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Un día con Karoku y Nai

Narra Yukina
Llegamos a una ciudad muy grande, tan llena de casas y muchas otras cosas, no sólo eso, también pasaban muchos coches, el cual estoy muy impresionada, no creí haber sentido esto

—¿Dónde estamos?— fue lo primero que pregunté

—Hirato-san me dijo que en la ciudad de Vantam— esto no me da buena espina

—Si, estamos en esa ciudad— afirmó Karoku

—Bueno ¿a dónde quieres ir Nai? Te prometí andar contigo todo el día si mal lo recuerdo— dije con la misma actitud de siempre

—Umm...— puso cara de pensativo

—¿No tienes nada planeado?— lo miré algo molesta

—No es eso, es que vine aquí antes con Yogi y Gareki-kun— con razón se vio pensativo

—Que tal si caminamos un poco para despejar la mente— dijo Karoku

—Si— dijo Nai

—Como quieran— dije y empezamos a caminar a no sé donde.

Caminamos por toda la ciudad, pensando a donde ir o por lo menos para comprar, me aburro pero tengo que hacer esto para que luego me dejen en paz, no estoy de humor ahora para salir, bueno un poco, no dejo de pensar en lo que sucedió aquel día con Uro, en el que me dijo que la persona que amo está con ellos, es algo que no soporto, quisiera ayudarlo pero no sé por donde empezar o al menos una pista, que frustrante.

Narra Karoku
Caminamos mucho, Nai estaba muy feliz, eso me alegra, pero en cuanto a Yukina, ella no parecía pasarla bien, quiero hacer algo para que quite ese rostro de aburrimiento de su cara, no se ve así pero en el fondo sí, además de que está pensando en otra cosa que no es esto.

Volteé a ver a una tienda de ropa, ahora que lo pienso, ella no usa nada más que su ropa negra, puede aprovechar el momento, ahora que Circus le dio algo de dinero para comprarse lo que ella quisiera.

—Miren, aquí hay una tienda ¿quieren comprar algo?— señalé la tienda que me encontré

—Si— dijo Nai con su alegría

—Paso— dijo Yukina

—No puedes quedarte afuera esperando, se supone que veniste para acompañarnos— dije en modo de convencerla de que nos acompañe

—Eres molesto— se acercó a la entrada de la tienda —Hago esto nada más porque no tengo elección— lo logré pero como siempre pensando en sí misma, es algo que note con solo verla.

Entramos a la tienda y vimos tanta ropa, blusas, playeras, pantalones, shorts, faldas, zapatos, calcetines, había de todo de lo que una persona puede comprar.

Narra Yukina
Pasaba entre la ropa y nada me gustaba, ni siquiera un poco que se diga, lo único que quería era salir de aquí y volver a la segunda nave, esto no me está gustando en nada, ni un poco.

Caminé y caminé por todos lados hasta que me topé con una blusa color rojo, no puedo mentir pero realmente me gustó, el rojo vivo me gusta, me dan ganas de probarmelo

—Yukina ¿encontraste algo?— la voz de Nai me hizo dar un brinquillo del susto

—Na...nada que te incumba niño— no me gusta que me asusten y menos que hablen por detrás de mí

—Nai, aquí estás— llegó Karoku por detrás de él

—Karoku, creo que Yukina encontró algo— me sorprendí de lo que dijo ¿desde cuando se dio cuenta?.

De repente sentí que estaba tocando algo, volteé a ver y era la blusa roja, con razón le dijo eso, lo solté como si no hubieran visto nada

—¿En serio? Muestrame— se acercó a mí

—Te me acercas más y los dejo solos y sabes que me atrevo a hacerlo— dije con todo el sarcasmo del mundo

—Solo quería saber que escogiste— este tipo si no deja molestarme, me molesta, me molesta en verdad, no sé como es capaz de hablar conmigo con tanta facilidad, eso incluye a Nai

—Nada que te incumba, ya vámonos— caminé hacia la entrada, dejando la blusa de lado, en verdad la quería pero tendré que esperar a que venga sola y lo compre.

Esperé tanto tiempo en la entrada, como se tardan esos dos, parecen como todas la mujeres que se la pasan horas buscando buena ropa para comprarla, a veces sin importarles la calidad o la cantidad, solo por el color.

Pero admito algo de mí, atraje a esa blusa por su color vivo, creí que iba combinar conmigo por la fortaleza que tengo, sé que no debería presumir pero es cierto.

Seguí en mis pensamientos hasta que la voz de Karoku me saca de ello

—Listo, ya está todo— dijo él, tenía dos bolsas en una de sus manos

—Hay que ir otro lugar, esto es muy divertido— dijo Nai, ¿en serio se está divirtiendo? ¿como puede decir eso si solo se compró ropa? este niño si que es muy raro, además de ser un animal.

Seguimos caminando y nos encontramos con un juego de disparar, la persona le dispara a unas cuantas cosas, dependiendo de los objetos que les des, son los puntos que aumentas, dependiendo de su tamaño, en este caso, son animales de metal.

—Eso se ve interesante— dijo Karoku —Daré un intento— se acercó al señor que dirige el juego —Disculpe ¿puedo intentarlo?— preguntó con toda la calma del mundo

—Claro, adelante, dejeme recargar las pistolas— las armas eran de puro juguete, las bolitas no hacían daño en absoluto.

Pasó poco tiempo y el hombre terminó de recargar el arma

—Listo joven, son 15 balas, no lo desaproveche— Karoku asintió y empezó a apuntar.

Dio la primera bala y nada, tampoco la segunda, ni tercera, cuarta, quinta hasta que en la sexta tiró a un elefante, era muy grande el objeto

—Muy bien, lleva dos puntos— supuse que los puntos iban a ser bajos

—Disculpe ¿cuánto vale cada animal?— preguntó Nai

—Ah, los pequeños valen 5 puntos y los grandes valen 2— respondió el hombre

—Asi que le di al más bajo— dijo Karoku

—Parece que si, vamos, aun puede ganar, le quedan 9 balas— dijo el hombre y Karoku siguió disparando.

Terminó el juego y solo logró obtener 13 puntos, en serio no sabe apuntar

—Lo siento joven, pero no pudo ganar ningún premio, los premios se dan cuando se rebasa los 15 puntos mínimo— Nai se vio un poco decepcionado, me di cuenta de que él quería algo de todos los premios, los premios son puros peluches de animales, como pandas, gatos, perros, caballitos, osos pardo y monos.

—Lo intentaste— dijo Nai sonriente

—Quería darte algo pero al parecer no lo logré— dijo Karoku con su sonrisa, no sé por qué sentí algo en mí, como si algo me atrajera a él, además de que me daban ganas de ayudarlo, no solo a él, sino a Nai

—Yo lo haré— dije decidida —Les conseguiré uno— volteé a ver al hombre

—¿En serio?— dijo Nai

—Si, después de todo vengo a pasarla con ustedes ¿no?— dije molesta, no puedo creer de que dijera eso

—Muy bien, dejeme recargar las balas, espereme— dijo el hombre y empezó a poner las balas en el arma

—¿Podrás? Las figuras son pequeñas— dijo Karoku a un lado de mí, pero con su voz, supuse que estaba aun con su sonrisa, no me daban ganas de verlo

—No me subestimes— dije con una sonrisa victoriosa

—Ya está señorita— el hombre me dio el arma

—Gracias— la cogí y empecé a apuntar.

Una, dos, tres, cuatro, cinco y todas balas que quedaban las apunté a las figuras más pequeñas que me encontraba, la mejor parte es que les di a todas, dejando al hombre muy sorprendido

—Eres buena— dijo el hombre —¿Có...Cómo aprendiste a apuntar de ese modo?— me gusta ver esa cara

—Lo siento, pero es un secreto— dije con una sonrisa

—Elijan el regalo que quieran— dijo el hombre y miré a Nai

—¿Tu querías algo, no? Lo vi en tu cara, adelante, elije lo que tu quieres— él me dio una gran sonrisa, transformandose de nuevo en su yo animal

—Gracias— empezó a mirar cada peluche que se encontraba, uno por uno hasta que su mirada se posó en un oso panda de tamaño promedio, buena para tenerlo como oso de peluche para dormir —Quiero ese— señaló al oso, estaba en una parte alta

—De acuerdo— el hombre agarró una escalera, la acomodó y se subió para alcanzar el oso, lo agarró y con cuidado se bajó —Tenga— Nai lo vio muy feliz al oso y lo abrazo

—Gracias— agradeció él

—No hay problema, pero agradece a tu amiga, quien fue que te ayudó— dijo el hombre mirándome a mí

—Si— asintió y me miró —Gracias Yukina— no sé porque pero su sonrisa me hace ver cosas puras, algo que no creí en mi vida

—Tenemos que seguir— dijo Karoku

—Tienes razón— dije volviendo a mi actitud fría y seguimos con nuestro camino

—Que les vaya bien— se despidió el hombre.

Seguimos caminado y caminando, Karoku cargaba las bolsas, no parecían pesadas que se viera, Nai contemplaba el lugar con gran alegría y abrazando el oso

—Ahora que lo recuerdo, Yogi nos llevo a Gareki-kun a mí a una gran tienda, vengan, sé por donde es— empezó a correr

—Espera Nai— Karoku corrió por detrás de él y los seguí sin decir una palabra, para ser un niño inocente, se sabe algunos lugares.

Corrimos tanto y llegamos a una tienda de... ¡¡NYANPERONAS!!

De todo lo que he visto en mi vida, los Nyanperonas fue lo peor, en el desfile es algo, pero en una tienda como esta, ya es de lo peor

—Aqui es— dijo Nai

—Si que nos trajiste a una buena tienda— dijo Karoku con su tono calmante de nuevo, ¿este idiota también le agrada los Nyanperonas? que pesadilla.

Cabe mencionar de que me enteré hace poco de que Yogi era Nyanperona, me lo dijo Iva en su tono burlón ese día, fue uno de los días en que Yogi estaba en tratamiento médico, literalmente en un día de esta semana.

—Hay que entrar— Karoku me sacó de mis pensamientos

—Ni crean que entraré— dije en un ambiente de decaída

—Por favor— dijo Nai poniendo una carita tierna, para luego transformarse de nuevo en su yo animal, no me puede estar pasando esto, no se por qué no me resisto a una cara como esa

—De acuerdo— dije molesta

—Si— alzó sus manos tan alegre.

Entramos y vimos muchos Nyanperonas de diferentes tamaños en peluche, además de artículos Nyanperona, toda la tienda era tan grande que me aprovecharía del tamaño para poder escapar pero no podía por lo que les prometí a estos dos, que molestia.

Nos la pasamos todo el rato en la tienda y si compramos, además de más peluches, compramos otros artículos, no quiero volver a repetir esta experiencia por el resto de mi vida.

Salimos de la tienda y nos fuimos a una fuente a sentarnos, la fuente es tan grande, además de que el lugar que donde nos sentamos es tan espacioso, perfecto para alimentar palomas, se veía así

—Compramos mucho— dijo Karoku mirando cada bolsa

—Si, me divertí mucho— dijo Nai

—Aun falta mucho para que anochezca, podemos seguir si quieres— dijo Karoku a Nai

—Si— contestó él con rapidez

—¿Qué dices Yukina?— volteó a verme

—Yo prefiero descansar ahora— me empezaban a doler los pies

—De acuerdo— volteé a ver de reojo a Karoku y otra vez volví a sentir lo mismo de nuevo, esta pequeña atracción, su sonrisa me estaba atrayendo, espera, soy idiota, ya amo a alguien como para enamorarme de otra persona, idiota de mí.

Pasó un tiempo y el dolor en mis pies no se recuperaba

—¿Seguimos?— preguntó Karoku

—No— contesté rápidamente

—¿Qué pasa?—se me acercó a mí de nuevo

—Lo que pasa es que...—

—Hola Nai— una voz me interrumpió, volteé a ver y resultó ser un niño de cabellera azul

—Yanari-kun— dijo Nai

—Tiempo que no te veo— ahora si que esto se me hacía raro ¿lo conoce?

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