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花 吐 き 病 (Final Part)

Hanahaki, final part. (Un poco más corta que las otras).

Una pequeña escena hot.

Última parte, gracias por esperar.
___

Si puedes mentir por amor...”

¿Se puede morir de amor?

Es la pregunta que rondaba en su mente al momento de ver a Boruto caer en el suelo.

Kawaki pensaba que alejándolo podía evitar muchas cosas: un rechazo inminente y dañarlo. Incluso le seguía siendo difícil aceptar el afecto de Naruto y Hinata.

¿Cómo es posible que Boruto sufriera tal tragedia?

Es lo que no podía entender y tampoco, se forzaría a amarlo.

Es imposible.

Inconcebible.

—Boruto, quiero que te mejores y estés a mi lado.

Parecía una completa estupidez, sin embargo, no quería ser el causante principal de su muerte. Es decir, Sakura ya estaba enterada de que él era el amor de Boruto y que, por supuesto, provocaba esa enfermedad.

Empero, Kawaki no quería perderlo. Sus razones podían parecer pequeñas y menos profundas a comparación de los amigos del Uzumaki, es decir, ni siquiera se conocían de toda la vida y tampoco lo amaba.

Él solo le agradaba.

Kawaki estaba consciente de la equivocación que cometió al momento de rechazarlo, pero no sabía que decir.

¿Se suponía que tenía que decirle que sí?

¿Corresponderlo?

Sin embargo, sabía que sin importar la respuesta que diera–sí es que era negativa– Boruto caería a manos de esa enfermedad.

“Hanahaki”

Incluso podía considerarse una maldición.

—¿Te sientes culpable de lo que pasó con Boruto?

Kawaki quiso ignorar aquellas palabras, después de todo, él no provocó ni dañó físicamente a Boruto.

Pero de alguna manera, Kawaki era culpable.

—¿Debería? —respondió sin mirar—. Quiero decir, no es culpa de Boruto sufrir eso.

Miró el florero y de alguna forma, le recordaba a Boruto. Él le obligó a arreglarlo y todo para poner feliz nuevamente a Himawari.

Aunque, en su mente, seguía rondando Boruto.

—Kawaki, no debes preocuparte por eso—comentó Hinata—, él ha mostrado mejoría. Estará bien.

Y con ello, volvió a su mente lo sucedido hace unos días.

El momento en que dijo esas palabras, pareció resolver la mayoría de sus problemas. Simplemente sus signos vitales dejaron de dispararse cada hora y se mantenía estable.

Boruto parecía retomar su color y energía, de verdad estaba mejorando.

Hasta Sakura se lo había dicho.

Sin embargo, tarde o temprano tendría que volver a visitarlo y por lo mismo, puesto que si no lo hace, Boruto volverá a recaer.

Y probablemente será más agresivo que la primera vez.

—Él me ama, Hinata-san —reveló—. Por eso cayó enfermo en primer lugar.

Ni siquiera podía mirar a la Uzumaki y hace días que evitaba ver a Sarada o cualquiera, se sentía miserable por haberle mentido a Boruto y que, quizá, volvería a caer una vez dijera la verdad.

Hinata dejó de lavar los platos y dirigió sus perlas hacia Kawaki. Él se veía completamente desolado desde hace días. En un primer momento, creyó que era por la situación de su hijo Boruto y que como todos–incluyendola–, estaba de esa manera por la incertidumbre de no saber si iba a mejorar, sin embargo, tenía el presentimiento de que era así.

El primer amor de Boruto, su querido hijo, no fue más que Kawaki.

De haber puesto más atención, tal vez, habría podido evitarlo, empero, ya no había vuelta atrás.

—¿Él te gusta?

Preguntó con cierta seriedad en su voz, no quería juzgar ni alarmar a Kawaki porque ya era una situación complicada de hablar y proceder.

Y sabiendo, más que nadie, de donde provenía Kawaki estaba segura que él no tendría ni idea de los sentimientos amorosos.

—¿Gustar? —respondió con cierta ironía en su voz—. Jamás he sabido lo que significa esa palabra.

Nunca en su vida supo lo que era el amor, lo mucho que podía ayudar y hacerle sentir bien ese sentimiento. Quizá hasta hubiese arreglado miles de problemas en su vida si tan solo ese amor existiera.

Actualmente, vivía una vida con mucho afecto y con grandes visiones del futuro, pero en su mente siempre existía una incertidumbre desconocida.

“¿Y sí todo desaparece?”, pensó otra vez.

Tenía miedo a ser abandonado otra vez. No había forma en que fuera algo racional, Naruto o Hinata se lo habían demostrado muchas veces, pero estaba ahí.

No quería avanzar emocionalmente en nada por lo mismo.

—Kawaki... —murmuró Hinata—, ¿qué piensas de Hima?

Aquella pregunta llamó su atención, por lo que reaccionó e inmediatamente miró a Hinata.

—¿Qué tiene que ver ella en esto?

Vio que la Uzumaki regresó a su actividad de lavar los platos, pero no hubo respuesta alguna. A veces creía que Boruto era exactamente igual de raro que Hinata, o al menos, existían muchas similitudes entre los dos.

Aunque también se parecía a Naruto, la única persona en el mundo que podía considerar como su padre.

—Digamos que existen muchas formas de amar —habló otra vez—. Por eso te pregunté, ¿qué piensas de Hima? ¿Ella te agrada, verdad?

Y Hinata, era como una madre, algo que jamás en su vida pudo tener.

Le ofreció una sonrisa y eso le dio confianza a Kawaki, o mejor dicho, se sintió comprendido por ella. Quizá no le echaba la culpa por haber enfermado a Boruto ni provocarle una maldición.

—Sí, Himawari es amable y me trata como si fuera su hermano —Lo pensó un poco—, supongo que también la considero así.

—Eso es amor fraternal, Kawaki —Cerró la llave y se secó las manos—. Tal como el amor paternal o maternal, son parecidos.

Hablar con Hinata le servía de mucho, ella lo ayudaba a entender y procesar la situación. Una manera de encontrar la solución y ayudar a Boruto.

—¿Y qué sientes por Boruto? —dijo, mirando a Kawaki—. Es una buena pregunta, ¿no? Sabiendo que él está enamorado de ti.

En todo ese tiempo, siempre evitó pensar en esa pregunta tan ridícula. Sarada le explicó mal y provocó que él tomara una mala decisión con sus palabras, terminando en ese desenlace.

—He estado pensando en él, últimamente —reveló, esperando una buena solución—. Yo le mentí, Hinata-san y me siento muy responsable de eso.

Odiaba sentirlo, porque Boruto no le importaba de forma romántica y no podía verlo así, cómo una posible pareja para él. Es decir, apenas comprendía lo que era tener una familia y ahora, verse invadido por todo eso lo ponía en una mala postura.

Así que, había pensando en mentirle otra vez a Boruto.

Pasado mañana volvería a visitarlo y no sabía qué decirle.

—¿Qué piensas hacer, Kawaki? —preguntó Hinata, cerca de él—. Si esto solo se resuelve correspondiendo sus sentimientos, puedes asegurar su vida.

No quería verlo morir, pero tampoco podía corresponder sus sentimientos. No lo amaba, tampoco lo quería.

Boruto, él solo era... Alguien.

Alguien del cual estaba obligado a salvar si no quería sufrir.

—Supongo que puedo considerarlo.

Fue lo único capaz de decir porque su mente ya estaba más que presionada por todo lo que tenía que pensar. Simplemente no le gustaba y ya.

¿Qué había de malo en eso?

—Aunque, intenta conocer más a Boruto. Ya sabes, pasa un poco de tiempo con él —sugirió, más entusiasta—. Pronto le darán el alta, puedo pedirle a Sakura-san que solo tú estés con él.

—¿De verdad? No me parece mala idea, supongo.

Mantener la mentira no era lo ideal para la situación de Boruto, en realidad, lo mejor sería decirle la verdad y simplemente buscar otra solución al problema.

Sin embargo, la segunda opción no era posible para nadie.

Y Kawaki tampoco quería arrebatarle a Boruto algo tan importante como sus propias emociones por su propia culpa.

Entonces, lo mejor sería estar con él durante un tiempo y quizá podría pasar algo en su corazón.

Cambiaría su visión sobre Boruto y lo mejor, es que podría salvarlo.

No sonaba tan mal.

*****

—¿Por qué estás aquí? —preguntó, ocultando su alegría—. ¿Mamá te obligó a venir o algo así?

—Vine porque quise —reveló honestamente—, además si no fuera por tus amigos, habríamos pasado más rato juntos.

No era muy bueno hablando, tampoco haciendo cosas muy divertidas, pero al menos, Boruto se veía más feliz que hace unas semanas atrás.

Él estaba más contento porque todos sus amigos fueron a visitarlo, no fue hasta la hora del almuerzo que Kawaki tuvo un tiempo a solas con Boruto.

—Sakura-san me dijo que alguien había venido, justamente a la hora del almuerzo —recordó—. No creí que hubieses sido tú, Kawaki.

Lo miró a los ojos y notó el cambio, otra vez.

La mirada tan sombría y vacía que había visto hace unas semanas, fue reemplazada por la mejor que Boruto tenía.

—Fue simple casualidad —Se excusó—, iba a visitarte un poco más tarde.

La verdad es que Sakura le había dicho en qué momento acercarse a Boruto para que fuera más ‘romántico’. Le pareció una tontería.

—De todas formas, siempre es bueno verte aquí.

Y allí estaba, otra vez mostrándole unas palabras repletas de afecto. Kawaki suspiró, tenía que ser honesto.

O eso pensaba, ¿qué pasa si ocurría otra cosa peor? No quería lastimar otra vez a Boruto.

—¿Tanto así me quieres..? —susurró, para sí mismo.

Su susurro llamó la atención de Boruto, él lo seguía mirando en completo silencio, pero curioso por su reacción.

—No te miento, quizás es una molestia para ti, pero de verdad te amo —Fue honesto—. D-Digo, ¿lo entiendes, no? Por eso estamos aquí.

Sonrió con torpeza.

Eso fue lo que le llamaba la atención a Kawaki desde el principio. Cuando conoció a Boruto, no creyó que habría alguien tan alegre e ingenuo como él.

¿Era posible confiar y amar a una sola persona? Kawaki creía que no, pero era curioso. Solo fueron unas semanas, en las que sus sentimientos por Boruto cambiaron.

No lo llamaría amor, ni tampoco un interés. Si no, ¿qué tan lejos podría llegar con Boruto? Lo habló con Hinata. Con Sarada. Y hace un rato, lo hizo con Mitsuki.

La persona que realmente amaba a Boruto, tal como Boruto lo hacía con él.

Kawaki creía que esos sentimientos que el Uzumaki le entregaba y por los que sufrió, pertenecían a Mitsuki. Es él la persona correcta para Boruto.

Él mismo se veía incapaz de amar a otra persona, preocuparse y tan solo cuidarla.

—¿Qué quieres de mi, Boruto?

Preguntó. Ya estaba cansado de todo eso. Sentía que todos le echaban la culpa a él por lo que Boruto estaba pasando, es decir, creían que no lo correspondían por simple orgullo.

Eso no era así, Kawaki simplemente no podía verlo de otra forma. Pero dentro de todo eso, estaba el deseo. El anhelo de darle algo.

¿Y sí le daba lo que quería a Boruto?, fue lo que pensó. De esa forma, tal vez, entendería todo y solucionaría todo ese problema que había formado por su tontería. Por no ser amable la primera vez que Boruto se le declaró.

La mejor forma de hacerlo mejorar, era demostrarle que lo amaba. ¿Cómo podía hacerlo? Si quería que Boruto estuviera bien, fuera la misma persona que antes, tenía que darle lo que sea que él le pidiera.

Estaba dispuesto a cumplirlo si con eso podía ayudarlo.

No pensaba en sí mismo, de hecho, todo ese tiempo había reflexionado si sentía algo por Boruto. ¿Realmente lo veía como solo una molestia? En realidad, él sentía que había algo más que no estaba viendo.

—¿Y esa pregunta? —preguntó, con una sonrisa—. Oye, está todo bien. No necesitas..

Kawaki se sentó a su lado sobre la camilla, viéndolo desde más cerca. Ahora que lo veía, sus ojos azules eran mucho más claros que los del séptimo.

Sarada una vez se lo dijo, y él podía confirmarlo.

—Te seré honesto si tú lo eres conmigo —murmuró, desviando su mirada—. Las parejas deben ser honestas entre sí.

—Si tú lo dices...

Kawaki suspiró. ¿De qué manera podía empezar a hablar? Odiaba estar metido en eso. Ser la persona responsable de la condición de Boruto sin que él lo quisiera.

Todo porque Boruto estaba maldito.

Y sabía que tarde o temprano, él podría morir si no hacía nada.

—Boruto... ¿Qué es lo que te gusta tanto de mi? Soy lo peor, mucha gente me odia y aún así, el hijo del Hokage decidió amarme —habló, después de un rato—. ¿No es irónico? Sabes, hay más personas que te aman y yo no soy el más adecuado..

—¿Por qué tienes que decidir si eres el adecuado o no? —Lo interrumpió y puso su mano sobre la de Kawaki—. Yo te amo a ti, a nadie más.

No se sentía culpable, en absoluto. La verdad es que quería saberlo, descubrir las emociones que él realmente le hacía sentir e interpretarlas como suyas.

Entonces, Kawaki arremetió.

—¿Quieres decir que estarías dispuesto a morir por mi?

Tal vez, estaba muy pronto a encontrar algo que le diera la decisión final de que Boruto era el adecuado. No, que él era la persona que más amaba.

O que le gustaba.

—Morir... —Repitió, parecía pensarlo—. ¿Quieres que muera por ti? Si tú lo pides, podría hacerlo. De hecho, estuve a punto de morir.

De alguna forma, ese amor tan incondicional que Boruto sentía fue lo que casi lo mató. Su pregunta no tenía sentido, nada de eso estaba bien.

No quería caer en el amor. Le privaron de las emociones por toda su vida y cuando ese idiota llegó a su corazón, arruinó todos los planes que alguna vez tuvo.

Ya nada importaba.

Él ni siquiera era una buena opción para Boruto porque tarde o temprano lo traicionaría a su beneficio, pero quería probarlo. Kawaki, por primera vez al mirarlo, sentía esa necesidad.

Ese gusto por Uzumaki Boruto.

Fácilmente, podía convencerlo de que existía una mejor opción que él. Esa opción era Mitsuki, él también lo amaba.

De no ser porque Kawaki estaba en medio, los sentimientos, el corazón, la atención e incluso, puede que los labios de Boruto, son de su pertenencia.

Aquello le gustó.

Decir que algo era de su pertenencia.

—No, creo que ya encontré algo que me gusta mucho —murmuró, tirando del agarre que Boruto le había hecho antes— y quiero probarlo.

Las pálidas mejillas de Boruto cambiaron a un leve color rosado. Es obvio, aunque él quisiera tomar la iniciativa se avergonzara tarde o temprano, en cambio Kawaki ni siquiera dudaría un poco.

Le dio gusto saber que había robado algo que podía llamar suyo, es decir, Boruto estaría de acuerdo incluso si no le preguntará.

—¿P-Probar?

Para Kawaki, quien seguía sin entender los sentimientos que tenía por Boruto, decidió utilizar eso para su propio deleite. Es decir, ¿no era el responsable de eso? Así que, si él lo quería podría resolverlo de la manera que quisiera.

Le daban igual las maldiciones o enfermedades.

Ver de esa forma a Boruto, solo encendió su labia y emocionó su corazón.

Sonrió un poco y habló al instante.

—Si soy la mejor opción que tienes, ¿por qué no comprobamos lo que dices, Boruto? —musitó, ya cerca de sus labios—. Eres el que más me gusta de todos.

Fuera verdad o no, Boruto no lo entendió. ¿Era verdad lo que él le decía? ¿Kawaki había enloquecido? Uzumaki no estaba seguro. Ya no había nada por la que tuviera que estar seguro.

Y de inmediato, Kawaki lo besó con urgencia.

Su primer beso fue tomado por la persona que más amaba. Le sorprendió, incluso lo avergonzó.

Kawaki lo estaba besando.

De inmediato, sintió que se subía encima de él. La persona que más amaba, ahora mismo, parecía que quería probar cada parte de él.

Su corazón estaba por explotar ahora mismo.

Se sentía demasiado bien... Como si fuera una simple ilusión de la que nunca creyó que alguna vez pudiera suceder.

Pero estaba pasando.

La mano que sujetaba su mejilla comenzó a descender lentamente, paseando por su cuello y luego, en su pecho.

Era intenso. Demasiado para que Boruto pudiera soportarlo realmente.

Kawaki parecía devorar sus labios. Él estaba hambriento por probarlo.

Aunque era su primera vez, Boruto no podía seguirle el ritmo.

Sentía que el aire le faltaba por culpa del beso. Kawaki se negaba a soltarlo.

Uzumaki puso su mano sobre el pecho de Kawaki, separándose finalmente.

Su respiración estaba agitada. Se sentía confundido y acalorado.

Eso fue muy atrevido.

—¿Q-Qué demonios te sucede, idiota?

Kawaki solamente lo miró en silencio y relamió sus labios.

—Eres dulce, ¿sabes? —murmuró—. Tal como un Taiyaki.

Boruto se avergonzó mucho, casi pareciendo un tomate.

—Deberías bajarte, alguien podría venir y...

Sin embargo, Kawaki lo sujetó de ambas manos por encima de su cabeza. Lo tenía sometido a su merced.

Boruto podía escuchar su corazón latir a gran velocidad. Eso era demasiado para él.

—Yo creo que no —dijo con seriedad—. La verdad es que quiero probar cada parte de ti, Boruto. Me causa mucha curiosidad.

A vista de Boruto, él se veía demasiado seductor.

—E-Estás exagerando... —Desvió su mirada—. Sé que esto no te gusta.

Kawaki sonrió ladino. Él nunca había pensado si le gustaban chicas o chicos, de hecho, para él eso no existía.

Aún con la culpa que sentía, Kawaki pensaba que esto era la mayor muestra de amor que podía darle a Boruto.

Además, probar los labios de Boruto fue extravagante.

Fue un dulce sabor.

—Estoy siendo honesto contigo, tú también deberías serlo, Boruto —comentó serio—. Dime, ¿de verdad no quieres?

Para alguien con nula comprensión de lo que era el amor, tal como Kawaki, fue una verdadera invitación para probar algo prohibido.

Claro que se sentía nervioso y ansioso. Pero estaba seguro.

O al menos, es lo que sentía.

—Y-Yo... No lo sé —respondió, sin mirarlo.

Boruto dejó a la vista su cuello. Kawaki sonrió y se acercó a éste.

Sopló cerca del oído de Boruto provocando sensibilidad. Una vez lo hizo, besó el cuello del Uzumaki.

Con una tortuosa lentitud lo hizo, solo para molestar a Boruto.

—¿Sigues inseguro sobre esto, Boruto? —susurró.

Si él le decía que no, obviamente se detendría para no molestarlo más. En cambio, si éste le daba una respuesta afirmativa, no sabía que tan lejos llegaría.

Por supuesto, no había mucha ciencia para saber cómo tener relaciones con un hombre y Kawaki ya sabía sobre eso.

La preparación lo es todo.

—S-Solo...

Escuchó un pequeño murmullo. Lo más probable es que Boruto no lo quisiera. Había demasiados problemas como para hacer algo así.

Kawaki soltó el agarre de las muñecas de Boruto. Iba a salirse de encima, hasta que lo escuchó.

—E-Está bien, puedes hacerlo...

Sus ojos azules lo miraron avergonzados. El rostro deseoso y débil de Boruto, encendieron algo dentro de Kawaki.

Algo tan conocido como la llamada lujuria.

Mantuvo su sonrisa, viéndolo más atento.

—Entiendo... Así que, también deseas saber lo que se siente —dijo con burla.

Boruto asintió aún sonrojado.

Pronto, volvió a ser besado por Kawaki. Ser correspondido de esa manera era lo mejor.

Su corazón se sentía más que cálido en ese momento, era imposible que la tristeza tuviera lugar allí.

Entre besos y pequeños suspiros, Kawaki descendió su mano a través de la ropa de Boruto, como si fuera un camino hasta llegar al final y poder introducir su mano.

Al lograr tocar el abdomen de Boruto, sintió lo tenso que se puso.

Era lo normal. Sería la primera vez de ambos.

Pero Boruto había aceptado, por lo que, Kawaki continuó tocando.

De Boruto solo podía sacar suspiros y pequeños jadeos. Kawaki no estaba seguro si lograría llegar más lejos.

De hecho, le estaba gustando avanzar cada vez más con eso.

Kawaki entendía el peso que tendría sus acciones en Boruto, pero se sentía responsable. Así que, es lo que haría.

Llegaría cuán lejos pudiera para sanar a Boruto.

(...)

—Su mejoría es notable —murmuró Mitsuki—. De alguna forma, lo lograste.

Kawaki se detuvo. No creyó encontrarse tan pronto con Mitsuki, quién realmente estaba enamorado de Boruto.

Hace tan solo unos minutos tuvo sexo con Boruto.

Fue divertido.

Kawaki sonrió.

—Lamento mucho que todo esto haya pasado, fui irresponsable —Desvió su mirada, con seriedad—. Pero gracias por el consejo, Mitsuki.

Mitsuki fue la última opción para Kawaki, pero él siempre tuvo la respuesta a su problema. Debía intentarlo, aunque fuera falso, sabía que tarde o temprano él terminaría junto a Boruto.

—No necesitas darme las gracias —Lo negó—. Preocúpate de que Boruto no se dé cuenta de las mentiras.

Claro. Mitsuki era muy observador.

—En realidad, por un momento, creí que la operación era la solución a su problema —dijo Kawaki—. Yo sé que no soy lo mejor para él, pienso que Boruto debió elegirte a ti.

Mitsuki lo miró. Lo comprendió.

—Pero él te quiso a ti —confesó y luego, suspiró—. Esa enfermedad es una verdadera molestia... Deberías cuidar más de Boruto.

Parecía como una advertencia.

Kawaki mantuvo su sonrisa, no estaba seguro de cuánto tiempo faltaría para que sus emociones cambiarán y no fuera un simple deseo carnal estar con Boruto.

—Si él vuelve a recaer, morirá —reveló—. Su corazón no lo soportará más.

Amar a alguien sí que era una molestia.

—Evitaré que eso suceda, deja de preocuparte.

Las mentiras, normalmente, se volvían verdades.

Boruto no necesitaba saberlo. Nadie necesitaba saberlo.

Solo Mitsuki lo sabía porque fue su última opción y era él quien conocía más a Boruto.

—Boruto ya está decidido a amarte, tú también deberías pensarlo —Se dio la vuelta, ya tenía que irse—. Pero si ya aceptaste su amor, esfuérzate. Lo vas a necesitar.

Fue extraño.

Pero tenía toda la razón.

Entre tantas dulces mentiras que le dijo a Boruto, alguna de ellas debió sentirse real. Kawaki quería que fuesen reales.

Porque estaba decidido a amarlo.

Ámame hasta que se convierta en realidad”.




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