Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Día 2; Todo ha ido bien

Me froto los ojos con las manos en cuanto noto la luz entrar por mi ventana, justo cuando escucho el sonido del agua cayendo y chocando contra los platos.

Parece que Alvis ha venido un poco más temprano hoy. Me alegro, o eso creo.

Y, como todas las mañanas, ya tengo el desayuno en mi habitación. Alvis sabe que odio salir de mi cuarto, y lo respeta, por lo que siempre que tiene que darme algo simplemente lo desliza por la abertura que tiene la puerta. Comida, ropa... todo.

Es buena persona. No como yo.

Agarro mi bandeja y me siento en mi escritorio, dispuesta a empezar a comer, mientras que reviso mis chats en el ordenador.

No sé bien por qué lo hago, supongo que mantengo las esperanzas de que Naomi me haya hablado. Pero claro, eso no es así. Debe de estar en el instituto a estas horas de la mañana. No sé ni por qué lo intento.

Aunque, por alguna razón, mi mano lleva al ratón a deslizarse hasta la sección de 'chats recientes', en la que, para mi sorpresa, el último chat guardado es de hace dos semanas, cuando el médico que cuida de mamá trató de contactar conmigo para explicarme que estaba empeorando.

No respondí nunca.

Me sorprende que no se hubiera guardado el chat que tuve ayer con Naomi. ¿Acaso eso fue también parte del sueño? ¿O es simplemente un fallo del ordenador?

Dejo de lado todos esos pensamientos en cuanto un fuerte dolor de cabeza me llega, aunque no lo suficiente como para hacerme gritar o siquiera emitir algún gemido de dolor, o cualquier sonido en general.

Soy muy reservada para eso. Alvis solo ha escuchado mi voz una vez.

A veces, se queda delante de la puerta de mi habitación y empieza a contarme sus problemas. Dice que no sabe si lo escucho o no, porque nunca le respondo, o si estoy dormida o siquiera me importa, pero dice que él se siente mejor al decírselo a alguien.

Me pregunto si pensaría que he muerto, de no ser por las incontables veces que salgo de mi cuarto para ir al baño o de las veces que devuelvo la bandeja.

Aunque luego lo vuelvo a pensar, y tampoco creo que fuera a importarle demasiado si he muerto o no.

Tampoco me importaría a mí.

Volviendo al dolor de cabeza, este es originado (o eso creo), por un fuerte contraste de pensamientos, sentimientos y emociones dentro de mí. Curioso. No recordaba cómo era esta sensación. La de sentir, digo.

Una parte de mí, me dice que tengo que salir, y buscar aquel árbol que vi en mis sueños. Que debo encontrar algo allí que aquí jamás voy a encontrar. Algo que necesito saber o, más bien, tengo la sensación de que lo tengo que recordar.

Eso es lo que mi intuición me dice, pero por otro lado, otra parte de mí me pide a gritos que me quede. Que no salga de mi cuarto para nada del mundo. Que me vuelva a dormir, que vuelva a mi mundo.

Por un buen rato, me quedo dudando sobre si debo salir o no. Lo cierto es que me da algo de cosa salir ahora de la habitación y encontrarme con Alvis después de tantos años sin vernos.

O salir de casa y por mala suerte encontrarme a alguno de mis antiguos amigos. Digo antiguos porque, sinceramente, dudo bastante que me hayan llegado a querer nunca. De todas formas, se rindieron todos muy rápido cuando empecé a encerrarme en mi habitación, y rápidamente todos dejaron de intentar contactar conmigo.

O eso creo.

Sea como sea, decido que por primera vez en mucho tiempo, voy a hacer caso a esa 'intuición'. Así que, me dispongo a abrir la puerta.

No me sorprende que Alvis ni siquiera deje de lavar los platos al escuchar que se abre la puerta. Él sabe perfectamente que muchas veces voy al baño durante el día. Y no porque tenga que hacer mis necesidades, sino porque allí estoy bastante tranquila.

Y porque allí tengo a mis mejores amigos. Un cajón entero lleno de ellos. Cuchillos de todos los tipos, formas, colores y demás.

Aunque estoy segura que Alvis va a sorprenderse (o quizás le dé un paro cardiaco) en cuanto me vea. Y me escuche.

Me pregunto cómo se verá él ahora. Ha pasado demasiado tiempo desde que le veo la cara, a pesar de que siempre reviso que no esté cerca antes de abrir la puerta de mi cuarto para ir al baño.

Como no pasa mucho por el pasillo, nunca lo veo.

Así que, bandeja en mano, me dirijo hacia el salón. No se encuentra allí, está lavando los platos en la cocina, pero no pienso comer en la cocina. Así que dejo la bandeja en la mesa y empiezo a comer.

Una sensación de nerviosismo, angustia, ansiedad, y todas esas cosas, empieza a invadirme por completo. ¿Y si no le gusta cómo me veo? ¿Y si se enfada conmigo? No sé cómo se podría enfadar por salir de mi cuarto, ¿pero y si lo hace?

¿Pensará que soy rara? ¿Pensará que...? Oh, no...

Noto cómo un apagón ocurre en toda la casa, y los platos y el silbido de Alvis se apaga junto a las luces.

Sé perfectamente lo que está pasando. Esto no es nada nuevo.

Empiezo a hiperventilar, mientras me hago una bolita en el sofá y lloro desconsoladamente. Sé que Alvis no me escucha. Sé que Alvis no está ahí.

Nunca he entendido por qué me pasan estas cosas, pero cuando tengo esos sentimientos que mencioné antes...

Noto cómo toda la casa tiembla al mismo tiempo que mi ritmo cardiaco. Noto cómo mi respiración hace que se deformen todos los muebles, suelos, techos y paredes. Noto cómo mis lágrimas oscurecen aún más mi visión. Si a eso le sumamos el mareo...

Supongo que esto es lo que tiene haberse recluido de la sociedad durante varios años. Que ahora, me da miedo esa misma sociedad.

No... no es miedo. ¿Fobia, quizás? Tampoco, eso sería demasiado.

Simplemente es ansiedad. Sí. Es solo eso.

Para mí, la ansiedad es un sentimiento tan común como la alegría o la tristeza. Por lo que sí, para mí, tener un ataque de ansiedad, o en este caso, de pánico, no es más que una tontería.

O eso quiero pensar...

Me tiembla todo el cuerpo, noto como una especie de picor por los brazos. Como cuando se te duermen, pero agrandado por mil.

No sé ni cómo lo consigo, pero decido que lo mejor va a ser levantarme, y lo consigo. Temblando, claro. Y a punto de caerme por esos mismos temblores y picores, los cuales me han pasado también a las piernas.

Necesito incluso apoyarme en la mesa, pues sino, sé que voy a terminar en el suelo.

Pero al final, me rindo. El dolor que siento en las piernas (y en el pecho, por culpa del ritmo cardiaco acelerado) termina haciendo que caiga en el sofá, llorando de nuevo.

A pesar de mi poca visión, logro diferenciar una oscura figura observándome desde la puerta. Tiene los ojos rojos. La boca también. Está sonriendo. Da miedo.

Empieza a acercarse a mí, aunque no soy capaz de gritar. Lo juro, es como si me hubiera olvidado de cómo se usan las cuerdas vocales.

La figura anda lento. Se acerca a mí. Parece que tiene algo en la mano. Algo afilado. No puedo distinguir lo que es.

Necesito calmarme. Necesito calmarme antes de que mis latidos sean demasiado rápidos.

Eso podría provocarme un ataque al corazón.

Cierro los ojos y empiezo a respirar, lentamente pero funcional, centrándome exclusiva y únicamente en la respiración.

Noto cómo los latidos empiezan a reducir su velocidad. ¿Lo estoy consiguiendo? Eso espero.

Una voz resuena en mi cabeza:
"Tus recuerdos están enterrados debajo de las hojas".

Abro los ojos, y me encuentro directamente con los de Alvis. Ya no estoy llorando. De hecho, para él, nunca he empezado a llorar. Solo tenía los ojos cerrados, y acabo de abrirlos.

Se queda quieto, frente a mí, sin saber qué decir, sin saber qué hacer. Así que, decido empezar yo la conversación. Para que todo esto deje de ser tan incómoro, vamos.

—He decidido que hoy voy a desayunar contigo —trato de cuidar bien mis palabras, no quiero que piense nada malo de mí. —Pensé que te haría algo de ilusión, ya que siempre me cuentas tus problemas...

—Kay... ¿estás...? —está claro que no se termina de creer que yo me encuentre delante suya.

No lo culpo.

Hay bastantes cosas que explicarle, así que resumiré todo en que nos sentamos y empezamos a desayunar juntos, mientras yo le contaba cómo había vivido estos últimos años.

Lo cierto es que tampoco tenía mucho que decir, no le iba a contar que prácticamente vivía en el mundo de los sueños.

—Y dices que quieres salir a la calle... —sí, está claro que no termina de creerse nada de lo que está pasando en estos momentos.

—Hay un sitio que quiero revisar. No lo recuerdo muy bien, y siento que hay algo que necesito allí.

—Un sitio, ¿uh...? Esto... ¿necesitas que te acompañe?

—Sé cuidarme sola, no soy una 'damisela en apuros'. —no sé por qué le respondí tan borde. Está claro que solo se preocupa por mí. A mí también me preocupa salir, y más después de tanto tiempo. ¿Qué pensará la gente de mí? Me estoy arrepintiendo de hacer todo esto.

Aunque finalmente, después de bastante duda interna, consigo abrir la puerta y poner un pie en la calle.

Noto el sol rozándome la mejilla, y la brisa del aire acariciándome con delicadeza..., ¿por cuánto tiempo me estuve perdiendo esto?

Solo necesito recordar el mismo camino que realicé cuando estaba en aquel sueño. No me acuerdo perfectamente, pero sí lo suficientemente bien como para poder caminar sin preocuparme de perderme.

—¿Adónde vamos? —pregunta Naomi, que camina a mi lado. Ni siquiera la vi aparecer. Diría que me sorprende que no haya actuado abrazándome con fuerza, pero no es eso lo que me sorprende.

Me sorprende todavía más el hecho de que no hubiera nadie a mi lado. De que esa voz, que había escuchado tan claramente, no provenga de ninguna parte.

Normalmente no le daría importancia, suelo tener alucinaciones más de vez en cuando de lo que me gustaría admitir. Sin irnos más lejos, lo que me pasó antes en casa era una de esas alucinaciones.

Sin embargo, en esta ocasión, escucho otra voz, aunque esta más interna aún, que me repite una y otra vez la misma única palabra.

"Corre".

Le hago caso y acelero el paso, aunque durante todo el trayecto, noto que hay algo, o más bien alguien, detrás mía.

No solo por sensación. Noto algo que me toca los hombros. Que me revuelve el pelo. Que me sopla en la mejilla.

Ni siquiera miro hacia atrás, porque sé que me voy a encontrar con Naomi.

Y no quiero.

Finalmente, llego al lugar al que estaba deseando llegar. Un árbol en medio de un terreno lleno de césped.

Por alguna razón, veo muy borroso cuando dirijo mi vista hacia delante. Justo donde se encontraba... espera, ¿qué era lo que vi en el sueño?

Recuerdo las palabras de antes. Las que me dijeron que mis recuerdos se encuentran bajo las hojas. O algo así.

Y es entonces cuando dirijo mi mirada hacia una especie de hoja de papel que se encuentra bajo un montón de hojas.

Estoy segura de que no es real. De que también es parte de mi imaginación. Pero aun así, la cojo, y miro por la parte de atrás.

Espera, ¿por qué se parece tanto a uno de mis dibujos...?


- Aquí yace muerta //censurado// -
- Año //censurado// -

Un fuerte dolor de cabeza hace que caiga al suelo de repente, mientras dirijo mi mirada hacia el frente del árbol.

La visión deja de estar borrosa, y entonces, logro ver qué era lo que mi mente estaba tratando de ocultar.

El lugar no es un parque natural.
Es un cementerio.

Y lo último que veo antes de desmayarme a causa del pitido que escucho junto a lo que parece ser una especie de risa, es a una figura parada justo en frente de la tumba.

Aunque bueno... parada no sería la palabra, pues sus pies no tocan el suelo.

Más bien... parece estar colgada de algún sitio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro