Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15: Gran sorpresa.

La adrenalina corría por mis venas a la hora de salir corriendo de allí. No tuve ni siquiera tiempo de zafarme del agarre del idiota de mi hermano porque literalmente me sacó de allí como alma que se lleva el diablo.

Estaba enojado por la decisión precipitada que tomaron ambos sin consultarme. ¿Qué mierda era ese movimiento no sé qué?.

Toda nuestra vida estaba arruinada y todo gracias al pueblo. Esas reseñas en internet eran malísimas, de hecho debían borrarla y cerrar Karsson por el bien de la humanidad.

Mis piernas dolían por la fuerza que emplearon para correr así que me solté de Killian y me detuve a respirar bien. Agradecí mentalmente a algún santo al momento en que mis pulmones recibieron el oxígeno vital.

La expresión notoria en su rostro era de fastidio. ¿A caso no tenía miedo por Eve?.

—¿Qué planean con ésto?—No pude controlar el enojo en mi voz por lo que él palmeó mi hombro. Siempre lo hacía cuando me enojaba con él.

—No sé, mis piernas me sacaron de ahí...

—Killian por el amor de Dios, dejamos a Evelyn sola.

Noté que sus labios, ligeramente, temblaron. Tenía miedo, podía sentirlo, pero lo ocultaba como siempre lo hacía con sus emociones.

No pude evitar que mis ojos se llenaron de lágrimas y caí sentado en el suelo. La calle estaba vacía y el cielo muy oscuro, las nubes grises dejaban a la vista la tormenta. Junté mis rodillas y bajo toda la lluvia que se largó enseguida me puse a llorar.

El pecho se me oprimía de sólo pensar en todo lo que pasó desde que llegamos acá. ¿Cuánto estuvo aguantando Evelyn ésto?

Pude reconocer al instante que uno de ellos dos era quien perseguía a Evelyn en Blakehill, que uno de esos dos gemelos fue quién aquella noche casi nos arrebata la vida de mi hermana.

Esa noche en qué él la atacó junto a un cadáver. Él muy hijo de puta desenterró a Eva y la puso frente a Eve, dejando ver todo el cuerpo descompuesto. Si yo no hubiese llegado aquella noche, Evelyn no estaría con nosotros.

Por suerte solo logró hacerle una herida en el estómago.

¿Por qué nos pasa ésto?

¿Cuál es el mal que hicimos?

La mano de Killian se apoyó sobre mi cabeza y acarició mi cabello mojado. Nuestras ropas estaban empañas con la lluvia.

Y de sólo sentir ese tacto, me permití llorar desconsoladamente pensando en todo. Las lágrimas se mezclaban con las gotas.


—Eve es fuerte.

Sus palabras me hicieron levantar la mirada y clavarla sobre él. ¿Qué mierda decía?

—¡Eres un idiota! ¡Te odio!

Sus ojos penetraban en los míos, podía sentir el dolor que le causaba.

—No tienes idea de lo que ellas dos vivieron. Y yo tampoco lo sé del todo.

—¿Killian qué dices?— Me levanté frustrado y lo empujé, haciendo que caiga al agua.

—No todo es lo que parece, hermanito.

¿Qué? ¿Y a éste qué le picó?

Quise decir algo más pero algo captó mi atención. A lo lejos pude distinguir el auto de mis padres estacionado frente a casa. Algo de esperanza se coló por mi corazón y levanté a Killian.

—¡Papá y Mamá están aquí, Kill!

Lo sacudí emocionado, ellos podrían ayudarnos a salvar a Evelyn.

— ¡Mierda!—Murmuró él un poco desesperado.

Una mirada bastó para entendernos; nos apresuramos a correr a toda velocidad para llegar lo antes posible a casa. Los pulmones me dolían pero dejé de darle importancia cuando nuestra casa se acercaba más y más.

No descansamos cuando quedamos en la puerta, nos adentramos ahí porque el auto se hallaba vacío. Aunque no estaba caliente, como si se hubiese estacionado desde hace rato. Era extraño.

Cuando llegamos a la entrada, la puerta estaba abierta. Observé confundido a mí hermano y él fue quién tomó la determinación de abrirla por completo. Un hedor sucumbió a toda la silenciosa habitación.

—¡Mamá! ¡Papá! — Grité entusiasmado.

Por alguna razón con ellos me sentía seguro, protegido y sano. Especialmente con mí madre. Era como si se tratase de un niño pequeño; estaba literalmente asustado. Teníamos que salvar a Eve de aquellos psicópatas de mierda y, que mis padres estuvieran aquí me ensendía una minúscula chispa de esperanza.

Escuchaba los pasos de Killian detrás mío, yo iba un poco más adelantado que él pero eso también lograba hacerme sentir seguro. Aunque no me gustase admitirlo en voz alta era muy miedoso y, ésto de alguna forma me hacia recordar a las películas de terror o suspensos que veíamos con Evelyn en nuestra antigua residencia.

Si tuviera que definirnos en una sola palabra a cada uno de nosotros tres seria; Evelyn, curiosidad. Killian, valentía y yo, miedo.

Porque sí, mi hermano gemelo era el más valiente de los tres, Eve era curiosa, siempre quería saber el por qué de todo aún cuando no lo habia. Yo era de esos que necesitan la mano de alguien para caminar en la oscuridad o de esos que, por el más mínimo ruido en un silencio sepulcral gritan como perra loca.

Se me hacia raro haber visto el auto de mis padres estacionado afuera pero no ver sus almas dentro de casa.

Me adentré al comedor y todo estaba en silencio absoluto, sus pertenencias laborales no estaban sobre la mesa o el sillón marrón que se encontraba allí. Lo normal era llamar a la policía, pero aquí nada era normal últimamente.

Seguí caminando por aquella superficie de baldosas blancas, admirando la decoración de nuestra casa. Mi mente al ver una foto familiar colgada me llevó a recuerdos de la infancia. Los cuadros que se hallaban allí eran hechos por Killian. A él le gustaba pintar, utilizar un lienzo blanco y plasmar su arte sobre el mismo.

Amaba sus obras, aunque el propio Killian las aborrecía. Él se esforzaba demasiado en ellas, quería mejorar cada día. Pero obtenía demasiada presión de si mismo que un día simplemente aquella magia que hacia fue desapareciendo de a poco, sus colores, sus obras, todo se había terminado. Él solía decir que ya no era un orgullo para mis padres, que arruinó todo y, a raíz de eso despertó la pasión de dibujar. Una media sonrisa se dibujó en mi rostro, aquellos tiempos en donde eramos felices y no lo sabíamos.

Suspire y procedí a desviar mis pensamientos y enfocarme en el presente, en nuestra triste realidad.

—Killian... — Murmuré.

No hubo respuesta por parte de él así que mientras lentamente me daba vuelta volví a hablar —¿Killian?

Me llevé la sorpresa de ver que quien se encontraba detrás mio no era mi gemelo... más bien alguien que no esperaba ver. Se me tensó todo el cuerpo en instantes. ¿Qué hace aquí?

Su rostro mostraba tranquilidad, portaba una sonrisa espeluznante y sus ojos estaban más negros que azules. Eso me hizo tragar grueso, más nervioso me puse al captar el objeto que sostenía su mano derecha, esa arma era mortal, peligrosa, dañina.
Sin evitarlo lo miré fijamente.

¡Joder Andrei, siempre metiéndote en problemas!

Me regañó mis subconsciente en aquel entonces.

—¿Que haces aquí Thomas?—Atiné a preguntar, asustado e indefenso. Killian no estaba por ningún lado y eso me ponía eufórico.

—Estoy defendiendo lo mío, muchacho. —Contestó, su sonrisa ensanchándose cada vez más, haciéndolo lucir como un auténtico lunático— Ustedes los Hill Smith saben el gran secreto de los Andrews, no debo dejar cabos sueltos...

De alguna forma me enfureció, literalmente eran unos hijos de puta. Era estúpido de su parte meter a mis padres en ésto. Ellos no estaban al tanto de nada, ni de la vieja muerta, de la familia psicópatas ni mucho menos sus putos secretos enfermizos.

Habían venido por la desaparición de Eve.

¿No?

A mí madre casi le agarraba un ataque de nervios, la entendía, con la pérdida que tuvimos antes no era nada fácil para ella tener a una hija desaparecida. A mí padre sólo le faltaba ponerse a rezar, aunque murmuraba cosas que no se entendían, parecía nervioso. Tal vez porque era su única hija, la más chica... Y la única que teníamos. Los entendía a la perfección.

—¿Dónde carajos están mis padres y mi hermano?—Grité encolerizado. No sabia de donde salió el coraje de enfrentarlo, supongo que cuando estás en peligro tu lado defensivo sale a flote... pero también sé que a veces nos hacemos los héroes y terminamos mal.

La sola idea de pensar que les haya hecho algo me asustó de una manera inexplicable.

—¡Contesta maldito hijo de puta! —Su arma apuntó el centro de mi frente, su sonrisa se expandió aún más.

¡Oh dios...! ¿Cuál fue el mal que yo te hice?

—Andrei, no tienes la más mínima idea de con quién te metes. Sí fuera tú ya hubiera escapado de Karsson. — Soltó con burla.

¿Y a éste qué?

—¿Por qué lo hacen?—Me atreví a preguntar. Mí corazón latiendo a mil por horas.

El chasqueo de la lengua se oyó en el silencio y sonrió de nuevo.

— ¿Te gustan los videojuegos?—Su pregunta me tomó desprevenido.

—¿Qué mierda tiene que ver eso?

—Que hacer ésto es tan divertido para mí que lo que tu juegas en ese objeto.

— Están locos, son unos dementes.

—Exacto, la cordura la perdí cuando encontré a mí mujer follandose a otro.

La tensión se hizo más pesada en el aire, su dedo fue hasta el gatillo. Sudaba, parecía desquiciado, joder que basura.

—¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

—En Karsson las explicaciones no existen.

Con el corazón en la garganta y con la mirada fija en la punta de aquél objeto mortal... las palabras salieron de mis labios por sí sola.

—No soy un puto cobarde que abandona a su familia. No me confunda Thomas, si salgo de aquí será con mi familia completa y con usted y sus hijos bajo rejas.

Eso pareció no gustarle puesto que su puño impactó en mi mejilla, no me dió tiempo a detectar su próximo movimiento, ese tacto me tambaleó y perdí el equilibrio.

Caí de trasero al suelo. Con el dorso de mi campera limpie la comisura de mi boca y. escupí sangre.

—La suerte hoy no estará de tu lado.

—¡Se pudriran en el infierno!— Lancé un puñetazo que lamentablemente llegó a rozarle la mejilla.

Él pisó mí pierna desde atrás, obligandome a caer de nuevo, y luego me pateó tan fuerte que me quedé sin aire unos momentos.

Dolía, joder dolía mucho.

Me cogió del cabello y golpeó mí cabeza contra la pared. Sentía que todo se oscurecía y esa zona palpitaba con vehemencia.

—Soy dueño de mí propio infierno. —Su voz se oía alejada.

Mamá...

Papá...

Killian...

Eve...

Lo siento. No puedo aguantar más.

—¡Bienvenido a Karsson, muchacho!

La manera en que lo dijo me intimidó, luego de eso sentí como una bolsa era puesta desde atrás sobre mi cabeza. Empecé a luchar con mis fuerzas pero la persona que sostenía la bolsa empleó el doble hasta tal punto en que cortaba el paso del aire.

De repente mi vista se oscureció y mi miedo creció.

***

A lo lejos se oían gritos cargados de desesperación.

—¡Andrei! ¡Andru! ¡Despierta por favor! ¡Idiota!

Esa voz. Reconocía esa voz a la perfección, era Killian. Pero mis ojos no se abrían, pesaban demasiado, todo en mí pesaba. Sentía que todo a mí alrededor se movía, sabía que estaba siendo arrastrado por ese hijo de puta.

Lamentablemente mi cuerpo no reaccionaba, mis extremidades, nada absolutamente nada. No estaba consciente en ese momento.

Logré sentir como si estuviera depositado sobre una superficie fría, húmeda. Mis manos estaban atadas a tal punto que me dolían. Escuché carcajadas, murmullos y de pronto un grito de auxilio. Me alarmé porque esa voz era de... ¡No!

—¡No! ¡Sueltame, por favor! —La furia se instaló sobre cada partícula de mí ser.

— ¡Sueltenla, hijos de puta!—Killian gritaba... — ¡No tiene nada que ver...

Un sonoro golpe. Eso se escuchó, ahí sin pensarlo abrí mis ojos y hubiese deseado no hacerlo, pero eran mí familia y yo... yo no era un puto cobarde.

Mi madre estaba tomada del cabello, su rostro estaba rojo debido a sus lágrimas.
Quise gritar que no, que la dejara libre al igual que a mi padre, cuya persona se hallaba en el suelo inconsciente.

Pero por más que lo intentase nada salía. Mi boca estaba cubierta por una tela. Empecé a gritar pero el pañuelo tapaba cualquier pedido de mi parte. Como último método de opción opté por levantarme y salir corriendo hasta ellos.

Fui con rapidez, las manos de alguien me agarraron por detrás, luché para zafar de su agarre pero no pude, el muy cabrón era fuerte.

Observé de quién se trataba y mí confusión fue el doble.

La sonrisa cínica del director del Instituto, Alec, me daba la bienvenida al infierno.

Desvié el rostro de él hacía mi gemelo y ví su miedo en aquellos ojos. No entendía nada hasta que un grito desgarrador entró por mis oídos.

Un disparo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al presenciar como mí padre se desvanecía en el suelo. Me giré, dolido.

No podía gritar.

Mis labios estaba sellados.

No, mí madre no.

Ella no puede morir así, ella tiene que seguir regañandome por mis estupideces. Ella debe seguir sonriendo a pesar de todo.

Estaba aturdido. No, no, no.
Mis ojos picaron y entré en negación mientras a lo lejos se oían carcajadas. No tenía el valor suficiente para darme vuelta a mirar el cuerpo... de mi madre.

Aún así unas manos se posaron en mis mejillas y con brusquedad me giró para ver aquella escena. Entonces ahí sollozos salieron, sollozos cargados de dolor, angustia.

Mi madre se encontraba desplomada en el suelo, bajo un gran charco de sangre y una última lágrima salió de esos ojos.

Su brillo se apagó.

Para siempre.

Todo a mi alrededor desapareció. Solo era el cadáver de mi madre y yo. De un momento a otro mis manos estaban sueltas pero yo caí de rodillas al suelo. Otro disparo al que le siguieron otro y otro. La sangre salpicó mi mejilla.

Un torbellino de recuerdos entró a mi mente, mi infancia junto a ella hasta su muerte. Todo dolía pero sobre todo mi alma.

A mi lado logré captar a mi padre despierto, sus ojos estaban idos. Su expresión era una de dolor y Killian estaba mudo. Entonces pasó. Thomas sonrió y todo empeoró.

— ¡No tengo que dejar los cabos sueltos!. No se preocupen, todos ustedes la verán dentro de minutos. Y después seguirá Evelyn. — Eso empeoró la situación por completo, mi hermano salió corriendo enfadado hasta Thomas.

—¡Hijo de puta!

Todo era un desastre.

Killian logró llegar hasta él y golpeó de un cabezazo el rostro de Thomas Andrews. Un gruñido se oyó y de pronto cogió a mí hermano y comenzó a golpearlo como si no hubiese un mañana.

¿Y yo?

Yo presenciaba todo sin hacer nada como en cobarde que era.

Alec fue quien habló. Lo que dijo me dejó helado.

— ¿Pedirás perdón antes de morir por lo que hiciste?

Se dirigió a mí padre. ¿Qué?

—¡No tengo porque disculparme!

—Eres un cerdo asqueroso.

Alec se acercó peligrosamente a mí padre, tenía una navaja entre sus manos y la enterró en la pierna de él. Grité sollozando.

¿Joder que pasaba? ¿Qué hizo?

—¡Bienvenido a tu infierno!

Después de eso, mis ojos se empañaron cuando noté el aquella pinza en el suelo, Alec la tomó y con ella le arrebato una uña a mí padre.

Sólo se oyeron sus gritos de dolor.

¡Holis gente! ¿Cómo están?
Nuevo capítulo disponible.

Gracias por leer y dejar los votos. Me ayudan mucho con eso.

Me da tristeza aquellos lectores fantasmas, les deseo a ellos una buena vida y que si tienen historias, nos le hagan lo mismo que hacen aquí. Echar un vistazo y no votar, cosa que no cuesta nada.

Sin más, Saludos.

Nos estamos acercando al final. A solo dos capítulos.

Los tkm ❤️.

Nia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro