despegar la vista del volante.
—Ahh, bueno, no te vayas de la estación, ¿hay tienda de conveniencia? —Briggs asintió con la cabeza—. Ok, creo que compraremos cosas.
Keith subió la ventanilla y volteó a ver a Hope sentada con las piernas cruzadas, claramente había escuchado todo.
—Supongo que este Capitán no es bueno calculando —admitió un poco avergonzado.
—No importa porque sabe cumplir y lo hace de maravilla —le pasó los brazos por el cuerpo para abrazarlo.
—Del 1 al 10, ¿cómo calificarías a este capitán y a su tripulación? —le correspondió el gesto y esperó por su respuesta.
—Le doy 9 estrellas, la calificación bajó por el golpe en la cabeza —sonrió esperando que Keith empezara a alegar, pero se quedó pensativo por unos segundos y entonces hablo.
—Ok, me conformaré, por ahora. Tendré más ocasiones para poder subirla —la estrechó contra su cuerpo y con una mano alzó su mentón para mirarla y con el pulgar acarició su mejilla—. Te amo, Hope.
—Y yo... —dudó en continuar la frase, le había agarrado cariño a la otra palabra y tuvo que usarla una vez más—. A usted, Capitán Moon.
—¡Esa es mi chica! —exclamó feliz al ver que realmente había ganado el juego del Capitán.
—Espero que podamos repetir más tarde —añadió Hope.
—Nena, sabes que sí —juntó su frente con la de ella y la besó dulcemente y se separó lo suficiente para ver que le sonreía con amor.
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