Fuego con fuego.
AU sobre la prisión.
+18. Muchas escenas sexuales.
Netorare 100%.
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—¿Quieres conseguir algo trabajando horas extras? —preguntó con ironía—. El jefe te castigó y tú, sigues insistiendo en eso.
Boruto suspiró y negó con la mirada.
—Vivir solo es aburrido, ¿sabes? —Terminó de guardar sus cosas en el casillero—. Es ridículo pensar que esperaré a alguien en casa.
Sarada se golpeó el rostro, él mentía.
—¿Volvieron a pelear? ¡Diablos, Boruto! No es culpa de Mitsuki que tengas una extraña obsesión con el trabajo.
—Deja de quejarte, ¿no estás tú también en la misma situación? —La miró—. Dejas a Metal con tu hijo que, solo tiene 6 meses y te das la completa libertad de venir a trabajar.
Sarada se rindió y tomó su mochila, su turno ya había terminado ese día y por los próximos tres días.
—Bien, te daré el sentido de la duda —comentó— y cuando termine el turno, habla con Mitsuki. Llevan más de 5 años juntos, ¿por qué arruinarlo?
—Sí, como digas... —Se acomodó su cinturón y extendió su mano—. Por cierto, ¿hoy me toca a mí, no?
Uchiha se preocupó ligeramente, pero le entregó las llaves de todas formas.
—Solo verifica que no intente nada y debes vigilarlo de vez en cuando —Se dio la vuelta—, aunque últimamente ha estado muy tranquilo. Así que, buena suerte. ¡Adiós, Boruto!
En un simple santiamén, su mejor amiga Sarada ya se había ido de la habitación y también seguramente de la prisión.
Desde hace un tiempo que Sarada le recriminaba el hecho de ser un adicto al trabajo y jamás velar por su pareja, a penas y estaba en su casa los fines de semana.
Sin embargo, podía parecer muy cliché o algo así, pero él se había fijado en alguien más desde hace unos meses atrás.
—Así que la policía cascarrabias tiene un hijo y por eso te lo pidió a ti, eh? —Se burló con ironía—. ¿Estás seguro que no hay otra razón?
Boruto vio su reloj y notó que aún era algo temprano, no podía asegurarse de ver cara a cara a Kawaki ni entrar a su celda sin una razón válida.
—Quizás encontrar algún problema en ti —bromeó también—, ya sabes, para seguir perdiendo mi tiempo contigo.
—¿Cómo es que siempre te sales con la tuya, Boruto? —Se acercó a la puerta—. Detesto que tengas a alguien más, pero aún así me convences.
Uzumaki se apoyó en la pared y reveló.
—He pensado en terminar mi relación con él, de hecho, muchas veces —Miró al suelo y cambió su semblante—. Siento que la magia terminó entre los dos.
—Con magia te refieres al amor?
—Sí. Mitsuki es... —Trató de poner alguna excusa negativa—. No lo sé, simplemente no lo entiendo.
—¿Tal vez yo soy el culpable? —preguntó con soberbia—. Tu vida era muy aburrida, hasta que me conociste. Si no estuviera aquí, ya te habría hecho mío.
Boruto lo miró por las barras de la puerta y sonrió un tanto sorprendido.
—Bueno, si tuvieras buen comportamiento el juez no alargaría tu sentencia —Desvió su mirada, con capricho— y probablemente ya hubieras salido de aquí.
—Hay demasiados idiotas aquí —Se rió socarrón—, pero tú no lo eres tanto.
La primera vez que se encontró con Kawaki fue cuando fue transferido a la prisión de Konoha, muchos decían que era hijo de uno de los criminales más grandes en la mafia u otros decían que también había asesinado a alguien y por eso, venía muy encadenado.
La realidad era distinta, o eso le había contado Kawaki, lo traían de esa manera porque había golpeado a uno de los policías por provocarlo de manera inadecuada.
Fue entonces que se lo encargaron a Boruto como su vigilante principal, todo por tener buena reputación dentro de la enorme prisión.
Y entonces, de una manera u otra ambos se enamoraron.
—A veces pienso que abandonar mi casa fue un error, ¿sabes? —pensó en su familia, sobre todo en su hermana—. Es un fastidio total lidiar con los gastos.
—¿Acaso tu noviecito no te ayuda?
Siempre le causaba algo de gracia lo celoso que era.
—Pues, paga la mitad de los gastos y yo la otra mitad. —recordó—. Es lo de siempre.
Boruto sí quería a Mitsuki, es decir, había sido su primera relación más duradera y actualmente seguían, pero ya no había maneras de arreglarla.
Menos con un criminal tan encantador detrás de él.
—Así que... ¿Estás conmigo porque te gusta lo peligroso? —preguntó—. Por tu respuesta puedo decir que tu relación con él es muy tranquila. ¿Siquiera tienen sexo?
—¡¿Cómo puedes decir eso tan a la ligera?! ¡Imagina que viene alguien más! —Se quejó—. Realmente estaríamos acabados.
Había veces en las que podía actuar como un adulto sensato, y otras, en que los genes de su madre salían a la luz.
Por lo menos no era como cuando estaba en secundaria.
—Estoy seguro que seguirías viniendo a verme —Confirmó orgulloso—. Me amas, bueno, siempre lo dices cada vez que tenemos sexo.
Boruto se exaltó y se alejó de la pared, apuntó a Kawaki con su mano y se molestó.
—¡Lo dice él que siempre me suplica que tengamos algo!
Kawaki rodó los ojos y pensó en molestar a Boruto otra vez.
—Nunca te niegas, así que puedo decir que es verdad, ¿no?
Uzumaki bajó su mano y se quedó callado por un momento, no es como si su relación fuera prohibida.
Bueno, literalmente sí lo era. Un policía y un criminal no podían tener ningún tipo de relación, ni siquiera de amistad, porque podían ser manipulados o vistos como cómplices. Incluso, perder su placa.
Sí es que sucedía algo, claro está.
—¿Podemos hablar de otra cosa? —Volvió a acercarse—. No quiero que nadie piense que estás haciendo algo malo por mis gritos.
—¿Cuáles gritos? —Sonrió burlón—. Siempre eres tú el que no se contiene.
Boruto se avergonzó otra vez y dirigió su mirada ligeramente al reloj que estaba en la pared, hace más de media hora estaban hablando y ya pasaban de la medianoche.
Casi siempre que lograba tener horas extras o la autorización de un turno en la noche, cerca de las 3 es cuando comenzaba su "show" de amor.
—Y también deja de decir cosas así, o me iré antes —Se mofó, aunque realmente no lo haría—. Sé muy bien que eso no te gustará, ¿verdad?
Kawaki chasqueó la lengua y aceptó su propuesta a regañadientes.
Le gustaba molestarlo porque de verdad lo quería mucho.
—Entonces, ¿sabías que mi hermana quería estudiar florería? —compartió amistoso—. Por supuesto, eso no necesita estudios universitarios, pero decía que le gustaban muchos las flores.
—Apuesto a que tus padres le dijeron que no —respondió mirando a Boruto—, bueno, por lo que recuerdo decías que no eran muy permisivos.
—Con Hima sí lo eran. —Movió su pie—. Siguen molestandome con mi elección, y más porque trabajo en una prisión.
—Eso me hace preguntarme, ¿cómo conociste a tu novio? —preguntó confundido—. Es decir, ¿ellos sí te aceptaron?
Eso era algo que realmente no quería recordar. Su familia en sí, era buena, pero no lo suficiente como para decir que se sentía feliz cada vez que los veía.
—Al salir de preparatoria, les presenté a Mitsuki —recordó—. En ese entonces, aún no estábamos saliendo y con el tiempo, a mis padres les gustó la actitud que tenía y lo amable que era conmigo.
Incluso le estaban pidiendo algo que realmente parecía imposible. Su madre le estaba pidiendo que se casara con Mitsuki y que, por supuesto, adoptaran a algún bebé.
Mitsuki no protestó en su contra, pero Boruto no se sentía convencido de esa decisión. Y ahora, que había conocido a Kawaki definitivamente no quería casarse.
Él quería esperar por Kawaki.
—Pero ya no vivo con ellos y soy mayor de edad, tengo casi 24 años. —Se encogió de hombros—. Puedo tomar mis propias decisiones.
—Me alegra, porque tampoco te dejaría ir.
Ante las palabras de Kawaki, se sintió comprendido por él y a pesar de que su actitud con los demás pareciera completamente diferente a la que era, prefería que siguiera así. Además, tampoco había necesidad de que alguien se enterara de que estaban en una especie de relación romántica.
Ellos se querían, habían pensado y dicho de todo, pero ninguno de los dos había formalizado una relación.
Pero no era una molestia.
—Bien, señor policía —Kawaki se alejó de la puerta y caminó a su cama—, ¿podrías decirme cuánto me queda de sentencia?
Boruto trató de recordarlo, la realidad es que Kawaki debió de haber salido de prisión hace más de dos años y 6 meses, sin embargo, por su actitud conflictiva le alargaron la sentencia.
—Te queda un año, Kawaki —Suspiró, al recordarlo—. ¿Sabes que en un año pueden pasar muchas cosas?
—¿Cómo acabar con esa relación tan aburrida y solo tenerme a mí como próximo novio? Por supuesto. —respondió rápidamente—. ¿Es una buena opción no lo crees?
—¿Tanto así me quieres? —Se cruzó de brazos con una sonrisa—. ¿Qué pasa sí Mitsuki se sigue esforzando?
Hubo un pequeño silencio entre los dos.
—Si eso pasa, te buscaré hasta el fin del mundo —declaró con seriedad—. Quiero decir, ¿para qué querrías seguir estando con él?
Boruto quiso celebrar como un niño pequeño por lo romántico que se había vuelto Kawaki a su lado, pero se resistió. A comparación de varios meses atrás, él era muy reservado hasta muy frío.
Pero cuando tuvieron tiempo a solas, todo cambió.
—Si alguien escuchara tus palabras, realmente diría que estás enamorado. —Se burló—. ¿Seguro que eres la persona que dicen los rumores?
—¿Por qué no sólo vas a ver si ya no hay nadie? —Se quejó—. Es aburrido hablar a través de una maldita pared de concreto.
—Está bien, está bien.
Mientras se marchaba negó con una gran sonrisa en su rostro. Ciertamente, era diferente a lo que él esperaba a enamorarse.
La manera más convencional no era esa e incluso, estaba prohibida.
Pero ¿a quién le importaba?
Hace mucho tiempo que no se sentía así de feliz con alguien y que escuchara cualquier cosa que él dijera.
—¿Boruto? —Shikadai habló al verlo—. ¿Por qué estuviste tanto rato ahí dentro?
Y todo dentro de él se congeló, era más que obvio que debía vigilar desde fuera y ni siquiera entablar una conversación con Kawaki.
—Estaba revisando que todo estuviera bien... —dudó, pero fue lo único que se le ocurrió—. ¿Por qué la pregunta? ¿Tú no deberías estar en tu oficina?
Shikadai notó los nervios en Boruto, por lo que volvió a interrogarlo.
—Sé que trabajas muchas horas aquí, pero ¿no se supone que hoy le tocaban las horas extras a Sarada? —preguntó—. Sabes que a menos que no sea una emergencia, no pueden intercambiar trabajo.
Boruto se dio la vuelta y explicó apresuradamente.
—¡Su bebé estaba enfermo! —exclamó, fue lo único que se le ocurrió—. O algo así me dijo y para no molestarte, me lo pidió como favor.
Shikadai bufó hastiado.
—Sería ridículo castigarte con más horas de trabajo —Miró su tableta para pensar en algo—, ¿acaso no tienes pareja también?
—Él también trabaja mucho, además —pensó en algo— ya hablamos sobre esto. No te preocupes, Shikadai.
—Hablaré con Sarada el lunes, ya que ella siempre se toma los fines de semana y jamás responde el teléfono —murmuró molesto—. De verdad es un fastidio tomar este trabajo.
Boruto tenía intenciones de irse y luego de unos cuántos minutos regresaría a la celda de Kawaki, después de todo, en ningún momento del día podían hablar con calma.
—De todas formas, Shika... —Se dio la vuelta—. Yo ya pensaba irme a vigilar a otro lado, no tienes que pensar nada raro.
—¿Por qué pensaría algo raro? —cuestionó sus palabras—. Otsusuki ya hizo algo, ¿no?
Al nombrar el apellido de Kawaki, Boruto saltó en su defensa inmediatamente.
—¡Claro que no! —exclamó—. Quiero decir, me refería a que creyeras que no estoy trabajando o algo así.
Shikadai negó y comenzó a caminar.
—Por cierto, escuché que ese Otsusuki va a tener audiencia con el Juez —comentó—. Quizá sea por su sentencia. Estos últimos meses ha estado muy tranquilo desde que lo mantuvimos en aislamiento.
Aquello alegró a Boruto.
—Me parece una tontería que su cámara se haya roto —Se quejó Shikadai a medio camino—. Oye, Boruto. ¡Quédate adentro! Ese Yuino va a saber lo que es romper un equipo.
Y sin más, Shikadai se retiró en unos segundos de su vista.
Fue bastante repentino, sobre todo, porque ahora podía darse la libertad de quedarse dentro de la celda de aislamiento para "vigilar" a Kawaki.
A pesar de todos los contras que existían en su relación y los sentimientos que tenía por Kawaki, Boruto no estaba dispuesto a dejarlo ir.
Desde hace muchos años que no se sentía así por alguien.
—El encargado de las cámaras las rompió, así que tenemos mucho tiempo... —murmuró abriendo la celda de Kawaki—. Bueno, es lo mismo de siempre, ¿no?
Antes de volver con Kawaki, se aseguró de cerrar la puerta que llevaba a las celdas de aislamiento. Bueno, Kawaki estaba en los lados más aislados–valga la redundancia–, por lo peligroso que era para los demás. Él no diferenciaba de sus compañeros ni los guardias, si lo molestaban, atacaba.
Muchos decían que era muy violento, hasta peligroso. Los rumores dentro de la prisión decían que hasta llegaría una supuesta sentencia de pena de muerte, pero lo que Boruto conoció de él fue diferente.
Realmente era difícil explicar lo que sentía a los demás, a sus amigos, familia o su novio. Uzumaki Boruto se había enamorado de Kawaki.
—Aunque tenemos bastante tiempo antes de que Shikadai pueda arreglarlo.
En parte, Boruto lo había provocado a propósito. Sabía que el tiempo que pasaba con Kawaki era poco, y su propio corazón, le pedía con muchas ansias estar con él. Por eso mismo, le pidió a Denki–el esposo de Iwabe– cómo podía romper y arreglar todo un sistema de cámaras dentro de una instalación. Le mintió y de todas formas, consiguió esa información.
Cerró la puerta de la celda detrás de él, dándole la espalda y suspiró. La tensión de los dos siempre era la misma y eso, de alguna forma, le encantaba.
—¿Lo hiciste tú, no? —susurró cerca de su oído—. Recuerdo nuestra conversación de hace una semana, dijiste que deseabas pasar más tiempo conmigo, ¿no?
Boruto al sentir la voz de Kawaki cerca de su oído, su estómago le demostró inmediatamente la emoción por la cercanía de él. Además, escuchó que el latir de su corazón cambió abruptamente. Era más rápido que antes.
Dejó las llaves en la cerradura y se dio la vuelta, viendo a Kawaki cerca de él. Normalmente estaría nervioso, como la primera vez que llegó a convencerlo de entrar a su celda.
Sarada, Shikadai, hasta Iwabe le dijeron que jamás se acercara ni hablara con él. A ellos, sus amigos, les preocupaba mucho su seguridad.
Muchos le decían que era un poco ingenuo.
—Tú mismo lo dijiste, Kawaki —murmuró, subiendo sus manos hacia el cuello del mayor—. ¿Por qué no me convences a tu manera de dejar a Mitsuki?
Hace mucho tiempo que Boruto no podía sentir esa emoción en su corazón, en cambio, Kawaki le daba todo lo que él quería en alguien y lo mejor de todo, es que era correspondido.
Boruto sentía un ferviente y fuerte impulso de besarlo ahí mismo, iniciar el primer movimiento y continuar bajo su propia burbuja de amor. Había confirmado, en ese mismo instante, cuánto lo amaba.
No se imaginaba otra persona más en su vida.
Escuchó una pequeña risa de Kawaki, solo que ésta era más juguetona y se oía sexy.
—¿Estás seguro, Boruto? —Se acercó más, casi rozando los labios contrarios—. No quiero que te vean en un estado tan sensible y escuchen tus magníficos gritos.
Solo estaba en él dar el consentimiento. Por eso lo amaba también, no había cosa que no le preguntará y quisiera conocer de él.
Kawaki lo entendía, a veces creía que era él a quién busco toda su vida.
Además, Boruto estaba dispuesto a aceptar todo lo que él le diera.
—Solo bésame, Kawaki.
En cuanto lo pidió, sus labios fueron tomados inmediatamente por su amante. Aunque fue solo un beso, Boruto no podía cansarse de ellos.
Los besos que le daba Kawaki nunca lo cansaban ni agotaban.
De hecho, siempre buscaba tenerlos. Porque realmente lo amaba con todo su corazón, él le había robado el lugar a su novio y se instaló como si fuera su casa.
Y era cierto todo lo que Kawaki le había dicho, desde ahora, no pensaba perder su vida con alguien a quién dejó de amar.
El toque tan tortuoso que le daba parecía como un castigo para él, pero podía saber que era por estar con Mitsuki. Ni siquiera se había quitado su camisa y ya sentía que la ropa le sobraba.
Tenía calor y ansias de tener más de Kawaki.
En un solo instante, volvió a besarlo y luego se separó otra vez yendo directamente a su cuello, pero Boruto recordó algo muy importante.
Cuando pasará esa noche, Sarada le había pedido que hablara con Mitsuki sobre su situación y lo más probable, es que en la mañana lo vaya a esperar desde temprano.
Ambos tenían trabajos muy desgastantes y que ocupaban mucho tiempo, cuando los dos comenzaron a ejercer sus actividades laborales, fue el momento en que su propia relación se perdió.
—N-No dejes ninguna marca —habló, con dificultad—. En la mañana, tengo que hablar con... ¡G-Ghg!
Se cubrió la boca con su mano izquierda, sabía que cuando tenían sexo, no podía nombrar a su novio. Kawaki era bastante celoso por esa misma razón.
—Me encantaría ver su rostro cuando descubra que un criminal como yo, le haya quitado a su precioso —Lo tomó de ambas piernas, elevándolo a su altura— y dulce novio.
Boruto se sujetó de sus hombros y respiró agitado. Él siempre lo excitaba de muchas maneras diferentes, se sentía indefenso y sumiso frente a Kawaki.
Era encantador a su manera y cuando actuaba con posesión, Uzumaki sentía mayor emoción que antes.
—¿Quieres que sea gentil ahora? —Caminó, hasta llevarlo a la cama—. ¿O deseas que sigamos con lo que dejé la última vez?
Sus palabras encendieron más a Boruto. Por problemas dentro de la prisión, no habían logrado continuar con la última pose que él mismo le había enseñado. Se avergonzó bastante la primera vez que se lo sugirió porque no sabía a qué se refería.
Después de todo, Boruto siempre había estado abajo en cualquier posición que probó con Mitsuki.
—O-Olvidé traer lubricante, ¿sabes? —reveló avergonzado—. ¿No va a doler?
Kawaki estaba encima de él y aunque se hubiera avergonzado, él seguía viéndolo de la misma forma.
Para Boruto, Kawaki seguía siendo más que atractivo en esa posición.
—Si quieres, podemos empezar de esta manera —sugirió—. Además, porque no utilicemos esa cosa alguna vez, no pasará nada, ¿sabes?
Era una única oportunidad, la mejor de todas. La había creado a la perfección y podría estar con él hasta mucho después del amanecer gracias a que descompuso las cámaras. Pero la primera vez que tuvo con Kawaki, nunca esperó que una cosa tan grande pudiera caber dentro de él.
Boruto desvío su mirada un poco, mientras desabrochaba los botones de su camisa. Se había esforzado demasiado por Kawaki e incluso puso en riesgo su propio trabajo por él, no podía temerle a algo tan natural. A pesar de que fueran hombres y que podía doler más, se arriesgaría.
Ya tendría una excusa si Mitsuki venía por él en la mañana.
Pero sintió un beso en su mejilla, dejando de pensar.
—Si te duele mucho, puedo ir más lento, Boruto.
Sus mejillas se prendieron más que antes, de verdad adoraba ver a Kawaki de esa manera tan bonita.
—Entonces, está bien.
Sonrió, él era muy encantador.
Volvió a ser besado por Kawaki, con mayor intensidad que antes. El mayor se había puesto en medio de sus piernas, literalmente podía sentir el gran bulto en su parte baja.
El toque tan tortuoso y caliente que Kawaki le daba solo lo volvía aún más loco por él. Las manos grandes de Kawaki estaban tocando sus pezones, pellizcando y presionando.
Los gemidos no se hicieron esperar.
A Boruto le encantaba la intensidad de Kawaki para tener sexo.
No. Todo lo que provenía de Kawaki le encantaba.
Boruto podía recordar que, la primera vez que lo hicieron, por primera vez en su vida, tuvo dolores en su espalda baja y apenas podía sentarse con normalidad. Quizá porque se sobrepasaron demasiado, pero gracias a eso, Boruto encontró lo mucho que le gustaba ser sometido de esa forma por Kawaki.
Solo él le daría algo tan placentero.
Sus gemidos, por supuesto, no podía dejarlos salir con tanta facilidad. Es cierto que eran celdas de aislamiento, pero las paredes no eran insonorizadas.
Por lo que, cualquiera podría escuchar lo mucho que Boruto intentaba ahogar sus gemidos.
Kawaki se separó del contacto repentinamente, dejando un hilo de saliva entre ambos. Adoraba ver a Boruto de esa manera.
—¿Qué tanto me extrañaste, eh? —preguntó con picardía—. Solo te besé y ya estás duro, Boruto.
El mundo entero para Boruto era Kawaki.
—C-Claro que no —intentó defenderse—. Es solo que... ¡K-Kawaki!
De inmediato, Kawaki fue más atrevido y metió su mano dentro del pantalón de Boruto. Estaba más que claro lo excitado que estaba por él.
—No te juzgo, a pesar de lo excitado que estás eres muy compatible conmigo —Se burló—. Sé que resistes muy bien...
—C-Cállate.
Kawaki solamente sonrió con picardía, tocando la punta del glande de Boruto moviendo con lentitud su mano.
—Así que, mi querido vigilante, ¿qué tanto me extrañaste? —Lo molestó, otra vez—. Vamos, dime la verdad. Ya no puedes vivir sin mi, ¿no es así?
Y volvió a mover su mano, en un vaivén de arriba a abajo.
—A-Ah~ —Gimió, ladeando su cabeza—. K-Kawaki~
—Solo dilo, Boruto —Pidió—. Quiero escuchar que lo dices.
La única cosa que los separaba a ambos era la sentencia de Kawaki. De haber sido diferente, en otro instante, probablemente podrían estar juntos sin ningún problema.
Pero eran dos personas con estatus diferentes. Boruto era el policía que debía vigilarlo, evitar comunicación y castigar en caso de que provoqué problemas.
Kawaki era un criminal peligroso, o esa era su reputación, al que todos temían por su agresividad. Muchos lo deseaban muerto.
—¡U-Uhg~! —Jadeó, al sentir lo lento que iba—. K-Kawaki, hazlo más rápido~
—¿Y eso por qué, eh? —Jugueteó—. Estoy tan celoso, ¿sabes? Ese idiota puede estar a tu lado, vivir contigo y despertar todas las mañanas... Y aún así, solo se preocupa por él mismo.
Cada vez iba aumentando poco a poco la velocidad del vaivén encima del glande de Boruto. Éste mismo, estaba muy erecto y parecía estar cerca de venirse.
Boruto se calentaba demasiado rápido a su lado.
Cosa que jamás sucedía con Mitsuki.
Pero aún así, Kawaki estaba celoso.
Boruto era suyo, desde el primer momento que probó sus labios.
—Y-Yo... ¡G-Ghg!~ —exclamó en un gemido, arqueando su espalda—. C-Creo que ya...~
—Hm, yo pienso que no.
Y cubrió su uretra, Kawaki se veía serio. Él parecía querer algo más.
—¿P-Por qué...? —Respiraba agitado—. Siempre eres tan cruel...
Kawaki se acercó más y susurró.
—Prometeme que dejarás a Mitsuki mañana —Propuso—. Quiero que seas solo mío.
Boruto no entendió su pedido. Llevaban más de 8 meses así, funcionando de esa manera. Kawaki era su todo, Mitsuki solo era la imagen que daba frente a los demás.
Uzumaki conocía lo difícil, molesto y tedioso que sería dejar a Mitsuki.
Empezando porque ambos vivían juntos.
Sin embargo, Kawaki era el hombre que le había dado una razón para vivir otra vez. La apagada vida que llevaba fue encendida por él.
Incluso si aún quedaba algo de afecto por Mitsuki, Boruto ya no podía pensar demasiado.
Kawaki seguía moviendo su mano, de una manera que solo él sabía hacer y que le daba tanta satisfacción, por lo que no resistía más.
Lo besó en los labios, como pudo.
—S-Si es lo que pides, así será —murmuró en medio del beso—. Lo haré.
Kawaki entonces, sonrió ladino.
—Ahora di que eres mío —Pidió—. O lo seguiré torturando...
Esas palabras eran demasiado románticas para Boruto.
—S-Solo te pertenezco a ti —dijo entre súplicas—. K-Kawaki, ya déjame... ¡A-Ah~!
Finalmente, le permitió correrse en medio de ambos. La ropa que les quedaba se había manchado un poco.
Boruto respiraba agitado. Kawaki solía hacerle esas cosas, pero no les disgustaba en lo absoluto.
Kawaki se enderezó un poco y se quitó la sudadera que traía. Eso le dio una vista genial del cuerpo trabajado de Kawaki.
Él también estaba así, solo que no se veía mucho como a Kawaki.
Además, él estaba más desnudo que Kawaki. Ni siquiera se había dado cuenta de ello.
—¿Así que de esta forma debió sentirse Mitsuki? —Se burló—. Es una lástima que haya perdido a tal chico.
Boruto quiso responder, pero Kawaki puso dos dedos en su boca.
—Si no hay lubricante, tendremos que hacer nuestro propio lubricante —dijo con gracia—. Como la primera vez, ¿lo recuerdas?
De hecho, si alguien le preguntaba, su única actividad sexual siempre era con Kawaki. Con Mitsuki hace más de un año que no hacían nada.
No hacían nada desde que conoció a Kawaki.
Es solo que, Boruto sentía que no podía entregar su cuerpo a nadie más.
Llenó de saliva ambos dedos de Kawaki, lamiendo y chupando.
—Eres un maldito... —Insultó.
Sabía que él se había calentado aún más. Sus movimientos fueron demasiados candentes.
Sacó sus dedos de su boca y Boruto sacó su lengua.
—Soy tuyo, no necesitas resistirte —Expresó lujurioso—. N-No importa si es doloroso.
Con Kawaki, salía un lado que desconocía de él mismo y que le encantaba.
Amaba estar con Kawaki.
—¿Estás seguro de eso, Boruto? —preguntó—. No quiero escucharte quejarte mañana.
Kawaki metió un dedo dentro de su parte baja, Boruto solamente se mordió el labio.
No recordaba que se sintiera tan bien. O quizás porque hace una semana que no lo hacían.
—¿C-Cuándo me he quejado? —Se quejó, aguantando el placer—. Eres tú, quien se burla de mí.
El movimiento de arriba y abajo solo provocaba más ansías en Boruto. Él parecía desearlo bastante.
Kawaki entonces, puso otro dedo más. Era demasiado lascivo.
Aún así, le gustaba. Ellos dos siempre eran así.
—Pues... Me gusta escucharte gemir mi nombre —Susurró, cerca de su oído—. Eres demasiado tierno.
Boruto se sonrojó más, si es que eso aún era posible, y frunció el ceño.
—Odio que seas así... —Bromeó—. Además, deberías respetarme. Soy el mejor policía de este lugar.
—¿El mejor? —repitió—. Yo diría... El policía que le pertenece al criminal más peligroso.
—¡G-Ghg~! ¡E-Espera, K-Kawaki~! —Gimió alto—. N-No te muevas de ahí, es b-bueno...
Sus palabras eran más verdaderas que las de Boruto. Kawaki lo hacía gemir a su gusto, retorcerse por el placer que le daba él.
Kawaki había encontrado un verdadero tesoro en Boruto.
Y el pene de Boruto volvió a ponerse erecto.
—Sabía que tendrías más energía si encontraba tu lugar especial —dijo lascivo—. Aunque siempre eres quien termina pidiéndome más.
Boruto intentó resistirse para no darle la razón a Kawaki, pero fue imposible.
Lo peor de todo es que se había puesto así con solo los dedos de Kawaki, siempre se avergonzaba cuando veía "esa" cosa de Kawaki.
Es decir, ¿cómo algo tan grande podía caber dentro suyo?
—E-Eres cruel, ¿sabes? —Le respondió.
Kawaki sacó sus dedos del interior de Boruto, estaba lo suficientemente húmedo para que cuando entrara, no le doliera tanto a Boruto.
—Si fuera cruel, no me preocuparía por ti —dijo seductor— y todos los días, pienso en ti.
Boruto desvió su mirada. Se sentía tan especial al escuchar las palabras románticas de Kawaki y lo eran más porque Kawaki era muy frío. Su personalidad era grosera, antipática.
Shikadai, Sarada, incluso hasta Iwabe le habían dicho lo desgraciado que era Kawaki.
Y él, claro, solo escuchaba dulces palabras.
Kawaki tomó la parte posterior del muslo de Boruto para acomodarse en medio.
—Eres muy romántico, ¿lo sabías? —Destacó—. Todo un don juán... ¡A-Ah~!
Ni siquiera fue capaz de terminar sus palabras, Kawaki ya se había introducido en su interior. Boruto se sujetó de los hombros de Kawaki, ya estaba temblando por lo repentino que fue esa sensación.
Y no solo eso, lo lleno que sentía su abdomen.
Era la mejor parte de todo eso.
—Si fuera un don juán, nunca podría estar probando tu dulzor —habló, cerca de sus labios— y estar contigo, Boruto.
Boruto ni siquiera dijo algo, le respondió besándolo con gran intensidad.
Y Kawaki, entonces, comenzó a moverse.
En medio del beso, Boruto dejó salir muchos gemidos que fueron ahogados por su contacto.
Cada vez más rápido y profundo. Era la mejor sensación que Boruto podía sentir.
Kawaki era lo mejor que él tenía y no se arrepentía de haberlo conocido.
Los dos se separaron del beso, Boruto no paraba de gemir y jadear.
La profundidad de las estocadas solo lo hacían sentir placer. Un descenfrenado sentimiento de lujuria se encendió en él.
No existía nadie más en su mente.
Solo era Kawaki.
Él era el único hombre que le hacía venirse más de dos veces en tan solo un rato, lo amaba demasiado.
Lo necesitaba en su vida.
—¡A-Ah~! E-Es demasiado grande...
Ya estaba balbuceando del placer que sentía.
Kawaki solamente sonrió y profundizó aún más las estocadas que le daba a Boruto. Era bueno para los dos.
—¡G-Ghg~! —gimió.
Boruto se sujetó de las sábanas, de alguna manera, Kawaki le dio un placer más profundo. Uno que jamás había sentido antes.
Hasta el punto de hacerlo llorar.
Podía sentir que de sus ojos salían lágrimas de lo placentero que fue esa estocada.
—Ja... —Se rió, sujetando los muslos de Boruto—. Supongo que lo volví a encontrar.
Por un instante se detuvo cuando lo dijo, pero de inmediato, retomó el mismo vaivén que antes.
Para Boruto ya era imposible callar sus gemidos, la sensación que sentía con Kawaki era la mejor de todas.
Nadie más que Kawaki era la persona que deseaba para él.
Él mismo lo había decidido hace mucho tiempo, pero no quería aceptar la realidad.
Sin embargo, de pronto, Kawaki se salió de su interior y se detuvo. Boruto lo miró descolocado, sin entender su razón.
—¿P-Por qué...?
Kawaki lo tomó del mentón y lo besó, introduciendo su lengua dentro de su boca.
Fue un beso demasiado lascivo.
Y entonces, se separó de Boruto.
—No sabía que estabas tan ansioso, Boruto —dijo seductor—, pero quiero probar esa pose que te enseñé la última vez.
Boruto asintió inseguro, no estaba seguro si podría hacerlo bien puesto que la última vez, tuvo que irse mucho antes.
Normalmente, ambos solían pasar toda la noche juntos hasta las 8 de la mañana del siguiente día. Pero la última vez que estuvieron juntos, solo pudieron estar en el juego previo y un poco más.
Hubo una emergencia en la prisión y necesitaban de Boruto para eso.
De esa vez, ya pasaban dos semanas enteras.
En esas dos semanas, Boruto solo iba a conversar un poco con Kawaki, pero nada más. Shikadai siempre le impedía obtener más turnos extras de noche y hoy lo había conseguido.
Boruto tembló un poco, se sentía nervioso. Jamás había montado a nadie.
—E-Esto es demasiado vergonzoso... —murmuró, sentado encima—. ¿Cómo se supone que esto es bueno para ti?
Kawaki mantuvo su sonrisa y miró a Boruto.
—Intentalo y verás —aseguró—. Quiero que te sientas bien.
Boruto recordaba que la última vez que tuvo relaciones con Mitsuki, él siempre prefería verlo debajo. Eso no le molestaba, pero a veces no lo sentía del todo.
Así que, las palabras de Kawaki le dieron un poco más de confianza respecto a esa pose.
Podía sentir la enorme cosa de Kawaki detrás suyo.
Se levantó un poco, la tomó entre su mano y la puso cerca de su entrada. Según las palabras de Kawaki, él se sentiría bien haciendo eso.
La metió un poco más y pronto, todo el glande de Kawaki entró en su interior nuevamente.
Jadeó. Le encantaba esa sensación de estar lleno.
—Y ahora, decide tú el ritmo que quieras —comentó—. Supongo que es algo nuevo para ti, ¿no?
Boruto asintió mirándolo. Así que él se veía de esa manera estando abajo.
De inmediato, se movió con lentitud para asegurarse de que no dolía. Sin embargo, se sintió igual de bien como si fuera Kawaki quien hiciera el movimiento.
La sensación de profundidad fue mucho más y el placer aumentó. El calor comenzó a subir nuevamente y Boruto solo se dejó llevar.
Un vaivén de arriba a abajo, de adelante y hacia atrás. Eso se sentía bien. Tal cual como lo hacía Kawaki.
—Tch... Sabía que lo harías bien —Se quejó por la sensación—.
Era como controlar a Kawaki.
Un control que jamás pensó tener por lo sumiso que era en el sexo. Boruto puso sus manos sobre el abdomen de Kawaki, mientras seguía montandolo.
—¿Quién hace mejor esto, eh? —susurró con maldad—. Si esto lo hago con... ¡G-Ghg~!
Sintió un fuerte agarre en su cadera, y de inmediato una gran estocada. Eso solo lo hizo exclamar un gemido.
—Eres tan molesto, ¿sabes? —murmuró—. Voy a hacer que solo pienses en mí y nadie más. Ni siquiera me importa que alguien nos oiga.
Uzumaki se sorprendió. Iba a decirle que era una broma, pero Kawaki se lo tomó muy en serio.
No importaba la pose, Kawaki era demasiado bueno.
Con el agarre que tenía sobre su cadera, Kawaki pudo moverse en el mismo vaivén de antes solo que más rápido y profundo de lo que iba Boruto.
Fue demasiado bueno, no lo podía negar.
—K-Kawaki~
Con él, perdería la cabeza por lujuria.
Cada vez más y más el vaivén lo hacía agitarse. Él también tocaba su propia pene, dándose doble placer.
Y lo era más, porque lo estaba haciendo con la persona que amaba.
—¡A-Ah~!
Sin quererlo, Boruto volvió a venirse.
Y pronto, también lo hizo Kawaki en su interior.
Boruto se puso encima de Kawaki, completamente agitado.
Considerando lo que había hecho, sabía que tendría que cumplir su promesa respecto a romper con Mitsuki.
Sin embargo, Kawaki tenía toda la razón. Él ya estaba en su mente, en su cuerpo y corazón.
Se levantó un poco, obviamente, muy agitado. Podía escuchar la respiración de Kawaki y él ya lo había abrazado.
Boruto lo besó. Ya ni siquiera era atracción física.
Realmente se había enamorado de ese maldito criminal.
Fue correspondido de inmediato.
Eran el uno para el otro.
Se separaron del beso y Kawaki se sentó, teniendo a Boruto sobre él. Ambos estaban cerca del otro.
—No creo que sea mi culpa si no puedes caminar mañana, ¿verdad? —Se burló—. Quiero hacerlo otra vez...
Boruto se separó un poco del abrazo que tenían, mirándolo incrédulo.
—¿C-Cómo es que tienes tanta energía? —preguntó, avergonzado—. N-No creo que pueda soportar tanto
—Eres mío, claro que podrás.
Volvió a besarlo en los labios, profundizando su contacto entre los dos.
Boruto tenía bastante resistencia, por lo que, claro que soportaría otra ronda más. Sin embargo, era probable que no pudiera caminar bien.
Ya les había pasado algunas veces.
Esta vez, Kawaki le había pedido que Boruto se pusiera en cuatro. Sería menos agotador para Boruto esa pose, así que estaría bien.
Uzumaki ya lo había aceptado.
*¡Twink, Twink!*
De pronto, el teléfono de Boruto sonó. Kawaki lo ignoró, pero Boruto no lo hizo. Estaba en el suelo, de alguna manera llegó ahí, y sin ver de quién se trataba contestó.
Sabía que Kawaki se controlaría un rato, así que simplemente habló.
—¿Hola?
—¡Boruto! Creí que no contestarías el teléfono —murmuró más aliviado Mitsuki—. Estaba preocupado, ya son las 4 de la mañana y no has llegado.
—Ah, sí... —Asintió—. Lo siento.
Se disculpó. Sabía que si decía su nombre, Kawaki se pondría celoso y a saber qué es lo que haría.
Boruto terminaría con Mitsuki, eso estaba claro. Pero no por teléfono ni encontrarlo en pleno acto sexual.
—Llamé a Sarada y me dijo que le habías pedido su turno para ti —comentó—. Oye, ¿estás bien? ¿Quieres que vaya por ti en la mañana?
Boruto miró de reojo a Kawaki, él estaba atento a sus movimientos. Lo esperaba pacientemente. Sin querer, sonrió al verlo.
Parecía un perro malhumorado esperando.
—Mitsuki, lo lamento —lo nombró, sin querer—. Mañana... ¡G-Ghg~!
Se avergonzó de inmediato al dejar escapar un gemido. Kawaki escuchó el nombre de Mitsuki y ya se había introducido en su interior.
Kawaki sonrió con picardía.
—Ups~ —susurró—. Te tardaste mucho, Boruto.
—¿Boruto? —Lo llamó—. ¿Está todo bien?
Boruto sabía lo que Kawaki intentaba hacer. Solo debía resistir para que el secreto siguiera oculto por un momento.
—S-Sí, solo me golpeé con algo —Intentó hablar normal—. Creo que lo mejor sería hablar mañana...
Y entonces, Kawaki comenzó a moverse en su interior. Él parecía estar marcando lo que era suyo.
—Sí, está bien —dijo más desanimado—. Sé que no hemos estado muy juntos este tiempo, pero no te preocupes... Lo hablaremos.
—S-Si tú lo dices, Mitsuki —Aguantó un poco—. Entonces, eso se sentirá bien~ ¡Q-Quiero decir! M-Más tarde hablamos...
No poder venir lo estaba volviendo loco. Kawaki le estaba poniendo una difícil y compleja dificultad.
—¿De verdad estás bien, Boruto? —preguntó—. Si estás ocupado...
—P-Para nada —respondió—. H-Hm~ Es solo que donde estoy, hay mucho ruido...
—Lamento haberte dejado solo, Boruto —Se disculpó—. Sé que no fue adecuado, pero yo...
Sin embargo, Boruto dejó de escuchar a Mitsuki porque Kawaki estaba moviéndose, tal como a él le gustaba. Fuerte y profundo. Las estocadas que Kawaki lo habían vuelto loco y ya había cedido.
Ya no podía soportarlo.
—¡A-Ah~! E-Esto es demasiado para mí~ —Gimió, dejando caer su teléfono—. ¡M-Más~!
Boruto se dejó caer sobre las almohadas, distraído por el placer.
Kawaki sonrió y tomó el teléfono que Boruto había soltado antes.
—¡¿Boruto?! ¿Qué diablos estás haciendo? —exclamó, incrédulo.
Kawaki contestó.
—Hey, idiota —habló—. Él ya no es tuyo... Uzumaki Boruto es mío.
—¿Qué...?
—Así como lo oyes —Lo molestó—. Solo era cuestión de tiempo para que alguien te robara a Boruto.
—¿De qué estás hablando? ¡Bastardo! —exclamó—. Boruto sabe lo que tiene, solo eres un pasatiempo. Deberías saberlo.
Kawaki sujetó con su otra mano la cadera de Boruto y volvió a empujar con fuerza, llegando a ese punto que volvía loco a cualquiera.
—Yo creo que no... —respondió—. No pensé que Boruto fuera tan caliente teniendo sexo, pero bueno, ¿qué sabrás tú? Hace más de un año que no tienen nada.
Tal como un ladrón, Kawaki se robó algo.
Podía notarlo.
—¡Eres desagradable! ¿Dónde está Boruto? ¡Él sabe las consecuencias de esto!
—¿Estás seguro que quieres escucharlo? —preguntó—. Dime, ¿realmente quieres oír lo que está haciendo?
Lo que Kawaki miraba era Boruto retorciéndose de placer. Claramente, eso lo hacía sentir orgulloso.
—Tú...
Se oía la frustración en su voz.
Bueno, es lo normal cuando alguien se entera que lo traicionaron.
Kawaki entonces, solamente se rió.
—De todas formas, Boruto ya decidió a quien ama —Dijo victorioso—. Él es muy delicioso, ¿sabías? Es el amante perfecto...
—¡Maldita sea! ¡Bastardo!
Tras eso, Kawaki cortó la llamada. Finalmente, Boruto era suyo y de nadie más.
Ya nada importaba entonces. Ni siquiera un idiota que conocía a Boruto desde hace mucho tiempo. Él solamente lo abandonó por mucho tiempo y ahora, ¿de verdad creía que con una simple disculpa todo se arreglaría?
Sabiendo todas las veces que Boruto sufrió por su soledad, creyendo que Mitsuki ya no lo amaba. Kawaki conocía esa historia.
—Te amo, Boruto.
Confesó, sin problema.
Desde el primer momento que se dio cuenta de lo mucho que le gustaba, se prometió jamás romperle el corazón a Boruto.
Y por supuesto que eso no sucedería.
Boruto fue quien contestó la llamada y no resistió mucho a la tentación del placer.
Ciertamente, escuchó una vez de Boruto que Mitsuki y él consideraron la opción de casarse, pero Kawaki no estaba seguro hasta qué punto habían llegado.
Eso daba igual ahora mismo.
El fuego del amor que Boruto sentía por Mitsuki se había apagado hace mucho tiempo.
En cambio, él y Boruto ardían en sincronía. El fuego que había entre los dos era potente.
—Y-Yo también te amo, Kawaki —dijo entre jadeos—. T-Te amo mucho...
Un criminal como Kawaki había ganado el amor de un policía tan correcto como Boruto.
Y lo volvió suyo de la manera más placentera posible.
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