Parte 2
Poco después de que zarpara el barco me quedé dormido en las bodegas, por lo que no me di cuenta de cuanto tiempo duró el viaje. Arropado con una red de pescar un rayo de luz iluminó mi rostro e hizo que me despertara. No había dormido así de bien en mi vida, y eso que no tenía ni colchón ni almohada. Era como si mi cuerpo también se alegrase de haber salido de Sura. Me levanté, cogí el fardo donde llevaba lo único que cogí de mi casa y decidí salir del barco aún sabiendo que podía encontrarme con Tell. Una vez que salí noté que el sol era increíblemente brillante. Relucía tanto que parecía que la madera del barco era oro pulido. Aquí el sol brillaba mil veces más que en Sura, pero eso no fue lo que más me fascinó. Cuando giré la cabeza del barco no pude creerme lo que vi. Había una playa tan larga que casi se perdía en el horizonte, pero antes de llegar hacía un brusco giro convirtiéndose en una punta. En esta playa luminosa había un montón de gente muy distinta: Unos bañándose, otros paseando otros hablando, etc. Al otro lado del barco se encontraba lo que parecía un puerto también inmenso en el que había atracados barcos más grandes que mi isla. Y delante había un montón de edificios. Unos pequeños otros gigantes, pero pude
ver que en algunos la gente cogía cosas: Comida, ropa, herramientas, etc por unos pequeños círculos de metal. No entendí muy bien eso, pero seguro que solo era una de las increíbles cosas que descubriría de Akshul. La verdad es que no tenía muy bien pensado a donde ir ni qué hacer, aunque lo que si hice fue quitarme el abrigo porque hacía un calor insoportable. Me lo até a la cintura junto con la bufanda, pero aún seguía teniendo calor. Recuerdo que Tell me dijo que en esta ciudad nunca hacía frío y que siempre salía el sol, justo lo contrario que Sura. Sin ningún otro plan decidí coger todas mis cosas e ir yo mismo a explorar la ciudad. Me infiltré entre las calles abarrotadas de gente de todo tipo y condición. Alta, baja, delgada, gorda, guerreros, damiselas, etc. Llegué a una pequeña plaza en la que había muchos puestos y mucho griterío. Había puestos sobre todo de comida. Carne, pescado, fruta, verdura y también de armas. Me acerqué al puerto de armas en el que había un hombre bastante grande y corpulento atrayendo a la gente con sus voces.
- ¡ Acerquensé todos. Tengo los mejores aceros de toda punta sur. Espadas dignas de reyes y reliquias únicas !
Yo, interesado me acerqué para ver a qué se refería con reliquias únicas. Me hice sitio entre el tumulto y pude ver que dentro del puesto había un montón de piezas de metal brillantes y preciosas. El hombre del puesto me miró fijamente y me dijo.
- Un viajero joven como tú necesita protegerse de los bandidos en sus travesías. ¿ Qué te parece esta daga del norte de punta sur ? -
- Es muy bonita, pero no me interesa. ¿ Qué es una reliquia ? - Pregunté
- Mira chaval. Aquí se viene a comprar y no ha hacer preguntas estúpidas. Vete antes de que me enfade
Temiendo la amenaza de aquel hombre decidí marcharme antes de arrepentirme. Me había quedado con las ganas de saber lo que eran las reliquias, pero aún me quedaba mucho tiempo de estancia en Akshul, por lo que tarde o temprano lo descubriría. Después de marcharme del puesto vi algo que me pareció muy curioso. Había un pescado tirado en el suelo y al lado un animal pequeño, peludo, con cuatro patas, bigotes y orejas puntiagudas lamiéndolo. Intenté acercarme a aquel animal con cuidado para verlo mejor, pero enseguida se dio cuenta y echó a correr. Yo, intrigado por aquel animal corrí hacia él siguiéndole. La bestia corrió por las calles de Akshul a toda velocidad y entre las piernas de la gente. Yo, como no era tan pequeño, de vez en cuando me chocaba con la gente. En una ocasión en la que me choqué con alguien este me respondió.
- Ten más cuidado imbécil
Estaba tan embelesado con aquel animal que ni siquiera le pedí disculpas a aquel chico del que no recuerdo la cara. Únicamente recordé que tenía una melena rubia. El ser se metió en un callejón y quedó acorralado, por lo que no tenía oportunidad de escapar. Cuanto más me acercaba a él más se le erizaba el pelo y más me bufaba. Parecía que no quisiera que le tocara, pero yo no hice caso y acerqué mi mano a él intentando relajarle. Cuando ya estaba muy cerca mi mano de él... me llevé una gran sorpresa al descubrir que debajo de esas patitas peludas se escondían una uñas afiladísimas. Me llevé un buen arañazo en el dorso de la mano y encima el animal se escapó. Me giré para volver a seguirlo pero entonces... un hombre con el pelo como una cresta y una camisa negra atravesada por un rayo amarillo, se puso frente a mí.
- Hola chiquillo. ¿ Qué haces aquí tu tan solito ?
- Hola. Estaba persiguiendo a ese animal, pero me ha arañado y ha huido
- Ni que nunca hubieras visto un gato. Por la ropa que llevas veo que no eres de aquí
- Así que ese bicho se llamaba gato. Que nombre más curioso. No, no soy de por aquí. Vengo de la isla de Sura
- No me suena ese sitio. Pero eso no importa ahora. ¿ Qué llevas en ese saco ?
- Llevo comida sobre todo. Queso, cocos, carne de conejo y poco más
De repente aquel hombre sacó de su espalda un cuchillo muy grande que parecía estar muy afilado. No se por qué me apuntó con aquel cuchillo mientras sonreía.
- Muy bien. La verdad es que tengo algo de hambre
- ¿ Qué hace con eso ? Guárdelo, podría dañar a alguien
- Chaval deja de hacerte el tonto conmigo. Dame ese saco y aquí nadie resultará herido
Cada vez acercaba el cuchillo más a mí garganta y cada vez tenía más miedo. No entendía por qué ese hombre quería quitarme la comida si seguramente habría en abundancia en la ciudad. Cuando ya pensaba que todo estaba perdido y no quedaba esperanza...
- Eh tú – Dijo alguien al fondo del callejón
- Quien narices osa interrumpirme cuando estoy en medio de un atraco
- ¿ A caso no sabes quien soy yo ?
Aquel chico se acercó más a nosotros y así los dos pudimos verle el rostro. Tenía ojos marrones, piel blanca, melena rubia despeinada, llevaba una camiseta verde sin mangas con unos pantalones azules cortos y llevaba unos curiosos guantes de cuero marrón sin dedos y bastante viejos.
- ¿ Qué haces aquí tú ? Esto no te incumbe
- Yo creo que si me incumbe. Yo soy el hombre más temido de Akshul, lo que quiere decir que esta ciudad es mía. Y no me gusta ver que robes a gente en mi ciudad. Fong
- Baja esos humos. Tú no eres nadie en Akshul y todo el mundo lo sabe. Cualquiera puede contigo. Incluso yo puedo contigo
- Pues venga. Si te crees tan fuerte inténtalo. Aunque estoy seguro de que no serás capaz ni de hacerme un rasguño
- Maldito engreído. Te vas a enterar
Entonces, el tal Fong corrió hacia el chico de la melena rubia con el cuchillo en la mano para intentar cortarle. Parecía muy decidido a hacerlo, pero al chico no le importaba. El miraba a Fong como si no representara ninguna amenaza. Cuando ya estaba muy cerca de él Fong intentó cortarle la cara, pero el chico pudo esquivarlo y además pudo darle un fuerte golpe en la barbilla. Aquel golpe fue tan fuerte que levantó a Fong del suelo y lo elevó hasta un tendedero en el que quedó enredado y con unos calzones de corazones en la cabeza. Fue increíble. De verdad él era el hombre más poderoso que había conocido y seguro que era el más temido de Akshul.
- Muchas gracias por ayudarme. No sé que hubiera sido de mí si no lo haces
- No te preocupes. No pasa nada. Espera un momento, tú eres el chico que se chocó conmigo por la calle
- Es verdad. Recuerdo tu melena. Perdona por no haberte pedido disculpas, pero estaba muy distraído
El chico se acercó a mí con un gesto amable, pero cuando estaba muy cerca me agarró de la camiseta y me elevó con su brazo.
- Lo de antes me fastidió mucho, así que ahora tienes que pagar por lo que has hecho. Dame todas las redondas que lleves
- ¿ Qué son las redondas ?
- No me tomes el pelo chico. Dame todas tus redondas y deprisa
- No sé lo que son las redondas. Todo lo que llevo está en el saco
EL chico cogió el saco y me tiró al suelo. Después miró su interior detenidamente. En él no había más que comida, pero cuando se dio cuenta se enfadó mucho.
- ¡ Pero como puede ser que vayas por la ciudad y no lleves ni una redonda ! A caso has salido de una piedra
- No, pero vengo de una. No soy de Akshul si no de Sura. Y no tengo ni idea de que son las redondas
- Está bien. No me creo que valla a decirte esto pero te explicaré como funciona el dinero. Aquí hay unas piezas redondas de oro llamadas redondas. Cuando quieres algo como comida, armas o ropa tienes que darle al vendedor el número de redondas que te pida para obtener el objeto
- Y como consigo las redondas. ¿ Crecen en los árboles ?
- Puedes conseguir redondas trabajando, encontrándolas o quitándoselas a alguien como estaba haciendo yo antes contigo. ¿ Te ha quedado claro ?
- Si. Es un poco raro pero lo entiendo. Oye, ya que no has podido conseguir las redondas ¿ Por qué no te llevas esta pata de conejo ?
- Bueno, gracias. Tiene buena pinta El chico cogió la pata y le dio un buen bocado.
- Oye. ¿ Esto de quitarle el dinero a la gente es una costumbre popular de Akshul ?
- Me gustaría decir que no. Pero últimamente sí. Cuídate chaval, nos veremos
Aquel chico me fascinó. Intentó quitarme el dinero como Fong, pero veía que era un buen chico. Estaba seguro que siendo amigo suyo no me pasaría nada. Ya que él era el hombre más temido de todo Akshul, y con esa fuerza no me extrañaba. Seguí caminando por las calles de Akshul sin rumbo fijo. Pero seguía alucinando con las cosas que veía. Pasé por un gran y precioso edificio con cúpulas azules en el que ponía ayuntamiento. Le pregunté qué era eso a un señor y este me dijo que era donde vivía el alcalde de Akshul. Un alcalde es como el jefe de una aldea pero en una ciudad. Seguí caminando y llegué a una calle que olía mucho a salmuera. Aquel olor me recordó a mi madre cuando curtía las pieles de los conejos de la isla. Parecía que aquella calle estaba llena de curtidores y tratantes de pieles, pero había algunas pieles de unos colores y estampados que nunca había visto. Una señora mayor que iba cargada con un buen montón de pieles tropezó con un señor y todas las pieles cayeron al suelo. La mujer se agachó para recogerlas pero el hombre ni se inmutó y siguió adelante. Yo me acerqué a la mujer y la ayudé a recoger las pieles. Una vez recogidas la mujer me dijo.
- Muchas gracias hijo. Ojalá todos los jóvenes fueran como tú - No tiene por que darla. Supongo que tendrá su taller aquí cerca. Si quiere le llevo las pieles – Dije
- Muchas gracias hijo. Mi taller está calle abajo. No está muy lejos
Seguí a aquella amble anciana calle abajo hasta que nos paramos delante de una pequeña casa de madera bastante antigua. La mujer me abrió la puerta de su casa, entré y pude ver el interior de la vivienda. La verdad es que el interior de aquella vivienda me recordó mucho a la mía. Ya que no era más que una sala con un caldero en medio y una par de habitaciones.
- ¿ Donde dejo las pieles ? - Déjalas en el montón. Muchas gracias por tu ayuda hijo. Espera aquí un momento. Te quiero recompensar
La mujer se metió por una de las puertas de la sala y me dejó solo. La verdad es que en aquella casa me sentía muy a gusto, como si estuviera en la mía. La verdad es que en ese momento pensé que seguramente en Sura todo el mundo estaría muy preocupado por mi desaparición. Me gustaría mucho decirles que estaba bien, pero no se me ocurría ningún modo. En ese momento la señora apareció en la sala y me enseñó algo un poco raro.
- ¿ Qué es esto ?
- Esto es un pastel. ¿¡ Sabrás lo que son !?
- Sí. Un amigo llamado Tell me contó que era comida dulce que estaba muy buena, pero nunca había probado uno
- ¿ A qué esperas ? Pruébalo
Le di un buen bocado a aquella cosa que tenía tan buena pinta y no pude creerme lo delicioso que era. Me lo comí de dos bocados de lo bueno que estaba. En ese momento entendí por qué Tell decía que siempre se le olvidaba traerlos, porque se los comía él.
- ¿ De donde eres ? Por esa ropa que llevas no pareces de aquí – Me preguntó la anciana
- Soy de la isla de Sura. ¿ La conoce ?
- Por supuesto que la conozco. Mis abuelos eran de esa isla
- ¡ En serio ! No sabía que hubiera gente de Sura fuera de ella
- Mis abuelos eran curtidores y decidieron ver el gran mundo, pero cuando llegaron aquí se enamoraron de la ciudad y construyeron esta casa
- Por eso esta casa me recordaba tanto a mi hogar
- Dime. ¿ Por qué te has ido de Sura ?
- No sabría como explicarlo, pero algo en mi interior quería irse de esa isla. Quiero ver todo lo que hay en el mundo y también quiero encontrar a mi abuelo. Hace ya sesenta años que se fue de Sura y desde entonces nadie quiso salir de ella por miedo a no regresar. El espíritu de mi padre me animó a salir de Sura y me dijo que debía encontrar a mi abuelo
- ¿ Puedes hablar con los espíritus ?
- Aún no sé si fue de verdad o una alucinación. Pero si no llego a hablar con él no hubiera salido de Sura. Por casualidad usted sabe algo de mi abuelo. Se llama Volter
- Ese nombre está claro que es de Sura. Pero no conozco a nadie que se llame así. Por cierto, se me ha olvidado decirte como me llamo. Mi nombre es Keda
- Yo me llamo Viltur. Muchas gracias por su hospitalidad, pero debo seguir mi camino para encontrar a alguien que me diga donde está mi abuelo
- Espera un momento chico. Supongo que no tendrás ni una redonda - La verdad es que no. Un chico me explico como funcionaban y me pidió todas las que llevaba, pero no tenía ninguna encima
- ¿ Cómo era ese chico ?
- Tenía melena rubia despeinada, guantes de cuero sin dedos...
- No hace falta que me digas más. Ese chico es un fanfarrón. Se cree que es el más poderoso de Akshul solo porque es un poco más fuerte que los demás. Es un ratero y un timador, así que no te acerques a él
- Yo sí creo que es el más fuerte de Akshul. De un solo puñetazo hizo volar a un hombre que tenía una camisa con un rayo amarillo
- ¿ Un rayo amarillo ? ¿ A caso ya están llegando ?
- ¿ De qué habla ?
- No, no. No te preocupes. Lo que quería decirte era que si quieres te puedo comprar el abrigo y la bufanda por treinta redondas para que así tengas algo de dinero. Con el calor que hace en Akshul no los necesitarás
- La verdad es que no me vendría mal el dinero, pero la bufanda no puedo vendérsela. Es lo único que me queda de mi padre
- Vaya, lo siento. Mira, que te parece si te doy veinte redondas por el abrigo
- Me parece bien. Aquí tiene
Me quité el abrigo de la cintura y me volví a atar la bufanda a esta La mujer cogió el abrigo y después miró en un pequeño bolso que tenía antes de darme veinte redondeles de metal dorado, o mejor dicho oro. Como sabía que las utilizaría para muchas cosas decidí guardarlas en el bolsillo de mi pantalón.
- Espero haberte ayudado en tu viaje. Viltur de la isla Sura
- Más de lo que debía. Muchas gracias por el pastel y por el dinero, señora Keda. Espero volver a verla
Después de haberme despedido, me fui de la casa de aquella señora tan amable. En ese momento no lo sabía, pero aquella mujer estaba muy preocupada por mí y por lo que se avecinaba esta tarde. No sabía que hora sería, pero parecía que el calor era mucho más intenso que antes. Volví a acercarme al centro de la ciudad y mientras andaba por las calles muerto de calor vi algo que me llamó la atención. Había un pequeño edificio en el que ponía "Taberna de Lima". Tell me habló de este lugar. Dijo que era donde hablaba con comerciantes de toda Akshul y donde negociaba con ellos. También dijo que se pasaba mucho tiempo en este sitio. Sabía que si me veía era muy probable que me llevara a casa, pero debía hablar con él para informarle de que estaba bien. Decidí echarle valor y entrar en la taberna. Ya la puerta era muy rara, estaba en mitad del marco y se dividía en dos. El interior era un poco oscuro y olía muy fuerte. Estaba totalmente hecho de madera y había un montón de mesas en las que bastante gente bebía y hablaba. Me acuerdo de que Tell me dije como funcionaba estos sitio. Debía ir hacia la barra, sentarme en un taburete y pedir algo. Hice eso mismo y cuando me senté un hombre calvo, fuerte, con perilla castaña y una camisa roja y sin mangas y con el pecho descubierto, me preguntó.
- ¿ Qué quieres chaval ?
- La verdad es que estoy buscando a un amigo. ¿ Sabe quien es Tell ?
- Sí, le conozco. Viene de vez en cuando a mi taberna a comerciar con todo el que pilla. Lo siento chico pero hoy no le he visto, pero puede que se pase por aquí esta noche
- Muchas gracias
- Chaval ¿ No te apetece tomar algo ?
- Bueno, ahora que lo dice tengo un poco de sed. ¿ Me puede poner un zumo de piña ?
- ¿ Zumo de piña ? No me hagas reír. Los chavales fuertes como tú beben cerveza
- ¿ Pero la cerveza esa lleva alcohol ?
- ¿ Me tomas el pelo ? Pues claro que lleva alcohol. Por eso está tan buena
- Entonces no. Tell me dijo que debía beber alcohol. Mejor póngame el zumo
- Está bien. Como tú quieras. Son dos redondas
- Ah, Que hay que pagar por beber
- Sin ofender chico, pero ¿ tú eres tonto ?
- No, creo. Lo que pasa es que no soy de Akshul
- Aun así, me sorprende que no sepas este tipo de cosas. Parece que hayas salido de debajo de una piedra
- Desde que llegué a la ciudad no han dejado de decirme eso
- Bueno, ¿ Y de dónde eres ? ¿ De punta Sur o de otra región ?
- Soy de la isla de Sura. Muy al sur de Punta sur
- ¿ Sura ? No me suena ese sitio. Toma tu zumo
- Me extraña que no lo conozca conociendo a Tell
- ¿ También es de allí ? Yo pensaba que era de la región vecina
- La verdad es que tengo que hablar con él cuanto antes - No te preocupes. Si le veo le diré que estás por aquí
- Muchas gracias. Es usted muy...
De repente se quedó paralizado mirando hacia la entrada de la taberna al igual que el resto de personas de su interior. Yo me giré también y lo único que vi fue que acababa de entrar una mujer. Aquella mujer tenía la piel pálida, el pelo negro recogido en tres coletas largísimas y fínisimas, tenía una chaqueta de cuero negro que le llegaba hasta el ombligo, unos pantalones negros con el tobillo muy ancho, unas botas negras, un cinturón de tachuelas y además llevaba una espada con la empuñadura verde a la espalda. Aquella mujer era muy guapa, creí que por eso todo el mundo se había quedado de piedra al verla. Pero un par de segundos después salieron todos de la taberna en estampida diciendo.
- ¡ Ya han llegado ! - Sálvese quien pueda
- Nos va a cortar en trocitos Y demás cosas.
Finalmente nos quedamos solos en el bar el tabernero, la mujer y yo. Pero había alguien más en aquel sitio. El chico de melena rubia al que le di el trozo de carne de conejo estaba mirándolo todo desde el servicio.
- ¡¿ Qué puñetas haces tú aquí !? -
¿ Así tratas ahora a los clientes ? No me extraña que hayan salido todos corriendo
- Han salido corriendo todos por tu culpa. Sal ahora mismo de mi taberna
- Lima, hoy he tenido un buen día, por lo que estoy contenta. Creeme, no te conviene verme enfadada. Así que ponme un buena jarra de cerveza fría
- Está bien. Enseguida va
- ¿ Y tú ? ¿ Por qué no has huido como el resto ?
- La verdad es que no sé por qué se han ido
- ¿ A caso no sabes quien soy ?
- No. Pero no me importaría conocerte
- ¿ Te suena de algo el nombre de Gladia o los rayo J ? - La verdad es que no Yo no soy de esta ciudad, así que será por eso por lo que no me suena
- Me has caido bien chico. ¿ Cómo te llamas ?
- Me llamo Viltur, y tú supongo que serás Gladia
- Lima, ponle a Viltur lo que quiera que yo le invito
- Muchas gracias Gladia, que maja eres. No entiendo por qué todo el mundo se ha ido al verte
- Yo tampoco lo sé. Supongo que le daré miedo por llevar una reliquia encima
- ¿ Qué son las reliquias ?
- ¿ Me tomas el pelo ? ¿ En serio no sabes lo que son las reliquias ?
- No, no lo sé. En mi isla no hay ninguna, creo
- ¿ Pero tú has salido de debajo de una piedra o algo así ?
- Y dale con lo de la piedra. ¿ Me vas a decir qué son las reliquias o no ?
- Vala, vale, tranquilo. Verás, las reliquias son objetos que contienen un espíritu dentro. Puede ser el de una persona, animal o incluso monstruo. Hubo una época hace ya mucho tiempo en la que el mundo estaba atemorizado por criaturas temibles que mataban a la gente. Muchos de esos monstruos y de esos guerreros, una vez muertos, decidieron pasar su espíritu a un objeto para así poder ayudar a los que querían. Esos objetos poseen poderes increíbles que pueden hacer cualquier cosa. Por ejemplo esta espada lleva en su interior el alma de un noble guerrero que murió a manos de un temible monstruo
- ¿ Y cómo sabes eso ?
- Por que me lo ha dicho él. Si eres capaz de dominar tu reliquia podrás contactar con el espíritu que tiene dentro
- ¿ Y qué puedes hacer con esa espada ?
- Espero que nunca tengas que verlo, pero si quieres estar aquí para mañana te recomiendo que consigas una antes de media noche. Ha sido un placer conocerte, Viltur. Espero volver ha hacerlo. Toma Lima, quédate con el cambio. Yo me voy ya
La mujer llamada Gladia dejó un papel verde encima de la barra en el que ponía el número cien y se marchó por donde había venido. La verdad es que me sorprendió mucho lo que me dijo de las reliquias. No sabía que hubiera cosas tan peligrosas en Téssera.
- Eh, chaval. Hazme caso, no te acerques a esa arpía – Me dijo el tabernero Lima
- Pero si es muy maja
- Eso es porque has tenido suerte y le has caído bien, pero si quiere puede hacerte picadillo en menos de lo que canta un gallo. Aléjate de ella cuanto puedas
- ¡ No me lo puedo creer ! Has hablado con Gladia como si fueseis colegas
Miré hacia mi derecha y descubrí que la voz venía de la boca de aquel chico rubio que intentó atracarme y no pudo. Por la cara que tenía parecía estar muy sorprendido. - Hola, me alegro de volver a verte. ¿ A caso conoces a Gladia ? - Dije
- Que si la conozco. Es la mano derecha de James Rayo
- ¿ Quien ?
- Pues...
- Ni lo intentes. El chico a salido de debajo de una piedra – Le dijo Lima al chico rubio
- Aún así tiene que saber quien es con quien ha hablado. Verás hace...
- Espera un momento. Antes de nada quiero decirte que me llamo Viltur Kayet ¿ Tú como te llamas ?
- Espera. ¿ Has dicho que te apellidas Kayet ?
- Sí, ya sé que es un apellido raro, pero no para poner esa cara. ¿ Pasa algo por que me apellide así ?
- Bueno, eso ya lo hablaremos luego. El caso es que hace cosa de tres años llegaron a la ciudad una panda de matones que se hacían llamar los Rayo J. Empezaron saqueando a robando poco, pero cada vez eran más violentos y agresivos. Una vez entraron en una taberna y mataron a todos los que había dentro, incluyendo el hermano del alcalde. Esto alarmó a las autoridades y la guardia de los once sellos decidió mandar a un pequeño pelotón de soldados rasos a Akshul. Los Rayo vencieron a cien de los soldados y desde entonces ni siquiera las autoridades de Akshul se atreven con ellos. Ahora son poco más de cincuenta miembros capitaneados por su líder James Rayo. Entre los más peligrosos de los Rayos están Gaylon, el primo de James, Berserker, un hombre con una fuerza increíble y Gladia, la chica con la que has hablado. Cuando Gladia saca su espada no hay quien la frene. Los Rayo J se pueden reconocer porque llevan una camisa negra con un rayo amarillo
- Entonces el que intentó atracarme en el callejón antes que tú era un rayo
- Sí. Si no tienes cuidado los Rayo te pueden encontrar y hacerte lo que quieran. Además, me he enterado de algo muy gordo. Resulta que esta tarde llegarán James junto con Berserker para negociar con los soldados de la guardia. No sé sobre qué negociarán, pero estoy seguro de que será sobre algo muy importante
- Que miedo dan esos Rayo J de los que habas. No sé que voy a hacer si me vuelvo a encontrar a uno y tú no estás cerca
- Bueno, por un módico precio puedo ser tu guarda espaldas
- ¿ Lo dices en serio ?
- Sí. ¿ Cuantas Redondas tienes ?
- La verdad es que tengo veinte
- Perfecto, es justo lo que te iba a pedir
- Espera un momento, veinte redondas son todas las que tengo. Te puedo ofrecer como mucho cinco
- Cinco es una chatarra. Por lo menos quince
- Bueno ¿ Qué te parecen diez ?
- Por diez... está bien. Por diez Redondas seré tú guardaespaldas durante dos días
- No, lo serás hasta que se vallan los Rayo J
- Vale, vale, tranquilo. Está bien chico, hasta que se vallan los Rayo. ¿ Trato ? - Dijo el chico ofreciéndome la mano
- Está bien trato. Por cierto, me llamo Viltur – Dije estrechándole la mano
- Encantado Viltur. Mi nombre es Elas. No te preocupes que estás bajo la protección del hombre más fuerte de Akshul ( En ese momento el tabernero carraspeó un poco ) ¿ Pasa algo, Lima ?
- No, no nada. ¿ Os apetece tomar algo ?
- Sí. Ponme un jarra de cerveza y otra a Viltur
- A mí mejor otro zumo
- No me seas nenaza. No te va a pasar por tomarte un cerveza - Bueno, si solo es una - Así me gusta. Algo me dice que tú y yo vamos a ser buenos amigos
La tarde siguió igual pero con la diferencia de que ya bastante entrada llegó a Akshul un grupo extraño de gente. Por fortuna no eran los Rayo J ni James. Eran al rededor de veinticinco personas uniformadas encabezadas por dos mujeres. Aquella gente desfilaba por las calles de Akshul con paso firme armados con espadas y con un uniforme enteramente blanco con un extraño símbolo morado en el pecho. Aquel símbolo estaba compuesto por diez ojos en vertical que formaban un círculo con otro ojo en medio pero en horizontal. Así iban los veinticinco que seguían a las dos mujeres. De estas, una llevaba el mismo uniforme pero gris y con el símbolo blanco. Tenía el pelo de color morado, corto y despeinado. Tenía los ojos muy verdes, la nariz y los labios perfilados y la piel pálida. Al lado de esta había otra mujer más alta, con un uniforme igual que el de su compañera pero con hombreras y de color negro con el símbolo morado. Tenía la tez morena, el pelo negro en una larga melena lacia y unos ojos muy marrones y oscuros. Todo el que veía a aquel pelotón sentía mucho respeto e incluso se inclinaba a su paso. - Qué bonita es Akshul. Podría quedarme a vivir aquí para siempre – Dijo la chica del uniforme gris
- Déjate de tonterías Nébula. ¿ Tengo que recordarte por qué estamos aquí ? - Dijo la del uniforme negro
- Ya lo sé Sila. Estamos aquí para negociar con los Rayo J. El líder nos está esperando en el ayuntamiento
- Dirígete a mí como un superior. Qué seamos amigas no te da derecho a creerte que tienes mi mismo rango
- Va. Hace nada yo también podría ser primera sargento si no me hubiera puesto nerviosa en las pruebas de ascenso
- El caso es que eres Sargenta segunda y yo soy sargenta primera. Así que un respeto, por favor
- Está bien, como tú digas. Por cierto, ¿ es cierto lo que se cuenta de los Rayo?. Que hace un año pudieron con un pelotón de cien soldados de la guardia de los once sellos
- Sí, la verdad es que son fuertes, pero que no te impresione. Esos soldados eran novatos de primer año. Pensaron que por ser más estaban en ventaja y lo pagaron caro. Los rayo no son más de cincuenta, pero con quien hay que tener cuidado es con su líder, James, y con sus amigos
- Sabes que uno de los acompañantes de James es...
- Sí, ya lo sé
- ¿ Y qué vas ha hacer si te la encuentras ?
- Haré lo que debo hacer como primera sargenta de la guardia de los once sellos Sila, Nébula y el resto de soldados siguieron caminando por las calles de Akshul hasta que se toparon con el ayuntamiento. Una vez allí los soldados esperaron en la puerta mientras las sargentas subían las escaleras del edificio. Abrieron una puerta en medio de un pasillo largo y descubrieron dentro al alcalde de Akshul, un señor un poco mayor y con bigote, y al mismísimo James, con su sombrero vaquero, su nariz de gavilán y sus nudilleras de oro. Únicamente estaba acompañado por su amigo Berserker, un hombre con un musculatura envidiable, barba castaña y de grandes proporciones.
- Por fin llegáis. Os hemos estado esperando un buen rato – Dijo James con un tono fanfarrón
- Perdonad por el retraso. Nos hemos perdido por las calles un par de veces – Dijo Sila
- Bueno, el caso es que ya estamos todos, así que por favor Sargentas, siéntense – Dijo el alcalde En la sala, decorada con papel de rayas verticales amarillas y azules, había tres sillones mirando al centro con una pequeña mesa en este. James, el alcalde y Sila se sentaron el los sillones y Nébula y Berserker al lado de su líder en una silla.
- Bueno, como recordarán hace tres meses cité a James y a la orden de los once sellos en mi casa para llegar a una acuerdo mutuamente beneficioso
- Así me gusta, con tranquilidad. No hace falta llegar a las manos. No queremos que vuelva a pasar lo que pasó con el pelotón delta siete. ¿ A que no, Sargenta ? - Dijo James
- Por supuesto que no queremos que se vuelva a repetir aquello. Lo he estado sopesando y creo que he encontrado un trato que es justo. Propongo que los Rayos J se marchen de la ciudad ahora mismo o si no la guardia les reducirá a cenizas Todo el mundo dentro de la sala se quedó pasmado de asombro, incluso Nébula. Nadie entendía por qué la Sargenta primera Sila se atrevía a hablar de esa forma, pero James no se iba a quedar siempre callado.
- ¿ HE oído bien ? ¿ Dices que la guardia nos va ha hacer picadillo si no nos vamos de esta ciudad ? - Dijo James
- Sí. Más vale que os marchéis de Akshul antes de mañana por la mañana o mis soldados irán a por vosotros. Eso es todo lo que tengo que deciros –
Al decir eso Sila se levantó de su asiento y se marcho de la sala. Pero antes de que saliera por la puerta el mismo James dijo. - Sargenta, está cometiendo un gran error al subestimarnos. Se arrepentirá de haberse atrevido a hablarme de esa manera
- ¿ Es una amenaza ?
- Digamos que es jugar con la misma moneda, señorita. Usted a sido quien lo ha querido, y por tanto quien más lo va a lamentar
Sila no dijo nada. Simplemente dio media vuelta y salió de la sala. Una vez fuera, junto con Nébula, esta le dijo muy preocupada.
- ¿¡ Se puede saber por qué ha hecho eso !? Se suponía que teníamos que llegar a un acuerdo pacífico
- Nébula, no se puede tratar con esta gente de forma pacífica. Lo mejor será quitarlos de el medio antes de que se hagan más fuertes – Dijo Sila
- Ya, pero me preocupan las palabras de James. Creo que tiene pensado hacer algo contra ti
- Seguramente ahora esté poniéndome a caldo, pero no creo que se atreva a ir directamente contra mí. Y si eso llega a ser cierto mejor, así me lo quito de encima antes
Las dos chicas siguieron adelante con la intención de llegar junto a su pelotón. Mientras se marchaban, en el interior de la sala Berserker conversaba muy seriamente con su líder.
- Señor, ¿ Piensa dejar que esa grosera le humille ? Si quiere puedo ir a por ella ahora mismo y... - Déjalo. Piensa que por ser de la guardia de los once sellos puede con cualquiera, pero esta noche, a las doce, le mostraremos que nosotros no somos como piensa – Dijo James
- ¿ Entonces el plan sigue su curso ?
- Sí. No vamos a cambiar nada. Esta noche Akshul va a temblar
- ¿ No cree que la guardia supondrá un problema ?
- Seguramente molesten mucho, pero no tanto como para ser un problema
- Tengo muchas ganas de que llegué esta noche para ver de lo que es capaz esa tal Sila
- No, ve a por la otra si quieres, pero Sila es de Gladia. Tiene cuentas que saldar con ella
Durante todo el día fui con Elas por Akshul viendo todo lo que había en la ciudad. Descubrí el ayuntamiento, que era la residencia del jefe de Akshul, el banco, que era un lugar donde se daba dinero para luego volver a entregarlo con intereses, el zoo, los parques, los ríos, la playa y también conocí a mucha gente que eran los amigos de Elas. Ya había llegado la noche y Elas me dijo que como no tenía donde dormir podía quedarme a pasar la noche en su casa. Elas vivía en una minúscula casa demacrada que se encontraba entre dos grandes edificios. La casa era de madera y parecía que se hubiera quemado en el pasado. No era muy alentadora aquella casa, pero ya que Elas se había ofrecido a darme cobijo, no iba a hacerle el feo de no aceptarlo. Entré en la casa y descubrí que tanto las paredes como el suelo estaban tiznados e incluso se podía oler aún a humo.
- ¿ Qué ha pasado en esta casa ? - Pregunté
- Sé que no es un palacio, pero por lo menos tiene techo. Entiendo que te extrañe que esté así, si te sientas te lo explicaré encantado
Me senté en el suelo frente a Elas y este empezó a contarme su historia. Resulta que los padres de Elas murieron cuando él era muy pequeño, por lo que tuvo que quedarse a vivir con sus tíos en Akshul. Fue un chico feliz y despreocupado, pero hace un año, cuando los Rayo J pelearon contra los cien soldados de la guardia un hombre muy fuerte llamado Berserker intentó matar a un soldado delante de su casa. Su tío usó el poder de los guantes de cuero para evitar que le matara, pero no pudo contra Berserker y este le mató junto a su esposa y luego quemó la casa. Elas pudo esconderse en un arcón y evitar que Berserker le matara. Desde ese día juró vengarse de Berserker usando la reliquia familiar de los guantes de cuero.
- Es una historia muy triste, pero te entiendo. Mi padre también murió intentando protegerme
- Sé que mi tío fue un héroe al salvar a aquel soldado, pero a veces pienso que si le hubiera ignorado ahora estaríamos los tres juntos
- Elas, debes pensar que si tu tío no hubiera salvado a aquel soldado nadie lo hubiera hecho. Estoy seguro de que tu tío quería enseñarte que teniendo ese poder que posees debes usarlo para ayudar al mayor número de gente
- Tienes razón. Será mejor que me prepare para lo que va ha pasar esta noche. Tengo que estar concentrado si quiero encontrarle
- ¿ Qué va ha pasar esta noche ?
- Nada... nada... Será mejor que durmamos para el día de mañana. Ven, te llevaré a tu habitación
La habitación no estaba tan mal como el resto de la vivienda. La cama que había con una sábana verde era muy buena. Nunca había visto una así, que se sostentara con una pequeña estructura de madera para no tocar el suelo. La mía era una roca lisa con un forro de paja y hojas tapadas con una sábana.
- Esta habitación es muy bonita
- Esta era mi habitación cuando vivía aquí
- Vaya, muchas gracias por dejarme dormir aquí. ¿ Tú donde dormirás ?
- No te preocupes. Hay otra habitación. ( Elas se acercó a mí, me puso la mano en el hombro y me miró muy serio ) Viltur, las calles de Akshul por la noche son muy peligrosas. ¿ Me prometes que no saldrás por la noche solo ?
- No te preocupes por eso, estoy muy cansado, no creo que vaya a ninguna parte
- En serio Viltur. Necesito que me prometas por lo que más quieras que no saldrás de esta casa por la noche – Dijo Elas con un tono muy serio
- Está bien. Te prometo que no saldré
- Gracias Viltur
No entendía por qué Elas me pedía con tanta insistencia que me quedara en la casa, pero pensé que simplemente se preocupaba por mí. Me metí en la cama e intenté dormir un poco para el siguiente día. Tenía planeado preguntar por mi abuelo para saber si alguien le había visto. Elas cerró la puerta y dejó la habitación. Se preocupaba mucho por que yo no descubriera lo que iba a pasar, pero Elas sabía que esta noche a las doce... los Rayo J se dejarían ver.
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